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Terrorismo
Obama, fantasía y la guerra de los drones
El antropólogo Joseba Zulaika explica, de Obama a Trump, algunas de las claves simbólicas de la política contraterrorista norteamericana, atravesada por la fantasía colosalista y machista del sueño americano.
Además de sus estudios sobre la violencia de ETA y sobre la cultura vasca, Joseba Zulaika ha tratado de manera regular sobre el discurso contraterrorista norteamericano en Terror and Taboo: The Follies, Fables and Faces of Terrorism (1996), con William Douglas, y en The Self-Fulfilling Prophecy (Contraterrorismo USA. Profecía y Trampa, Alberdania, 2009). En la actualidad prepara el libro Matando desde Las Vegas: drones, fantasía y la Troya de Obama, una visión crítica sobre la política contraterrorista de Obama, a la que aplica el mismo esquema simbólico, basado en la Ilíada, de la tragedia de Itziar que ya desarrolló en Violencia vasca. De Obama a Trump, nos explica algunas de las claves simbólicas de la política contraterrorista norteamericana, atravesada por la fantasía colosalista y machista del sueño americano.
obama
En el caso de Obama y los drones, que para la mayoría son un crimen de guerra, lo más chocante y terrible es que con drones se atacan funerales, a gente que va ayudar a los que ya han sido atacados antes. Que Obama hubiera permitido aquellas políticas para mi resulta trágico, por eso le aplico a Obama el esquema de la Ilíada.
Precisamente había un imán, [Anwar-al] Awlaki, cuya captura se denominó Objetivo Troya, y al mismo tiempo cojo el tema de Troya también porque Awlaki y Obama tienen una historia paralela: sus padres vienen de África —uno de Yemen, el otro de Kenia—, y ambos estudian en universidades norteamericanas y se dedican al activismo, uno al religioso y otro al social (para Obama fue muy importante Jeremiah Wright, un pastor del profetismo de la Iglesia negra norteamericana). Awlaki era un moderado que había votado por Bush al que el Pentágono invita para hablar del Islam. Ambos se ven a si mismos como un puente entre el mundo del Islam y el mundo occidental, pero luego, tras el 11S, el contraterrorismo le lleva a Awlaki a terminar en Al Qaeda, y a Obama a cometer esas aberraciones de los drones. Es un esquema parecido al de la tragedia de Carlos y Martín, pero Obama no tiene la grandeza de Martín, de ver la humanidad de su enemigo, sino que sigue considerándolo mas bien un terrorista al nivel de lo que Agambem llama la “vida desnuda”, al nivel de los animales, en la cual matar no es homicidio ni sacrificio, los puedes matar impunemente. Lo que antes era asesinatos ahora se llama Target Killing.
Pero entonces es cuando a Obama le dieron el Premio Nobel de la Paz, justo cuando más metido estaba en la guerra de los drones, cuando ha aceptado cosas como los Signature Strikes, ataques que solo necesitan de una firma... Los militares definen enormes territorios en Pakistán o Afganistán donde cualquier hombre entre dieciséis y sesenta años que viva en ese territorio, que lleva barba, o una escopeta —ahí muchos llevan una escopeta— se convierte sin más en un objetivo. No saben ni sus nombres ni quienes son. Todos son terroristas, el Signature Strikes en sí es matar por mera asociación, por apariencias, por patrón de vida. Y Obama, en un principio no podía ni entenderlo, pero al final cede. De esos 10.000 muertos por los drones, el 90% son Signature Strikes. Pero, ¿qué es eso comparado con el millón que mató Bush en Irak? Ellos dicen que fueron 150.000, pero realmente fueron casi un millón. Obama se diría: “vamos a dejarle algo a estos… porque me tienen que reelegir”.
