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Estados Unidos
El caos empieza en Pensilvania: Estados Unidos se prepara para una noche electoral eterna
El equipo de Donald Trump ha sembrado de dudas la fórmula de voto por correo, a sabiendas que en Estados clave como Pensilvania puede suponer un factor fundamental a la hora de declarar la victoria en las elecciones.
La previsión de una posible jornada del caos tras las elecciones que tienen lugar en torno a la fecha de hoy, 3 de noviembre, muestra hasta qué punto la política estadounidense se ha polarizado desde la victoria de Donald Trump en 2016. The Washington Post informa que la lujosa calle de Rodeo Drive en Beverly Hills (Los Ángeles, California) ha aparecido tapiada en previsión de posibles disturbios. Esta posibilidad de disturbios se da por hecha en Washington DC y otras ciudades del país.
— Pat Tricia Posadas (@narrosse) November 3, 2020
Los ánimos en buena parte del país están caldeados desde el asesinato policial de George Floyd, el 25 de mayo de 2020. Las elecciones y el relevo presidencial previsto para enero son susceptibles de generar más descontento, disturbios y actuaciones policiales desproporcionadas. Numerosos centros de la cadena Walmart han suspendido temporalmente la venta de armas y munición durante las horas previas a la elección más sonada de este siglo. No favorece la tranquilidad la enorme confusión que existe en torno al recuento, una confusión que el actual presidente, Donald Trump, se ha encargado de azuzar con la teoría de un posible fraude electoral en su contra.
🚩 Los 38 electores que se reparten en Texas pueden ser el síntoma de la gran derrota de Trump. Es poco probable que el Estado de la Estrella deje de ser republicana, pero será uno de los focos de la noche.
Los medios estadounidenses dan por hecho que la noche electoral no terminará con un resultado concluyente y que este puede retrasarse incluso a la mañana del miércoles. Las elecciones, de hecho, han dado comienzo antes de la fecha oficial del 3 de noviembre. El día 2, un juez federal de Texas estableció que 127.000 votos emitidos “desde los coches” en el condado de Harris son válidos, en contra del criterio de la Administración Trump y sus socios republicanos en Texas, que querían invalidar esos sufragios. Poco antes de las 16h del 3 de noviembre, y a falta de 15 horas para que cierren los colegios electorales en Alaska —las últimas en hacerlo— se suceden los informes sobre una participación por encima de las elecciones de 2016. Joe Biden parece haber exorcizado el fantasma de la derrota de Clinton y Trump aparece como el posible perdedor de la jornada. La prestigiosa agencia Five Thirty Eight da a Biden un 89% de posibilidades de ganar. Si bien el sistema estadounidense está definido por el hecho de que un estrecho margen Estado por Estado es garantía de competición. Si Trump gana en Arizona, Florida o Pensilvania tendrá más de la mitad del camino hecho.
El equipo de Trump ya ha promovido la teoría de que gran parte del voto por correo debe quedar al margen de los recuentos en determinados Estados, no así en Florida, donde tradicionalmente el voto por correo beneficia a los republicanos. Lo cierto es que la legislación no es la misma en los distintos Estados, en algunos el voto por correo debe llegar al recuento antes del día de las elecciones, mientras que en otros el voto simplemente debe haber sido emitido antes de la jornada de hoy, 3 de noviembre.
La consultora Morning Consult ha dado varias claves en torno al voto por correo. Así, se ha demostrado que durante el covid-19 esta modalidad es la preferida para quienes optan por votar temprano. Entre quienes votan temprano, hay mayoría entre quienes votaron demócrata en 2016. Además, el voto tempranero es más habitual entre las mujeres que entre los hombres, algo que también casa más con el retrato robot del voto anti-Trump que el partido que dirige Joe Biden ha intentado movilizar por tierra, mar y aire en estas elecciones.
