Crisis climática
Foro CCUS: cuando la industria fósil cuela un gol a la UE enmascarado de captura de carbono

Un informe del Corporate Europe Observatory y ReCommon acusa al lobby de los combustibles fósiles de copar el Foro para la Captura, Uso y Almacenamiento de Carbono, un organismo clave en las políticas energéticas de la UE.
Petroquimica Tarragona - 1
Complejo Petroquímico de Tarragona. Álvaro Minguito

Coordinador de Clima y Medio Ambiente en El Salto. @pablorcebo.bsky.social, pablo.rivas@elsaltodiario.com

30 abr 2024 12:18

El Foro para la Captura, Uso y Almacenamiento de Carbono, más conocido como el Foro CCUS, nacía en 2021 de la mano de la Comisión Europea con un objetivo polémico: la aceleración y despliegue de tecnologías para la captura CO2 de la atmósfera, unas técnicas de escasa efectividad a día de hoy y acusadas tanto de fomentar un tecnooptimismo que favorece mantener el ritmo de extracción y quema de combustibles fósiles, como de desviar la atención de la única solución efectiva en la lucha contra la crisis climática, esto es, la reducción de emisiones de efecto invernadero.

Con asistencia de actores de la industria de los combustibles fósiles y de representantes de las instituciones comunitarias, este encuentro anual tiene previsto celebrar su cuarta edición en octubre. Sin embargo, lejos de ser un simple foro de intercambio de información, este organismo acaba de ser puesto bajo la lupa de las organizaciones sociales. Una investigación recién publicada alerta de que este espacio no solo “ha definido algunas de las políticas energéticas clave de la UE”, sino que lo ha hecho “controlado por los intereses de la industria fósil”.

El Foro está “fuertemente influenciado por contaminadores del sector de los combustibles fósiles como Equinor, TotalEnergieres, Shell y Snam”, denuncian CEO y ReCommon

El informe, titulado The Carbon Coup: How corporate capture is locking Europe into a fossil-fuelled future (El golpe de estado de carbono: cómo la captura corporativa está encerrando a Europa en un futuro de combustibles fósiles), ha sido realizado por el Corporate Europe Observatory (CEO), una organización independiente especializada en destapar la influencia que los grupos de presión corporativos consiguen en la UE, y la asociación italiana Recommon, creada para luchar, según la misma señala, “contra los abusos de poder y el saqueo de territorios”.

Al servicio del 'lobby' fósil

Con un análisis exhaustivo del Foro CCUS desde sus comienzos hasta su capacidad de influencia actual, la investigación contradice a la Comisión Europea, asegurando que este espacio no tiene una representación equilibrada de parte interesadas —en él se invita, además de actores industriales y de las instituciones comunitarias, a organizaciones de la sociedad civil y del mundo académico—. Según sostiene Belén Balanyá, investigadora de CEO, “los esfuerzos de la Comisión por presentar el Foro CCUS como un grupo de múltiples partes interesadas 'equilibrado' son engañosos, la CCUS no es más que un vehículo para el lobby de la industria de los combustibles fósiles”.

Tal como denuncia el informe, el Foro está “fuertemente influenciado por contaminadores del sector de los combustibles fósiles como Equinor, TotalEnergieres, Shell y Snam, así como por grupos de presión como la Asociación Internacional de Productores de Petróleo y Gas (IOGP)”. Además, el documento sostiene que estos actores industriales “dominan todos los grupos de trabajo de CCUS, que han tenido una influencia increíble en el contenido de la propuesta de la Comisión para una Estrategia de Gestión del Carbono Industrial (ICMS)”.

Balanyá señala que “la ICMS ha copiado y pegado las propuestas del Foro CCUS para establecer un mercado único para el dióxido de carbono, lo que requeriría miles de millones de euros de dinero público para construir una red masiva de infraestructura de CO2 que es costosa, arriesgada, innecesaria y nos bloquearía en una economía de los combustibles fósiles, desviándonos de soluciones reales hacia la destrucción del clima”. Desde CEO y ReCommon añaden que, como resultado de la influencia del foro, “la UE ahora planea ampliar enormemente una tecnología riesgosa, costosa y repetidamente fallida a una velocidad y magnitud que no tiene base en la realidad”.

