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Colonialismo
Un banco español reconoce su papel en la esclavitud
Es mentira. Ningún banco español ha reconocido su papel en la esclavitud. Y ni se le espera. La memoria de España con su pasado sufre la terrible enfermedad del alzhéimer. Como mucho llega a la Guerra Civil y aun así, todos sabemos en qué condiciones. Este es uno de esos elementos peculiares de España. Qué duda cabe que cada estado y sus pueblos tienen sus propias peculiaridades.
En el tema de la memoria, la justicia y de la reparación podemos recoger aquel eslogan del franquista Manuel Fraga utilizado en los años sesenta para atraer turistas: Spain is Diferent. En los últimos años estamos viendo que varios de los vecinos europeos con pasado esclavista y colonial están llevando a cabo desde diferentes instituciones un ejercicio, primero de investigación de su papel en tales procesos seguido del reconocimiento de su participación. Algunos incluso han iniciado un recorrido de reparaciones primeramente simbólicas como las meras declaraciones de disculpas públicas y otras de carácter más material como reparaciones económicas o de devolución de elementos patrimoniales culturales o piezas de arte a las diferentes regiones y los pueblos que habitaban en ellas cuando fueron expoliadas en procesos que tras investigaciones se han demostrado violentos ya fuera físicamente o a partir de otras formas de dominación.
En los Países Bajos, el banco central (DNB) reconocía sus lazos con la esclavitud durante el periodo colonial en el siglo XIX. El presidente del DNB, Klaas Knot, llegaría a afirmar que “la historia del banco corre pareja a la del tráfico transatlántico de esclavos”
El ejemplo más reciente lo encontramos en Países Bajos donde hace unos días el banco central (DNB) reconocía sus lazos con la esclavitud durante el periodo colonial del siglo XIX. El presidente del DNB, Klaas Knot, llegaría a afirmar que “la historia del banco corre pareja a la del tráfico transatlántico de esclavos”. Ya en julio del 2021 la alcaldesa de Ámsterdam, Femke Halsema, se pronunciaba en términos similares “En nombre de la municipalidad, presento disculpas por la participación activa del ayuntamiento de Ámsterdam en el sistema colonial de comercio de esclavos a nivel mundial. (…) En Ámsterdam, casi todos ganaban dinero gracias a la colonia de Surinam. El ayuntamiento, que era copropietario y coadministrador de esa colonia, fue el primero”.
Como en los Países Bajos, desde Inglaterra se han venido dando procesos interesantes de reconocimiento de diferentes instituciones de su participación y lucro con la esclavitud. En el 2020, a raíz de las protestas de Black Lives Matter, el Banco de Inglaterra sería una de estas instituciones que reconocería que entre los siglos XVIII y XIX más de 25 gobernadores del banco habían sido parte activa del tráfico de personas. Unos años antes la banca Rotheschild y el bufete de abogados más importante de Londres, Freshfields, admitirían haber sido ampliamente beneficiados financieramente por tal proceso. La Iglesia Anglicana se sumaría a las posturas que reconocían públicamente su trayectoria y lamentaba su pasado. A su vez, desde las instituciones académicas también se iniciaron procesos de estudio para comprobar hasta donde llegaron sus vínculos con la esclavitud como es el caso de la Universidad de Cambridge que en el 2019 daba a conocer el inició de una investigación por parte del Centro de Estudios Africanos de la universidad para conocer cuáles fueron los beneficios en el pasado con la trata.
En el 2020, a raíz de las protestas de Black Lives Matter, el Banco de Inglaterra sería una de estas instituciones que reconocería que entre los siglos XVIII y XIX más de 25 gobernadores del banco habían sido parte activa del tráfico de personas
En Suiza se hizo pública una investigación encargada por la ciudad de Zurich sobre el papel del país durante la esclavitud. Y no es para menos, la principal figura representativa de esos vínculos es la de Alfred Escher, considerador el padre de la Suiza moderna y uno de los creadores del banco Credit Suisse desde el que se invirtió en la trata de esclavos y en el sector textil que sería clave en el proceso de industrialización del país. Un sector que es imposible desligar de la mano de obra esclava.
