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Partidos políticos
Moción de censura, recambio naranja y el estado de ánimo depresivo de las izquierdas
El anuncio por parte del PSOE de una moción de censura asoma al abismo al PP y despierta levemente el estado de ánimo de las izquierdas, en situación de baja por depresión por los errores propios y por el auge de Ciudadanos.
No hay escapatoria para el Partido Popular. La sentencia de la parte más sustanciosa del Caso Gürtel señala un nuevo jalón en el peregrinaje de los de Mariano Rajoy hacia el fin. El empuje de Ciudadanos en las encuestas y su acomodo como opción sostenible de recambio señalan la puerta de salida a Rajoy y amenazan con hacer estallar al partido —como estalló la UCD— en el momento en el que el actual presidente salga de La Moncloa. Solo el apoyo cerrado del Eurogrupo y los cuerpos gobernantes de la Unión Europea sostienen hoy al “partido más corrupto de Europa”. El nuevo Gobierno de Italia da demasiado miedo y la UE no se quiere arriesgar a un nuevo incendio político en el sur.
El presidente del Gobierno ha comparecido en el mediodía de hoy, 25 de mayo, para constatar que su estrategia es la misma que le convirtió dos veces en candidato pese a perder contra el PSOE, la que le sostuvo pese al empuje de Esperanza Aguirre (y gracias a Eduardo Zaplana) en 2008, la que le permitió ser investido en 2016 tras los peores resultados de su partido en el siglo XXI. Etcétera. Resistir y esperar acontecimientos. Sostenerse en la inacción propia y la pulsión autodestructiva de sus rivales. El último truco de Rajoy tiene pinta de ser el último. Pero a estas alturas, hay que reconocerle al pontevedrés lo que los antiguos le atribuían a Antonio Maura. ¿Habilidad o tener la jeta de hormigón armado? ¿culo o codo?
La política española ha entrado en una fase contradictoria. La descomposición del PP de Rajoy se produce en un contexto de reforzamiento de la ideología que durante años supuso el éxito del PP. El discurso de la austeridad y seriedad presupuestaria unido a las que han sido las grandes apuestas del centroderecha desde la llegada de José María Aznar al Gobierno: el rodillo del nacionalismo español sobre el resto de pueblos y la idea de “orden y seguridad” como justificación y leit motiv para el aumento de los cuerpos policiales y las medidas de recorte de libertades.
Ahí donde el PP edificó una conciencia colectiva acorde con la ola de vaciamiento de la democracia que se ha desarrollado en toda Europa, Ciudadanos se destaca para proseguir con esa línea, añadiendo nuevos aires en la misma agenda: la xenofobia velada (solo ven españoles), el clasismo velado (solo ven emprendedores) y el estrechamiento de lo posible al programa de la austeridad en términos económicos. Añade, asimismo, un discurso que culpa a los territorios históricos de hacer daño “al hombre de la calle”, mediante memes como el del “cuponazo” con el que hace referencia al cupo fiscal pactado con el PNV. Ciudadanos sabe interpretar esa partitura y recoge los restos del PP, en un trasvase de cuadros y cargos que ha comenzado en la política municipal y que será un goteo constante en los próximos años.
Big data y telediario
La novedad política que encarna Ciudadanos es que es un partido que no ha dado hasta ahora signos de pulsión autodestructiva alguna. Los naranjas funcionan en base a mensajes sencillos y análisis de datos. Aplican la paciencia política de un modo científico: esperan encuestas que guíen sus próximos pasos —ver el caso Cifuentes— y lanzan sus propuestas programáticas en horario Telediario.En la crisis provocada de la Gürtel, Ciudadanos ha funcionado con el mismo automatismo. Su propuesta de adelanto electoral es inocua a efectos prácticos —una vez presentada la moción, el presidente no puede disolver las cámaras— pero mantiene la mascarada de que los naranjas se oponen a Rajoy con la misma decisión que el resto de partidos de alcance estatal. Los tiempos hasta la moción de censura, si es que finalmente se produce, serán lo suficientemente amplios para que el big data guie la posición de los naranjas. En ese tiempo puede, además, arrancar la promesa de un fin rápido de la legislatura y unas elecciones en la que tendrán apoyos múltiples para la victoria electoral y la consecuente derrota del PP.
Abulia y perplejidad
Entre la izquierda cunde la perplejidad. Hace tiempo que el PSOE aceptó el primero de los marcos, el económico; hace seis meses que apoyó definitivamente el 155 y su visión restrictiva de la soberanía, y en términos securitarios justo es darle a Alfredo Pérez Rubalcaba tanto peso como al PP en cuanto a la configuración del estado actual de cosas. Las regeneraciones del PSOE, como las de la socialdemocracia europea, cada vez tienen menos espectadores, pese a que la moción de censura de Pedro Sánchez puede ser un ejercicio de voluntarismo suficiente para sacudir la abulia del deprimido estado de ánimo de las izquierdas.En cuanto a Podemos, solo anotar que es responsable en buena medida de ese estado de ánimo deprimido. El caso de la casita en Galapagar y la posterior consulta a las bases ha sido la última astracanada de un partido que parece presa de sus propios memes. Aún se espera la versión seria —ojo, no de orden— de un partido que tuvo, tenía o ha tenido, un programa descentralizador y no abiertamente xenófobo.
Quizá parte del problema resida, también, en que apenas ha atendido a los signos de que la economía y la configuración actual de la UE no entienden de memes ni trucos de tahúr. Posiblemente para Podemos es tarde para introducir la impugnación de la política económica post-2008 en un programa radical que ataque la perplejidad actual y vaya a buscar la crisis a sus verdaderas fuentes. Un programa necesario que permita pensar en un futuro distinto al que Ciudadanos está destinado a encabezar con el patronazgo de los verdaderos amos del cotarro.
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Mientras a los trabajadores les digáis cuñados, machistas y fachas no hay ninguna posibilidad, la izquierda burbuja es una especie de maestra cabreada y coñazo para la gente
"de un partido que tuvo, tenía o ha tenido, un programa descentralizador y no abiertamente xenófobo."
No es cierto.
El problema es que por un lado, los márgenes en que se puede mover la izquierda en el sistema son los que son. Y más en una sociedad como la española..... Por otra parte, a la izquierda siempre le resulta más difícil porque tiene que ser como la mujer del César y muchas veces, por diferentes motivos que no explico por falta de espacio, no se dan. Sólo un ejemplo: el tan traído chalet. Hay que hacer como aquél que vivía muy bien pero cada día visitaba sus harapos y recordaba que había sido pobre. Es decir, gente que no les "ría las gracias" y le quite la venda.
Una mención y/o análisis de la posición de IU y Equo en todo esto hubiera ilustrado de forma más completa el estado de la izquierdas.
Por lo demás, buen artículo.