Energías renovables
Una avalancha de proyectos duplicará la superficie rústica dedicada a la fotovoltaica en Mallorca

La plataforma Renovables sí, però així no reclama una moratoria para frenar los más de 70 proyectos en tramitación que amenazan el campo isleño.
Planta Fotovoltaica
Paneles fotovoltaicos. Fotografía: Michael Wilson. Unsplash.

El boom de la instalación de centrales fotovoltaicas en suelo rústico ha llegado a Mallorca y los proyectos proliferan al ritmo de dos o tres al mes. Actualmente, hay 74 en funcionamiento, con una ocupación total de 407 hectáreas. En tramitación, más de 70. Su ocupación, si llegan a aprobarse, sería mucho mayor que la de los parques actuales y se modificaría el uso agrario de 909 hectáreas más. “Una locura”, según Margalida Rosselló, portavoz de la plataforma Renovables sí, però així no, que engloba a entidades de toda la isla.

Una de las particularidades de este crecimiento exponencial de proyectos es su dimensión. “Cuando empezaron a instalarse centrales solares en suelo rústico, en 2006, se trataba de iniciativas pequeñas que ocupaban cuatro o cinco hectáreas. Pero en 2021 ya teníamos 48 en funcionamiento y, en 2023, 74. Empezamos a encontrarnos con macrocentrales de más de 20 hectáreas, como son la de Puntiró, en Palma; o la Cala Blava, en Llucmajor. La primera supera las 90 hectáreas y la otra prevé ocupar 79”, explica. Si bien los grupos ecologistas no se posicionan contra las energías renovables, sí reclaman una planificación territorial. Asimismo, proponen alternativas a las grandes plantas, entre las que destacan el fomento del autoconsumo y la instalación de placas en tejados de espacios públicos y zonas degradadas periurbanas.

Rapidez y negocio

Uno de los cambios que la plataforma ha detectado en los últimos tres años es la eliminación de trámites con la que se encuentran las empresas que pretenden invertir en placas solares en Mallorca. “Se amparan en la Ley de Proyectos Industriales Estratégicos de 2019 y el artículo 3.2, redactado para situaciones puntuales”, recalca su portavoz. El texto en cuestión dice que “excepcionalmente, y solo en el supuesto de proyectos de implantación de energías renovables, se podrá ubicar en suelo rústico común”. Según los ecologistas, la excepción es ahora la norma.

“Las empresas no deben decidir dónde tienen que ir las centrales. La zonificación es tarea de la administración”, señala Margalida Rosselló

Por otro lado, “se aprovechan de unos alquileres mensuales muy bajos, escogen municipios bien comunicados para minimizar costes y cuentan con unas ayudas europeas muy cuantiosas”. También practican el greenwhasing: “Incluyen en el proyecto que se fomentará el pastoreo y se sembrarán árboles, pero esconden que el suelo dejará de tener el uso agrícola y ganadero que le es propio”.

Todos estos argumentos han llevado a la organización a pedir al Ejecutivo una moratoria para tener tiempo de elaborar una planificación territorial. “Las empresas no deben decidir dónde tienen que ir las centrales. La zonificación es tarea de la administración. Hace falta parar las tramitaciones en marcha y estudiar lo que conviene a la isla. En lugar de promover el aumento constante del consumo de energía tendríamos que frenarlo”, añade Rosselló.

Alegaciones

Hasta la fecha, la plataforma ha presentado recursos contra diversos macroproyectos previstos en suelo rústico, entre ellos, el parque de 74.000 paneles previsto entre Inca y Selva, declarado de interés general; el de Sa Pobla, que ocuparía 43.000 metros cuadrados; y el de Can Garriga, en Marratxí, de 26 hectáreas de extensión. A pesar de ello, ninguno se ha frenado hasta el momento. Salvo una excepción: el parque de Son Bonet, también en Marratxí.

El proyecto de Son Bonet es una central fotovoltaica que Aena pretende instalar cerca del aeródromo homónimo para dotar de energía el aeropuerto de Son Sant Joan, situado a pocos kilómetros. La titularidad del terreno es pública y durante más de cuarenta años los vecinos del Pla de na Tesa han gozado de él. Ante la amenaza de la instalación de 32.000 placas solares, constituyeron la plataforma Pulmó Verd. “Hemos hecho mucha presión”, declara Manel Gomariz, “y las instituciones de Balears nos han dado su apoyo”. En diciembre de 2021, el Govern descartó declararlo proyecto industrial estratégico, pero los vecinos creen que el tema no está cerrado. “Aena lo volverá a intentar seguro y se encontrará, una vez más, con nuestra oposición”.

