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Venezuela
Venezuela: el ojo del huracán
Llaman ojo del huracán al momento en que parece que este ya pasó porque no se siente el viento, incluso sale el sol y se ve el cielo azul. Es el momento en que se está en el medio de la tormenta. En Venezuela se vive una calma que parece indicar que lo peor está por llegar.
Sociólogo, analista político y profesor de la Universidad Central de Venezuela
En los barrios populares de Caracas, de tarde, las calles están repletas de niños jugando béisbol, y los más grandes escuchan salsa y toman cocuy. En la zona rosa se suceden restaurantes lujosos repletos de comensales y estacionamientos llenos de camionetas del año. Durante el día, el transporte público va repleto y los chiringuitos de comida se colocan en cada hueco que lo permita.
En medio de una crisis que lleva ya cinco años —los mismos que ha gobernado Maduro— el venezolano ha logrado surfear, barajar y en medio del malestar, sobrellevar la situación. Lo ha hecho de varias maneras. La fundamental es por medio de las remesas que envían los migrantes, esos tres millones —según cifras ONU— que hoy viven y trabajan en distintos países y envían dólares que en la economía de Venezuela suelen rendir: la electricidad cuesta un dólar al mes, la gasolina puede ser gratis y el Clap, la política pública de distribución de alimento, llega a cinco o seis millones de familias.
Durante 2016 y 2017 imágenes de supermercados abarrotados de gente haciendo cola, peleando en las ventas de comida o hasta comiendo basura, recorrieron el mundo para certificar “el fracaso del chavismo”. La actualidad venezolana a comienzos de 2019 es mucho más estable. La comida básica les llega a su casa de manera directa. Los supermercados lucen llenos de comida, a precios incomparables para el maltrecho sueldo mínimo. En todo caso, no vivimos una crisis humanitaria. La salud se ha hecho pedazos y hay regiones donde brotan enfermedades, pero en Puerto Rico o la guajira colombiana no es muy diferente.
La adaptación obligada a la realidad económica y el hartazgo a la clase política de la población, se ve acompañada este 2019 por una tensa calma que puede acabar la cotidianidad de manera definitiva.
Llaman ojo del huracán al momento en que parece que este ya pasó porque no se siente el viento, incluso sale el sol y se ve el cielo azul. Es el momento en que se está en el medio de la tormenta.
La decisión parece estar tomada, Venezuela es un regalo de Trump a los halcones que sueñan con Venezuela y su petróleo. ¿Puede evitar la comunidad internacional un conflicto en el patio trasero del imperio?Todos estos días en Venezuela el sol está impecable, la temperatura esplendorosa. Y lo describía muy bien Jordi Evole en un entrevista de La Sexta: “Lo que se está vendiendo a nivel internacional a nivel interno no está llegando con la presión [que se imaginan afuera]”. Pero la decisión parece estar tomada, Venezuela es un regalo de Trump a los halcones que sueñan con Venezuela y su petróleo. ¿Puede evitar la comunidad internacional un conflicto en el patio trasero del imperio?
Lo que viene
Las sanciones contra la estatal petrolera venezolana colapsaría la exportación de petróleo y la importación de aditivos para la producción de gasolina. Todo esto frena el ingreso de liquidez al Gobierno y pone en situación de riesgo la distribución interna de comida y enseres primordiales. Ahora mismo, una flota de más de diez cargueros que llevaban petróleo de Venezuela hacia Estados Unidos se encuentra varada en el Golfo de México a la espera de donde dirigirse.Las últimas acusaciones ya no piensan en un golpe militar. Pompeo comenzó a hablar de células de Hezbolá, y Craig Faller, jefe del Comando Sur, llamó a los militares venezolanos una “fuerza degradada”, “pero que sigue siendo leal a Maduro, y eso la hace peligrosa”. Hace días estos militares eran potenciales amnistiados de Guaidó.
Esta subida de tono parece ser más bien una respuesta a las gestiones de la comunidad europea y algunos países de América Latina para abrir una negociación. De hecho, ambas fueron realizadas a pocas horas de las declaraciones de Mogherini en Montevideo el pasado jueves 7 de febrero.
La falta de respuesta del Estado en la vida económica del país lo lleva al borde de la legitimidad. Pero el simulacro de ayuda humanitaria es una mentira muy burda. Y no parece muy creíble como para hacer iniciar una guerra civilEn paralelo, bancos de Inglaterra y otros países expropian las reservas internacionales y cortan transacciones para comprar de alimento y medicina, y además se esperan nuevas sanciones.
