Una amplia movilización vecinal no consigue detener el desahucio de Zohra en Lavapiés en el tercer intento

Convocadas por el Sindicato de Inquilinas de Madrid, y poniendo literalmente el cuerpo, hasta cien personas han intentado frenar por tercera vez el desalojo y de Zohra y su marido, con diferentes grados de incapacidad. Esta vez no lo han conseguido.
Fotos definitivas Zohra desahucio - 6
Alberto Astudillo Zohra en su piso en la calle Zurita (Lavapiés), momentos antes de que se ejecutara el desahucio.

A pesar de una férrea defensa para que Zohra, su marido y su hijo no perdieran su vivienda, la comisión judicial ha ordenado a la policía el desalojo de esta familia, esta mañana de julio. Un desahucio que tenía muy pocas posibilidades de evitarse. Era el tercer intento y el propietario, que reside en Tenerife, no dio su brazo a torcer para renovarle el contrato, incluso en las pésimas condiciones en la que mantiene la vivienda y por el que Zohra pagaba 380 euros, puntualmente. A pesar de ello, con el acompañamiento del Sindicato de Inquilinas de Madrid, se propuso defender hasta el último momento que esta mujer y su familia no perdieran su casa.

La razón: es una familia vulnerable y sin alternativa habitacional, condiciones suficientes para permitir dar un poco de más tiempo para buscarse un nuevo sitio donde vivir. El marido de Zohra tiene un 55% de incapacidad, ella incapacidad total permanente y camina con dificultad ayudándose de bastón. La familia sobrevive con la pensión de ella y un pequeño ingreso mínimo vital. Hace tan solo ocho días que se había logrado parar el segundo intento con solo la garantía de unos días más para resolver su situación habitacional, pero que no han sido suficientes. Las posibilidades de alquilar una vivienda en las condiciones de salud en las que se encuentran y sus pequeños ingresos parece casi imposible por los precios de mercado actuales y los requisitos que les piden, como fianza de varios meses o un contrato de trabajo. Zohra lleva seis años, desde 2018, en lista de espera para acceder a vivienda social, sin éxito.

Esta historia, que no es más que una más de las tantas familias que siguen desahuciando todos los días. Con el fin de visibilizar al máximo los abusos que se cometen con las personas más vulnerables, el Sindicato desplegó esta mañana una estrategia de defensa al límite. Consistió en resistir con varias personas desde dentro del edificio y la vivienda de Zohra y advertir a la Policía de que si abría la puerta, una persona que estaría atada a ella, caería por el patio interior.

“Zohra cumple todos los requisitos de vulnerabilidad que exige el Real Decreto pero desde el Sindicato sabemos que ni siquiera con esos requisitos valen. Todas somos vulnerables frente al rentismo”, explicaba el Sindicato

Las 27 viviendas que componen el bloque de la calle Zurita, 31 pertenecen a Antonio del Pozo, un arquitecto y rentista. A pesar de que Zohra había acreditado en el juzgado su condición de vulnerabilidad, lo que le permitiría acogerse al Real Decreto-ley 1/2024, del 14 de mayo de paralización de los desahucios, el juez asignado, Roberto Fernández, le negó esta única posibilidad. “Zohra cumple todos los requisitos de vulnerabilidad que exige el Real Decreto pero desde el Sindicato sabemos que ni siquiera con esos requisitos valen. Todas somos vulnerables frente al rentismo y las instituciones al servicio del capital”, explicaban desde sus redes sociales el Sindicato de Inquilinas.

Resistencia hasta el final

La mañana de este miércoles, hasta un centenar de personas —entre personas dentro y fuera— acudieron a la calle Zurita para evitar una vez más el desahucio de Zohra. Desde las seis de la mañana comenzó el dispositivo de resistencia ante la llegada de la policía municipal que cerró el acceso a la calle y colocó un cordón de seguridad de varios metros para mantener alejada a la gente que venía a apoyar desde fuera. Desde ese momento la policía realizó varios intentos de entrada al portal, pero unas diversas personas impidieron con sus cuerpos los embates de la policía y les espetaron a los agentes que aún no llegaba la comisión judicial, por tanto no tenían derecho a entrar. Mientras tanto, afuera los uniformados amenazaban aplicar multas por incumplir la Ley Mordaza por estar ahí reunidas.

Dentro de la vivienda, Jorge se amarraba a la puerta de tal manera de que si la policía la abría él se precipitaría desde 12 metros, por el patio interior. En los momentos más tensos, se produjo una conversación entre un agente y el activista, para intentar disuadirlo, pero se negaba. Finalmente, intervinieron los bomberos y bajaron a Jorge que fue detenido, nada más estar a salvo de una caída.

“Cada vez más jueces ignoran impunemente la supuesta prohibición de desahuciar 'vulnerables'”

La Comisión Judicial llegó poco antes de las 10 de la mañana y no tardo ni 15 minutos en dar la orden de ejecución sin la mínima posibilidad de una nueva negociación. Para el Sindicato de Inquilinas, el supuesto escudo antidesahucios del gobierno no llega a cumplirse en las situaciones extremas de familias vulnerables como la de Zohra. “Cada vez más jueces ignoran impunemente la supuesta prohibición de desahuciar 'vulnerables'El desahucio finalizó con varias personas identificadas y Jorge, el activista sujetado a la puerta, detenido. 

Con la ejecución del desahucio de Zohra el Sindicato de Inquilinas se reitera en que “aquí las únicas que paramos desahucios y defendemos el derecho a la vivienda somos nosotras. Las únicas que hemos estado con Zohra hasta el final somos las vecinas. Todas somos vulnerables por culpa de los rentistas y caseros que nos echan de casa. Sigue habiendo desahucios y el gobierno es responsable y los caseros los culpables”, zanjaban ante los medios, al finalizar el desahucio.

Desahucios
El Sindicato de Inquilinas logra frenar el desahucio de Zohra, vecina de Lavapiés
La Policía ha prorrogado su desalojo hasta el próximo 24 de julio. Este es el segundo intento de desalojo que Zohra sufre este mes, a pesar de haber acreditado en múltiples ocasiones su situación de vulnerabilidad
Un amanecer en el barrio de Lavapiés, mientras el vecindario espera un nuevo desahucio en su calle, que finalmente se ejecutó, dejando a otra familia en la calle.
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