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Coronavirus
Menores estudiantes en España, ante la incertidumbre de tener que regresar a su país
Niños, niñas y adolescentes extranjeros que cursan sus estudios en el Estado denuncian el limbo en el que se encuentran, con unos visados de estudiante que acaban el 30 de junio. El 1 de julio deberán abandonar el país y explican que si se marchan quizás no puedan regresar para el curso que viene ante un posible rebrote y el cierre de fronteras.
Angés tiene las cosas muy claras en cuanto a su futuro laboral se refiere: quiere ser auxiliar de clínica. Usa brackets y dice que le encanta ver a las trabajadoras faenando cuando le toca acudir al dentista. Tiene 14 años y acaba de terminar tercero de la ESO en España. Es de Fadiouth, una pequeña isla de Senegal formada por conchas y unida al continente por un largo puente de madera. Su visado de estudiante, que va de septiembre a junio, se acaba y las noticias que le llegan es que, en cuanto su país abra fronteras, deberá marcharse como cada año para pasar las vacaciones en Senegal. Pero las circunstancias no son las mismas que las del año pasado y la incertidumbre reina en su futuro. “Con esta enfermedad, si vuelvo a Senegal quizás no pueda regresar a España y va a ser complicado. Yo quiero acabar aquí los estudios. La mitad de mis estudios van a ir para atrás. Si voy allí me van a poner en otra clase, repetiría y sería complicado”, explica a El Salto.
El 30 de junio se acaba su permiso de estudiante, mientras sus padres hacen complicadas gestiones en medio de la pandemia para ir hasta Dakar, la capital del país, y conseguir enviar a través del consulado un documento notarial que certifique que quieren que su hija permanezca en España. Aunque ese papel tampoco aseguraría nada, es la única esperanza a la que aferrarse. “Si hay vuelos tiene que irse, nos han ofrecido la oportunidad de entregar la autorización de sus padres pero si se abren las fronteras con Senegal deberá abandonar el país”, explica Marta Ortiz, cuya familia acoge a Agnés cada año en Salamanca. “Allí no coinciden los cursos académicos y la niña se quedaría en el limbo. Esta niña es de buenas notas, nunca ha repetido. Sería hacerle polvo. Nuestra idea era que acabara la ESO. Yo estoy dispuesta a seguir hasta donde ella quiera”, expresa Ortiz.
En España hay 8.029 estudiantes extranjeros. Niños, niñas y adolescentes de Colombia, Ecuador, Perú o Brasil, países que se encuentras inmersos en una descontrolada situación por el covid-19, deberán volver a sus tierras en cuanto abran las fronteras
Como Agnés, 8.029 menores y adolescentes de países extranjeros no pertenecientes al espacio Schengen estudian en España, según datos del ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones a 31 de diciembre de 2019. Todos pasan la temporada escolar en España y en verano deben regresar a sus países, en función de una modalidad de permisos que concede el ministerio de Interior con fines de escolarización. El ministerio establece como requisitos que exista una entidad sin ánimo de lucro o una familia que les acoja y les respalde económicamente. Además, indican que la estancia finalizará con el curso escolar “en cuyo momento, salvo que razones excepcionales lo impidan, el menor deberá regresar a su país”. Las familias de acogida pelean para demostrar que, en el contexto actual, las circunstancias excepcionales están claras.
El grueso de estos menores proviene de Asia, con 2.216 escolares; chinos, coreanos y japoneses en su mayoría. Lugares duramente golpeados por la pandemia, donde los jóvenes deberán regresar. Tras estos, se sitúan las y los estudiantes procedentes de América Latina, que son 2.102. Niños, niñas y adolescentes de Colombia, Ecuador, Perú o Brasil, países que se encuentran inmersos en una descontrolada situación por el covid-19, deberán volver a sus tierras en cuanto se abran las fronteras, situación que se prevé que comience a suceder a partir del 1 de julio.
1608 alumnos y alumnas proceden de África. 24 de Senegal. “Hay que tener en cuenta las circunstancias sanitarias en un país con menos medios. El porcentaje de contagio en Senegal es muy bajo, pero no están contabilizados ni la quinta parte de los casos reales. Hay muchos más casos de los que realmente se cree”, apunta Marta Ortiz, quien incide en el riesgo para la salud que le corroboran médicos de allí con los que permanece en contacto. Además, los últimos datos apuntan a una aceleración de los casos, superando ya los 5.800 positivos, con tasas de contagios que empiezan a crecer.
“Como yo vine aquí desde pequeñita, nunca he dado lo que ellos y es en francés, me va a costar mucho. Me da pena no ir a Senegal este año, pero quiero acabar mis estudios aquí”
PERDER LA ESCOLARIZACIÓN
Germaine es hermana de Agnés y también se encuentra en España. Lleva estudiando en un colegio de Gáldar, en Gran Canaria, desde los cinco años. Hoy acaba de hacer 13 y ha terminado 1º de la ESO. En su caso, la vuelta a la escolarización en Senegal sería aún más complicada, pues no ha cursado ningún curso allá y no sabe francés, idioma que allí se usa en la escuela. “Como yo vine aquí desde pequeñita, nunca he dado lo que ellos y es en francés, me va a costar mucho. Me da pena no ir a Senegal este año, pero quiero acabar mis estudios aquí” asegura con marcado acento canario mientras describe que este año está siendo extraño por todo. “Durante el confinamiento nos han mandado muchísima tarea, me marcaron lo que no me marcaron en clase, menos mal que ya terminé pero uff… he pasado mucho”, se queja.
“Ella tiene mucha incertidumbre. Habla a diario con Senegal dos-tres veces, son sus propios padres los que les han dicho el riesgo. Sanitariamente si llega a pasar algo está mejor aquí que allá. A nivel sanitario y a nivel educativo. Ella dice que quiere estar aquí en septiembre”, explica Carmen Marrero, quien gestiona todos los años los papeles para que pueda formarse en España. Germaine pasa el año con ella y su familia entre clases y entrenamientos de atletismo. “Ella es federada y es muy buena. Si se va esto también lo perdería”, explica.
Carmen Marrero relata que, como cada año, presentaron todos los papeles ante delegación de gobierno para que pudiera volver el año que viene. Dadas las circunstancias les dijeron que pidieran una prórroga del visado por un año más, lo que solicitaron el pasado 25 de mayo. “El día 9 de junio nos llamaron para decirnos dos cosas: por un lado que sus padres gestionaran una autorización ante notario explicando que dan el visto bueno para que la niña se quede. Y, por otro, nos dijeron que si el 1 de julio están abiertas las fronteras entre España y Senegal la niña tiene que volver. Y ella tiene todo el rato una gran incertidumbre en su cabeza”, explica Marrero.
Marta Ortiz, por su parte, se queja de que Agnés, además de abandonar los estudios, deberá dejar atrás un tratamiento médico. “Le han puesto un tratamiento para tres meses. ¿Qué hago, la dejo sin tratamiento tres meses?”, se pregunta mientras insiste en que quieren que esto se conozca y que los menores extranjeros que están aquí en nuestro país aparezcan ya en la agenda política.
Coronavirus
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