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Gobierno de coalición
El estudiantado universitario se moviliza contra las leyes de Castells: “La Ley de Convivencia es la coraza represiva de la LOSU”
Agotados los cauces marcados por la Administración para tener en cuenta su perspectiva en la redacción de la Ley de Convivencia Universitaria y la Ley Orgánica del Sistema Universitario (LOSU) sin haber obtenido ningún éxito, la Coordinadora de Representantes de Estudiantes de Universidades Públicas (CREUP), Estudiantes en Movimiento (EeM) y el Frente de Estudiantes (FdE) han convocado movilizaciones este próximo 18 de noviembre para mostrar su más firme rechazo a las nuevas normas. Sus dos grandes quejas: la LOSU establece cierta pérdida de representatividad estudiantil en los órganos de decisión de los centros y abre la puerta a “incrementar” la privatización de la universidad; y la Ley de Convivencia les ata de manos y pies al convertir en graves o muy graves cualquier acción que el alumnado pueda llevar a cabo como forma de protesta.
Andrea Paricio es la presidenta de la CREUP. Hace un año estaba contenta porque por fin se derogaría el régimen disciplinario universitario vigente en la actualidad, que data de 1954. La normativa franquista por fin caería y sería sustituida por una nueva, pero a esta estudiante de Bellas Artes en la Universidad Politécnica de Valencia (UPV) se le terminó la alegría cuando vio el borrador de la Ley de Convivencia Universitaria propuesta por Manuel Castells, titular del Ministerio de Universidades: “Tras las enmiendas que hicieron algunos partidos políticos, se ha eliminado cualquier sistema de mediación frente a la falta de un alumno, se cae toda la parte de los procesos alternativos al régimen sancionador y quitan todas las funciones a la comisión de convivencia”, en sus propias palabras.
Paricio describe a la LOSU como “un retraso en la democracia y participación del estudiantado en los órganos de decisión de las facultades”
Cuando les llegó el texto decidieron asamblearse. Desde CREUP consideran “increíble que se hayan saltado las demandas del estudiantado para imponer un régimen sancionador en algunos aspectos más duro del que ya había”. Por otra parte, la propia Paricio describe a la LOSU como “un retraso en la democracia y participación del estudiantado en los órganos de decisión de las facultades”. Los concreta en aspectos relacionados con el recorte de derechos establecidos en la anterior ley que data de 2001, la LOU, relativos al acceso a la vida universitaria, como el asociacionismo y su incentivación mediante recursos económicos y cesión de espacios, así como la desaparición de las plazas reservadas a personas con diversidad funcional.
“Sobre la gobernanza, pasamos de tener un rector votado cada cuatro años que podía volverse a presentar, a un rector cuyo mandato será de seis años únicos. Esto es un cheque en blanco para que hagan lo que quieran porque saben que no tendrán que ser reelegidos, además de que habrá estudiantes que nunca elegirán a su rector, ya que el mandato durará más que sus estudios”, se explaya la presidenta de CREUP.
Mano de obra estudiantil
Eva G. Madariaga, secretaria general del FdE, resalta que “esta reforma universitaria se realiza en un contexto de crisis económica y una situación general del mercado laboral que imbrica con la realidad educativa, como la formación dual que ratifica la LOSU”. “Desde nuestra organización vemos que dentro del marco del Gobierno más progresista de la historia se están dando una serie de políticas que asoman una asunción de las políticas al servicio de los intereses de las grandes empresas”, continúa expresando esta estudiante del máster en Teoría Política en la Universidad Complutense de Madrid (UCM).
“Esta será la primera convocatoria de los sindicatos estudiantiles en la que demostraremos que el movimiento universitario no va a permitir que se aprueben estas leyes”, dice Armesto
A sus 25 años, es consciente de lo que la formación dual supondrá en un futuro no muy lejano: “Las empresas privadas ven aumentadas sus capacidades en el consejo social, el órgano en el que las grandes corporaciones tienen más peso. Más allá de eso, la cuestión de la formación dual generalizada significa la creación de un nuevo mecanismo para que la universidad y la formación en general se adecúen muy bien a las necesidades de mano de obra”. Todo ello entronca con la realidad de los más jóvenes, con contratos ultraprecarios, condiciones abusivas de temporalidad y grandes periodos de alternancia en el paro. “La formación dual garantiza que todo eso se reproduzca, que las empresas puedan contar con un porcentaje de la plantilla que ya saben que van a ser estudiantes en unas condiciones pésimas, abaratando los puestos de trabajo y mermando sus derechos”, continúa Madariaga.
