País Valenciano
“Esta es l’horta que queremos”: Tres mil personas protestan contra el PAI de Benimaclet

La plataforma ha denunciado que la construcción del PAI supondría daños medioambientales y demográficos para el barrio valenciano. Denuncian la intención lucrativa del proyecto y demandan un modelo de ciudad donde la vivienda sea un derecho y no un negocio.

Manifestantes protestando contra el PAI de Benimaclet
Manifestantes protestando contra el PAI de Benimaclet Gabriel Rodríguez

“Estamos hartos de que nuestras vidas sean producto de negocio de políticos y empresarios”. Así reza el texto leído por Cuidem Benimaclet en la manifestación que ha reunido a alrededor de tres mil personas, según los organizadores. Los vecinos se han movilizado con la intención de detener el Plan de Actuación Integrada (PAI) que pretende construir 1345 viviendas en este barrio de València.

“Un golpe en la mesa para que nos escuche el Ayuntamiento”, así ha definido la concentración Carlos Marcos, uno de los organizadores de la campaña. Aunque se ha mostrado sorprendido por el gran poder de convocatoria entre los vecinos, cree que es una reivindicación justa: “Ninguna persona con conocimiento puede pensar que el PAI es positivo”.

A la protesta se han sumado un centenar de entidades, comercios y asociaciones del barrio. Con música, disfraces y pancartas, han demandado la paralización del PAI en favor de un modelo de habitabilidad “más sostenible y sin especulación”, frente al proyecto de ampliación del barrio que ha presentado Metrovacesa, la promotora más grande del estado, cuyo mayor accionista es el banco Santander.

“El PAI significa básicamente construir un muro en toda la ronda norte, lo que fastidiaría el ambiente de Benimaclet y el pequeño ecosistema que hay aquí”, lamenta Jaime Marcos, de 17 años. Dentro del grupo de jóvenes que le rodea todos coinciden en que el PAI cambiaría drásticamente la forma de vivir del vecindario.

A la manifestación también han acudido políticos como Josep Nadal, diputado en Les Corts por Compromís: “El PAI puede convertir Benimaclet, que es un barrio vivo y con mucha proyección, en un gueto”. Además, Nadal ha añadido que la alcaldía de Valencia “debe tener una postura más valiente”.

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Toni y Merche, habitantes del barrio desde hace 30 años, no creen que detener el PAI sea una solución, pero sí que demandan “un proyecto respetuoso con el medio que tenemos aquí, donde se ha conservado una estructura de pueblo”. Papa Balla, vecino senegalés, teme que la construcción de las viviendas afecte a los comercios del barrio: “El PAI puede significar matar el pequeño comercio y reducir la calidad de vida de los vecinos a nivel de educación, sanidad y todos los servicios sociales”. Iván Morales, de 18 años, denuncia por otro lado la saturación actual de los servicios públicos que podrían verse desbordados si el PAI se ejecuta: “Los vecinos de Benimaclet no entran al centro de salud porque ya no da a más, horas de cola para hacerte un análisis”.
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Varias vecinas también coinciden en que la construcción de 1300 viviendas puede llevar a una subida de los alquileres y a que muchas personas se vean obligadas a trasladarse a barrios más baratos. En este sentido, Alejandra y Elena afirman que “hay viviendas suficientes pero no son accesibles para todo el mundo, deberían hacer viviendas más accesibles y no construir nuevos edificios”.

La plataforma Cuidem Benimaclet, en su manifiesto, ha denunciado la voluntad únicamente lucrativa del PAI, y ha recordado la existencia de 50.000 viviendas vacías en el interior de la ciudad de València, que lleva desde 2009 sin ganar población. Al mismo tiempo alertan de las expulsiones por alquiler y demandan que la vivienda sea un derecho y no un negocio. También subrayan que los edificios romperían la zona de transición a l’Horta lo que tendría consecuencias directas en el medio ambiente de la zona.

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