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La semana política
Conspiración e incertidumbre
El negocio político de la intoxicación vive sus horas más dulces gracias a la presidencia de Trump. La huella del negacionismo se aúpa en la etapa de miedo e indefinición que se ha abierto a raíz del covid-19. La crisis sanitaria no remite y el desplome económico comienza a pasar de las proyecciones a lo material.
Hace tiempo Madonna era una chica materialista pero la semana pasada escribió en su Instagram: “Prefieren dejar que el miedo controle a la gente y dejar que los ricos se enriquezcan y los pobres se empobrezcan y los enfermos se enfermen más”. La popular cantante borró posteriormente el post, que acompañaba un vídeo de la última estrella de la conspiranoia internacional, una doctora llamada Stella Immanuel, a la que Madonna llamaba heroína y que ha sido noticia, también, por los aplausos que le ha dedicado Donald Trump.
Immanuel defiende que la hidroxicloroquina cura el covid, algo en lo que está empeñado el presidente de los Estados Unidos, y eso le ha dado relevancia internacional. También defiende que la endometriosis es consecuencia de tener sexo en sueños con brujas y demonios y que, secretamente, el Gobierno del mundo inocula una vacuna en la humanidad destinada a acabar con las creencias religiosas.
La retórica de la gran conspiración que enarbola Abascal acude indistintamente a la sospecha y a la descontextualización de datos
Son casos distintos, si bien se complementan. En el primero, Madonna sufre una mala digestión de la new age y el misticismo aristócrata —tendencia en Hollywood y el show business americano desde hace una pila de tiempo— en el segundo es la combinación de supremacismo blanco, paranoia, hipocondria y oportunismo que define a Trump. El presidente más neroniano del imperio estadounidense fue elegido gracias al runrún de conspiraciones que se ha expandido desde medios de masas y redes sociales, no como fruto de un Gobierno del mundo en las sombras, sino por la lógica de un negocio que une lo puramente comercial con la capacidad de intervención política a través de los famosos algoritmos y la puesta en marcha de burbujas de pensamientos y creencias.
Nuestros paranOicos
En España, las últimas semanas han desatado la revancha de los negacionistas del virus covid-19. Se ha moldeado poco a poco el argumentario, si bien todavía permanecen ciertas contradicciones. En la versión más extrema, el sars-cov2 es una invención, en palabras de uno de los negacionistas: una “psicooperación militar de falsa bandera —bajo falsos pretextos sanitarios— que nos han montado en todo el planeta”.
Grupos como la división española de Q-Anon —que funciona como oficina central de la conspiranoia internacional— o chats como Revelión en la granja (sic) funcionan bajo un principio de sospecha; sospecha hacia el uso de mascarillas —las llaman “el bozal”— hacia la propia enfermedad, a la que se refieren como covid-1984 y hacia las vacunas.
La retórica de la gran conspiración que enarbola Abascal acude indistintamente a la sospecha y a la descontextualización de datos. Santiago Abascal repitió el pasado miércoles la versión para todos los públicos: el virus viene “de la China comunista” y España debe abandonar la Organización Mundial de la Salud “que colaboró con la dictadura china en la mentira en la pandemia” (el uso de la segunda preposición 'en' es importante).
Más lógica que la versión desquiciada, ambos sectores tienen nexos en común: el grupo “Médicos por la Verdad” es publicitado por la organización “Resistencia Democrática”, que a su vez parte del mucho más conocido Hazte Oír. Resistencia Democrática se reconoce como impulsora de las protestas de Núñez de Balboa de mediados de mayo y participó en el “rally” que Vox llevó a cabo el día 23 de ese mes. Médicos por la Verdad tiene a su propia estrella: la doctora Natalia Prego, con 35.000 seguidores en su canal de Youtube.
