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Centros sociales
El centro social comunitario Luis Buñuel se resistirá al desalojo
Centenares de personas se volvieron a concentrar ayer en la plaza Zaragoza. En esta ocasión fue en la plaza Aragón, y la cita sirvió para hacer una muestra de las actividades que, si el plan del Partido Popular en la ciudad sigue adelante, dejarán de celebrarse en el centro social comunitario Luis Buñuel. El día anterior, más de 200 personas llenaron la plaza Canteras. Y hoy, 21 de enero, previsiblemente unas cientos de personas más llenarán la plaza de Santo Domingo, donde se levanta el centro social. Son algunas de las acciones en repulsa al desalojo del centro social comunitario (CSC) Luis Buñuel, que seguirán el mismo 23, día en que está fechado el desalojo, con un desayuno popular en el centro social comunitario.
Y el plan es resistir. “Los colectivos y vecinas que hacen uso de este espacio han decidido que el Luis Buñuel no se toca, que no se puede cerrar”, explica Carlota Iturri, una de las personas que participa en la asamblea de este centro social comunitario, que señala que la asociación Dale Vida al Luis Buñuel se ha mantenido al margen de las acciones que se lleven el día 23 para intentar evitar el desalojo.“Los colectivos y vecinas que hacen uso de este espacio han decidido que el Luis Buñuel no se toca, que no se puede cerrar”, explica Carlota Iturri
La historia del Luis Buñuel como centro social comenzó en 2013, en la resaca del 15M. El edificio, que preside la plaza Santo Domingo, en el barrio San Pablo -también conocido como El Gancho-, en pleno centro de la ciudad, llevaba por entonces ocho años vacío. En ese año también cambiaba de propiedad, pasando de la Comunidad de Aragón al Ayuntamiento de Zaragoza. El antiguo instituto seguía abandonado y las cientos de personas que venían de militar en el 15M y los vecinos identificaron el edificio como la respuesta a la falta de espacios comunes en este barrio.
El 13 de abril de 2013 presentaron el proyecto. “Dale vida al Luis Buñuel”, el lema que daba nombre al proyecto, lo daba también al colectivo que lo presentaba junto a la Asociación de vecinos Lanuza - Casco Viejo. La propuesta que hacían al Ayuntamiento era compartir la gestión del espacio, siguiendo el modelo de otros centros sociales como el de Tabacalera, en Madrid o La Casa Invisible, en Málaga. “Dale vida al Luis Buñuel” emerge, dando pie a “una escuela de participación ciudadana, un espacio que permita desarrollar un objetivo común”, según la descripción de la asociación.
“El Luis Buñuel nace porque se ve que hay una necesidad de generar un espacio en el barrio donde las vecinas o asociaciones tuvieran un lugar en común donde generar actividades y hacer vida”
“El Luis Buñuel nace porque se ve que hay una necesidad de generar un espacio en el barrio donde las vecinas o asociaciones tuvieran un lugar en común donde generar actividades y hacer vida”, recuerda Iturri. Aunque en sus primeros años el espacio estaba ocupado, sí les pareció importante que el proyecto no estuviera al margen de la ciudadanía y del Ayuntamiento de la ciudad. “Tenían que ser los mismos vecinos y vecinas los que lo impulsaran”.
En 2018, tres años después de la entrada en el Ayuntamiento de Zaragoza en Común, con el apoyo de PSOE y Chunta Aragonesista, el espacio conseguía un convenio con el Ayuntamiento de Zaragoza por el que compartían la gestión del espacio. “El convenio venía a decir que el Ayuntamiento presta el edificio y se encarga de luz, calefacción, agua, y que son las mismas personas que usan el centro las que lo gestionan, es una autogestión”, detalla. Y esa autogestión ya venía de antes. En los años anteriores de uso el centro ya se había organizado en una asamblea con órganos que rigen el espacio y se da respuesta a sus necesidades. Se crearon distintas comisiones o grupos de trabajo abiertos con gente que se encargó de unas tareas y otras: acogida y cuidados, actividades, comunicación, mantenimiento y negociación. Para entonces, el Luis Buñuel ya era un espacio por el que cada día, de 17h a 21h, pasaban cientos de personas, desde jóvenes a jubilados, a realizar decenas de actividades, desde yoga a recoger comida, desde bailes para personas mayores a un hacklab.
“A día de hoy son más de 40 colectivos los que dan vida semanalmente al centro, más otros que vienen de forma puntual, para celebrar exposiciones u otras actividades, y a esto se suma la parte de labor social”, explica Iturri. Clases de capoeira, yoga, biblioteca popular, batukada, ensayos de la banda musical del barrio, espacio para la Plataforma de Afectados por la Hipoteca de Zaragoza, asesoría jurídica, grupo de apoyo personas refugiadas, ludoteca para niños y niñas de 0 a 3 años, teatro comunitario, gimnasia para personas mayores, huerto comunitario, tienda gratis, olla común todos los sábados -"estamos dando de comer a entre 200 y 300 personas cada semana”, puntualiza Iturri… Son algunas de las actividades que se han puesto en marcha en el espacio, por el que, según calculan desde su asamblea, han pasado ya más de 300.000 personas.“Hasta la fecha habremos dado cerca de 2.000 prendas de ropa a gente que las necesita, cuando llegó el frío, con el temporal Filomena, recogimos ropa de abrigo y hemos hecho otras campaña de recogida de ropa específicas”, explica Iturri. “En pandemia también se hizo una campaña de recolecta de ordenadores, tanto nuevos como viejos y estropeados, que el colectivo del hacklab ponía a punto para poder repartirlos entre niños para que pudieran hacer las tareas desde casa”, continúa. “Y alrededor de cien jubilados vienen todas las semanas a bailar, antes lo hacían en la calle porque los centros donde bailaban antes cerraron por la pandemia de covid y no volvieron a abrir después”, añade.
A pesar del valor social del espacio Luis Buñuel, el Ayuntamiento de Zaragoza, ahora gobernado por el PP con apoyo de Ciudadanos y Vox anunció en diciembre el desalojo del espacio y el fin del convenio. Desde la asamblea del centro se enteraron por la prensa. Era una de sus promesas electorales, según el propio Gobierno municipal señala en la nota de prensa en la que dio a conocer la decisión, y a pesar de ello alegaban como razones para romper el convenio que la asamblea del centro habría incumplido las condiciones del mismo y una sentencia judicial que pone en entredicho errores de forma en el convenio, pero que deja patente que no cuestiona el uso que se hace ahora del espacio.
“No hay comunicación, ni ahora ni desde que asumió el PP la Alcaldía”, señala Urruti
“No hay comunicación, ni ahora ni desde que asumió el PP la Alcaldía”, señala Urruti, quien denuncia que desde que el PP asumió el gobierno municipal se ha saltado el convenio, dejando de asistir a la mesa de seguimiento del espacio. “Ni nos han cogido el teléfono”, subraya.
Todas las asociaciones de vecinos de la zona han mostrado su rechazo al fin del centro social, que el PP afirma que será convertido en un centro para mayores. La Federación de Asociaciones de Barrios de Zaragoza (FABZ) ha mostrado su repulsa al desalojo, según publica Arainfo. Hasta el centro de salud del barrio, según señalan desde el Luis Buñuel, ha emitido un comunicado rechazando el desalojo del centro. “Colaboramos mucho con ellos desde hace años -explica Iturri-, desde antes de la pandemia, comenzaron a derivar a gente mayor a las actividades de Luis Buñuel y se han desarrollado proyectos conjuntos”.
“Más allá del PP no hay nadie que quiere que se cierre el centro”, sentencia Iturri.