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Antiespecismo
Navidades sin crueldad
Las mejores tradiciones son aquellas que se adaptan a los tiempos que corren. Se acercan unas fiestas celebradas en todo el mundo y relacionadas muy estrechamente con comidas especiales en compañía de familia, amigos y amigas. Esta es quizá la época más contradictoria que vivimos a lo largo del año y la repetimos cada año sin que nada cambie.
Por un lado, resurgen, como si estuviesen enterrados u olvidados y fuese necesario recordarlos, una serie de valores positivos para cualquier sociedad que se basan en la empatía: la solidaridad, la bondad, la compasión, así como la ternura y el afecto hacia los demás. Están presentes en la publicidad, en películas, en escaparates de tiendas, en canciones y villancicos, en programas de televisión, etc. Todo apela a los sentimientos, a las emociones y nos prestamos a conmovernos. Nos invitan a ser generosos, a pensar en los demás, sobre todo en aquellas personas que están en una situación difícil y necesitan nuestra ayuda, nos apelan a hacer donativos a cualquier asociación que se dedique a mejorar vidas humanas, intentan hacernos valorar lo que tenemos y nos instan, en general, a tratar bien o mejor a todo el mundo.
Sin embargo, nos animan a consumir todo lo que nos sea posible. Nos hacen creer que podemos y debemos tener todo lo que queramos o cualquier capricho que se nos pase por la cabeza. Nos sentimos presionados a comprar y a hacer regalos para no desentonar o parecer ariscos e inadaptados. Sin darnos cuenta, se nos instalan en la cabeza preguntas como: ¿Seguro que no lo necesitas? ¿No te apetece? Y aquello de “una vez al año no hace daño”.
Nuestra alimentación pasa a ocupar el centro de nuestras vidas más que en ninguna otra época del año, por tradición. No es para menos, ya que la comida es el combustible que necesitamos para vivir. Sin ella no existimos y, sin duda, tener acceso a ella siempre puede ser un motivo de celebración en sí mismo. Pero resulta que con ella estamos negándole la vida a 900 millones de animales al año, solo en España, con una crueldad sin precedentes.
Resulta difícil de entender que en la época del año que más se fomenta y se nos despierta la empatía, no seamos capaces de sentirla hacia otras especies animales. Parece que no pensemos en lo que implica tener cordero, lechón, ternera, “pescado” o pollo en los platos más especiales del año. Además, como suele suceder en estas fechas, suben los precios de todos esos “productos” que provienen de cuerpos de animales —una demostración de que es un negocio como otro cualquiera que solo busca un beneficio—. Si lo pensamos un poco, es ridículo “sacrificar” nuestra economía particular para poder comprar un alimento que no necesitamos y por el que un animal ha sufrido lo inimaginable. ¿Todo para qué y por qué?
Existen todo tipo de alternativas y adaptaciones de recetas tradicionales para substituir o prescindir de todos los ingredientes de origen animal. Se consiguen texturas y sabores muy parecidos a los originales en algunos casos y en otros son incluso mejores. Es muy fácil hacer un caldo de verduras, canelones de espinacas o de cualquier otro relleno de verduras con bechamel de margarina o de aceite y leche vegetal, filetes de seitán con piñones, prunas y patatas asadas, etc. Todo plato tradicional puede adaptarse eliminando la parte animal. Pero si no nos convence, también podemos hacer platos originales. La gracia de la cocina vegetal es que nada está fijado y una pequeña variación en cada receta evita que te aburras y te permite descubrir nuevos sabores casi a diario. Por otro lado, hacer una tortilla de patatas, de calabacín, de berenjena o de brócoli sin huevos puede ser toda una revolución para el paladar de alguien que nunca la ha probado.
¿Por qué no sorprender, innovar y demostrar que las cosas pueden ser diferentes? ¿Qué hay de malo en crear nuevas costumbres? ¿Por qué no renunciar a unas tradiciones obsoletas que hoy no podemos justificar? Tenemos a nuestro alcance todo tipo de legumbres, hortalizas, semillas, frutas y preparados maleables y combinables con todo como el tofú, el seitán y el tempeh. Solo tenemos que dejarnos llevar por nuestra imaginación para combinar colores y formas con un buen equilibrio nutricional (como hemos hecho toda la vida con cualquier tipo de dieta). No hay dos verduras que no combinen. El margen de error o de obtener un mal resultado es casi nulo y las posibilidades de conseguir platos sabrosos son infinitas. Además, siempre podemos recurrir a consejos y recetas de especialistas online que despiertan nuestra creatividad y nos ofrecen trucos nutricionales.
Cada día es una oportunidad para crear momentos inolvidables, como la primera comida vegana en familia. Una vez empecemos, nos daremos cuenta de que no tiene ninguna complicación especial. Pasado un tiempo cocinando y disfrutando de platos 100% vegetales, solo nos arrepentiremos de no haber dado el paso antes. Se trata de dejarse llevar por los valores que tanto se promueven en esta época y extenderlos al resto de animales. ¿Por qué respetar a nuestros hermanos humanos, pero apoyar la crueldad que sufre un cerdo que podría ser nuestro primo en esta gran familia que somos compartiendo un mismo planeta? ¿Por qué poner límites a nuestra empatía? Pertenecer a una o a otra especie, ser diferentes, no quiere decir que unos individuos sean mejores que otros.
Todos los animales merecemos respeto porque nadie debería tener privilegios ni estar por encima de los demás por pertenecer a un determinado género, raza, especie o condición. Cuanto antes entendamos que los seres humanos no debemos ocupar el centro de la existencia, que nada ni nadie existe para servirnos, más posibilidades de rectificar tendremos para construir un futuro amable para todos.
El equipo de Infoanimal queremos desear unas felices fiestas a todas las personas que nos leen, nos siguen, nos apoyan y colaboran escribiendo en este espacio. Esperamos ser cada vez más personas que se atrevan a informarse y a actuar para lograr vivir en un mundo justo, donde la empatía haga que se respeten los derechos básicos de todos sus habitantes, sin excepciones.