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Andalucismo
Celebrar el territorio andaluz
Las organizaciones de clase en Andalucía participamos un año más en la convocatoria del 28F. Una convocatoria con unas raíces históricas que, como el 4D, celebran el territorio andaluz. El movimiento obrero en el campo popular fue dirigente de las luchas por el encaje autonómico en el Estado. Años después, aprendiendo de la experiencia colectiva que es el movimiento obrero sindical, las comunistas seguimos profundizando en la táctica política para romper con el Régimen del 78. Y esto supone revisitar los objetivos de entonces, algunos de los cuales se mantienen.
Aprender de las experiencias del movimiento obrero sindical desde el marxismo también significa realizar un ejercicio de autocrítica como organización integrante de esta experiencia histórica. La realización de la clase obrera andaluza mediante el ejercicio de la soberanía en el marco del Régimen del 78, como propuesta de la socialdemocracia, es una vía demostrada agotada.
La socialdemocracia, como tendencia dominante actualmente en el movimiento obrero sindical, sigue pugnando por dos ideas:
1) Que un ejercicio progresivo de la soberanía llevará a la realización de Andalucía como nación para la clase obrera. Aunque esto no suponga la centralidad de la clase obrera en la dirección del movimiento.
2) Que la realización per sé del Estatuto de Autonomía, en tanto que conquista del movimiento andalucista dirigido por el movimiento obrero sindical, permite ensanchar los derechos de la clase obrera en su totalidad, obviando el papel al que el Régimen del 78 en Andalucía aboca a la clase trabajadora: un territorio como frontera sur, foco de agentes imperialistas y lugar para la devaluación de la mano de obra mediante altísimas cuotas de explotación de la clase obrera más empobrecida (especialmente las trabajadoras migrantes).
Todas hemos crecido con una idea compartida sobre que Andalucía, como territorio histórico, es lugar de paz y solidaridad. Decir esto, en el marco actual del Estado Español, en un polo imperialista como es la Unión Europea, es no reconocer la consigna histórica de las organizaciones de clase cuando señalaban a la burguesía nacional: el enemigo está en casa.
Hablamos de nuestra propia burguesía, la española, que supo integrarse en el modelo heredero del régimen franquista, el Régimen del 78, con su encaje territorial en Andalucía. Al igual que en otros puntos del estado, tras conquistas políticas de grupos entre los que se encuentra la clase obrera, nos encontramos décadas más tarde con una deriva que sólo concibe la acción política dentro de los márgenes del propio régimen.
Sin embargo, la incapacidad actual del capital para seguir reproduciéndose a las cuotas que debiera tiene como consecuencia la explotación de nuestra clase, a través de diversas herramientas, como es el estado. Es por esto que sabemos que el régimen y sus instituciones no pueden ofrecer ningún tipo de futuro para la clase trabajadora: cualquier acción política desde este marco nace muerta.
La socialdemocracia en Andalucía reclama así una mayor cuota de poder en el encaje territorial del estado español para gestionar el territorio, como propuesta política para mejorar la vida de la clase trabajadora. Esto no hace más que normalizar el carácter capitalista del Estado, que no es algo ni neutral, ni mucho menos un representante de un interés general: la función del mismo no es otra que la de asegurar la acumulación capitalista.
La reclamación del ejercicio de, simplemente, más soberanía o la puesta acrítica en valor del marco territorial que Régimen del 78 ha hecho suyo es reproducir una estructura cómplice y activa en la violencia y expolio de la clase obrera en otros países y nuestro mismo estado.
Necesitamos, dentro del campo popular, crear un poder que sea capaz de enfrentar el poder capitalista. Debemos ser capaces de generar unas alianzas en las que la clase obrera como protagonista dirija el primer paso hacia su emancipación, que es la ruptura con el Régimen del 78. Las comunistas salimos este 28 de febrero motivadas por la autocrítica para con nuestro proyecto, y por la voluntad antiimperialista que caracteriza nuestra herencia socialista.