We can't find the internet
Attempting to reconnect
Something went wrong!
Hang in there while we get back on track
8 de marzo
Un recorrido por el 8M a través de canciones
Nos quieren callar, nos quieren en casa: “Pero tenemos un plan. Parar las emisiones y ¡arriba el feminismo! Derechos para todes y que nadie quede atrás”. Así termina la canción que el coro de mujeres Malvaloca ha preparado para este 8M.
Que este año el 8 de marzo va a ser raro es una obviedad. Pero como decía Berta Cáceres, la ecofeminista hondureña asesinada en 2016: “No hay acto de mayor rebeldía que conservar la alegría”. Y es de eso de lo que me gustaría hablar aquí, bueno, y de cantar también.
Me propongo hacer un recorrido por los últimos 8M a través de algunas de las canciones que lo han acompañado, concretamente, con las que el coro Malvaloca, del que tengo el orgullo de ser una de sus mezzo, ha preparado cada año desde 2018. Me parece una forma bella de recordar lo que hemos conseguido en nuestra lucha feminista sin renunciar a aquello de que “Si no puedo bailar, no es mi revolución”.
Hace ya unos cuantos años, otra corista malvaloca escribió este artículo sobre el papel de la música y las canciones en los movimientos sociales, que os invito mucho a leer. Concluye Marta Pascual aquí que: “Somos lo que comemos, somos lo que respiramos, pero también terminamos por ser lo que cantamos. Sólo construiremos aquello que podamos imaginar. Para construirlo, para imaginarlo, cantémoslo”. Vamos a ello.
Oli oli olá, la huelga vencerá.
En 2018, las compañeras de las asambleas del 8M propusieron de forma audaz hacer la primera huelga de cuidados y de consumo. Imaginarlo era difícil, ¡hacerlo ya ni te cuento! Pero había que intentarlo y sobre todo había que visibilizar precisamente eso, la dificultad de dejar de cuidar y la relación entre capitalismo y patriarcado y el afianzamiento del primero (y por tanto, del segundo) en algo tan cotidiano como el acto de consumir para todo, sin pensar desde qué lugares lejanos vienen las mercancías, quiénes las producen, en qué condiciones o qué impactos tienen para esos ecosistemas, que como los cuidados, nos sostienen. Si lo podemos imaginar, lo podemos hacer y lo podemos cantar. Con esta idea versionamos “La lega”, una canción popular italiana.
Esta versión dio, literalmente, la vuelta al mundo. El vídeo tuvo decenas de miles de reproducciones. Nos llegaron vídeos y más vídeos de otros países, de otras ciudades, de pueblos muy pequeños coreando desde sus plazas, de versiones en otros idiomas, de señoras cantando desde su centro de día que “pararemos el consumo, porque somos feministas y anticapitalistas”. Los pelos como escarpias. Oli oli olá, la huelga venció.
Vencimos al patriarcado del Norte y del Sur
Qué impresionante aquel 8M, qué capacidad de organizarnos. No podíamos más que cantar al año siguiente que vencimos al patriarcado. Al ritmo de Raffaella Carrà versionamos una de sus míticas canciones para hablar de cómo será el mundo cuando hayamos vencido al patriarcado.
“Como ya no hay millonarios, se acabó la precariedad. Sin mangantes todo va fenomenal, sin violentos no nos pueden controlar”. No me negaréis que es una forma sublime de resumir el camino. El principal mensaje fue que este sueño es posible, que lo vamos a lograr. Y lo estamos logrando. Se me viene a la cabeza la aprobación de la ley del aborto en Argentina por la movilización del movimiento feminista o la visibilización (aunque por supuesto se queda en poco) de los trabajos de cuidados y de la relación directa entre el deterioro de la naturaleza y la pandemia durante los primeros meses de confinamiento en 2020.
Júntate con tus vecinas
2020: One, two, three, ¡Revuelta!Mi favorita. Esta me encanta por varios motivos, el primero creo que claramente está relacionado con las enemil veces que me he desgañitado cantando esta canción de las Azúcar Moreno estando de fiesta. También porque estábamos pletóricas de alegría y creo que conseguimos transmitirla con la canción, que en este caso pretendía, entre otras cosas, ser un llamamiento a quienes aún no se habían animado a participar en el 8M. ¡Vente con tu vecina, únete a la revuelta! También me gusta por el trabajo de construcción colectiva que supuso hacer la letra. Porque aun no he hablado de ese momentazo cada año de sentarnos a tunear las canciones. Yo me pongo al día de lo relevante cada año en el 8M gracias a estos ratitos de escribir las letras. ¿Sabéis cuánto tiempo nos llevó encontrar las palabras para encajar en dos versos el binarismo, el patriarcado y el racismo colonial? Mucho, pero mucho rato. Con esto quiero decir que juntarse para cantar, o para tunear canciones y después cantarlas, puede ser también un espacio político de primer orden.
A los pocos días de la revuelta del 8M de 2020 llegó el confinamiento. Ya sabemos lo que pasó en esos primeros días y cómo se intentó constantemente culpabilizar al 8M y a sus manifestaciones del aumento de contagios. Pero nosotras no éramos las culpables de la pandemia, la pandemia tiene que ver con que “no te enteras, pollo, que sin ellos (ecosistemas y cuidados) vas (nos vamos) al hoyo” como bien coreábamos en el olí olá de 2018.Desde los balcones o las calles
Dice, y demuestra con muchos casos de estudio, Rebecca Solnit en su libro “Un paraíso en el infierno”, que del dolor también somos capaces de sacar alegría. Y esa ha sido nuestra experiencia como coro durante este año y la de muchos otros espacios colectivos. Sostenernos durante meses con amor, a pesar de la frialdad del zoom y de la dureza de algunos momentos, nos trae a este 8M con ganas de seguir cantando. A ritmo de Tequila con su “Salta”, cantamos que “nos hemos levantado con la sonrisa puesta y nos esperan nuestras amigas para celebrar un 8 de marzo distinto y combativo desde los balcones o las plazas, nos da igual.”Hemos aprendido que cantando podemos decir cosas muy poderosas y que cantar juntas (y donde pone cantar podéis poner cualquier otro verbo) nos hace más fuertes, nos prepara mejor para lo que está por venir y nos da alegría de vivir.