Centros sociales
No sé por qué dan tanto miedo nuestras okupas

Los centros sociales (okupados y/o autogestionados) forman parte de nuestro entramado social urbano desde hace años y las ocupaciones (simbólicas y no tan simbólicas) son parte de los repertorios de lucha desde hace muchos más.
9 may 2022 10:50

Al ritmo de Rigoberta Bandini cantábamos en la calle versionando la letra, ya acordonadas y aisladas del resto de compañeras desde hace varias horas, festejando y protegiendo la recuperación del edificio de calle Hortaleza 88. El espacio, patrimonio sindical de UGT desde 1987, será dentro de poco un hotel más en el centro de Madrid gracias a un cambio de uso de suelo aprobado este febrero por el Ayuntamiento de Almeida. Más allá de los errores de este “sindicato de clase”, quería ahondar en la cuestión que canturreábamos: “No sé por qué dan tanto miedo nuestras okupas”.

Los centros sociales (okupados y/o autogestionados) forman parte de nuestro entramado social urbano desde hace años y las ocupaciones (simbólicas y no tan simbólicas) son parte de los repertorios de lucha desde hace muchos más. Sindicatos, jóvenes, movimientos muy diversos (ecologistas, vivienda, LGTBIQ) han usado esta práctica para recuperar fábricas en las que trabajar, campos que cultivar, edificios en los que vivir, salas en las que bailar. También para señalar una vulneración de derechos o proteger un bien común. Cuando okupamos no solo recuperamos algo para su uso social, se cuestiona y dinamita uno de los pilares principales del sistema económico actual, la propiedad privada. Y arrancar al poder un espacio es una práctica codiciada y contagiosa.

Cuando okupamos no solo recuperamos algo para su uso social, se cuestiona y dinamita uno de los pilares principales del sistema económico actual, la propiedad privada

En nuestra cultura la propiedad privada está absolutamente sacralizada y se ha instalado la idea de que alguien puede ser propietario por encima de todo, incluso por encima de los derechos del resto. No siempre fue así, primero fue la propiedad común y luego la propiedad privada. Este concepto se establece con la instauración del sistema capitalista y su desarrollo cultural, político y social en la Edad Moderna. El “desarrollo” de este tipo de sociedad desde el siglo XVI y las ideas de sus intelectuales, la mayoría hombres, establecieron una teoría social y económica asociada a la competitividad y el beneficio monetario. Acompañada de una definición del derecho basada en el individuo, no la colectividad, aislándolo y generando la fantasía de que no somos interdependientes (nos necesitamos unas a otras para sobrevivir) ni ecodependientes (vivimos gracias a los recursos naturales finitos), tal y como explican los ecofeminismos.

Y en el desarrollo de este sistema, saltándome historia para ir al meollo, pasan cosas perversas como que normalizamos que la propiedad privada está por encima de otros derechos (vivienda, servicios básicos o directamente el derecho la vida digna) y que por el beneficio económico se justifica todo: la explotación de las mujeres para mantener aseados-comidos a sus hombres y niños/as/es, el expolio de los recursos del sur para mantener el nivel de vida en el norte, las fronteras que dejan pasar bienes pero no personas, la falta de acceso a servicios básicos para todas... Y así la economía, lo que debería ser simplemente un sistema eficiente al servicio de la sociedad, se come a la sociedad. Sus normas y valores reestablecen las prioridades. Hemos normalizado en este mundo que haya empresas a las que les pedimos que, por favor y sin enfadarse, cambien sus prácticas porque sesgar vidas está feo y el planeta es finito.

