Coronavirus
Angustia en Morata de Tajuña por la situación de una residencia geriátrica afectada por el covid19
La hija de una anciana denuncia el secretismo de las monjas que regentan el centro Nuestra Señora de la Antigua, donde ya han muerto cinco residentes.

La voz de Carmen emana desesperación. Su madre, de 82 años, vive en el geriátrico Nuestra Señora de la Antigua de Morata de Tajuña, una de las residencias madrileñas regentada por religiosas que con más virulencia sufre los efectos mortales del covid19. Todo comenzó el 12 de marzo, cuando un hombretón al que todos conocen en el pueblo como Gary Cooper desde sus tiempos de vendedor de gominolas comenzó a sentir molestias.
Tenía fiebre alta y dificultades para respirar. Para cuando las monjas activaron la alarma, el virus estaba en su fase de máxima expansión. Carmen habla por teléfono a cambio de ocultar su identidad y la de su madre por miedo a posibles represalias. “Gary Cooper murió ese mismo día y a partir de entonces, que sepamos, han muerto otros cuatro ancianos más aunque se sospecha que son nueve. El ratio, si lo comparamos con los 17 fallecidos en la residencia concertada Monte Hermoso de Madrid, es enorme porque allí había 200 internos y aquí un centenar”, se lamenta.
Lo único que ha admitido la dirección del geriátrico de Morata de Tajuña es que otros seis ancianos y 26 trabajadores han enfermado. De los otros 87 residentes no se sabe nada, las religiosas, presas del pánico, han impuesto un silencio monástico
Lo único que ha admitido la dirección del geriátrico de Morata de Tajuña es que otros seis ancianos y 26 trabajadores han enfermado. Todos ellos padecen los mismos síntomas que Gary Cooper: fiebre alta y dificultades para respirar. Del resto, hasta 87 entre las que se encuentra su madre, nada se sabe. Las religiosas, presas del pánico, han impuesto un silencio monástico que sólo ha servido para cebar la angustia de los familiares afectados.
“Estoy alarmada, he llamado varias veces esta semana pero no terminan de aclararme si mi madre está o no infectada, sana o aislada. Preguntaba por el impacto del coronavirus y me respondían que eso no me lo podían decir. No sé cómo está”, añade Carmen apretando los puños con fiereza. Su tono traslada angustia y miedo. Desde luego, no dispensa ni una sola palabra de comprensión hacia las religiosas que cuidan de su madre desde hace dos años.
“¿Qué está pasando?”. La pregunta de Carmen resuena como un latigazo en esta maraña de incertidumbre y confusión que hoy abate a todos los familiares. El geriátrico está gestionado por un patronato de empresas, entre las que también se encuentra el Ayuntamiento de la localidad. Los casi 90 ancianos son atendidos en estos momentos por tres monjas y un doctor que llegó la semana pasada tras varios días de desatención médica, según le ha asegurado una persona del centro.
Entre ellos se turnan para dispensar oxígeno a los ancianos con patologías propias de su edad, a abrir vías en aquellos pacientes que han comenzado a presentar síntomas de haber contraído el coronavirus, a aislar a los internos sanos en un centro asolado. Lo hacen solos porque ya no hay enfermeras ni personal especializado. “No hay tiempo de emitir comunicados ni de historias. La situación es grave porque el covid19 ha afectado de manera virulenta a todos los usuarios de esta institución”, argumentan en un breve comunicado difundido el viernes por la dirección el centro. La residencia, añaden, ha puesto “todos los medios disponibles para contener al virus” y pide comprensión a los familiares de los internos. Pero esto no alivia la zozobra existente. Tampoco la decisión anunciada por el Gobierno de asumir la gestión de los geriátricos concertados como el de Nuestra Señora de la Antigua ante la incapacidad para contener la expansión del virus.
El despliegue de unidades del Ejército en varias residencias de ancianos iniciado esta mañana empieza a dar cuenta de la realidad del desastre que se vive en el interior de este tipo de centros
Según informaban fuentes del Ministerio de Defensa a la Cadena Ser, los primeros destacamentos se están encontrando con escenarios de una crueldad pavorosa como “ancianos conviviendo con cadáveres bajo el mismo techo y el personal desaparecido”. Aunque no se han facilitado el nombre de los geriátricos, la Fiscalía General del Estado ha asegurado que, de confirmarse este hecho, “el peso de la ley recaerá sobre sus responsables”.
Los familiares prefieren no señalar con el dedo al personal directivo de la residencia de Morata de Tajuña pero la mayoría coincide en una conclusión dolorosa: “La política de concertación y privatización de estos centros de personas mayores de la Comunidad de Madrid ha sido enormemente negativa”, se queja Carmen con una prosa que no admite contemplaciones. Quienes conocen el funcionamiento de estos centros, y ella es auxiliar de geriatría, aseguran que no están preparados para contener una urgencia sanitaria de magnitud media. No digamos ya una pandemia. “No están medicalizadas”, delata.
Una denuncia que también se produjo la semana pasada en el Centro de Mayores Santísima Virgen y San Celedonio, en pleno centro de Madrid, donde ya han muerto 12 de los 145 residentes. Otros 30 permanecen aislados con síntomas claros de padecer neumonías. El estupor rozó el paroxismo al descubrirse que las monjas que asistían a los ancianos se habían marchado “sin avisar ni despedirse”, según explicó el capellán a Tele5.
“La política de concertación y privatización de estos centros de personas mayores de la Comunidad de Madrid ha sido enormemente negativa”, se queja Carmen con una prosa que no admite contemplaciones
No muy lejos de la residencia de Nuestra Señora de la Antigua está el pequeño tanatorio de Morata de Tajuña. Allí, los muertos por coronavirus se agolpaban hasta la semana pasada. Uno de ellos era Gary Cooper, quizá con la infección apurando su existencia antes de extinguirse en su voracidad. El resultado de aquel velatorio triste fue devastador. Una de sus hijas y varios operarios de la funeraria acabaron contagiados por covid19. La prevención también llegó tarde y el centro ha sido clausurado. A Carmen le queda el consuelo de que este drama haya abierto los ojos de las monjas de la residencia como se abrieron las Puertas de Jericó. Al día siguiente pusieron a todos los ancianos, ya diezmados, en cuarentena. Y ahí siguen, a la espera de noticias que alivien tanto desvelo y que la lotería implacable no produzca más bajas para abrazar a sus padres de nuevo.
Coronavirus
Tragedia en las residencias de mayores por el coronavirus
Trabajadoras y familiares alertan de fallas y negligencias en la prevención de la pandemia del covid19 en las residencias de mayores, después de que en pocas horas se revelase la muerte de más de 60 personas ancianas residentes en este tipo de recursos.
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