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Gasto militar
Militarismo, disuasión y cultura de paz

La Comisión Europea y los Gobiernos de la UE han abierto las puertas a un plan de rearme masivo (ReArm Europe Plan), que genera preocupación y preguntas legítimas. Las conclusiones del Consejo Europeo del 6 de marzo (EUCO 6/25) respaldaron el plan propuesto por la Comisión Europea y lanzaron una batería de propuestas para ampliar “sustancialmente el gasto en la seguridad y la defensa” pasando de puntillas por el argumentario que justifica el salto hacia el rearme masivo.
“Europa debe ser más soberana y más responsable de su propia defensa y estar mejor equipada para actuar y hacer frente de manera autónoma a los retos y amenazas inmediatos y futuros”, señala el Consejo Europeo. Como amenaza concreta explicita el “reto existencial para la UE” que supone la guerra de agresión de Rusia contra Ucrania y sus repercusiones en la seguridad europea y mundial. El Consejo Europeo remite también a la Brújula Estratégica, documento marco de 2022 con enfoque securitario que señalaba como amenazas el retorno de la política del poder en un mundo multipolar en disputa, la inestabilidad y conflictos en el entorno estratégico, el terrorismo y extremismo violento, la proliferación de las armas de destrucción masiva, las estrategias híbridas y ciberataques y desinformación de actores estatales y no estatales, el cuestionamiento del acceso seguro y libre a ámbitos estratégicos globales, el cambio climático y la degradación medioambiental, entre otros.
¿Cómo un plan de rearme masivo fortalecerá “la protección de nuestra ciudadanía” y dará respuesta a esos desafíos que la propia Brújula Estratégica identificaba? ¿Están teniendo en cuenta la UE y los Gobiernos de la UE, incluyendo el Gobierno español, la escalada de tensión continental que puede generar este plan? ¿Qué garantías plantea la UE y sus Gobiernos para que ese plan de rearme masivo no haga escalar aún más las amenazas y desafíos a los que pretende dar respuesta? ¿Qué datos puede aportar la UE para justificar que el rearme (“disuasión militar”) sea una vía efectiva de construcción de seguridad de la ciudadanía? ¿Se han explorado, financiado y abordado suficientemente otras vías alternativas al rearme? ¿Por qué la batería de medidas propuestas por el Consejo Europeo no incluye ninguna referencia al desarrollo de capacidades de apoyo al diálogo y la mediación como ámbitos de actuación que contribuyen a la seguridad —y que la Brújula Estratégica sí recoge—? ¿Está teniendo en cuenta la UE, los Gobiernos de la UE y el Gobierno de España el impacto que los procesos de rearme y militarización tienen en cuanto a igualdad de género y nexos entre masculinidades militarizadas y cultura de la violencia, y más en un contexto de auge de la extrema derecha antifeminista y antiinmigración en Europa?
Cuándo hablamos de construir seguridad, ¿qué ámbitos de seguridad contemplamos y cuáles dejamos fuera?, ¿a la seguridad de qué sujetos nos referimos?
Y si vamos más allá de las Conclusiones del Consejo Europeo y la Brújula Estratégica, podemos ampliar aún más las preguntas: cuándo hablamos de construir seguridad, ¿qué ámbitos de seguridad contemplamos y cuáles dejamos fuera?, ¿a la seguridad de qué sujetos nos referimos?, ¿los diagnósticos sobre amenazas de seguridad son participados? Por ejemplo, la Brújula mencionaba solo una vez “migrantes/inmigrantes” (“instrumentalización de migrantes” como una amenaza), pero en cambio 15 veces a “frontera/fronteras” y no hay mención a la población refugiada ni a su seguridad.
En tiempos de apogeo del militarismo y de procesos de militarización, los diagnósticos y propuestas pueden verse atravesados por esos mismos procesos de militarización. Por militarismo nos referimos al conjunto de ideas, valores, posiciones que consideran justificable o necesario o deseable hacer la guerra y prepararse para la guerra. Y la militarización son procesos múltiples mediante los cuales esas ideas se van extendiendo a cada vez más ámbitos (presupuestos, industria, cultura, educación, medios de comunicación, etc.). La Rusia de Putin en su cuarto año de invasión es uno de los máximos exponentes de militarismo y militarización. El plan Rearme de la UE pivota sobre el militarismo y promueve medidas de mayor militarización del continente. De ahí la importancia de que el Gobierno español y el Parlamento abran y amplíen el debate sobre el Plan Rearme y sobre cómo podemos construir seguridad en Europa. Al mismo tiempo, el debate está ya entre la ciudadanía y en las redes sociales. Podemos contribuir desde múltiples ámbitos ciudadanos, sociales, políticos y profesionales a la discusión, ampliando los prismas y las propuestas, y problematizando un plan de rearme masivo que se nos presenta como necesario e inevitable para proteger a la ciudadanía europea.
Desde un prisma de cultura de paz, exponemos a continuación algunas preguntas tentativas concretas dirigidas al Gobierno relativas a construcción de seguridad en Ucrania y en Europa en el contexto internacional de cuarto año de invasión rusa, diplomacia coercitiva de Trump e incertidumbre sobre la relación transatlántica.
¿Está siendo suficientemente proactiva la UE en desplegar vías diplomáticas de acercamiento a actores que actualmente desempeñan funciones de facilitación/apoyo al diálogo en el nuevo escenario EEUU-Rusia y Rusia-Ucrania, y/o a actores que en estos tres años de guerra se han involucrado en apoyo al diálogo o realizado propuestas de negociación y de paz u ofrecimiento de buenos oficios? ¿En ausencia de garantías militares y políticas de seguridad que puedan ser totales, podría ser útil construir una arquitectura formal o informal con actores de fuera del espacio geopolítico de Occidente —y que en estos años han respaldado directa o indirectamente la soberanía de Ucrania—, para acompañar políticamente el incipiente multiforme proceso negociador? ¿Se ha considerado promover una malla de actores que trasciendan a Occidente y que desde el multilateralismo y la defensa de la Carta de Naciones Unidas puedan acompañar el proceso, aunque sea sin silla directa, en sus fases de negociación y de implementación y verificación?
Hay que salir de la lógica de la fuerza militar y promover otras formas de relaciones internacionales y una arquitectura de seguridad en el continente basadas en la seguridad compartida
¿Ha explorado la UE vías de comunicación político-militar con Rusia desde el fracaso de las negociaciones entre Rusia y Ucrania de 2022? ¿Ha explorado vías con Rusia para construir eventuales medidas mutuas de confianza en el ámbito militar y de seguridad (CSBM) que pudieran contribuir a una desescalada de la tensión Rusia-Europa? ¿Hay discusión política al nivel del Gobierno o de la UE que pudiera preparar acciones para tantear y explorar esa línea, con vistas a abrir vías futuras de abordaje diplomático y de desescalada militar de la tensión Europa-Rusia en paralelo y de forma coordinada con el incipiente escenario negociador EEUU-Rusia y Rusia-Ucrania?
Salir de la lógica de la fuerza militar y promover otras formas de relaciones internacionales y una arquitectura de seguridad en el continente basadas en la seguridad compartida y el derecho internacional, requiere de valentía política, visión de corto y largo plazo y mucho trabajo coral, con la propia ciudadanía y también con otros actores en otros continentes.