Esa cultura de la paranoia, no obstante, no se ciñe solo al trumpismo y sus sucursales internacionales. La salvación de todo a cien, las llamadas a despertar del cuento, se multiplican en post y comentarios de personas ajenas a la ultraderecha. Porque sí, el coronavirus ha servido para destapar la botella del control y la vigilancia, la llamada “disciplina social” pero antes que por un plan predefinido para la consolidación de un Estado represivo, el confinamiento estricto de España se explica por la desinversión previa en camas de agudos en los hospitales, por el desguace de mayores en el que se han convertido las residencias en las últimas décadas. Sí, a raíz de la pandemia los ricos se enriquecen, eso es un hecho. También que los pobres serán cada vez más pobres. Pero no se trata de un plan demoníaco, sino que se llama capitalismo. Funciona a la luz del día, de hecho se exhibe cada día en todas las ciudades y carreteras del mundo.
La conspiranoia aporta algo en lo que creer y, sobre todo, encaja perfectamente en una característica fundamental del sistema en el que nos socializamos: la competición y el individualismo. En tanto que “saber algo que se oculta”, ese conocimiento revelado promete ubicar a la persona que posee ese secreto en alguien por encima del conjunto de la sociedad (el rebaño, la granja, la plebe). En ese punto, para desgracia de sus familiares, amigos o congéneres, empieza su labor de abrirnos los ojos.
Bajo el caos de esos latigazos de desinformación, inconexos, incoherentes y contradictorios, hay algo que funciona. Rota la “definición convencional de la realidad” hay un intenso sentimiento de incertidumbre y miedo que permite que proliferen las versiones alucinadas sobre lo que está pasando.
Lo material en el frente
Esta semana se ha publicado el dato de que la economía española ha caído un 18,5% en el segundo trimestre del año —coincidente con los tres meses del estado de alarma—. En esta ocasión no hay lugar al que correr: el PIB de la eurozona ha caído un 12,1%. El miedo está justificadísimo, la incertidumbre nos va a acompañar mucho tiempo. Por el mismo motivo también proliferan las teorías conspirativas que pretenden dar un sentido a una realidad que no podemos abarcar.
Pasamos de una etapa definida por la aceleración y la disponibilidad, al comienzo de una depresión que se verá intensificada por los efectos del cambio climático
Tras un periodo de tres meses en los que se suspendió la realidad acelerada en la que estábamos reproduciendo la sociedad —y que daba indicios evidentes de agotamiento, de lo que Hartmut Rosa ha definido como el burnout colectivo— hemos pasado a una normalidad que será progresivamente más y más asfixiante. Es aún difícil de pensar, en cuanto el desplome de la economía no tiene precedentes en España desde la Guerra Civil. Más si cabe cuando aquella fórmula en la que se encontró el encaje en la Unión Europea y en la cadena de valor globalizada, el turismo, las infraestructuras y la aglomeración, ha quedado virtualmente suspendida, al menos hasta el año que viene.
Pasamos de una etapa definida por la aceleración y la disponibilidad al comienzo de una depresión que se verá intensificada por los efectos del cambio climático. El catalizador ha sido una enfermedad conectada con la deforestación y el sistema agroalimentario, expandida gracias a la sobrepoblación y la híper-movilidad alcanzada en las últimas décadas.
A finales de julio del 2020, contenemos la respiración. La extensión de la duda a todas las capas del cuerpo social —también al 1% más rico— se aprecia en la revalorización del oro, que ha aumentado de valor un 20% en lo que va de año, y de la plata, que cuesta un 45% más. Los valores refugio ejercen de amortiguador de los miedos de las grandes fortunas. Todavía no sabemos —tampoco el poder neoliberal lo sabe— cómo afectará esta crisis a los mercados financieros, que hoy generan cuatro veces más beneficios que cualquier otro sector productivo. Esa incógnita marcará los próximos meses.
En este impás se están definiendo las amenazas sobre nuestro futuro y el de las próximas generaciones. Amenazas que son tangibles: menos camas en los hospitales, menos maestras y maestros en los colegios públicos, menos trenes de cercanías y menos frecuencia de paso de metros y autobuses. Peores pensiones y subsidios, más condicionados a la disciplina neoliberal. Nunca la vivienda asequible. Nunca derechos plenos de ciudadanía para quienes se desloman recogiendo la fruta que encontramos en el supermercado. Etcétera, etcétera.