La okupación es un sartenazo político y molesta, no sólo porque “va en contra de nuestra legalidad", sino que molesta porque la cuestiona

La okupación es un sartenazo político y molesta, no sólo porque “va en contra de nuestra legalidad” (ups, ¿os habéis enterado de que el Tribunal Supremo ha dado la razón a la Ingobernable?, ¿cuántos casos de corrupción se les ha pillado a ciertos defensores de la legalidad?), sino que molesta porque la cuestiona. Por ejemplo, si hablamos de  vivienda: hay 3,4 millones viviendas vacías en nuestro territorio (según datos del INE 2020, desde entonces dejó de dar este dato) y a la vez no dejan de aumentar los desahucios. 11.947 en 2021, cifra récord desde 2016 y que supone un incremento del 57,4% respecto a 2020, su mayor repunte anual desde el inicio de la serie en 2014. En la Comunidad de Madrid en concreto, tal y como denuncia el Sindicato de Inquilinas, hay 263.000 viviendas vacías, pero los precios están por las nubes. Si organizas, relacionas y denuncias estos datos, o haces algo al respecto, eres una radical.

Por eso la derecha vincula okupación con vandalismo e inseguridad. Y parte de la izquierda a veces lo compra. “Acabar con los okupas de La Ingobernable” fue la campaña de Almeida. Pero no solo, si escucháis la televisión o la radio no habréis oído pocos anuncios de empresas de alarmas y aseguradoras proyectando el miedo de cierto cuento okupa de “a una pobre señora se le metieron en casa cuando iba hacer la compra”. Aunque hay diferentes datos, en los más tendenciosos se admite que del monto total de okupaciones en nuestro país, que suelen ser a bancos y fondos de inversión, un porcentaje menor del 20% implica a particulares, de los cuales en ninguna denuncia era su vivienda principal. No es estratégico entrar en un sitio en uso y por eso no se hace. Podríamos entonces pensar por qué se alerta así de un “problema social” que en la realidad es insignificante. Generando miedo y criminalizando a diferentes personas. Paremos un segundo aquí, porque quiero recalcar que sea un centro social o una casa, se okupa para dar valor de uso a un bien (inmueble), que nos es lo mismo que el valor de mercado, que es el que estamos pagando y que está muy por encima normalmente de las posibilidades reales que nos permiten nuestros salarios.

Quizá antes de subirnos a la ola del odio y el miedo (“¡Ay, como me okupen a mí!”), deberíamos pensar en respetar ese famoso contrato del estado del bienestar capitalista en el que se suponía que todo el mundo debería tener acceso a una vivienda. No lo digo yo, lo dice la Constitución del 78. En resumen, la vivienda debería ser un bien básico al alcance de todas, hay suficientes edificios vacíos para que así sea (sí, quizá reventando el negocio a unos fondos de inversión, ¿por qué no?) y además podemos afirmar que existe un dispositivo comunicativo y político que genera una fantasía de inseguridad y competitividad.

Lamentablemente tenemos integrado, casi tatuado, que la propiedad privada está únicamente al servicio de su propietario, sin importar si el uso que se le vaya a dar tiene un impacto negativo para la sociedad

La recuperación de espacios genera al menos dos problemas. El primero, más inmediato e individual, es una cuestión de coste de oportunidad para el mercado y la propiedad. Voy a citar un comunicado de esta semana “UGT y su dirección, tiene la potestad de decidir la gestión de su patrimonio como considere oportuno, con el fin de obtener el máximo rendimiento para poder destinarlo a la lucha”. Lamentablemente tenemos integrado, casi tatuado, que la propiedad privada está únicamente al servicio de su propietario, sin importar si el uso que se le vaya a dar tiene un impacto negativo para la sociedad. En este caso, perder parte de nuestro patrimonio sindical para especular y hacer un hotel más en Madrid. El segundo problema es para la gente a la que no le va nada mal en este sistema. Si empezamos a revertir la idea de que el hecho de “poseer” no tiene que estar por encima del “ser”, la ganancia individual (o de unos pocos) por encima del bienestar general, quizá la cosa derive poco a poco en algo que no les interesa lo más mínimo.

