Exhumación fosa Colmenar - 31
Una mujer excava en una fosa común de Colmenar (Madrid) para encontrar los restos de represaliados durante la Guerra Civil. Álvaro Minguito

La semana política
Un país normal

El curso arranca con las mismas taras en el debate político y sin trasladar a la discusión pública los problemas globales.
Pablo Elorduy
Foto de Álvaro Minguito.
3 sep 2022 06:27

Así sería un país normal, un país en el que no habría sido noticia la amonestación del Comité de Derechos Humanos de la ONU contra la decisión de suspender el derecho de sufragio de cuatro líderes independentistas porque aquella decisión nunca se habría tomado antes de que hubiese una sentencia firme. 

En ese país caería por su propio peso que la política penitenciaria no puede ser utilizada para la manipulación política y que no se condena sin juicio a las familias de los presos. ETA habría existido, como existieron bandas armadas en todos los países europeos en los llamados años de plomo, pero hace años se habría abordado por parte del Estado la construcción de la paz, en una tarea a la que habrían contribuido también los medios de comunicación y para la que se habría demandado toda la ayuda de mediadores internacionales que se ofreció, que se tuvo a disposición, y que se desdeñó.

No sería urgente —ni fruto de un esfuerzo económico notable— la apertura de las fosas de la represión franquista sino que hace décadas que ésta se habría llevado a cabo, con fondos del Estado, garantizando la reparación de las familias.

Las noticias que abrirían los periódicos en un país normal no serían para nada felices. Ni país de la piruleta ni juegos florales. Todo tendría un tono de preocupación

No sería perseguida y atosigada judicialmente Dina Bousselham, la víctima de un delito. En ese país normalito, la intervención política de un juez conservador no llegaría hasta el extremo de apurar hasta las heces el caudal de falsedades proporcionado por una trama criminal que ha operado dentro de la policía.

Lo normal es que la prensa no cuestionara el intento de asesinato de Cristina Fernández Kirchner en Argentina si careciera de cualquier prueba de ello. No se habría culpado a la vicepresidenta argentina de polarizar el debate.

Y tampoco se haría un espectáculo con la información del calentamiento global, así que no se provocarían falsos debates entre propagandistas del retardismo o del negacionismo climático y científicos genuinamente preocupados por la divulgación de los efectos del aumento de la temperatura.

Las noticias que abrirían los periódicos en un país normal no serían para nada felices. Ni país de la piruleta ni juegos florales. Todo tendría un tono de preocupación. Las inundaciones en Pakistán y la sequía en el Cuerno de África, el precio del gas y la inflación, la guerra de Ucrania y la posibilidad de migraciones masivas como consecuencia del hambre. No el final de la era de la abundancia, en abstracto, como la panoplia añejada del país que nunca fue, sino la cuestión fundamental sobre cómo se repartirá la escasez.

La discusión pública giraría en torno al futuro, a la reconversión hacia una economía menos dependiente de los combustibles fósiles, y habría una genuina preocupación ante la idea de que, por mucho que se avanzase en políticas públicas de reducción de emisión y mitigación de impactos, el contexto global podría hacer insuficientes todos los esfuerzos.

En un país un poco más normal, sí, la patronal trataría de sabotear los intentos del Gobierno para acompasar los salarios al alza de los precios. Y el sector energético seguiría protegiendo sus beneficios y escamoteando el reconocimiento de que el aumento de la factura eléctrica corre en paralelo al incremento de sus ingresos. Y es posible que brindasen por la tibieza de una medida como la rebaja del IVA del precio del gas; que celebraran o callasen satisfechos ante todo aquello que no apunta al núcleo del problema.

Pero quizá, aunque no se hiciera nada por resolverlo, al menos se habría enunciado el problema. Porque en esta latitud, y en todas las latitudes, se funciona bajo la globalización capitalista y ésta ha entrado en crisis. Lo que no quiere decir que la globalización financiera vaya a desaparecer o vaya a ser sustituida, solo quiere decir que está en crisis y que eso significa empobrecimiento de la mayoría.

Esas serían las noticias de un país normal. Desigualdad y pobreza, con las circunstancias propias del lugar en el que se reproduce esa crisis: viviendas inasequibles, un modelo productivo decrépito, un aferrarse a la propaganda vacía sobre el trabajo y el esfuerzo, como si no hubiese pasado nada desde que, un 15 de septiembre de hace catorce años, todo empezase a dejar de ir como se suponía que tenía que ir en Wall Street y eso se extrapolara al mundo. Como si nadie se hubiese dado cuenta de que algo se rompió entonces. Como si desde entonces hubiera algún país normal. 