La fase de la historia en la que hemos entrado no es fácil de examinar para nadie. El conocimiento experto aporta solo algunos retazos de comprensión, pero los sentimientos juegan también un papel fundamental: no es posible operar sin tener en cuenta que solo la ciencia y el conocimiento solo no bastan. Una mala mezcla entre ese conocimiento experto —lo que se conoce como “cherry picking” o falacia de prueba incompleta— y la manipulación de sentimientos tiene consecuencias profundas sobre nuestra vida, especialmente en esta etapa de vulnerabilidad colectiva.
Quizá el comienzo de la solución es admitir que no nos sentimos seguros, que navegamos entre la duda y el miedo; no sabemos lo que va a pasar —lo que van a vivir las generaciones que vienen— ni cuándo nos podremos detener a respirar sin angustia. Sí sabemos, y sentimos, que solo podremos sobrevivir con mejor sanidad, más derechos, más atención a las personas mayores, más escuelas y más transporte público, con rentas garantizadas y un techo. Y con menos prisa y competición. Mostrar nuestra vulnerabilidad y reivindicar aquello que necesitamos para vivir es, en este momento, el mejor favor que podemos hacer a nuestra comunidad. No abrir los ojos de nadie sino dialogar sobre lo que podemos hacer. Es lo que nos permitirá seguir unidos y unidas para protegernos ante lo que ya está aquí.
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Materialismo: la vida como la simple existencia. Demencia pura. Recomiendo los trabajos de Agamben sobre esta Operación C19. La izquierda materialista (autoritaria) es el pasado. Se dedican a ridiculizar a cuatro exaltados pero censuran las opiniones de los demás. Devoción por el Estado y por el poder. Han destruido el país, medidas desproporcionadas mediante, solo para conservar el Gobierno. Esto, los que dependen directamente de los partidos no lo van a decir.
Lo que es de traca es que desde la izquierda a la izquierda del psoe, y espero que ahora también a la izquierda de podemos, se sea incapaz de articular la más mínima crítica a la gestión de la pandemia de este gobierno... Decir que la caída en España es del 18,5% y que no hay a donde huir porque en el resto de Europa es del 12,1% es reducir una diferencia del 50% a lo anecdótico. Y echar toda la culpa al desmantelamiento de lo publico encaja mal también con los resultados de Estados Unidos, donde la caída es de menos de la mitad que en España... Rigor, rigor, rigor
De un tiempo a esta parte El Salto da los datos del gobierno sin si quiera intentar contrastarlos. La excusa de que los otros son peores vale para todo y en todo momento. Y chitón, eh? Que luego vienen los otros y peor. Y al final por eso mismo siempre vienen los otros.
La pandemia no es real, es un invento de las elites que después de una reunión supersecreta determinarón que era lo que tenían que hacer para que yo me tirara en casa mas de un mes follando todos los días a todas horas y viendo cine en casa con mi pareja sin mas responsabilidad, les salió bien a los muy cab*****
El virus es real. La pandemia es real.
Ahora si queremos empezamos a teorizar y a formularnos diferentes hipótesis sobre el origen, la difusión, el tratamiento, etc. Las hipótesis triunfadoras serán aquellas que más éxito estadístico tengan en una población determinada y en un tiempo y espacio concretos. En San Clemente, California, dos jóvenes daban gratis las mascarillas a la gente; pues bien, la mayoría las rechazaba por inútiles y porque coartaban SU libertad. Esta pequeña muestra podría ser significativa de lo que está ocurriendo en todo USA: el país con más contagiados y con más muertes. En el lado opuesto tenemos a China, cuyas hipótesis son completamente distintas a las de muchos americanos y han reaccionado al virus y la pandemia con medidas restrictivas y preventivas colectivas; el resultado es que han controlado mejor la pandemia si miramos el número de contagios actuales.
Está bien la discrepancia científica, las teorías diversas y las hipótesis, pero los datos son los datos, y si los datos demuestran que las medidas tomadas funcionan ¿por qué cambiar de teoría? Al menos, hasta que haya otra mejor. Esta situación, la frase o salimos juntos o no salimos resume bien la teoría acertada.