Así la acción de abrir un espacio no sólo cuestionala especulación, propone una respuesta. Porque podemos hacer algo ante esto. No queremos normalizar que una serie de empresas y personas puedan acumular sin límite y en contra del interés general. En el caso concreto de la vivienda, han absorbido una gran parte del mercado inmobiliario, generando y beneficiándose de una necesidad social. En el caso de los comunes rurales (montes, pastos, aprovechamientos forestales) impiden el acceso y su explotación a toda la comunidad que solía usarlos y cuidarlos. Devaluando así sus capacidades para sobrevivir.

UGT debería pensarse, por respeto a su historia y a todas aquellas que fueron reprimidas hace bien poco simplemente por ser de este sindicato, qué favor le está haciendo a la sociedad, la lucha sindical y a su sindicato

UGT debería pensarse, por respeto a su historia y a todas aquellas que fueron reprimidas hace bien poco simplemente por ser de este sindicato, qué favor le está haciendo a la sociedad, la lucha sindical y a su sindicato. Primero especulando, luego desalojando sin diálogo y criminalizando. Fridays For Future, Extinction Rebellion, La Ingobernable, La Ferroviaria, La Eko... son grupos de jóvenes que han sostenido este proceso y a los que han manifestado su apoyo en el pasado. La recuperación de espacios es una estrategia, ¿la única? Por supuesto que no, se pueden montar manis, plataformas, podcast, escraches, partidos, sindicatos... Pero es un error no tener una estrategia combinada entre calle (donde pasan las cosas) – institución (donde se decide sobre nuestras vidas) e intentar reorientar los devenires de este sistema. Porque como bien dice el movimiento ecologista o feminista, nos va la vida en ello.

Centros sociales
Okupación La policía desaloja el centro social en la sede de UGT de la calle Hortaleza
No ha habido daños físicos en el desalojo del edificio recuperado ayer en Madrid. La portavocía de la Ingobernable critica la nula disposición del sindicato UGT, al que acusa de querer especular con su patrimonio para aumentar la oferta hotelera del centro de la capital.
Informar de un error
Es necesario tener cuenta y acceder a ella para poder hacer envíos. Regístrate. Entra na túa conta.

Relacionadas

Green European Journal
Green European Journal El valle de Can Masdeu: la agroecología como una cura para el futuro
VV.AA.
El sector agrícola es uno de los mayores emisores de gases de efecto invernadero en la UE. En Catalunya, una iniciativa local inspirada en los principios del decrecimiento se ha convertido en un gran ejemplo de agricultura ecológicamente responsable.
Laboral
Laboral Coidar sen dereitos: a loita das traballadoras nas residencias privadas de Galiza
Sen tempo nin medios para ofrecer uns coidados axeitados, alertan dunha situación insostible nos centros e denuncian a privatización dun servizo a costa do benestar das persoas maiores e dependentes.
Galicia
Galicia Vigo, A Coruña e Ourense mercaron material policial a Israel por medio millón de euros en só catro anos
O alcalde ourensán, Gonzalo P. Jácome, adxudicou un contrato por 70.000 euros días despois do sete de outubro. Abel Caballero asinou outro de máis de 200.000 euros e a alcaldesa da Coruña seguiu a estela cun contrato de 170.000 euros.
Genocidio
Genocidio Activistas crean la embajada de Palestina en Bruselas mientras Israel prosigue con su asedio en Gaza
Mientras los ataques de Israel sobre la Franja de Gaza ya han dejado más de 51.490 muertos, activistas han rociado de sangre un edificio que simula ser la embajada de Palestina, dejando un rastro de pintura roja hasta la embajada del Estado sionista.
A Catapulta
A Catapulta O mapa afectivo conectado a través da poesía
O poeta, escritor e dinamizador Tiago Alves visita A Catapulta e reflexiona sobre as conexións na lusofonía
Análisis
Análisis La izquierda donde rompe la ola
El crecimiento electoral de un amplio abanico de fuerzas de extrema derecha desde hace unos años complica la consecución de decisiones a nivel de la UE.

