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Actualidad africana
Postureo colonial, retrocesos de la democracia y respuestas ciudadanas
Un gesto no basta. Alemania ha reconocido su responsabilidad en el genocidio de hereros y namas en Namibia hace más de un siglo, pero no indemnizará a las víctimas, ofrecerá ayuda para el desarrollo. Es decir, aprovecha para dignificarse y convertirse en donante. Las víctimas le han dicho que se guarde su limosna y que repare el daño causado. Mientras, la actualidad del continente nos obliga a mirar a Mali donde los militares vuelven a ser un obstáculo para la democracia y a la R.D. del Congo donde la ciudadanía trata de responder a la amenaza de la naturaleza, o a Senegal donde persiste una de las rebeliones más antiguas. Por su parte, las redes nos traen discursos feministas.
Reconocimiento (insuficiente) por parte de Alemania de sus atrocidades en Namibia
En 1904, las comunidades herero y nama de la actual Namibia se levantaron contra la ocupación colonial alemana del territorio. La presión de las autoridades imperiales había ido aumentando hasta que los habitantes locales sintieron la necesidad de revelarse y los enfrentamientos se generalizaron. El entonces imperio alemán consideró que no podía tolerar la insurrección y envió un contingente militar de refuerzo, al mismo tiempo que desplegaba una estrategia que tendría consecuencias atroces.
Los relatos de cómo fueron aplastadas las comunidades locales en Namibia son terribles. Entre 65.000 y 80.000 herero y entre 10.000 y 20.000 nama, fueron exterminados por Alemania, desde 1904 hasta 1908
Los relatos de cómo fueron aplastadas las comunidades locales son terribles. Entre 65.000 y 80.000 herero y entre 10.000 y 20.000 nama, fueron exterminados, desde 1904 hasta 1908. A estas cifras inciertas, que pueden llegar a suponer, por ejemplo, el 80% de la población herero de la época, se suman el resto de episodios de esta campaña de castigo: asesinatos masivos de hombres, mujeres y niños; saqueo y pillaje; prisioneros y población civil abandonados a su suerte en el desierto para que muriesen de hambre o encerrados en campos de concentración en los que se imponía el trabajo forzoso e, incluso, la experimentación con los reclusos. Más de un siglo ha tenido que pasar para que se produzca un reconocimiento decidido por parte de Alemania, que antes había hecho algunos movimientos tibios.
El pasado viernes, Heiko Maas, el ministro de Asuntos Exteriores alemán, abría la puerta a un nuevo escenario con un gesto contundente, admitiendo que entre 1904 y 1908, la ocupación colonial alemana de Namibia cometió un “genocidio”, e inmediatamente anunciaba que el estado alemán proporcionaría a Namibia 1.100 millones de euros en los próximos 30 años, “como un gesto hacia las víctimas”, para colaborar en el desarrollo del país. Sin embargo, esa toma de postura ha sido cuidadosamente escogida. La cantidad de dinero se ofrece en concepto de apoyo financiero y no de reparación. De hecho el mismo Maas señaló que este reconocimiento no contempla favorecer ninguna “solicitud legal de indemnización”.
La declaración ha sido bien recibida por las autoridades namibias, que están negociando los detalles de este plan de apoyo, pero las limitaciones y los matices no han sentado bien entre las comunidades afectadas. Las críticas se lanzado desde las diásporas en Alemania, pero también entre los líderes sociales y tradicionales de las comunidades herero y nama en Namibia. Estos últimos, por ejemplo, han puesto de manifiesto la diferencia de la fórmula de reparación de este ya aceptado genocidio y el que sufrieron los judíos, por lo que además de exigir su participación en las conversaciones, reclamaron una reparación de 8.000 millones de dólares en 40 años y un sistema de indemnizaciones en forma de fondo de pensiones. Algunos partidos de la oposición ya han avanzado que rechazarán la oferta por considerarla “insultante”, mientras que el gobierno pide calma hasta que se den las explicaciones oficiales.
