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“Vamos a ganar, esto es solo un prórroga”, dijo Lula tras conocerse los resultados de las elecciones del 2 de octubre. Tendría que haber sido el punto final de Bolsonaro y del bolsonarismo, pero no lo ha sido. Habrá que esperar a la segunda vuelta para ver cómo termina esta disputa entre dos modelos de país.
Con casi el 100% escrutado, Lula Da Silva ha obtenido el 48,43% y Jair Bolsonaro el 43,2%. Muy lejos, le ha seguido la candidata liberal y favorita de la elite agropecuaria Simone Tebet, que ha obtenido el 4,16%.
Las encuestas previas a los comicios, que hablaban de una ventaja de entre 10 y 15 puntos a favor de la alianza de centro izquierda liderada por Lula, no han tardado en ser desautorizadas por unos resultados que muestran un país polarizado. El apoyo al actual presidente se mantiene en amplios sectores de la población e, incluso, sus resultados han mejorado en el Congreso: tras este 2 de octubre, la extrema derecha tendrá la mayor representación parlamentaria de la historia, con 99 escaños. Una situación que pondrá las cosas muy difícil a Lula en el caso de ganar la segunda vuelta para alcanzar mayorías estables y sólidas.
Basta asomarse a las redes sociales para ver los dos relatos que confrontan en unos comicios asumidos como históricos para el pueblo brasileño, y decisivos para medir el empuje de las fuerzas progresistas que van recuperando plazas en América Latina, o la resistencia de una ultraderecha que ha sido refrendada en Europa, con la victoria de Meloni, hace solo una semana.
Y es que, aunque Jair Bolsonaro, en principio el perdedor de la jornada, no está solo este domingo 2 de octubre. En los últimos días ha quedado claro que no faltan quienes le arropan. Una de las muestras más contundentes de dicho apoyo tuvo lugar el sábado, con la difusión de varios vídeos en los que lo más granado de la ultraderecha global le daba sus bendiciones para la contienda de hoy.
Un medio digital llamado la Derecha Diario emitió cordiales saludos de los principales líderes de la internacional extremista dando su apoyo al candidato Bolsonaro. Dios, globalismo, comunismo, izquierda radical, familia, libertad, orden, eran los principales ingredientes con los que desde el histriónico argentino Milei, al mucho nás formal Orban, pasando por Kast, Abascal, el mismo Donald Trump, con su hijo, o Ventura, al frente del Chega portugués enunciaban parecidos discursos de ánimo.
🇦🇷🇧🇷 | El diputado argentino Javier Milei (@JMilei) expresa su apoyo a la reelección de Jair Bolsonaro "contra la izquierda radical".pic.twitter.com/Ygp1yyDB4H
— La Derecha Diario (@laderechadiario) October 1, 2022
Pero si de respaldo se trata, Lula no se va a quedar atrás. El candidato a presidente recibe un constante flujo de apoyo de las fuerzas progresistas a nivel internacional, que recuerdan la urgencia de desalojar a Bolsonaro de su poder, y alertan ante un posible giro golpista de un mandatario que ha expresado en varias ocasiones su poca predisposición a aceptar un resultado que no le agrade.
Lula y Bolsonaro hablan a electorado distinto con lenguajes distintos. Un estudio de la CNN que ha capturado las palabras más repetidas por ambos candidatos, registraba que familia, aborto y dios, han sido las más veces pronunciadas por Bolsonaro, mientras que su rival ha anclado su narrativa a cuestiones más materiales y conectadas con su propio universo político: empleo, salario, hambre, lideraban el ranking.
Lula votando e beijando o comprovante de votação! HISTÓRICO ❤️1️⃣3️⃣❤️ pic.twitter.com/FnYptigqnE
— Carlinhos 💸❤️🔥 (@carlosalbanno) October 2, 2022
Ambos candidatos han madrugado hoy para votar: Lula ha argumentado, desde el colegio Sao Bernardo en Sao Paolo, que su vuelta a la presidencia del país, será una vuelta a la normalidad. “No queremos más odio o discordia” , apuntaba. Por su parte, Bolsonaro ha acudido a votar en la mañana a una escuela de Río de Janeiro ataviado con la camiseta de la selección nacional de Brasil —como solicitó hacer a sus seguidores en los días previos a los comicios— ante los periodistas ha afirmado, cuando le preguntaban si aceptaría una derrota, con un ambiguo: “Unas elecciones limpias deben ser respetadas”.