Por su parte, desde Bélgica en el contexto de las protestas de BLM el rey Felipe declararía públicamente en junio de 2020 “su más profundo pesar por las heridas del pasado (…) En la época del Estado Libre del Congo se cometieron actos de violencia y crueldad, que todavía pesan sobre nuestra memoria colectiva”. Acompañando a esta declaración el Parlamento belga decidió crear una comisión parlamentaria sobre la memoria colonial. Durante el periodo colonial bajo el reinado de Rey Leopoldo II se empujó a la muerte a un estimado de 10 millones de personas en el denominado por entonces Congo Belga. Además, ya entre 2000 y 2001, se había creado una comisión de investigación parlamentaria para esclarecer el asesinato el 17 de enero de 1961 de Patrice Lumumba, concluyendo la responsabilidad moral de los actores belgas.
Alemania se sumaba a esta “ola” de reconocimientos. En mayo del 2021 asumía por primera vez (tras titubeos en el 2019) el genocidio con decenas de miles de víctimas perpetrado contra los herero y nama a inicios del siglo XX en lo que es actualmente Namibia, por entonces colonia alemana. También se admitiría la necesidad de una reparación económica.
Colonialismo
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Otro de los procesos actuales que están teniendo mayor relevancia es el de las devoluciones de piezas de arte y patrimonio cultural que se encuentra en museos europeos y que hicieron parte del expolio colonial. Finalmente, algunos de los museos más importantes están realizando un ejercicio de revisión y cuestionamiento impulsado por las demandas políticas para conocer qué piezas fueron robadas, en qué condiciones se dieron y qué se puede o se debería hacer con ellas. Al final, esta sustracción implicó entre otras cosas, y sigue haciéndolo, el enriquecimiento de las metrópolis.
Un ejemplo de ello es la devolución de los denominados “bronces de Benín” a Nigeria desde Alemania tras su expolio por parte de los británicos en 1897. En Ámsterdam el Rijksmuseum está en proceso de devolución de arte robado en la era colonial en Sri Lanka e Indonesia. En Francia Emmanuel Macron encargó un informe sobre la posibilidad de restitución de piezas extraídas del continente africano con el fin de que ese patrimonio fuera devuelto. El proceso se iniciaría con el anuncio en octubre de 2021 de restitución de 26 obras a Benín que habían sido saqueadas por las tropas coloniales francesas en 1892.
Los procesos de revisión son necesarios para reconocer que una parte esencial del capital en el que se sustentaron las riquezas y el desarrollo de las naciones europeas venía de la esclavitud
Es decir, existe por lo menos todo un debate que lleva unos años cogiendo fuerza en Reino Unido, Francia, Alemania, Bélgica, Países Bajos y otros países, que en España está lejos de entrar en agenda. Mientras, se piensa ajena a todas estas dinámicas y estructuras económico-políticas de dominación. Por el contrario, se sitúa en un plano comparativo perverso de la ficción del “menos malo” y del romanticismo de los “peros” cuando se trata de sacar a flote sus lazos, o mejor dicho cadenas, con este proceso de acumulación originaria del capital. Por ello resulta impensable a día de hoy que alguna banca salga a reconocer tales lazos como los de La Caixa, consecuencia de la Caja de Ahorros y Monte de Piedad de Barcelona presidida en su momento por el esclavista Josep Xifré o del Banco de Bilbao (BBV) de Pablo Epalza.
Estos procesos de revisión dan pie a dar coherencia a un proceso histórico, político, económico y cultural que formulado desde el racismo permite entender la actualidad. Y es que, estos reconocimientos, más allá de todas las investigaciones y análisis historiográficos que se han hecho de las ramificaciones de las instituciones europeas en los periodos coloniales y esclavistas, permite poner sobre la mesa la importancia de tales vínculos en el enriquecimiento y desarrollo de Europa a partir del capitalismo de guerra que tan bien describe Sven Beckert en El imperio del algodón y que sin duda es constitutivo del proceso de definición del capitalismo racial. Son necesarios por tanto para reconocer que una parte esencial del capital en el que se sustentó las riquezas y el desarrollo de las naciones europeas venía de la esclavitud y todas las redes comerciales que surgían en torno a ella ya fuera de forma directa o indirecta.