Así sería. Habría algunas posibilidades más, menos de eso que llaman crispación —aunque la propia palabra crispe tantas veces— y los mismos problemas que amenazan a todas las sociedades del capitalismo tardío.

Así que un curso más toca intentar que dejen de parecer normales cosas que no lo son. Podría ser peor. Podríamos no estar aquí para al menos eso, intentarlo.

Informar de un error
Es necesario tener cuenta y acceder a ella para poder hacer envíos. Regístrate. Entra na túa conta.

Relacionadas

Solo para socias
Solo para socias Nueva carta mensual: “Redactor en crisis”, por Pablo Elorduy
Después de La Semana Política, el coordinador de Política de El Salto regresa a un formato periódico.
La semana política
La semana política Lo que pasó, pasó
Hora de algunas despedidas. Ada Colau tiene difícil volver a ser alcaldesa de Barcelona y la izquierda tiene difícil volver a convocar el espíritu de una época en la que pudieron cambiar muchas cosas.
La semana política
La Semana Política La nave del misterio electoral
La compra de votos en Melilla y otros puntos del Estado agita la última semana de campaña y muestra el auge del conspiracionismo.
RamonA
4/9/2022 10:46

Soñar con un “país normal” va a resultar difícil ante tanto medio de comunicación sicario y tanto político mediocre. “Así que…toca intentar que dejen de parecer normales cosas que no lo son”. El curso viene cargadito.

1
0
juanl_pz
3/9/2022 11:23

Qué bueno tenerte de vuelta, Pablo

2
0
adriabtc
adriabtc
3/9/2022 10:15

👏👏

1
0
Feminismos
Feminismo Dous anos sen reparación tras sufrir lesbofobia nun Rexistro Civil de Pontevedra cando ían inscribir a seu fillo
Un funcionario negouse a inscribir ao fillo de Antía e a súa parella. Un erro de redacción na lei trans está detrás dos argumentos que o funcionario esgrime para defender a súa actuación.
Medio ambiente
Medio ambiente Iberdrola proxecta un parque eólico que pon en risco un dos maiores xacementos fortificados de Galiza
A Xunta vén de declarar a utilidade pública para o parque eólico Castro Valente, a pesar de que a súa construción está suspendida cautelarmente polo Tribunal Superior de Xustiza de Galicia.
O Salto medra contigo
Crowdfunding O Salto Galiza abre un crowdfunding para empapelar Altri
Queremos investigar os responsables políticos e empresarias do que podería ser o maior atentado ambiental da historia recente de Galiza.
Filosofía
Brais Arribas, filósofo “Non se trata de empoderar senón de disolver o poder”
Durante a conversa, o profesor reflexiona sobre a saúde da filosofía galega, o poshumanismo, as novas masculinidades ou a experiencia da pandemia.

Últimas

Alemania
Litigio climático Un tribunal alemán abre la puerta a que grandes emisores puedan ser responsabilizados de daños climáticos
El jurado descarta la demanda del agricultor peruano Saúl Luciano Lliuya por entender que el riesgo a su propiedad es demasiado bajo, pero esta misma argumentación podría llevar a condenas en otros casos.

Recomendadas

LGTBIAQ+
LGTBIAQ+ Unha casualidade, unha resposta masiva e un debate incómodo: a sentenza de Samuel Luiz en contexto
O 22 de maio, o TSXG ratificaba o veredicto do xurado popular e recoñecía que o asasinato de Samuel Luiz foi un crime motivado por LGTBIfobia. O caso supuxo unha mobilización sen precedentes.
Culturas
Erika Lust y Sara Torres “El deseo tiene una potencia inagotable para transformar la realidad si lo liberamos de las normas”
Sexo, deseo o ética del placer son algunos de los temas que hilan la escritora Sara Torres y la productora de cine porno Erika Lust en ‘La abundancia del deseo’.
Xunta de Galicia
Política A Xunta recibe ao embaixador de Israel en funcións mentres Gaza agoniza ao bordo da fame
O Goberno de Alfonso Rueda escenifica a súa boa sintonía coa Administración de Benjamín Netanyahu apenas unhas horas despois de que Israel bombardease unha escola que servía de refuxio e ordenase unha evacuación masiva en Gaza.