Últimas

Medio ambiente
Medio ambiente Máis de 200 colectivos esixen transparencia sobre a mina Doade e piden a intervención do Parlamento Europeo
Organizacións de toda Europa, lideradas por SOS Suído-Seixo, esixen a Bruxelas acceso á documentación sobre a explotación prevista, denunciando opacidade, privilexios empresariais e risco ambiental en zonas protexidas de Galiza.
LGTBIAQ+
Juicio el 9 de mayo Lidia Falcón pide cinco años de cárcel a una mujer trans por un tuit de 2021 que no la menciona
La activista antiderechos Lidia Falcón denunció a Diana Juan Cano en 2021 por un tuit que apenas tuvo repercusión. La acusación pide una pena de cinco años de prisión y 50.000 euros de indemnización.
Francia
Francia Militantes e intelectuales exigen la absolución de Anasse Kazib, perseguido por su apoyo a Palestina
El Estado francés utiliza el tipo penal de “apología del terrorismo” para perseguir a personalidades y colectivos que han mostrado su apoyo a Palestina y su repulsa al genocidio cometido por Israel.
La vida y ya
La vida y ya Espacios de encuentro
Me contaba que, al final del día, le dolían mucho las manos y que había dejado de escribir. Que ya no llevaba el cuaderno pequeño que tenía para anotar ideas que luego se transformarían en artículos o poemas.
Gobierno de coalición
Gobierno de coalición Sánchez piensa en un paréntesis legislativo para evitar roces con los socios tras una semana explosiva
El choque bronco por el caso de las compras de balas israelíes a cargo de Grande Marlaska puso sobre la mesa como nunca la ruptura de la coalición, aunque nunca fue una opción.
Más noticias
Opinión
Opinión “Tener correa” y la ridiculización del afecto
Existe una presión muy fuerte sobre los propios hombres para que no amen demasiado, no cuiden demasiado. El ideal de “libertad masculina” tradicionalmente se entiende como independencia, desapego, y muchas veces, desinterés.
Que no te lo cuenten
Que No Te Lo Cuenten De armas y crisis climática
VV.AA.
Repasamos la actualidad política internacional y miramos los visibles efectos de la crisis climática en la costa mediterránea
Comunidad de Madrid
LGTBifobia Femen protesta contra las terapias de conversión en un acto de la familia de psiquiatras Rojas Estapé
El movimiento Femen ha querido denunciar públicamente la relación de esta familia con sectores ultraconservadores de la Iglesia y su postura abiertamente contraria a los derechos del colectivo LGTBIQ+
València
València Convocan una huelga general contra Mazón el próximo 29 de mayo
CGT, CNT, COS e Intersindical llaman a la movilización por la gestión de la Dana, los recortes y la situación de acceso a la vivienda.

Recomendadas

Senegal
Migraciones El mito de la migración ordenada: la denegación de visados por el Consulado de España en Dakar
Maltrato institucional. Estas dos palabras son las más escuchadas cuando se pregunta a personas descontentas con el Consulado de España en Dakar. Cada vez más personas denuncian denegación de visados que no consideran justificados.
Guinea-Bissau
Internacional Guinea-Bissau arranca una ola de represión tras el sabotaje popular de una mina de arena en un parque natural
Una acción liderada por las mujeres del pueblo de Varela provocó un incendio en la bomba de extracción de la mina de arena pesada. El Gobierno ha llevado a cabo la detención de 16 personas, entre las que se encuentran líderes locales.
Turquía
Pinar Selek “Turquía sigue gobernada en base al miedo”
La profesora y socióloga turca, quien ha sufrido además de cárcel, un acoso judicial por 27 años, habla de la falta de independencia del poder judicial, del adoctrinamiento social y de la formación de la sociedad turca.