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Arte contemporáneo
Federico García Lorca, mina de oro
La instalación Recreativos Federico, de Álex Peña, lleva al Centro Federico García Lorca un futbolín y otras piezas propias de unos salones recreativos de barrio en una muestra cargada de humor gamberro y que traslada al espectador una crítica de la mercantilización del arte.
Federico García Lorca es conocido en profundidad por algunos y reconocible por todos. Quizá sea, sin detenerse en el agravio comparativo, uno de los más importantes escritores de la literatura en español de todos los tiempos. Suyos son Romancero gitano, Poema del cante jondo y Poeta en Nueva York, entre otros. Este último es un hito en la historia de la poesía que surge en un momento en el que las vanguardias rompían deliberadamente con los cánones estéticos, cada vez más cuestionados y vilipendiados.
Su homosexualidad en una época en la que era complicado amar libremente y los trágicos pormenores de su muerte son aspectos que le otorgan mayor iconicidad
Muchos dirán que su valor y altura como poeta no admiten discusión, incluso para los más profanos en la materia. Suyas son también las obras de teatro Yerma, La casa de Bernarda Alba, Mariana Pineda y El Público —esta última no fue representada en vida del autor porque sus postulados hacían tambalear el teatro de la época—. Lorca fue un reconocido poeta y dramaturgo.
Un icono pop
Los datos de los dos párrafos anteriores son tangibles y han servido para realizar un muy somero y superficial repaso al valor artístico del poeta granadino y para introducir un personaje que no necesita presentación. El portal en internet del Instituto Cervantes señala que Lorca es en la actualidad “el poeta español más leído de todos los tiempos”. Si se introducen las palabras ‘Federico García Lorca’ en Google Scholar (el buscador de artículos académicos de la multinacional estadounidense) hay más de 40.000 referencias a ese nombre. Son solo algunos ejemplos de lo que para la historia de la literatura supone su figura. Ahora bien, su vida no puede desligarse de su obra.Su homosexualidad en una época en la que era complicado amar libremente y los trágicos pormenores de su muerte son aspectos que le otorgan mayor iconicidad, es decir, añaden elementos para que el hombre de carne y hueso se convierta en un mito. Hablar de Lorca también es hablar del misterio del lugar donde reposan sus restos. Agustín Penón, un estadounidense —aunque nacido en Barcelona— de padres españoles exiliados durante la Guerra Civil, decidió viajar a la Granada de los años 50 para investigar dónde yacían sus huesos. Gracias a sus investigaciones se tienen ciertas certidumbres en torno al lugar donde están sus restos y el modo en el que se dio su muerte.
Cuando se oye hablar del 'Che' enseguida aparece en el imaginario colectivo la icónica imagen tomada por Alberto Korda, quien antes de morir pedía que no la usaran para una botella de ron, ya que él en su momento la liberó del derecho de propiedad
La lista de artistas que se han sentido inspirados por su obra y fondo —Leonard Cohen, Enrique Morente, etc.— alargaría este texto en demasía. Da igual la forma en la que se conozca al personaje o su obra, es innegable que el escritor granadino es de alguna manera un icono, y no de cualquier tipo: un icono universal, se podría decir popular, prácticamente un icono pop, de la misma manera en que lo fueron y lo son Jimmy Hendrix, Ernesto 'Che' Guevara o Amy Winehouse.
Cuando se oye hablar de Guevara enseguida aparece en el imaginario colectivo la icónica imagen tomada por Alberto Korda, quien antes de morir pedía que no la usaran para una botella de ron, ya que él en su momento la liberó del derecho de propiedad. Es un ejemplo de hombre de carne y hueso elevado al Olimpo de los mitos culturales, convertido en icono pop. Un icono es reproducible hasta el paroxismo, puede tener un valor dinerario y puede ser vendido. Un icono es susceptible de pasar por ese proceso cuando la sociedad se apropia de él.
‘Bocadillos Federico’
“Cuando yo me reuní con Laura García Lorca [sobrina nieta del poeta y presidenta de la Fundación Federico García Lorca] le hablé de mi proyecto, le enseñé unas fotos tomadas justo al lado del Centro Federico García Lorca, donde hay un local que vende bocadillos, Bocadillos Federico, con jamón de Trevélez. Lo pone así en la carta. Eso le dije a ella, vengo a hablar de esto, de los mitos de los cuales la sociedad se apropia, de su mercantilización: los mercantilizamos y ya está, aunque pierda ese valor poético y humano que tenían”, así explica a El Salto Andalucía el artista Alejandro Peña el objetivo de su instalación artística Recreativos Federico, una pieza que consta de todas las “maquinitas” que pudiera haber en unos recreativos de los años 80 y 90 en el centro de cualquier ciudad española. Eso sí, en este caso, en todas y cada una de ellas, el protagonista es Federico García Lorca o alguna de sus obras.Cuando se entra al espacio reservado para la instalación creada por Peña en el Centro Federico García Lorca parece que se entra en uno de esos recreativos de los que ya no existen, esos que una persona que se encuentre entre los 30 y los 50 años reconoce al instante, aquellos a los que se iba en pandilla a jugar al futbolín o al pinball y en el que algunos permanecían toda la tarde porque trucaban los engranajes de esas máquinas, incluso algunas veces, con el beneplácito de los dueños del local. Si había suerte, incluso se ligaba.