Los militares golpistas repiten en Mali
El espejismo de la transición a la democracia en Mali se rompió en pedazos el jueves 24 de mayo, después de que el presidente Bah N’Daw y el primer ministro Moctar Ouane fuesen retenidos por el vicepresidente, el coronel Assimi Goïta, que fue el líder del golpe de Estado militar que en agosto de 2020 depuso al presidente Ibrahim Boubacar Keita.
N’Daw y Ouane acababan de anunciar la formación de un nuevo gobierno que avanzaba en el traspaso de poder a los civiles ya que apartaba de las responsabilidades ministeriales a dos militares, miembros del círculo más próximo a Goïta y que fueron sus compañeros de armas durante el asalto del poder en el último golpe de Estado. Después de tres días retenidos, fueron liberados y formalmente presentaron su dimisión. De manera, que el coronel Goïta asumió el poder y el cargo de presidente de la Transición.
Malí
Radiografía de Mali: tormentas de arena y anhelos de paz
En 2018, según ACNUR, los malienses fueron el segundo grupo de migrantes en llegar al Estado español a través del Mediterráneo, dejando atrás un país sumido en un conflicto armado que amenaza con derivar en limpieza étnica
Así, la maniobra no se puede considerar un golpe de Estado dentro del golpe, sino una medida de reorientación. Los militares que hace nueve meses desplazaron del poder al presidente electo Ibrahim Boubacar Keita han considerado que el proceso de transición no se estaba desarrollando según sus expectativas y han decidido reconducir ese proceso. La recuperación del control del país ha sido rubricada por una ratificación del Tribunal Constitucional con una difícil justificación legal.
Durante estos días la sociedad civil se ha mantenido a la expectativa, se han lanzado algunas acciones en el ámbito de las redes sociales que pretendía visibilizar el apoyo a una transición civil. Una relativa confusión y sobre todo una tensión creciente ha desactivado algunas movilizaciones. Por su parte, la reacción de la comunidad internacional ha sido tibia, a una declaración vacía de Macron, debilitada por la posición de Francia ante el reciente golpe de Estado en Chad, se ha sumado la decisión de CEDEAO, la organización regional, de suspender a Mali y de exigir el nombramiento de un primer ministro civil, sin cuestionar el puesto asumido por el coronel Goïta como consecuencia del golpe. No se han anunciado otras consecuencias o medidas para este nuevo régimen de transición que no deja de ser un paso atrás y una consolidación del poder de los militares. Goïta, sin embargo, ha asegurado que habrá elecciones, como estaba previsto, antes de marzo de 2022
Reacciones ciudadanas ante las erupciones volcánicas en la RD Congo
Una treintena de personas han muerto desde que el pasado 22 de mayo entrase en erupción el volcán Nyiragongo, situado en la región congoleña del Kivu Norte. Goma es la capital de la región de la región y con una población de unos 600.000 habitantes, se encuentra literalmente encajonada entre las faldas del Nyiragongo y el Lago Kivu, lo que ha hecho que la reciente actividad volcánica ser traduzca en una complicada evacuación de emergencia. O, más bien, en varios éxodos atropellados que han sacudido las vidas de los habitantes de Goma.
A la primera erupción que amenazaba con sepultar la ciudad con imágenes espectaculares de ríos de lava, le siguieron una serie de terremotos que varios edificios de la localidad no pudieron soportar. Sin embargo, las consecuencias parecían menos graves de lo que se había temido cuando el Nyiragongo empezó a escupir fuego. Pero las secuelas de la actividad volcánica estaban lejos de terminar.
