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Coronavirus
El Gobierno aplaza el paso a adjuntos de unos MIR volcados en la crisis sanitaria
Los Médicos Internos Residentes (MIR) muestran su desacuerdo ante la reciente decisión del Ministerio de Sanidad de prorrogar sus condiciones actuales en vez de contratarles como adjuntos. Tienen claro que ahora “están a lo que están”, pero una vez concluida la crisis del coronavirus, aseguran, revindicarán sus derechos laborales.
El Gobierno ha aprobado recientemente una serie de medidas en el ámbito de Sanidad con las que intentar hacer frente a la crisis del coronavirus y reaccionar ante el incremento del personal sanitario que ha sido contagiado —o que ha tenido que ser puesto en cuarentena— en un contexto de saturación de los servicios hospitalarios. Salvador Illa anunciaba, la noche del domingo, que podría movilizar a médicos residentes, jubilados y estudiantes de último año para hacer frente a la situación y para garantizar “la existencia de profesionales suficientes para atender a todas aquellas personas afectadas por este virus”.
Había un punto especialmente conflictivo en el anuncio: el que hacía referencia a la “prórroga de la contratación de los residentes en el último año de formación” en determinadas especialidades. Los Médicos Internos Residentes (MIR) son personal sanitario joven que durante cuatro o cinco años —dependiendo de la especialidad— están formándose, trabajando de manera cada año más autónoma y asumiendo altas responsabilidades en condiciones laborales y salariales que coinciden en señalar como insuficientes. Y lo que viene a decir el anuncio es que, a esas personas que les correspondería pasar a la figura de médico adjunto —más derechos y retribución—, se les puede prorrogar la modalidad de contrato actual.
“A nosotros nos parece estupendo que contraten a los médicos que acaban, es lo que queremos. Pero lo que nos parece injusto es que, si yo he hecho ya mi formación, tú sigas pensando que soy un médico en formación”, resume Luis Cabezudo, vocal de formación del Colegio de Médicos en Palencia. Los mensajes de indignación en el colectivo coinciden en señalar la medida como una vía para reducir el presupuesto económico en sanidad a costa de los contratos de residentes. “Queremos pensar que no se ha hecho para ahorrar dinero y que, cuando se contrate a estas personas que acaban ahora su residencia, se las contratará como adjuntas”, añade. Pero la orden no es clara al respecto.
El decreto
El texto especifica muy poco sobre en qué condiciones se puede movilizar al personal sanitario. Del concepto “prórroga” se deduce que los MIR que acababan este año su contrato de formación y pasarían a ser adjuntos —Cabezudo cifra la diferencia salarial en unos 1.000 euros al mes— pueden ser retenidos durante más tiempo con el mismo tipo de contrato. “El tema de la prórroga es un problema que ha indignado mucho, porque supone que una persona que lleva casi cuatro o cinco años formándose en una especialidad puede tener un contrato inferior al de una persona sin esa especialidad”, lamenta Jordi (nombre ficticio), quien está haciendo su formación en el catalán hospital de Bellvitge.
Se refiere al punto del decreto en el que se advierte que se podrá contratar a personas de último grado de año de Medicina —bajo supervisión— y que hace referencia a aquellos que hicieron el MIR el año pasado y aprobaron pero no consiguieron plaza. “Entendemos que esas personas entrarían como adjuntas porque que sepamos es la única forma”, deduce Cabezudo. El Sindicato Médico Andaluz se ha posicionado en esta línea: “No tiene sentido estar contratando a licenciados como adjuntos y, sin embargo, a facultativos que ya han finalizado su formación seguir contratándolas como residentes”, han comunicado recientemente desde el colectivo, añadiendo que confían en que las autoridades rectifiquen “una propuesta que entendemos ha sido un error”.
