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Teatro
Las Huecas: “La obra Projecte 92 intenta cuestionar los mitos de las Olimpiadas”
El colectivo de artes escénicas Las Huecas presentarán el próximo 31 de mayo en el Kafe Antzokia (Bilbao) Projecte 92, su primer proyecto escénico
Las Huecas puede ser un colectivo, un proyecto o una performance. Ahora mismo son una compañía de artes escénicas que actuará el próximo 31 de mayo en el ACT Festival Internacional de Escena Emergente, que tiene lugar del 30 de mayo al 2 de junio en Bilbao y Barakaldo. El Kafe Antzokia de Bilbao acogerá su primer proyecto escénico, Projecte 92, una propuesta que vuelve a los 90 –década en la que han nacido todas ellas– a la Barcelona de las Olimpiadas, y que trata la influencia de este evento en la configuración de la ciudad y del cuerpo de las entonces niñas. Una historia en la que enlazan ficción y documentación, política y feminismo. Las Huecas también son Núria Corominas, Júlia Barbany, Sofía Ana Martori, Andrea Pellejero y Esmeralda Colette, cinco estudiantes de del Institut del Teatre que, como explican, es la única escuela pública de estudios superiores de arte dramático en Catalunya. Como su proyecto, ellas también son híbridas: Núria antes estudió filosofía, Esmeralda canto y música, Júlia ilustra y diseña, Andrea estudia audiovisuales y dirige, y Sofía trabaja como técnica de luces y sonido y también en círculos de conciertos DIY. Justo debajo del instituto está el bar Pa paxoca, donde se han reunido un “soleado día primaveral, bebiendo cerveza barata”, para contestar a esta entrevista que les enviamos por correo electrónico. Todas menos Júlia, que está de Erasmus en Helsinki, en un laboratorio de performance. El pluriempleo, los estudios y las nuevas tendencias tecnológicas, dictan que es mejor hacer esta entrevista en diferido. El festival ACT será su “primera salida importante de la ciudad” de Barcelona con Projecte 92, aunque, si entendemos internet como un espacio, su cuenta Instagram, repleta de fotos y dibujos, puede contarse como la primera escapada de su obra, una prolongación que marca el camino de lo que las nuevas generaciones dedicadas a las artes escénicas están haciendo en la actualidad.
En vuestra web presentáis Las Huecas con esta frase: “Col·lectiu escènic format per nenes dislocades dels noranta. Bona gent. Per saber més de nosaltres apreta la panxa del Furby”… ¿Podéis desarrollar un poco la idea?
Si aprietas levemente el abdomen del Furby es posible que oigas murmurar el secreto atávico de Las Huecas (de hecho, es una broma que pusimos en la web y no sabemos cómo quitarlo).
También os describís de una forma muy personal, con fotos de vuestra infancia. ¿Queréis que os situemos en un contexto para saber desde dónde trabajáis?
En ese momento estábamos muy focalizadas en trabajar desde el relato personal y desde los recuerdos de la infancia (los primeros años de los 90). Las historias que nos contamos de cuando éramos pequeñas y la construcción de una memoria colectiva fueron la base para la búsqueda de un lenguaje común. Creemos que es interesante difuminar los límites entre vida/trabajo, vida/arte o incluso trabajo y arte.
Y además de estudiar de todo, ¿qué os gusta?
Nos gusta la pizza, la lucha anticapitalista, Netflix, el futurismo, el sistema solar, las empanadas argentinas de Sofi y los Power Rangers. Y que nos den más entrevistas que bolos, eso nos encanta, hohohoho.
En Projecte 92 utilizamos una máscara de Samaranch, ese señor falangista que se convirtió en un ejemplar demócrata
Vuestra propuesta Projecte 92 es el primer proyecto de Las Huecas. En esta pieza volvéis a la Barcelona de las Olimpiadas. Tiene un punto macarra con las máscaras de políticos catalanes, y nostálgico con la mascota Cobi. ¿Podéis explicarla un poco? ¿Qué va a ver la gente si se acerca veros al ACT?
Utilizamos una máscara de Samaranch, ese señor falangista que se convirtió en un ejemplar demócrata. Respecto a lo que van a ver el público del ACT, pues bien, verán un fragmento de una pieza que intenta cuestionar los mitos o ciertos discursos hegemónicos alrededor de la ciudad de Barcelona y las Olimpiadas.
¿En qué género o géneros enmarcáis la propuesta?
Venimos del teatro textual pero estamos intentando explorar nuevos formatos más cercanos a las nuevas dramaturgias que incluyan diálogos entre disciplinas y que jueguen con los contextos o lo metateatral.
Sorprende la elección del tema, un evento que pasó en el 92, cuando vosotras todavía no habíais nacido. Lo de “cuánto ha cambiado Barcelona” es algo que sólo conocéis de oídas. ¿Por qué queréis explorar las Olimpiadas?