Uno de los municipios que concentra más proyectos en suelo rústico es Marratxí. Entre los existentes y los previstos suman 20. Si todos se aprobaran, el 60% del suelo rústico de la localidad serían placas solares

Gomariz recuerda que “Son Bonet es un espacio libre público que se cedió a los vecinos para compensarnos por los problemas que genera la proximidad al aeródromo, que tiene una escuela de helicópteros generadora de mucho ruido. Hay una entente verbal histórica y se usa como espacio de recreo desde hace décadas. No nos vale que Aena considere que está por encima de todo el mundo”. El caso, de hecho, llegó al Senado el junio de 2022, donde la Cámara instó al Gobierno a la paralización del proyecto en una votación en la que el PSOE se abstuvo. El terreno continúa hoy en manos del Estado.

Tierra de placas

Uno de los municipios mallorquines que concentra más proyectos fotovoltaicos en suelo rústico es Marratxí. Entre los existentes y los previstos suman 20. Si todos se aprobaran, el 60% del suelo rústico de la localidad perdería su uso agrícola y se convertiría en espacio para placas solares. El Ayuntamiento, siempre por unanimidad, ha votado contra las centrales fotovoltaicas en rústico, pero no tiene competencias en este área.

En el pleno de mayo, celebrado el martes 28, Més per Marratxí y los socialistas presentaron una moción contra los dos últimos proyectos en suelo rústico conocidos en el municipio: Son Verí I y II. El Consell de Mallorca había informado favorablemente a la ocupación de sus 200.000 metros cuadrados a principios de mes y solo pidió que se apliquen medidas para rebajar el impacto visual. Una vez más, el pleno se alineó con los vecinos, aunque, a efectos prácticos, no tiene consecuencias.

“Las grandes empresas aprovechan la proximidad con Palma y la ubicación de las estaciones eléctricas que tenemos, que minimizan mucho el coste, y no tienen dificultad para encontrar propietarios que no puedan construir en su terreno y prefieran alquilarlo”, señala Aina Amengual

Aina Amengual, concejala de Més, aseguró que su formación está muy preocupada por el hecho de que Marratxí llegue a concentrar una veintena de parques solares en suelo rústico en un radio de 10 kilómetros. “Si esto ocurre, la ocupación total será de 88,6 hectáreas”, afirma. Lamenta la idoneidad que tiene el municipio para la instalación de centrales fotovoltaicas. “Las grandes empresas aprovechan la proximidad con Palma y la ubicación de las estaciones eléctricas que tenemos, que minimizan mucho el coste, y no tienen dificultad para encontrar propietarios que no puedan construir en su terreno y prefieran alquilarlo”.

En lo que se refiere a Son Verí, los ecosoberanistas consideran que la localidad no se beneficiará de la instalación. “Supone un deterioro de las infraestructuras municipales, ya que hace un uso privado de un bien público para sacar un beneficio económico de una empresa privada que en ningún caso repercute en las arcas municipales ni en sus vecinos”. Amengual se refiere al trazado de la línea de evacuación de 1,7 km que tendrá que construirse para llegar a la subestación eléctrica, que, según señala, “perjudica la infraestructura viaria de Marratxí”.

En la moción que presentaron conjuntamente los dos partidos de la oposición, además de instar a la Conselleria d’Empresa, Ocupació i Energia del Govern que deniegue la autorización de estos proyectos —último paso administrativo necesario antes de que puedan empezar a ejecutarse—, se pidió al Ayuntamiento que “mantenga informada a la ciudadanía a través de las plataformas de vecinos para que estén informados de los movimientos y trámites que estén relacionados con el proyecto”. Habitualmente, son los medios de comunicación o las entidades ecologistas las que llevan a cabo esta tarea.

Por su parte, el alcalde, el popular Jaume Llompart, anunció que se colocarán placas solares en cinco edificios municipales y se comprometió a presionar al Consell para que se aceleren las tareas de zonificación reclamadas por los ecologistas, a la vez que recordó que en las dos pasadas legislaturas el pacto no avanzó ni un centímetro en este tema.

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