Grandes organizaciones médicas han trasladado su “desasosiego y malestar” con la medida de no contratar como adjuntos a los MIR y plantear la contratación en dicha categoría a médicos sin formación
Otras grandes organizaciones han apoyado a los MIR. La Sociedad Española de Medicina de Familia y Comunitaria (SEMFYC), la Sociedad Española de Medicina Intensiva, Crítica y Unidades Coronarias (Semicyuc), la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (SEPAR) y la Sociedad Española de Medicina Interna (SEMI) han respondido a la propuesta del Gobierno con un comunicado en el que reiteran su comprensión hacia la necesidad de tomar medidas excepcionales en el contexto de la crisis sanitaria, pero trasladan su “desasosiego y malestar” con la medida de no contratar como adjuntos a los MIR y plantear la contratación en dicha categoría a médicos sin formación.
Las organizaciones afirman conocer las dificultades actuales para evaluar a los médicos que acaban la residencia e iniciar los trámites para nombrarles especialistas, pero apelan a la búsqueda de “fórmulas alternativas para que los residentes de últimos años, que en los últimos meses tienen un nivel de autonomía equiparable al de los médicos especialistas, no vean menoscabados sus derechos”, ya que “la labor, dedicación, esfuerzo y profesionalidad de los residentes —describen los colectivos— está siendo absolutamente ejemplar”.
mucha responsabilidad y poca correspondencia
Jordi es residente de tercer año y reconocen que en el centro barcelonés están desbordados. “Hay muchos contagios entre el personal sanitario, al final estamos en primera línea y somos los más expuestos, y lo que no puede ser es que nos envíen a la guerra sin los medios adecuados” declara, en referencia a la falta de equipos de protección individual que ha venido denunciando el personal sanitario en los últimos días. “Los políticos dicen estar muy orgullosos de la sanidad y de los médicos, pero eso no sirve de mucho si no nos dan los medios adecuados y si después te tratan como te tratan a lo largo de los años, con condiciones laborales y salariales malas”, dice.
Coronavirus
El personal sanitario permanece en primera fila pero pide más protección
Aporta cifras: “En diez años el colectivo MIR ha perdido un 25% de su poder adquisitivo”. El salario base de un residente, el mínimo que se cobra el primer año en todo el país, explica, son unos 950 euros. “Un residente de primer año, que es una persona que ha tenido que hacer un bachillerato y una selectividad excelentes y esforzarse por una nota altísima para conseguir plaza en universidades, cobra menos de 1.000 euros de sueldo base [sin guardias]. Y un R4 [residente de cuarto año], 1.200 euros, cuando hay otros empleados que cobran mucho más asumiendo muchas menos responsabilidades”, añade. “Es algo que nos parece injusto”. En este sentido, una de las demandas del colectivo MIR es que los sueldos se igualen por comunidades autónomas ya que, según un informe del Centro de Estudios CESM Granada existen notables diferencias dependiendo de la ubicación geográfica.
Las guardias es otra de las cuestiones donde se concentran las quejas de los residentes: aparte de exigir la eliminación de guardias de 24 horas o pedir que se apliquen ciertas normativas europeas y estén mejor retribuidas, Jordi hace referencia a una histórica demanda del colectivo médico: que coticen. “De una guardia de 24 horas solo se cotizan ocho, las 16 restantes no cuentan para la cotización ni para el tiempo trabajado de cara a jubilarse, por eso los médicos con el método actual terminamos trabajando cinco años más tarde”, explica. “El problema es que se está manteniendo la sanidad con unos sueldos y unas condiciones low cost para los profesionales que con la crisis sanitaria actual se han acentuado, pero que ya se venían dando”, resume.
La crisis del coronavirus ha puesto en evidencia el problema: “Desde la crisis se está manteniendo la sanidad con sueldos y condiciones low cost para los profesionales”
Para ilustrarlo se remite a un día de guardia “normal” en su centro de trabajo: “En un hospital grande como es Bellvitge, cuando haces una guardia, hay 18 residentes y dos adjuntos. Esa distribución interesa a nivel gerencia de hospitales porque los residentes son mano de obra muy barata”, concluye.
colectivo de difícil unión
“El sentir global es de expectación”, define Cabezudo sobre la percepción de la crisis del coronavirus entre los MIR. Nadie sabe qué va a pasar en el futuro, dice, y las órdenes que les dan cada día pueden dejar de ser válidas al siguiente, algo que no les resulta tranquilizador. “Entendemos que los MIR somos un eslabón de la cadena y nuestra principal aportación va a ser la asistencia, pero sentimos que a nosotros se nos está informando hoy de lo que se sabía ayer. Y queremos tener la información de hoy, porque vamos a trabajar mañana”. También lamenta que no se cuente con ellos para tratar de buscar soluciones en asuntos como la contratación que contempla el decreto: “No sabemos si el coste de nombrarnos adjuntos será asumible o no en un contexto de crisis porque nadie ha hablado con nosotros, de igual forma que nadie nos ha preguntado qué podemos aportar los residentes aquí”, resume.