Evidentemente los datos de china como en tantas otras cosas, no hay quien se los crea. Evidentemente la sociedad de consumo, alimentos basura, pobreza crónica, medicalizacion y cronificacion de enfermedades y la mayor esperanza de vida pasan más factura en los países desarrollados en esta pandemia
Brasil es un BRIC y por lo tanto un país desarrollado, pero tiene cronificados algunos problemas sociales tanto o más que los desarrollados, empezando por unos políticos fascistas. México también entraría en este grupo
Algo más, en aquellas estructuras como la sanidad donde hay cierta independencia, en China todo está regulado por el PCCh, desde hace tiempo hasta las investigaciones científicas que se llevan a cabo necesitan su aprobación
¿Por qué desde la izquierda hay tan escasa actitud crítica en asuntos de salud? ¿Por qué nos hemos dejado convencer por la doctrina sanitaria impuesta por el complejo fármaco industrial, es decir, por el capitalismo, al que no le interesa curar a la población, sino una población enferma crónica, que consuma cuantos más medicamentos mejor hasta su muerte?
No hablo de teorías de la conspiración, ni de ningún nuevo orden mundial, ni de Soros, ni de Bill Gates, hablo de salud y enfermedad. Hablo de los intereses de las farmacéuticas y de plantearnos cuáles son los nuestros y si hay otras formas de abordar la salud.
Sería interesante que desde el Salto se pudiera abrir este asunto tan importante para todas.
Se reúnen en un lugar secreto y deciden secretamente lo que tu has descubierto y tu sabes quien son...usamos el comodin “ELLOS” conspiración recien creada
Hace muchos años que la izquierda abraza teorías de la conspiración que son de derechas originalmente y las adapta a su discurso (chemtrails, reseteo monetario...) poniendo como malo a Roquefeler o Bilderberg ahora con el auge de youtubers de derechas ya no se adaptan y tal cual las reproducen y ahora existe una corriente conspiranoica de derechas poniendo como malo a Soros...no es que la izquierda se ha hecho racional con estos temas es que la derecha se los ha quitado
Totalmente de acuerdo. En esta pandemia hay muchas cosas turbias y la izquierda está bloqueado sin exigir responsabilidades. Pero de ahí a las conspiraciones de los "médicos por la verdad" y compañía hay un buen trecho
De negacionistas de la pandemia a opositores de las medidas de control de la misma (después de unos meses ya se han caído del guindo y ven que el virus es real).
De las críticas a la OMS a convertir sus comunicados en la base teórica de sus discursos vacíos.
De oponerse a las élites del Nuevo Orden Mundial a alinearse con la ultraderecha de los bulos y la manipulación.
De acusar a la manifestación feminista del 8M de todos los males a convocarlas a cascoporro.
Así es como jipis y new wave con sus "vibraciones" buscan justificar su supuesta rebeldía cuando no dejan de ser lo de siempre: unos conformistas que no miran más allá de su ombligo (ahora lo llaman libertad).
Con ideas e hipótesis de base interesantes, las estiran como un chicle hasta lo surrealista.
Y al final en vez de hacer un análisis político desde las diferentes posiciones de la izquierda se lanzan a planes conspiranoicos que inmovilizan cualquier respuesta sensata y real.
Más cool y comodo desde las posiciones pequeño burguesas.
Ante la crisis responsabilidad, empoderamiento, apoyo mutuo y solidaridad en las comunidades, pueblos y ciudades.
Me extraña encontrar un artículo de éste calibre en El Salto. Ésto no es periodismo sino propaganda pura. Si me quiero dejar manipular por prejuicios me compro La Razón. Cómo decía alguien: Si una persona dice que llueve y otra que no, tu trabajo como periodista no es darle voz a ambos. Es abrir la ventana a ver si está lloviendo. Será que ahora también se están financiando de Soros o Gates?
Escribir todo este soporífero artículo, y artícula, solamente para relacionar a los que piensan diferente (respecto a este horror que nos envuelve y que se resquebraja por todos los vértices de la realidad) con Vox y la derecha mediática, solamente para ridiculizar al sentido común, solo para abundar en la insoportable campaña de terror... eso sí que es lamentable, por no decir tendencioso.
De repente en este país nos hemos vuelto todos tontos, nadie puede ver que el rey está desnudo. No hay política en la verdad y el engaño, cuando produce tanto dolor, tiene consecuencias.