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Contra la protesta en la Universidad
Esta estudiante de la UCM también dedica algunas palabras a la Ley de Convivencia, y advierte de su peligrosidad de cara a las demandas del estudiantado: “A partir de ahora serán sancionables algunas conductas que en un contexto como este, en el que cada vez tienen más presencia las empresas privadas en la Universidad y en el que encontramos muchos elementos para que el alumnado tenga razones para protestar, estarán presentes. La Ley vuelve sancionables lo que consideramos formas legítimas de lucha por nuestros derechos”. Así pues, la interrupción de la actividad lectiva se vuelve sancionable, por ejemplo, por lo que interrumpir una charla en forma de protesta estará penada por el régimen disciplinario universitario.
Alfonso Armesto es miembro de la coordinadora ejecutiva de EeM, estudia en la Universidad Santiago de Compostela un máster en Historia Contemporánea y tiene 22 años: “Al fin y al cabo la Ley de Convivencia es la coraza represiva de la LOSU. No es baladí que primero se pretenda aprobar aquella antes que la ley orgánica, ya que endurece muchísimo las sanciones a las respuestas estudiantiles que podemos dar en un contexto de creciente mercantilización de la educación pública”. Él mismo acepta que no sabe cómo responderá el Gobierno ante esta movilización a nivel nacional. “Pensaban que íbamos a ir solo por sus cauces marcados, en los que ya les hemos hecho nuestras críticas, pero esta será la primera convocatoria de los sindicatos estudiantiles en la que demostraremos que el movimiento universitario no va a permitir que se aprueben estas leyes”, arguye este universitario.
La tramitación de los dos textos legales ya comenzó y tan solo queda su aprobación por el Congreso de los Diputados. El tiempo les apremia: “Consideramos que estas leyes son antidemocráticas porque no expresan las demandas del pueblo organizado, sino de las empresas de las que son reproductoras”, sintetiza Armesto. Se muestra conciso al hablar de la Ley de Convivencia, y es que “pueden expulsar de la universidad a cualquier estudiante que realice un piquete o boicotee la actividad académica”, en sus propios términos. “En general, cualquier tipo de protesta estudiantil sería un acto de máxima gravedad y, por tanto, objeto de expulsión del sistema universitario”, concretiza.
Represión y supeditación al mercado laboral
Ciertamente sorprendido, el futuro historiador recalca el motivo argüido en las enmiendas de ERC y UP mediante las cuales eliminan el proceso de mediación en el caso de algún conflicto con un estudiante: “Consideran que mina la autonomía universitaria, ¡es que es increíble! A partir de ahora, el mismo profesorado al que le hemos podido hacer un piquete por tratar mal a su alumnado será el que pueda estar presente en el órgano que decidirá sobre nuestra expulsión”, ilustra Armesto. El militante de EeM, además, señala que esta Ley “reproduce el auge represivo que se da en la sociedad desde el estado de alarma, en un momento de crisis catalizada por el agravamiento de la situación de las clases populares”.
Preguntado por si se esperaba algo así de un Gobierno autodenominado progresista, el estudiante de Galicia es tajante: “No, este Gobierno tan solo tiene voluntad reformista y superficial. En la educación, por ejemplo, tan solo cambian los elementos que durante el mandato del PP habían tenido una carga reaccionaria más mediática, pero todo lo que concierne a los intereses empresariales no tocan nada. Son medidas estéticas para tapar que son un Gobierno que no gobierna para las clases populares, la gran mayoría social”, responde el interpelado.
Desde su punto de vista, y coincidiendo con los demás representantes estudiantiles, la LOSU “es el broche al último proceso de mercantilización de la universidad que viene desde el proceso de Bolonia”. Según explica el mismo Armesto, “está claro que la convergencia europea marca el camino hacia la supeditación de la universidad al mercado. Crearán una universidad para las elites, nuevamente, y una investigación orientada a la producción proyectada desde el ámbito privado, con todos los efectos degradantes en el proceso social que conlleva”, concluye el estudiante.
Madariaga, por su parte, indica que estas movilizaciones del día 18 a nivel estatal tan solo serán el principio y que a ellas también se están sumando el personal docente de cada centro. Paricio finaliza: “Cada territorio se autoorganizará y decidirá si quieren hacer una manifestación, concentración o ambas cosas. Justo antes, el 17 de noviembre es el día internacional del estudiante, y verán que aquí seguimos y que nos tendrán enfrente”.