“El desarrollo de la infraestructura CCUS especula sobre el potencial —prometido pero nunca cumplido— para capturar, transportar y almacenar CO2 en el futuro, pero ninguna corporación puede decir durante cuánto tiempo permanecerá ahí”, sostiene Gerebizza

La ICMS es el plan de la Comisión Europea para aumentar los objetivos de captura de carbono de la UE. Si a día de hoy los 27 capturan 1 millón de toneladas de CO2 equivalente, el objetivo de esta propuesta es multiplicar por 280 esa cifra para 2030, y por 450 en 2050.  Además, la propuesta incluye 19.000 kilómetros de infraestructuras para transportar CO2 en 2040, una red que incluye tuberías de CO2 y rutas marítimas.

Al respecto, los responsables del informe señalan que “las tuberías de CO2 pueden tener fugas o roturas, son potencialmente explosivas, y multiplican los riesgos medioambientales, de salud y de seguridad que pueden provocar la asfixia de personas y animales”. Como ejemplo, este mes de abril, una fuga de CO2 en un oleoducto propiedad de ExxonMobil en el estado estadounidense de Luisiana dio lugar a la emisión de una orden de refugio en el lugar para los residentes locales para evitar el riesgo de asfixia.

“Falsas soluciones”

Los números relativos a la captura de carbono, unidos a la propuesta del Foro, destapan un resultado alarmante. Los datos de la Agencia Internacional de la Energía revelan que actualmente solo el 0,1% de las emisiones globales asociadas al sector energético son capturadas en algo menos de medio centenar de infraestructuras, mientras que el Panel Internacional de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) sostiene que esa cifra podría crecer, como mucho y con la inyección de una ingente cantidad de recursos, hasta el 2,4% en 2030. Por contra, las cifras de descarbonización derivadas de un abandono progresivo y serio de los combustibles fósiles, unido al desarrollo de energías renovables, la electrificación y la eficiencia energética, son exponencialmente superiores.

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Calificadas de “falsas soluciones”, las organizaciones que forman el movimiento por el clima tienen un consenso claro contra este tipo de tecnologías y así lo vienen gritando desde hace décadas. Lejos de ver en este sector un problema menor, el hecho de que las tecnologías de captura y almacenamiento de carbono como los combustibles “alternativos” —como el gas fósil, cuyo componente mayoritario es el metano, un gas con un potencial efecto invernadero 80 veces superior al CO2— o la energía nuclear tengan un espacio destacado en la declaración final de la COP28 de Dubai supone “un enorme peligro para toda la humanidad y abre la puerta a que se antepongan los intereses empresariales y la necesidad de lucro de las grandes empresas, en lugar de destinar esfuerzos a tecnologías ya demostradas como las renovables”, como denunciaba el pasado diciembre Ecologistas en Acción.

Por último, enmarcándolas en el proyecto CO2 Hub de las compañías Eni y Snam en Rávena (Italia), desde ReCommon remarcan las dudas sobre la fiabilidad de la tecnología de captura de CO2 para mantener este gas de efecto invernadero en el subsuelo. “El desarrollo de la infraestructura CCUS especula sobre el potencial —prometido pero nunca cumplido— para capturar, transportar y almacenar CO2 en el futuro, pero ninguna corporación puede decir durante cuánto tiempo ese CO2 permanecerá ahí”, sostiene Elena Gerebizza, investigadora y activista de ReCommon. “¿Serán 50 años?, ¿100 años?, ¿para siempre? Una incertidumbre insoportable para el planeta y para la sociedad en su conjunto, cuando ya tenemos una solución clara: desinvertir de inmediato en combustibles fósiles".

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