Suelo leer con interés las columnas de Pablo Elorduy y comparto habitualmente sus puntos de vista, pero en esta ocasión discrepo en la forma en que rechaza las críticas a la gestión actual de la crisis sanitaria.
Hay personas que empiezan a preguntarse algunas de las decisiones que se están tomando en nuestro país:
- ¿Por qué somos el único país en Europa que obliga a usar mascarillas en el exterior sin ningún criterio médico o científico que lo avale? Véase el documento de la OMS del 5 de junio, en su punto 2) Recomendación a las autoridades competentes acerca del uso de mascarillas por el público general. En absoluto hay una recomendación de uso generalizado y advierte de los riesgos de su uso por la población en general.
- ¿Por qué se utilizan los tests PCR como prueba para diagnosticar COVID, cuando no sirven para esto? Hasta mayo se utilizaban los tests para confirmar a un enfermo con síntomas compatibles con COVID. Ahora se cuentan como enfermos COVID o contagiados a positivos en test PCR, en ausencia de síntomas clínicos. Esto es un disparate desde un punto de vista científico y se está creando pánico a la población, cuanto la situación es totalmente diferente a la de marzo y abril. De hecho, desde el punto de vista sanitario, ya no hay epidemia en España, y se debería hacer el mismo seguimiento que para otras enfermedades, desde los Centros de Salud, que por cierto están prácticamente cerrados para realizar atención telefónica (gran disparate desde un punto de vista sanitario).
Pues de asuntos tan razonables como estos hablan los médicos críticos con la gestión que se está haciendo de la crisis sanitaria, como la doctora Natalia Prego.
Pero Pablo Elorduy cae en el mismo tipo de retórica de la derecha, descalificando a los mensajeros con palabras como paranoicos, negacionistas o trumpistas, igual que los otros utilizan el de bolivarianos, independentistas o comunistas.
En los asuntos de salud pública, igual que en otros aspectos de la sociedad, hay muchos intereses y nunca debemos dejar de tener un espíritu crítico, ni deberíamos descalificar a los que lo tienen.
Todo lo que dices es un copypaste del kit completo de la conspiración, te falta hablar del MMS, postulado de Koch ,fumigadores, del premio nobel que dice.....venga,ve a donar dinero a Natalia Prego que lo está esperando, en su canal tienes el número de cuento, y ya de paso le dices que tiene a sus enfermos sin atender.
Me parece bien lo que dice el artículo pero echo falta dos asuntos:
- la facilidad con la que hemos renunciado a libertades fundamentales sin una necesidad CLARA (más allá del oportunismo de ciertos políticos)
- No creo que el problema de la sanidad sea una cuestión sólo de inversión, tenemos el mayor consumo de medicamentos de Europa porque es el país donde más subvencionados están y estos medicamentos sólo tapan los síntomas sin devolvernos la salud (las farmacéuticas campan a sus anchas en España). Nos creemos que estamos sanos pero hay un altísimo porcentaje de enfermos crónicos
Me chirría la primera parte del artículo... Me explico-
Podríamos etiquetar a Trump con un interminable listado de adjetivos calificativos más o menos acertados, gruesos, despectivos o alagadores, pero en ningun caso se podría dudar de su inteligencia .
Yo no apuesto, pero anote esto sr. Elorduy. En el último momento y con movimiento de mate, en un giro de los acontecimientos y de manera sorpresiva el Emperador Trump va a incluir en su programa la popular demanda #Medicare4All (en medio de una Pandemia, con tasas de sesempleo inimaginables y miilones de personas sin cobertura médica)...
Lo que pasará a continuación les sorprenderá... Four more years y Biden a lka llorería Clinton
Creo que el análisis es bueno en su conjunto, aunque me gustaría, al menos en mi modesta opinión, aportar dos claves matizables:
1.- Lo de TRUMP.
Considerar reiterativamente lo de Trump como un 'accidente' es un error, porque la realidad es que és una consecuencia.