Ayuda humanitaria
La crisis económica continuada ha acumulado un elevado grado de malestar que ha explotado varias veces en forma de saqueo y disturbio a lo largo de estos años. La falta de respuesta del Estado en la vida económica del país lo lleva al borde de la legitimidad. Pero el simulacro de ayuda humanitaria es una mentira muy burda. Y no parece muy creíble como para hacer iniciar una guerra civil. Hasta ahora, implica un acercamiento territorial a Venezuela que solo va a conseguir cohesionar al chavismo y a los militares.Mientras los medios internacionales narran un tsunami que se viene, aquí la vida sigue siendo de expectativa, pero tranquilidad en comparación a momentos anteriores como la violencia de 2014 y 2017 y la peor parte de la crisis económica de 2016 y 2017 donde se desarrollaron oleadas de saqueos a escala nacional.
Los opositores más radicales, quienes hoy llevan el timón de la oposición, solo tienen la carta de la invasión. Ya han negado abiertamente la posibilidad de diálogo, las elecciones y el grupo de contacto de la comunidad europeaEn aquellos momentos, los tambores de guerra llevaron al límite las posibilidades de una guerra civil. Hoy la oposición luce débil para convocar acontecimientos de aquella contundencia. La emigración no solo sirvió para atenuar el hambre, sino también la violencia: muchos de los jóvenes que recurrieron a ella en esos años han salido del país. Los barrios populares siguen siendo el límite entre la paz y la guerra.
Los opositores más radicales, quienes hoy llevan el timón de la oposición, solo tienen la carta de la invasión. Ya han negado abiertamente la posibilidad de diálogo, las elecciones y el grupo de contacto de la comunidad europea por medio de pronunciamiento de la Asamblea Nacional, de mayoría opositora.
No se conocen las consecuencias del nuevo grado de presión que vendrá con las últimas sanciones, lo que sí puede preverse es que aumentará la migración, lo que es un dolor de cabeza para los vecinos más próximos. Para ser precisos, Bolsonaro ha sido hasta ahora neutral y el Grupo de Lima aparenta estar desactivado.
Los containers que están en Cúcuta para la ayuda humanitaria no dan para abastecer una calle o un hospital unos días. ¿Si van a invadir para que necesitan hacer el ridículo?De resto, el escenario parece ser similar al que mencionamos en El Salto hace semanas: “Hasta que no se vean los portaaviones en el horizonte caribeño, el acto de Guaidó puede ser considerado meramente simbólico. Ninguna guarnición lo ha reconocido, no ha nombrado ningún ministro y ni siquiera se atreve a hacer una sola propuesta para enfrentar la crisis económica. Las cajas que dice entregar la USAID ya las entrega Maduro hace dos o tres años, pero entre los dos y diez containers que están en Cúcuta para la ayuda humanitaria, según versiones, no dan para abastecer una calle o un hospital unos días. Además no se encuentran rotulados por ningún logo reconocido. La cruz Roja se ha desentendido. ¿Si van a invadir para que necesitan hacer el ridículo?
Por su parte, el chavismo militar y civil lleva años preparándose para una intervención militar estadounidense y ha diseñado un plan de defensa irregular, que difícilmente pueda frenar el avance estadounidense, pero que sí va a hacer difícil la gobernabilidad del país y la exportación de petróleo.
Varios escenarios siguen abiertos. En la calle todo parece normal. ¿Estará por llegar la tormenta?
Venezuela
Venezuela: un país, ¿dos presidentes?
Hasta que no se vean los portaaviones en el horizonte caribeño, el acto de Guaidó puede ser considerado meramente simbólico. Y si finalmente no llegan, habrá quedado Maduro por seis años más en el Gobierno con una oposición derrotada y atomizada, que habrá perdido el respaldo de sus seguidores.
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Hola. Soy el autor. Estoy en Venezuela. Hoy había dos marchas del gobierno y la oposición. Pero no fui a ninguna porque me fui a la playa. Así que no podré reportear nada. Lo lamento.
Cualquiera que haya vivido en Vzla estos últimos años sabe que la situación es realmente crítica, si no, no habrían 3MM de personas buscándose la vida fuera. Decir que todo es un montaje es una burla para quienes día a día tienen que sobrevivir. Pero es muy cómodo desde un sofá en España juzgar lo que pasa, mirando solo la superficie. Hay bloqueo, sí, pero de las cuentas personales de todos esos delicuentes que tienen las armas y (aún) algo de poder. Nadie quiere que ningún país se entrometa. Si Maduro afirma que "el pueblo" lo respalada, por qué se niega a hacer de nuevo elecciones GENERALES (no las que le dé la gana a él)? Esa sería la solución más inteligente. Pero no se le puede pedir inteligencia a alguien que se deja llevar por la ira y suelta por esa boca todo lo que se le ocurre, vamos, como Trump pero más cutre.