En la primavera del 2012, cuando lo que estaba en la balanza era la reelección de Obama para un segundo mandato, publicaron en New York Times un largo reportaje sobre involucración de Obama en las “listas de muertos”. Cada martes eran convocadas en la Casa Blanca unas 100 personas por Internet y hacían las listas de a quien matar, y el propio Obama tenía que ir casi uno por uno para dar el visto bueno. Era un asesinato en toda regla, bajo la cobertura de contraterrorismo, que hizo que gente de la izquierda, que tomó parte de la campaña de Obama, afirmara que el presidente se había convertido en un asesino.
fantasía
Precisamente uno de los capítulos del libro va a tratar sobre la fantasía. Para mi no se entiende Trump sin entender el papel central que tiene el sueño americano y su mundo de la fantasía, como el gran Gatsby [de la novela de F. Scott Fitzgerald], para el cual todo es fantasía colosal, que vive a lo grande por ser norteamericano. Lo de Trump no se explica de otra forma; tienes las realidades económicas de una clase media blanca norteamericana que se ha quedado atrasada con la globalización, sobre todo la gente con educación limitada que no ha podido adaptarse a las nuevas tecnologías, y además la gran crisis de los opiáceos [el consumo masivo de medicamentos y drogas que acorta la esperanza de vida y reduce la vida laboral]. Entonces, desde esa perspectiva, que venga un iluso como Trump diciendo que vamos a ser de nuevo grandes, pues terminas creyéndotelo. Es el poder de la fantasía y del racismo. En el fondo es una fantasía mas bien de los blancos: es supremacismo blanco, del "nosotros somos los mejores". ¿Y cómo empezó Trump? Con esa mentira infame de que Obama no era norteamericano, que había nacido en Kenia [y por tanto no podía ser elegido presidente]. Que un individuo abiertamente racista como Trump llegue a presidente es chocante y humillante para cualquier norteamericano. Para mi es el reino de la fantasía que alimenta al contraterrorismo, de una gran ignorancia que sería preciso analizar desde un aspecto psicoanalítico. Lacan decía que teníamos pasión por el amor, por el odio y por la ignorancia, porque no podemos aceptar determinadas cosas y tenemos que ignorarlas. Supone una ignorancia apasionada, buscada y necesaria. El contraterrorismo norteamericano se basa en esa enorme ignorancia: una ignorancia de las culturas, los idiomas y las subjetividades de los supuestos terroristas. No quieren saber, hay que tabuizarlos. No se puede hablar con ellos y no se puede verlos, y desde esa ignorancia fantaseas que son unos monstruos, por lo que solo queda matarlos. Es el terreno de la pura fantasía. Por otra parte, los militares saben que con los drones ellos mismos están produciendo más terrorismo, y lo reconocen. Es una ignorancia deliberada, pero se dicen: “¿qué otra cosa podemos hacer?”.
En este sentido, resulta doblemente patética la situación norteamericana bajo Trump. Los medios de comunicación, los jueces, las fuerzas progresistas, las mujeres, incluso los niños de instituto se están rebelando. En los procesos históricos de poder y contrapoder nunca sabes lo que puede ocurrir; puedes pensar en buena medida que Trump ha venido a causa de Obama, la gente votó a un presidente negro pero todas las fuerzas racistas se rebelaron…
Soy muy crítico con Obama por haber permitido los drones, pero Trump está multiplicando lo que hizo Obama. Obama, siendo de izquierdas y no creyendo los dogmas del contraterrorismo, se dejó llevar, pienso que, en parte, como una compensación por las guerras que no iba a acometer como Bush. Se dijo: “no voy a matar a medio millón como en la guerra de Irak pero les voy a dejar que maten a 10.000 con los drones”. Aun así hay que criticar a la izquierda, pues los demócratas tenían que haber contestado esas políticas y no lo hicieron. No estuvieron a la altura. Sanders sí que lo estaba, pero su propio partido lo volteó.
patriarcado
Por otra parte, es fundamental ser conscientes de que todo este militarismo norteamericano, en el fondo, está estrechamente unido al patriarcalismo. Al individuo que lleva su arma como si fuera su pene, tan asociado al machismo. Estoy escribiendo desde cerca de Las Vegas, donde la gran industria militar tiene su base, en el desierto de Nevada, territorio tan grande como Bélgica, justo al lado de la gran puta de Las Vegas. Siempre hay esta asociación entre el cuartel y la casa de putas. En el fondo es un infantilismo fantasioso, asociado al machismo, que resulta ridículo pero que se ha apoderado del mundo militar y del mundo político. La mujer está mejor posicionada para liberarnos de estas fantasías militaristas y machistas.