Migración
Colectivos migrantes protestan por la falta de citas para regularizar su situación

Meses esperando una cita. Certificados previamente obtenidos que caducan en la espera. Ante esta realidad, un centenar de personas migrantes y activistas se han concentrado hoy frente a la oficina de extranjería bajo el lema: “Sin citas no hay derechos”.

Migrantes sin citas medicas 1
Migrantes protestan ante la dificultad para conseguir citas en extranjería David F. Sabadell

A ambos lados de la céntrica Calle de Silva, apretadas en las aceras porque para esta concentración no se ha cortado el tránsito, más de un centenar de personas protestaban ante la oficina de extranjería donde deben tramitar la documentación que les dé acceso a una residencia regular o a la renovación de la misma. La residencia es el punto cero del derecho en el estado español, lo que permite acceder a un trabajo, caminar tranquilamente por las calles sin la amenaza de una eventual expulsión, y en general cualquier derecho que dependa de tener la documentación en regla.

Precedida de una campaña en las redes sociales lanzada el jueves 3 de octubre por organizaciones y colectivos de apoyo a la población migrante, con el hashstag #SinCitasNohayDerechos, la protesta, convocada bajo el mismo lema, ponía en evidencia la urgencia por que se normalice el acceso a las citas necesarias para poder avanzar con el proceso de regularización, las cuales, desde hace algunos meses, se van atrasando cada vez más hasta el punto de que, según denunciaban las personas concentradas, el sistema ha dejado de concederlas.

Integrantes de la Coordinadora de Barrios, Red Solidaria de Acogida, Territorio Doméstico, SEDOAC o Karibu, entre otras, estaban presentes en la concentración. Hussein forma parte de la asociación Valiente Blangla de Lavapiés, “para poder avanzar necesitas una cita, si no puedes conseguirla no tienes derecho a nada, no puedes arreglar tus papeles. Genera mucho sufrimiento, estamos sufriendo y necesitamos ayuda con este problema”, explicaba en inglés.

Esto implica que en los controles de policía no dejan de pararte y que si algún día te topas con alguien un poco rabioso, te va a significar una expulsión, o te lo va a hacer más complicado, y no es porque tú no quieras regularizar tu situación, es porque no hay cita

A pocos metros, junto a la puerta de la comisaría Abdel corea “¡Vergüenza! ¡Vergüenza!”. Ha llegado a la manifestación tras verla en las redes sociales. “Llevamos mucho tiempo esperando para pedir cita, como dicen aquí, y no hay cita ni hay nada. He necesitado tres meses para entrar en el registro y ahora necesito otros tres meses para coger cita y otros tres meses para legalizarme y obtener mi documento”. Abdel habla perfecto español, de hecho llegó a España hace 15 años, salió y ahora tiene que repetir el proceso desde cero, un proceso que parece imposible. “¿Que qué implica esto para mi? Esto implica que en los controles de policía no paran de identificarte y que si algún día te topas con alguien un poco rabioso o que quiere aplicar la ley, te va a significar una expulsión, o te lo va a hacer más complicado, y no es porque tú no quieras regularizar tu situación, es porque no hay cita”, contesta exasperado. 

“El gobierno nos condena a la irregularidad”, “el gobierno nos fuerza a estar ilegales”, se leía en los carteles que sostenían varios integrantes del Sindicato de Manteros. “Llevo seis meses esperando para conseguir una cita, no hay derecho. Lo que queremos es igualdad para todos y acceso a derechos”, denunciaba Serigne, senegalés.

La venezolana Francia Núñez trabaja en una asesoría legal en temas de extranjería, se ha unido a la concentración tras salir de la oficina en la que se encontraba acompañando a una cliente, una mujer con una niña de tres años desesperada ante la dificultad de conseguir una cita. “Es escandaloso que desde hace tantos meses sea imposible, así que cuando hemos visto la protesta nos hemos unido sin dudarlo para denunciar esta vulneración de derechos”, Núñez apunta a que hay personas que compran las citas para luego revenderlas y que esto estaría colapsando el sistema, en su opinión es necesario intervenir para que las citas vuelvan a funcionar como antes, pero no se estaría haciendo nada al respecto.  

Raquel pertenece a la Fundación la Merced, confirma que se rumorea el tema de las citas, pero no está en condiciones de confirmarlo, “lo que sí te puedo decir que ayer justo, ante el hashtag y el movimiento que hubo en la red, se aprestaron a lanzar un comunicado dando un nuevo horario para acceder a las citas por el sistema”.

“El gobierno nos condena a la irregularidad”, “el gobierno nos fuerza a estar ilegales”, se leía en los carteles que sostenían varios integrantes del Sindicato de Manteros

Migrantes y activistas desconfían de los movimientos de la administración. Francesca Ricciardi de la Caravana Abriendo Fronteras lleva en su bolso un montón de expedientes. Entre certificados de penales o de arraigo que van caducando a medida que se alargan los plazos, llevan impresas todas las ocasiones en las que no se han concedido debidamente las citas. “El problema es que lo que hacen es decirte que son flexibles, que van a tener en cuenta documentación caducada incluso con seis meses de retraso, pero con esto no acaban de solucionar el problema pues la gente sigue en situación irregular”.  No se trata, comenta, ya “solo” de lo que implica transitar por la ciudad sin la documentación, particularmente grave es la situación de quienes van a regularizarse a través de una oferta de trabajo, “cuánto tiempo piensan que va a esperar un empleador, hasta contratar a otra persona?”. 

Un grupo de activistas comenta que han oído decir a una abogada que en su despacho sí se compraban citas. Francesca no se atreve a confirmarlo, sí que considera que la manera en la que desaparecen las citas, o que hay gente que parece conseguirlas con extraña celeridad, es sospechosa. Tras un ir y venir continuo de faxes y reclamaciones ante la imposibilidad de acceder a citas hay algo que la propia delegación del Gobierno sí ha confirmado. Que a través de los distintos colegios profesionales, incluyendo el de abogados, se puede acceder a las citas. Se trata, para esta activista, de un nuevo eje discriminatorio: “Hay extranjeros de todo tipo, quienes no tienen recursos quizás ni siquiera pueden acceder a internet una y otra vez para ver si hay citas. Otros tienen recursos, móvil desde el que hacer trámites. No todo el mundo puede contar con un abogado o asesor para tener otras vías de acceso a las citas”.

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