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Hemeroteca Diagonal
Amenaza de desalojo para una masía del siglo XVII en las afueras de Barcelona
El Juzgado de Instrucción nº 3 de Cerdanyola del Vallès (Barcelona) ha ordenado, mediante un auto del 27 de septiembre, que las ocupantes de la masía de Can Piella abandonen la finca en un plazo de 10 días a contar desde la fecha de recepción. El ultimátum expira el próximo lunes 15 de octubre. La asamblea de este centro social y cultural que desde hace 3 años ha impulsado la rehabilitación de la finca –abandonada desde hacía más de una década– responde a la amenaza con una campaña de difusión para detener un proceso penal que podría terminar con las actividades agrícolas y reivindicativas que se desarrollan en la antigua edificación construida en el siglo XVII y a los amplios terrenos labrados y cultivados que la circundan.
El sábado 13 de octubre a las 17h han convocado una manifestación que saldrá desde la plaza Antoni Baqué de La Llagosta —muy cercana a la estación de Renfe– y finalizará con una “acampada de resistencia” a los terrenos de Can Piella. La marcha recibe el apoyo de la Alianza por la Soberanía Alimentaria de Cataluña, la PAH de La Llagosta, Reclaim the Fields, el Observatorio de la Deuda en la Globalización, Can Masdeu y Repoblación Rural.
El juez Claudio Alejandro Montero Fernández, a pesar de reconocer que el delito de usurpación de un bien inmueble abandonado ha sido fuertemente cuestionado desde su incorporación al código penal del año 1996, concluye que el propietario tiene derecho a poseer la finca a pesar de constatar que no le dará ningún uso. En sentido contrario existe una numerosa jurisprudencia de las audiencias provinciales de Girona, Barcelona, Madrid y Guipúzcoa que contradice esta interpretación y apunta que en el caso de fincas abandonadas tendría que prevalecer el principio de mínima intervención y se tendría que dirimir los litigios por la vía civil.
Una isla dentro del área metropolitana
Cuando se llega a Can Piella, a pesar de que se encuentra a poco más de 15 kilómetros de Barcelona, se deja atrás la metrópolis para adentrarse en un paraje natural único, rodeada desde la distancia por autopistas, líneas ferroviarias y cascos urbanos. Es uno de aquellos lugares que visto a vuelo de pájaro parece una mancha verde dentro de la región metropolitana de Barcelona. Probablemente es esta característica la que hizo que el magnate Sheldon Adelson se fijara en esta finca para construir el frustrado proyecto de Eurovegas. El Delta del Llobregat era la opción preferente, pero los técnicos de la Generalitat y los ejecutivos de Las Vegas Sands también visitaron los terrenos de Can Piella como segunda opción.
Son precisamente este tipo de reductos vírgenes de terrenos agrícolas los que tradicionalmente sufren un mayor proceso especulativo. En la masía de Can Piella, no obstante, a día de hoy se conservan los campos cultivados, caminos, muros de pared seca, pozos y balsas de agua que son reflejo de la gran cantidad de acuíferos que atraviesan el subsuelo de la zona. No es extraño ver caballos paciendo. Además, la asamblea del centro social que lo ha rehabilitado desde 2010 ha recuperado su historia, los oficios y los usos que, poco a poco, han ido desapareciendo a lo largo de la segunda mitad del siglo XX de la fisonomía de los municipios vallesanos encajados entre los cauces de los ríos Congost y Ripoll.