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Opinión
Tranquilo, lo tengo todo controlado
Cuantas veces se han oído estas palabras en boca de alguien que tiene un hábito o vicio que le supera, que le obliga a seguir consumiendo o proyectándose de forma destructiva, compartiéndolo con otros consumidores y en muchas ocasiones perjudicando de forma grave a su entorno: familia, amigos, compañeros de trabajo, responsabilidades colectivas... cuantas veces acaba de forma dramática. Las hemos escuchado y muchos también las hemos utilizado para esconder nuestros demonios. No quiero profundizar más por respeto a toda la gente que ha superado estos malos momentos, por toda la gente que está en camino de hacerlo o lo hará en el futuro y por los que partieron.
Todos sabemos que estas frases son infantiles, una excusa para no encarar una realidad que, entre otras cosas, avergüenza o el terror a la pérdida de la efímera recompensa que otorga la sustancia o reacción, convirtiendo al afectado en un negacionista de su propia destrucción y de todo el daño que provoca a su alrededor.
Todos sabemos que estas frases son infantiles, una excusa para no encarar una realidad que, entre otras cosas, avergüenza o el terror a la perdida de la efímera recompensa
Recurrentemente pienso en ello y en ellos varias veces al año, en verano de una forma especial porque el hecho de estar las calles vacías, en Barcelona, la ciudad donde he residido casi toda mi vida, me facilita reconstruir imágenes, situaciones, grupos. Además, el mes agosto siempre aporta divertimento, pasión, amores y desamores en los recuerdos vacacionales: en la playa, en la montaña o en la propia ciudad.
Cuando actualmente leo la prensa u oigo las noticias me parece entreoír esta frase en las palabras de muchos dirigentes políticos y exdirigentes políticos que alardean de saber mucho o todo, como los que están en los sillones de las multinacionales energéticas donde han dejado de ejercer de políticos, si alguna vez lo hicieron. Quiero decir, de ser teóricos garantes sociales vocacionales de los derechos de los ciudadanos desde el posicionamiento político que fuera o se han sentado en un consejo de administración sin tener los conocimientos suficientes para seguir ayudando a los votantes que les concedieron la confianza o son muy listos para aceptar una jubilación de oro mirando en dirección del poderoso caballero don Dinero.
También me parece entreoír esta frase en las declaraciones de políticos que gobiernan o no gobiernan, por estar en la oposición, cuando apoyan la construcción de grandes infraestructuras que se desvían totalmente de las necesidades urgentes de la especie humana, cuya supervivencia corre peligro junto al del resto de vida que depende del comportamiento del Homo sapiens.
La verdad no creo que a estas alturas alguien no se tome en serio el cambio climático, como hacía el primo de Rajoy hace 14 años que lo ponía en duda, cuando la mayoría de científicos e investigadores de prestigio, esos que algún político quiere atraer a su estado-nación con una pista de aterrizaje, están avisando de la catástrofe que se aproxima. La solución desde luego no está en la construcción de herramientas que van a generar mas destrucción en el equilibrio del planeta, la solución está en encontrar remedios urgentes para poder garantizar la vida sana a las próximas generaciones de humanos, el primero, lo repiten desde hace décadas, es el decrecimiento de producción económica.
La solución no está en la construcción de herramientas que van a generar mas destrucción en el equilibrio del planeta
Creo que los ciudadanos no estamos tranquilos, la sensación es de que nuestras elites no se dan cuenta de que este modelo de vida colonialista que llevamos sustentando durante un par de siglos, que ha agotado el planeta, tiene una fecha de caducidad, el modelo tiene una adicción y como creación humana todos elementos que en un toxicómano que activan los “circuitos de recompensa neuronales” con placeres momentáneos: el enriquecimiento, la propiedad, la acumulación de esta, el neoliberalismo, las naciones estado que lo sustentan, el capitalismo como estructura única de intercambio, los arcos parlamentarios de mayorías poderosas y con intereses, la pseudo democracia. Como es necesario en una toxicomanía detectada, todo esto debe finalizar lo antes posible. Además, se le suma un negacionismo contra concepto político, económico y social del cambio climático, el cual relativizan para justificarse. La solución es la solidaridad, pero de esto no saben nada nuestras élites porque llevan siglos haciendo todo lo contrario. El sistema no tiene nada controlado. Bueno sí, intenta dominar la explotación económica mientras muere el planeta, como si nos condujera a un suicidio de la especie.
No habrá equilibrio armonía y estabilidad del ecosistema sin solidaridad y renuncias
No habrá equilibrio armonía y estabilidad del ecosistema sin solidaridad y renuncias. Ya no se trata de ser un estado-nación mas poderoso y rico respecto al vecino, esto ya no tiene ninguna utilidad.
El ser humano es fácil de dominar, amansar o amaestrar, pero no nos olvidemos que aparte de estar domesticados científicamente como organismo vivo nuestras prioridades de supervivencia son: nacer para reproducirnos, economizar el tiempo consiguiendo alimentos para subsistir y perpetuar la especie, más tarde debemos morir para dejar espacio a los que vienen y equilibrar el ecosistema.
Entre las reconstrucciones de esta felicidad de gente de ahora, del pasado, de siempre; emergen los amigos que abandonaron las adicciones reanudando sus vidas, a estos, cuando después de un tiempo los reencuentras de frente brota una sonrisa mutua y un inmediato fuerte abrazo mientras fluyen en silencio aquellos recuerdos..., también asoman los queridos amigos ya inseparables del pasado que, muchas veces sin querer, consumieron sus días demasiado rápido, los agotaron y se fueron sin avisar o tras dolorosas enfermedades, esos que a veces contestaron, muy seguros, “tranquilo, que lo tengo todo controlado”.