En Goma la sociedad civil se ha movilizado tanto para facilitar el desalojo de la ciudad, como para cubrir las necesidades básicas de los afectados y entre las acciones organizaciones como Lucha y Goma Actif han puesto en marcha una recogida de fondos popular a través de Internet
Los estudios develaron que había magma bajo la ciudad y bajo el lago, lo que obligó a ordenar una evacuación urgente de la mayor parte de Goma, porque los indicios señalaban que en cualquier momento el volcán podía volver a escupir todo ese material. Entonces las imágenes reflejaron la desesperación. Con algunas de las salidas de la ciudad inutilizadas por el primer episodio, miles de personas huían en barco a través del lago Kivu o por tierra utilizando las carreteras aún disponibles. La sociedad civil se ha movilizado tanto para facilitar el desalojo, como para cubrir las necesidades básicas de los afectados y entre las acciones organizaciones como Lucha y Goma Actif han puesto en marcha una recogida de fondos popular a través de Internet.
Nueva operación militar en la Casamance, al sur de Senegal
Hace casi cuarenta años que se desencadenó el conflicto en la región de la Casamance, al sur de Senegal. Hace treinta que se convirtió en un conflicto armado. Y hace más de una década que se encuentra en una situación de calma tensa, o como acostumbran a señalar algunos actores de la zona, “ni paz, ni guerra”. Los grupos armados continúan movilizados, ocultos en los bosques próximos a las fronteras y el ejército sigue ampliamente desplegado. Y en medio de este conflicto enquistado periódicamente se producen operaciones militares. El domingo 30 de mayo, el ejército senegalés volvió a protagonizar uno de estos episodios cerca de la frontera sur con Guinea Bissau.
Senegal
Casamance Enfrentamientos en Casamance, región fronteriza entre Senegal y Guinea-Bissau
Según han transmitido los medios senegaleses haciéndose eco de las informaciones oficiales, se trataba de una operación contra los grupos del Mouvement des Forces Democratiques de la Casamance (MFDC) vinculados a la facción liderada por César Atoute Badiate, uno de los hombres fuertes de la rebelión que en los últimos años ha preservado su presencia en lo que se considera el frente sur. En febrero ya se produjo una operación similar, tras la cual los militares aseguraron haber desmantelado algunas de las bases rebeldes más importantes. Como en aquella ocasión la justificación para estas incursiones armadas es garantizar la seguridad para el regreso de las poblaciones desplazadas por los enfrentamientos. Las noticias de estas acciones armadas se intercalan con otras vagas declaraciones sobre el restablecimiento de mesas de negociación entre representantes del gobierno senegalés y del MFDC. Estas dos caras de la moneda no son incompatibles porque la rebelión armada está fragmentada en pequeños grupos.
Las voces feministas africanas se refuerzan en las redes
En entorno digital está ofreciendo un fabuloso espacio de difusión para las posiciones y los discursos de los feminismos africanos (más allá de las violencias basadas en el género que también se reproducen en las redes) y, sobre todo, una oportunidad para conocer esas experiencias desde el Norte global. Además de las voces de las activistas individuales que, en muchos casos, se sirven de los medios sociales para compartir sus reflexiones o incluso de las campañas que proyectan las luchas por los derechos de las mujeres en el entorno digital, en los últimos meses han surgido algunas plataformas que aglutinan esas energías feministas y que demuestran el uso intensivo y estratégico que están haciendo las generaciones más jóvenes de activistas de esas herramientas digitales.
En entorno digital está ofreciendo un fabuloso espacio de difusión para las posiciones y los discursos de los feminismos africanos y, sobre todo, una oportunidad para conocer esas experiencias desde el Norte global
El colectivo nigeriano Feminist Coalition es un buen ejemplo, igual que African Feminism que aparece como un portal panafricano que alberga las inquietudes, propuestas y debates de feministas de todo el continente. Recientemente se ha puesto en marcha otra iniciativa que puede jugar un importante papel en la visibilización de esos movimientos: Nala Feminist Collective. El grupo impulsado y avalado por 17 reconocidas activistas feministas de todo el continente, tiene como objetivo difundir y promover la firma y la implantación del Manifiesto de las Mujeres Jóvenes de África Beijing + 25 como una herramienta de transformación, pero además, sirve para visibilizar muchas de las actividades y de las propuestas feministas que se están desarrollando en el continente.