En las colas electorales que se han armado en todo el mundo, muchos electores muestran su elección política a través de la indumentaria. Frente a las camisetas amarillas y verdes de los bolsonaristas, quienes están del lado de Lula han escogido su propia forma de ser reconocidos: camisetas rojas que se han visto también entre los votantes en el extranjero.
En Lisboa, donde residirían unas 45.000 personas brasileñas —el doble de los que vivían en 2018, cuando fueron las elecciones anteriores— las colas se han alargado ante la existencia de un solo punto de votación en la facultad de de derecho de la ciudad. Los partidarios de Lula habían pedido reforzar la seguridad ante el temor de agresiones por parte de los votantes de Bolsonaro. Medios portugueses explicaban cómo la policía intervino para evitar que las personas concentradas cortaran el tráfico. Algunos medios apuntan a que un partidario de Bolsonaro —por el atuendo de la selección— habría intentado votar dos veces provocando la impugnación de la urna y obligando a cientos de personas a volver a registrar su voto.
Universidade de Lisboa! Fila imensa e vai vir muito voto pro Lula!
— João Lacerda (@Lacerdices) October 2, 2022
Quem mora fora do Brasil não aguenta mais responder o “como vcs elegeram o biroliro” pic.twitter.com/fIzYM46gab
Más tranquilas han sido las elecciones en los países al Este del globo, que han sido los primeros en cerrar sus colegios y avanzar información: Mientras los Lulistas arrancaba con una visible victoria en la Nueva Zelanda cosechando el 73% de los votos, en Australia y Singapur la brecha era considerablemente menor, aunque el PT conservaba una mayoría holgada. Es en el escenario japonés el que ha supuesto el primer —pero no sorprendente— envés para el optimismo de quienes apuestan por Lula, erigiéndose Bolsonaro como la mejor opción para una población brasileña que viene siendo especialmente conservadora y que ha dado al actual presidente, 5175 de los votos, frente a los 1348 del candidato del PT.
Enquanto a ex-presidente Dilma Rousseff votava, bolsonaristas e petistas brigavam em frente a escola.
— PAN (@forumpandlr) October 2, 2022
Enquanto quem vestia verde e amarelo gritava "Lula ladrão, seu lugar é na prisão", quem vestia vermelho retrucava com "Lula ladrão, roubou meu coração".pic.twitter.com/vJI7AerR5y
En la mañana, cuando la ex presidenta Dilma Rousseff acudía a votar en Belo Horizonte, los partidarios de Bolsonaro gritaban su cántico “Lula ladrao seu lugar é na prisao”, quienes estaban allí para defender a Lula con su voto y con sus voces respondían “Lula ladrão roubou meu coração”, en una demostración anecdótica pero clara de la polarización en torno a la figura de Lula. Más allá de las abundantes anécdotas y de la alegría ante una probable victoria, quienes apoyan a Lula intentan contener el entusiasmo ante dos escenarios amenazadores: en primer lugar, la posibilidad de no ganar en la primera vuelta y tener que pasar a un ballotage en el que Bolsonaro se vería reforzado. Por otro lado, las propias declaraciones del actual presidente, varias veces repetidas, que pretenden sembrar desconfianza respecto a las votaciones, cuestionando la legitimidad de las elecciones en caso de no salir victorioso.
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Es imprescindible que el pueblo brasileño, profundamente empobrecido, perseguido y reprimido por las políticas neoliberales de privatización y control social, salgan en masa a votar por el cambio, por un cambio que agite las aspiraciones más puras del pueblo: Democracia, pluralismo y respeto, tierras, derechos laborales, soberanía económica y justicia fiscal. Que Bolsonaro y las corporaciones salgan llorando de esta.