Provocar violencia
Twitter y Facebook han decidido catalogar como una “inducción a la violencia” un tuit de Donald Trump en el que el presidente criticaba la decisión de la Corte Suprema de Estados Unidos de dejar tres días, hasta el 6 de noviembre, para el recuento de los votos en Pensilvania. Se estima que el voto correo se ha multiplicado por diez en ese Estado lo que, evidentemente, hace que el recuento se vaya a demorar más de la cuenta. “La decisión de la Corte Suprema sobre votar en Pensilvania es MUY (sic.) peligrosa. Permitirá el engaño desenfrenado y sin control y socavará todo nuestro sistema de leyes. También provocará violencia en las calles. ¡Algo se debe hacer!”, ha expresado Trump en un mensaje que “podría ser engañoso o adulterar un proceso de elección”, según las reglas de Twitter.
El domingo 1 de noviembre, Jonathan Swan, de la web Axios, publicaba un resumen con el plan de Trump para proclamarse reelegido en el caso de que esta madrugada, del 3 al 4 de noviembre, se encuentre con ventaja en el recuento, incluso aunque no se hayan alcanzado los 270 electores necesarios para obtener la nominación presidencial. Esta hipótesis sobre una declaración prematura de Trump la defendieron también los periodistas Astead W. Herndon y Annie Karni el sábado en The New York Times.
Según el reporte de Swan, Trump se proclamará winner cuando haya ganado o lidere el recuento en los Estados de Ohio, Florida, Carolina del Norte, Texas, Iowa, Arizona y Georgia. El problema es que, especialmente por la situación derivada del covid-19, el recuento de esta noche electoral se prorrogará varios días.
Swan avanza que el equipo de Trump declarará que el recuento en Pensilvania será clave. En ese Estado, Trump aspira a vencer durante las primeras horas del recuento pero conforme se contabilice el voto por correo es más que probable que el mapa electoral vire a azul (el color de los demócratas). Una vez que los resultados dieran la vuelta en ese estado del noreste del país, Trump se lanzaría, según esta hipótesis a declarar fraudulentas las elecciones de 2020.
“Esta elección no terminará hasta que se cuenten todos los votos legales elegibles”, ha declarado el fiscal general de Pensilvania, y demócrata, Josh Shapiro. “Eso tomará unos días, y Donald Trump puede tuitear, puede hacer pucheros y puede hacer cualquier declaración que quiera hacer”, continuó Shapiro. “Pero no se declarará un ganador, hasta que podamos deducir la voluntad de la gente. Y eso sucederá después de que se cuenten todas esas papeletas”, ha dicho este fiscal general en una declaración muy celebrada por los liberales estadounidenses.
El senador Bernie Sanders, el último candidato a las primarias demócratas en caer contra el aparato que encumbró a Joe Biden, ha salido a la palestra para denunciar que no es ninguna sorpresa que Trump intentará embarrar el recuento aun cuando los resultados no sean oficiales ni concluyentes: “Esa ha sido su estrategia durante meses, y nadie debería caer en ella”, declaró Sanders. Por eso, indica el senador de Vermont, Trump ha demonizado el voto por correo y sabotea al servicio postal.
El candidato Demócrata, Joe Biden, sabe perfectamente lo que se juega en tres Estados: Michigan, Wisconsin, y Pensilvania podrían ser suficientes para que su candidatura, que tiene muchos más Estados amarrados que la de Trump, alcance los 270 electores necesarios para la proclamación. De momento, los sondeos le dan ventaja, aunque ninguna ventaja es definitiva frente al “voto oculto” que los gurús electorales otorgan a Trump.
El establishment demócrata está haciendo todo lo posible por evitar que se repita la noche electoral del año 2000, cuando Fox News proclamó la victoria electoral de George W. Bush en Florida, clave para la derrota de Al Gore, candidato demócrata, y fue inútil reclamar un recuento detallado. El candidato Joe Biden ha asegurado que se dirigirá a la nación desde su domicilio de Delaware para fijar su posición conforme transcurra el recuento, pero no aceptará que Trump se proclame vencedor, como, según los medios de comunicación, el equipo republicano planea hacer si los resultados iniciales favorecen a los republicanos en esos Estados clave.
Las encuestas favorecen a Joe Biden también en los Estados dudosos, donde los demócratas parten con más ventaja de la que Hillary Clinton perdió en 2016, pero los márgenes en territorios como Arizona, la propia Pensilvania, Ohio o Georgia, son tan estrechos que parece inevitable guardar en la nevera los reportes prematuros.
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