Creemos que tener una perspectiva histórica, es decir, preguntarnos qué es lo que pasó o lo que se cuenta que pasó —porque son cosas distintas—, preguntarse por las historias, nos ayuda a explicar nuestro presente. En parte, ficcionamos nuestra relación con el 92 y las Olimpiadas. Pero esto es teatro. Es ficción, aunque mezclemos documentos reales. Contestando a la pregunta nos crea un debate interno. Por ejemplo, Núria piensa que en este sentido los límites entre ficción y realidad pueden y quizás deben ser difusos porque al fin y al cabo da igual qué grado de correspondencia hay con la realidad si estás en una óptica de la ficción. Esme añade que piensa que no da lo mismo haber o no vivido un hecho como las Olimpiadas pero que, igualmente, no es necesario haber vivido algo para hablar de ello. El hecho es que no podemos pagar nuestros alquileres y nos preguntamos por qué. Esto nos llevó a las Olimpiadas.
La precariedad laboral en el Estado afecta sobre todo a la gente joven. ¿Es así también en las artes escénicas?
Nadamos en champagne desde que decidimos dedicarnos a esto.
¿Encontráis una brecha generacional entre la gente que acude a ver artes escénicas y vosotras?
Existe una brecha generacional entre un tipo de teatro y la “gente joven” aunque también existe una brecha de clase... De todos modos hay gente joven repensando la noción de teatro desde muchas perspectivas distintas que sí se vinculan con sus contemporáneos, aunque tengan poca visibilidad o vivamos en la precariedad...
¿Cómo es vuestro proceso de creación o de investigación?
Ha sido muy cambiante desde el inicio y cada vez colectivizamos más la ideas. Intentamos compartir referentes y nutrirnos con nuestras experiencias individuales para aportarlas al grupo. Hemos visto que las buenas ideas siempre vienen dadas por la conjunción de muchos elementos: tiempo, obstáculos, errores que resolver, debates, decisiones tomadas, adaptación a las circunstancias… Ahora trabajamos siempre juntas y nos vamos intercambiando los roles. Intentamos cada vez más que las jerarquías existentes del teatro tradicionales se diluyan en favor de nuestro aprendizaje.
Decís que en vuestro trabajo influye la performance, el teatro relacional y participativo, las disciplinas humanísticas y las prácticas feministas en base a una economía no capitalista-patriarcal… ¿De qué manera?
Estamos en proceso de aprender de los formatos de teatro relacional y la performance, pero consideramos que aún estamos muy vinculadas a formas más clásicas. Las Huecas no es una empresa y probablemente tampoco sea exactamente una compañía de teatro. La idea es materializar una relación con las prácticas artísticas en la cual no se pretenda producir resultados, sino hacer nuestras vidas más vivibles... Para nosotras, y ojalá para lxs demás, aunque eso sea muy ambicioso.
Creemos que tener una perspectiva histórica, es decir, preguntarnos qué es lo que pasó o lo que se cuenta que pasó –porque son cosas distintas– nos ayuda a explicar nuestro presente
¿Qué son para vosotras las artes escénicas en el siglo XXI?
Quizás en las artes escénicas existe la posibilidad de encontrarnos, la posibilidad de dar valor a las perspectivas críticas y hacerlo de forma colectiva, porque el teatro o las artes escénicas o las raras artes siempre van a ser un acto colectivo a diferencia de otras prácticas artísticas. Creemos que hoy en día esto MOLA MUCHO, viendo cómo está el patio.
¿Cuáles son vuestros referentes?
Angélica Liddell, El Conde de Torrefiel, Rodrigo García, Lagartijas tiradas al sol, El colectivo OJALÁ ESTË MI BICI, Cris Blanco, el Pollo Campero, Carla Rovira, Cía. PELIPOLACA, el harcore-punk, las pelis de serie B, nuestras madres, filósofas como Butler, Rosa Braidotti o el señor Walter Benjamin; Angela Davis, los feminismos (y las WITCH, las Guerrila Girls) Manuel Delgado, los trabajos de Byung-Chung Han, youtube, los fanzines, poetas como Joana Romero, el señor Godard...
¿Cómo es un día de trabajo?
Una puta locura, aunque siempre acabamos en el bar, que es lo que debe hacer la gente de la farándula para honrarse a sí misma.
¿Qué proyectos tenéis para el futuro, si es que tenéis previsto alguno?
Estamos empezando a pensar en varios proyectos en donde Las Huecas va a ser más una plantación que una entidad en sí misma, con el fin de hacer lo que nos dé la gana con un paraguas huequil. Sería muy interesante establecer varias líneas de acción, por así decirlo. Abrir dos o más procesos investigativos que no tienen por qué desembocar en un espectáculo de artes escénicas, sino que estamos abiertas a otras posibilidades. Desde la edición de un fanzine, a una expo, performance o algo más formalmente teatral. Estamos en ello.
¿Hay alguna pregunta que echéis en falta o algo que siempre hayáis querido contar? Si son confidencias, mejor.
Lo que podemos decir es: ¡libertad para las chicas y los chicos de Altsasu!