2.- La socialdemocracia es inútil, un estorbo, un muro, una barrera, un cáncer... (el neoliberal Joe Biden volverá a morder el polvo como lo hiciera Hillary Clinton)
Estoy de acuerdo con el fondo del texto, la crítica a la egolatría del conspiracionismo que no conduce a crear nada. Pero tampoco caigamos en la ingenuidad de pensar que esos mismos ricos que hace ya tiempo planean crear búnkers donde protegerse del calentamiento global y la disrupción climática que tenemos, utilizando collares de control y demás técnicas distopicas de control, no estén frenando un mundo que, en el rumbo y velocidad que llevaba iba directa a hacer inavitable buena parte del planeta.
Decrecimiento planificado? Serías dudas de lo que la biotecnogia es capaz de crear, con sendos debates en revistas científicas, a colación de los forzamiento a geneticos en coronavirus en años pasados? Hay muchas dudas sin resolver
No soy fan de Iker Jiménez y su mundo radio-televisivo, detesto el totalitarismo político y esta pseudo-democracia asentada en una economía opresiva y engañosa. Posiblemente todo lo que estemos viviendo (y viviremos) sea fruto del colapso del sistema auspiciado por la destrucción de la Biodiversidad y la vanidad humana. Es "normal" (sin pertenecer a ninguna secta, organización, ni partiducho político) que uno ponga en duda parte de la información oficial, hay algo que no cuadra más allá de nuestra necedad como especie, no estamos dispuestos a revertir nuestro perverso plan de aniquilar el planeta y no es una exageración afirmar esto, sólo hay que buscar información sobre la explotación de los recursos naturales, animales incluidos. Los testimonios gubernativos y la connivencia de la mayoría de la prensa audio-visual, están condicionada por todotipo de lobbies empresariales: del turismo (no confundir con los asalariados y los pueblos y ciudades que malviven de las migajas especuladoras), del automóvil, de la construcción desmedida, alimentarios, farmacéuticos, bancarios, etcétera. Los conejillos de indias y escudos humanos siguen siendo la clase trabajadora más llana y crédula, que a veces, como indirectamente escuchaba hace un par de días en una conversación callejera mientras esperábamos para entrar en uno de esos sitios donde guardan nuestro dinero, ponen en duda lo que llega insistentemente a sus extenuados oídos, preguntándose que ¿Por qué, a pesar de los contagios estivales, no está muriéndose prácticamente nadie? ¿Sirven realmente las mascarillas, reutilizadas una y otra vez para ahorrar en gastos del hogar? ¿Han pensado en las personas ciegas, que se guían por el tacto, cuando tomaron estas medidas? Puede resultar razonablemente sospechoso, discurrir sobre cuántas muertes han sido directamente causadas por el Covid-19 y no añadidas a esas trágicas listas durante los meses del confinamiento por otros motivos. Es evidente que no se investigarán, poniendo de manifiesto las miserias de una estructura antropocéntrica y social que maquilla una y otra vez el vergonzoso funcionamiento de las financias como idea del Bien. Hemos quedado atrapados en la caverna de Platón, contemplando y venerando sombras, que confundimos con la realidad, esa que casi nadie quiere ver y que más pronto que tarde, nos aplastará.
"Grupos como la división española de Q-Anon —que funciona como oficina central de la conspiranoia internacional— o chats como Revelión en la granja (sic) funcionan bajo un principio de sospecha; sospecha hacia el uso de mascarillas —las llaman “el bozal”— hacia la propia enfermedad, a la que se refieren como covid-1984 y hacia las vacunas." A ver, de sospecha nada. Ciencia, la relación covid-vacuna de la gripe está demostrada, igual que cualquiera puede comprobar que los encierros y bozales aumentan mucho la mortalidad, aunque la propaganda de los criminales diga lo contrario. Conspiranoia=verdades inconvenientes para la dictadura globalista. Si no puedes refutar algo, lo llamas conspiranoia, como antes se lo llamaba herejía.
Y citar a eldiario.es, financiado por Soros, uno de los organizadores de esta plandemia para instaurar una dictadura genocida global, ya es de traca. Por cierto que no creo que lo vayan a conseguir, pero no precisamente por el hatajo de borregos con bozal que son los españoles. Hoy mismo, cientos de miles de personas en Berlin denunciando la plandemia. Y aquí la falsa disidencia pro-sistema llamando desinformación a la verdad, y denigrando a los héroes de Médicos por la Verdad. País de borregos.