Lo cierto es que no existe ningún sindicato de residentes a nivel estatal. “No lo hay, y a la hora de las negociaciones los sindicatos generalistas han dejado a los MIR de lado y han hecho muy poco o nada para mejorar nuestras condiciones”, lamenta Jordi. “Ahora estamos a lo que estamos, pero después de que pase todo esto vamos a exigir mejoras y vamos a hacer todo lo que sea necesario para que esto no siga así”. El problema, reflexiona el residente catalán, es que en el colectivo médico siempre ha faltado cohesión: “No ha habido una unión y se han aprovechado de eso para utilizarnos como mano de obra barata”, sentencia. Cabezudo comparte el sentir: “El peor enemigo de un médico es otro médico”, enuncia, “porque somos incapaces de unirnos para hacer una huelga y, en general, somos malos sindicalistas”.
aplaudir también entonces
La percepción social generalizada de que el médico es un gremio con un sueldo muy elevado y unas condiciones laborales muy óptimas es, insiste Cabezudo, errónea. “Muchos de nuestros compañeros tienen contratos quincenales, pueden llevar años firmando uno cada mes o cada dos meses”, explica. “Estamos en una crisis, y la crisis evidencia que el sistema sanitario se cae porque este está construido sobre una base que es muy poco sólida. Hay servicios donde cuatro personas tienen plaza fija frente a 14 o 16 que están pendientes de una”. La escasez de médico es consecuencia, dice, de que en este tiempo no se hayan sacado contratos estables y de que no haya habido una mayor previsión y no se hayan incrementado el número de plazas.
“La crisis evidencia que el sistema sanitario se cae porque este está construido sobre una base muy poco sólida: hay servicios donde cuatro personas tienen plaza fija mientras 16 están pendientes de una”
“Llevamos mucho tiempo diciendo que nuestros contratos son precarios, que no tenemos estabilidad laboral, que las condiciones de trabajo muchas veces no son buenas y que la carga asistencial por la falta de personal no es normal” enumera el residente de Palencia. Por eso, cuando acabe la crisis, dice, tendrán que plantearse el futuro de la profesión. “Ahora mismo no podemos pedir al Gobierno, sino que tenemos que dar. El problema es que tendríamos que haber pedido antes. Y habrá que pedir después”. La sensación de los jóvenes médicos, resume, es que ahora “se juega el futuro de la salud de todo el país, pero también el futuro de la profesión”.
Por eso, concluye Cabezudo, los MIR esperan que, ahora que se les está valorando, en el momento en el que pase la crisis sanitaria y la situación se normalice, “la misma gente que sale a aplaudir por la noche nos apoye cuando digamos que si no hacemos guardia ganamos 1.000 euros y que queremos unas condiciones de trabajo dignas”. Solo piden, dicen, contratos estables y una sanidad pública de calidad, al tiempo que recalcan que continúan y continuarán con el resto de sus compañeros en primera fila porque tienen claro cuál es su prioridad ahora: salir de esta. Tal y como recuerda el joven médico de Palencia, “cada vez que hay una huelga de residentes —como la del 12 de Octubre en Madrid— el sistema se cae, luego el sistema se basa en gente que está en formación: y eso tampoco debe ser así”.
Jordi insiste: “La gente tiene que conocer las condiciones en las que trabajamos”. Y si las organizaciones y los políticos no hacen caso, adelanta el residente catalán, los jóvenes médicos se organizarán “para que nuestras reivindicaciones no sean pisoteadas una y otra vez como hasta ahora”.