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Agricultura
Agricultura, cien días para hacer sostenible lo insostenible
Técnico en Políticas Agrarias de la coalición Por Otra Política Agraria Común.
La mitad del territorio español es agrario, lo que sería como si toda Castilla y León, Andalucía, Catalunya y la Comunitat Valenciana se dedicaran a la ganadería y a cultivar. De su rentabilidad depende el empleo de más de 700.000 personas que, cada día, lo ven más complicado. Para empezar, por la creciente falta de agua. El 25% del país está en alerta o en emergencia por escasez hídrica, el 12,2% está en sequía prolongada y el 74% es susceptible de desertificación, alerta el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico (Miteco).
Otra cifra: hasta dos tercios de los campos de todo el mundo producen menos frutas y verduras por la falta de polinizadores, concluye un reciente estudio de la universidad de Rutgers en Nueva Jersey (EEUU), en la que participó el Centro Vasco para el Cambio Climático. Entre las causas, está el uso de pesticidas y la intensificación de los cultivos.
Según cálculos de la propia Unión Europea, para 2030 casi un tercio de la tierra agraria de Europa corre riesgo de abandono
La lista de amenazas a las que se enfrentan las personas agricultoras no acaba ahí: el envejecimiento de la población rural, la dificultad de obtener rentabilidad, la competencia de otros países… Y de aquellos barros, estos lodos: según cálculos de la propia Unión Europea, para 2030 casi un tercio de la tierra agraria de Europa corre riesgo de abandono lo que, en España, supondría 2,3 millones de hectáreas.
Parece que el actual modelo agrario mayoritario no da más de sí y es necesario transitar hacia uno más justo y sostenible. Y no lo decimos solo desde la coalición Por Otra Política Agraria Común (PAC) sino que es una de las conclusiones del Informe del Diálogo Estratégico sobre el Futuro de la Agricultura en la Unión Europea, presentado la semana pasada en Bruselas. En pleno auge de la polarización, expertas y expertos provenientes del sector agroalimentario, organizaciones de consumidores, rurales y ambientales, entre otras muchas, se han puesto de acuerdo para pedirle a la Comisión Europea (CE) que diseñe de manera urgente una ruta clara para transitar hacia un sistema agroalimentario socialmente responsable, económicamente viable y ambientalmente sostenible. El objetivo, señala el estudio, es abordar la “triple crisis planetaria del cambio climático, de la pérdida de biodiversidad y de la contaminación”.
Según datos de la CE, de 2005 a 2020, desaparecieron 4,6 millones de explotaciones agrarias en la UE. Se marchan las pequeñas y las que quedan son cada vez más grandes
Gran parte de las propuestas ponen en la diana a la Política Agraria Común (PAC). Tiene sentido, es la partida presupuestaria con mayor presupuesto comunitario, un 30%. Y España está entre los países más beneficiados, solo por detrás de Francia y Alemania. Su impacto sobre el medio rural y la actividad agraria es enorme, así como su capacidad de influir para cambiarlos.
Reorganización de la PAC
Según datos de la CE, de 2005 a 2020, desaparecieron 4,6 millones de explotaciones agrarias en la UE. Se marchan las pequeñas y las que quedan son cada vez más grandes: en 2020, más de la mitad de las tierras que se dedicaban a agricultura estaban gestionada por granjas de más de 100 hectáreas. Mientras, las familiares, de menos de cinco hectáreas, ya solo ocupan alrededor del 6% de la tierra total. Esta situación se debe en parte a que las actuales políticas agroalimentarias, como la PAC, benefician a las primeras.
Por ello, una de las principales propuestas del informe es que urge a que se reforme la PAC para que garantice un apoyo mayor a las pequeñas explotaciones y a las personas jóvenes que se incorporan al sector. También, para mejorar la posición de las personas agricultoras en la cadena alimentaria y así garantizar ingresos justos a quienes más lo necesitan. Además, recomienda “acabar paulatinamente con los pagos actuales por superficie hacia un enfoque de apoyo efectivo a los ingresos”. Teniendo en cuenta que más del 75% de los pagos directos de la PAC dependen de la superficie de las explotaciones, y que el 80% de quienes perciben la PAC sólo reciben el 25% del total de las ayudas, esta medida representaría un cambio importante para asegurar una mayor justicia.
En 2022 las mujeres sólo recibieron el 27% del total de las ayudas directas mientras que los hombres se beneficiaron del 73%
También sugiere que los pagos medioambientales vayan más allá de lo requerido por la legislación de la UE. Esto significaría recompensar mejor prácticas agrarias beneficiosas para el medio ambiente y el clima como la rotación de cultivos y los barbechos, prácticas clave para preservar suelos fértiles y biodiversidad.
Mujeres y tecnoptimismo
En 2022 en España, las mujeres representaban el 37,4% de quienes solicitaron las ayudas directas de la PAC. Sin embargo, sólo recibieron el 27% del total de las ayudas directas mientras que los hombres se beneficiaron del 73%. Este desequilibrio también existe en la distribución de las ayudas al desarrollo rural. Es una injusticia obvia si se tiene en cuenta que, en el medio rural, una quinta parte de las mujeres tiene como actividad principal el trabajo doméstico no remunerado, señala el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación. Frente a ello, el informe para el futuro de la agricultura peca de falta de ambición y se limita a señalar la importancia de apoyar específicamente a las mujeres en el mundo rural para revertir las desigualdades pero no aporta medidas concretas.
El estudio es poco ambicioso en cuanto a la ganadería intensiva porque no se especifican actuaciones concretas para frenar esta actividad de cuestionada rentabilidad social
También, el texto peca de cierto tecnoptimismo ya que parece que apuesta por la tecnología como fuente de gran parte de las soluciones. Ya contamos con alternativas que se han demostrado ampliamente eficaces para la sostenibilidad de las explotaciones como son las prácticas agroecológicas del barbecho, coberturas verdes del suelo, rotaciones de cultivos... Éstas deben ser consideradas medidas claves en la transformación del modelo que nos alimenta sin dar la espalda a la tecnología, por supuesto. También, es vital promover cambios en los hábitos de consumo y en las dietas de la ciudadanía.
Desde nuestra Coalición, creemos también que el estudio es poco ambicioso en cuanto a la ganadería intensiva porque no se especifican actuaciones concretas para frenar esta actividad de cuestionada rentabilidad social que contribuye a la contaminación de las aguas y los suelos. Sólo se menciona la necesidad de “desarrollar soluciones a largo plazo para las zonas de alta densidad en ganado.”
Estas y otras medidas concretas son las que defendemos desde la Coalición Por Otra PAC en el manifiesto Por una agricultura y ganadería con personas y para las personas que enviamos a las europarlamentarios para contribuir en este nuevo y esperanzador viaje. Un viaje que tendrá un primer hito: en 100 días, la presidenta de la CE, Ursula von der Leyen, se ha comprometido a presentar propuestas concretas para lograrlo. Esperamos que esto suponga un golpe de timón a las decisiones en el sentido opuesto que ha tomado en el último año y que estas buenas intenciones se aterricen en normativas vinculantes para todos los Estados miembro. Si se consigue, supondrá una senda firme y clara para avanzar hacia la transición hacia modelos agroalimentarios más sostenibles (en su triple acepción: social, económica y ambiental).