La instalación tiene como base el humor, la broma y la chanza. De ella se vale el autor para transmitir una crítica hacia la mercantilización que se hace del arte
“A los salones recreativos de antes se los ha llevado la gentrificación, se han trasladado de los centros de las ciudades a las afueras, a los centros comerciales. Eran puntos de encuentro entre jóvenes, que quedaban para jugar al futbolín; ese punto de reunión, de pandilleo y ligoteo”, explica Peña. Esta idea la trabaja, en concreto, en “El amor de Don Perlimplín con Belisa en su futbolín”, inspirado en la obra de teatro breve Amor de don Perlimplín y Belisa en su jardín. En la pieza, los muñecos de futbolín son Don Perlimplín y Belisa. El propio futbolín se convierte en el jardín que, en la obra de Lorca, separa la casa de los dos personajes. “Hablo del salón recreativo como del punto de encuentro de él con Belisa, de ella con su amante. El sitio es muy alegórico”, cuenta Peña.
La instalación tiene como base el humor, la broma y la chanza. De ella se vale el autor para transmitir una crítica hacia la mercantilización que se hace del arte y de cómo los iconos artísticos se convierten en sinónimo de dinero. La esencia de la instalación es una gran broma con un fondo crítico. Quien conozca la obra de Lorca captará el mensaje enseguida, incluso no es necesario conocerla en profundidad para entender lo que Peña quiere transmitir, pero también hay quien solo se queda en el aspecto lúdico y hace una lectura superficial de la muestra.
El abanico de Bernarda
En otra de las piezas de la muestra se ve aún más clara esa crítica a la mercantilización, como es “La grúa de Bernarda Alba”, una máquina de souvenirs con un gancho en el que por tres euros podrá llevarse un regalo inspirado en la obra de teatro La casa de Bernarda Alba: “La colonia de Pepe El Romano”, “El rosario de Bernarda Alba” y un abanico firmado por los personajes de la obra.“La instalación puede atraer una mirada ajena, capta su atención, pero detrás hay una crítica brutal a la mercantilización del arte, esa es la base. Al convertirse en un elemento preciosista, atractivo e interactivo, ha generado también que otro tipo de gente entre y la disfrute de otra manera, sin llegar a esa parte crítica, quedándose en la superficie, pero la parte crítica no se puede obviar”, señala Peña.
“Federico fue un poeta y es una mina de oro y un icono, no solo en España, es una mina en el mundo”, apunta Peña
“Con la pieza ‘La grúa de Bernarda Alba’ juego también un poco con un recurso que tengo en mente desde hace tiempo con la moda que hay de mercantilizarlo todo”, continúa el artista. “Con la obra de Lorca ocurre que se dan las mercantilizaciones de Segunda B, como La casa de Bernarda Albaque han abierto en Valderrubio, una casa en la que, al lado, vivió Federico. Él imaginó que lo que ocurre en la obra de teatro pasaba allí, donde vivía una señora que se llamaba Frasquita Alba. El Ayuntamiento quería comprarla para convertirla en la casa de Bernarda Alba, pero los herederos no la querían vender porque decían que su abuela no era esa persona. Es como el abanico de Bernarda que está firmado por las protagonistas. Es imposible, jamás han existido, igual que no existía Bernarda Alba”, comenta Peña.
Una de las piezas que más llama la atención por su propuesta llamativa y colorida es una versión del clásico videojuego Space Invaders. En este caso se llama “Cadaqués Invaders” y en él un Federico García Lorca lucha contra muchos Dalís que le lanzan las castañuelas de la Argentinita.
Bolas de Sangre
Pero no todo acaba aquí. Además de “Bolas de Sangre” —con la voz de la propia Laura García Lorca— y de una máquina para cambiar billetes llamada “Así que pasen cinco euros”, inspirada en Así que pasen cinco años, también hay una máquina expendedora de preservativos Yerma con la voz de la cantaora Rocío Márquez.La instalación de Peña, con su humor corrosivo, no deja de ser didáctica. Otra de las piezas que la componen descubre a Las Sinsombrero, las mujeres artistas y pensadoras de la generación del 27, que incluso a hoy día siguen sin ser demasiado conocidas.
“Federico fue un poeta y es una mina de oro y un icono, no solo en España, es una mina en el mundo”, apunta Peña. El artista señala, precisamente en su obra, esta mercantilización que se hace de los mitos. “El arte genera un dinero, yo mismo estoy mercantilizando esa idea crítica de la mercantilización y no hay problema, nosotros cuando nos buscamos la vida, es el juego en el que estamos, es el capital y sobrevivo trabajando como cualquier otro. Todos estamos en él”, se sincera Peña.
Irse de los Recreativos Federico es dejar atrás el frenesí de unos recreativos como los de antes, es dejar atrás el ruido y el barullo —la música de la banda sonora son samplers del disco que Federico grabó con la Argentinita—, pero no es dejar atrás el icono. Más si se deja la instalación con algún regalo como una bola de sangre o el abanico de Bernarda Alba.