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Racismo
El antirracismo vuelve a la calle
Este domingo el movimiento antirracista se da cita en una nueva convocatoria contra el racismo institucional. De la lucha por la regularización a las masivas manifestaciones del pasado junio, los colectivos y organizaciones que combaten la discriminación y el racismo estructural, han reforzado este año articulaciones, debates y estrategias.
La primera manifestación antirracista organizada asambleariamente por colectivos racializados tuvo lugar el 12 de noviembre de 2017. En aquella ocasión cientos de activistas marcharon contra el racismo institucional por el centro de Madrid, llenando la calle de wiphalas, banderas romaníes, lemas contra la colonización, contra la ley de extranjería o contra las redadas por perfil racial. Aquella fecha no era casual: los colectivos antirracistas habían elegido el aniversario del asesinato de Lucrecia Pérez, quien perdió la vida el 13 de noviembre de 1992 en un ataque racista.
Hoy, 15 de noviembre de este extraño 2020, los colectivos que componen el movimiento antirracista se dan cita por cuarta vez. Ya el viernes 13, la asamblea antirracista que convoca la movilización organizaba un acto en memoria de Lucrecia, y de todas las víctimas del racismo. Decenas de personas se congregaron en la Plaza Tirso de Molina. En el centro, lindando con el lateral de la boca de metro, una mesa con plantas y flores. Mabel, de la asamblea antirracista, explicaba el ritual elegido, para recordar a los muertos del racismo. Al lado, pegados sobre la barandilla, en cada uno de sus bloques pétreos, los nombres de quienes ya no están.
Un día antes Mabel, en plena vorágine organizativa, daba detalles sobre las movilizaciones que la asamblea venía preparando. Esta activista boliviana, implicada en la mesa de migraciones del foro local de San Blas, entre otros muchos espacios, admitía el cansancio y la agitación de un año intenso. Un año en el que el movimiento antirracista no ha parado, desde la creación del Comité de Emergencia Antirracista, apenas empezó el estado de alarma, a la campaña #RegularizaciónYa, pasando por la lucha por incluir a todas las personas en el Ingreso Mínimo Vital, o a las movilizaciones durante la ola global que llenó el mundo de protestas antirracistas tras el asesinato en Estados Unidos de George Floyd.
Cuando oye mencionar a Floyd, Mabel siente la necesidad de redirigir el foco. No niega que tanto el asesinato de Floyd como las manifestaciones que lo siguieron tuvieran gran impacto, pero reivindica poner la mirada más cerca: “aquí en España también recordamos asesinatos como el de Lucrecia y los que vinieron después, o los cientos de personas que cada semana mueren intentando llegar a las costas y que también de alguna manera son asesinados por un racismo estructural que no les permite llegar y pisar suelo”. También están los CIE: ninguna necesidad, defiende Mabel, de ir a buscar la violencia racista lejos.
“Las voces subalternas afectadas por este sistema racista, colonialista, capitalista y patriarcal no nos callamos y salimos a las calles el 15 de noviembre desde Neptuno a Callao a las 17:00”
“Las voces subalternas afectadas por este sistema racista, colonialista, capitalista y patriarcal no nos callamos y salimos a las calles el 15 de noviembre desde Neptuno a Callao a las 17:00”, anuncian los colectivos y personas organizadoras de la manifestación de esta tarde en un comunicado, antes de desgranar las razones de la convocatoria y sus reivindicaciones. En el texto se expone cómo la ya dura crisis que afecta a toda la población, se ha cebado particularmente con las personas racializadas.
El texto recoge un total de 21 puntos que empiezan por lo fundamental: la abolición de los CIE y la derogación de la ley de extranjería, y que abordan una amplitud de temas que tienen que ver con el derecho al acceso a la sanidad pública, a la salud mental, o al voto, junto a a una serie de medidas contra la discriminación.
“Tenemos la intención de alzar nuestras voces una vez más para reclamar una sociedad antirracista en un contexto además tan urgente como lo es este, con la pandemia que ha agravado la situación de una gran parte de la población”, afirma Juanma, de la asociación Raíces. “Las personas que sufren racismo están en una situación mucho más grave. Además la manifestación es una forma de reivindicar las calles en las que también debe haber espacio para las luchas antirracistas”.
Raíces es una asociación antirracista fundada en 2017 en la Universidad Autónoma de Madrid. “Nuestros ideales se fundamentan en el anti imperialismo desde una perspectiva interseccional. Consideramos la lucha antirracista una lucha necesaria y urgente”, argumenta este joven que cuenta cómo la organización pasó de ser planteada principalmente como un “espacio seguro y empoderante para la comunidad racializada de la universidad”, para ir avanzando y formar parte de la lucha antirracista “a través de la difusión de contenido y toma de conciencia” para lo que realizan diversas actividades. En su propósito antirracista, Juanma cuenta cómo la organización se ha convertido en un espacio mixto y abierto.
Pueblos originarios
Conmemoran el último día de la Libertad de los Pueblos de Abya Yala
Mañana, 11 de octubre, colectivos migrantes y antirracistas organizados en torno a la Asamblea Descolonicémonos: 12 de octubre, Nada que Celebrar, realizarán una acción en Madrid para denunciar que la fiesta nacional homenajea el inicio de un genocidio.
Para este estudiante, justamente, el espacio universitario es un lugar donde se reproduce el racismo estructural, pero también donde “existen individualidades y colectivos que tratan de generar conciencia sobre el racismo y se organizan”. Para el activista es fundamental trascender la discusión fuera de los ámbitos universitarios. “Debemos ir más allá y establecer relaciones con colectivos que se hallan en diferentes contextos, tener en cuenta las vidas precarizadas”. Defienden así una aproximación horizontal y sin jerarquías.
Lo cierto es que la diversidad de comunidades y colectivos que forman el movimiento antirracista refleja una amplia y hetereogénea base social. Para Mabel, la extensión del movimiento antirracista tiene que ver con el momento histórico: “No hay ayuda de los que están gobernando, y ha sido la misma gente. las mismas organizaciones, las que más se han ‘autoyudado’”. Las redes, pues, han estado enormemente activas durante estos meses. Con ese transfondo apunta a que se ha propiciado la entrada de nuevos actores en el movimiento, pero considera que es aún necesaria mucha acción antirracista, y que un cierto recambio es positivo para que no se agoten siempre las mismas personas.
Y es que en términos de lucha, el 2020 ha sido un año agitado. Los hitos del movimiento #RegularizaciónYa, y las manifestaciones antirracistas del pasado junio, han absorbido energía a las muchas personas que han participado en las diversas comisiones o que han seguido haciendo, desde sus espacios, incidencia política. Labores que hoy continuan.
Fortalecimiento del espacio afro
Fue justamente el pasado junio que se creó la CNAAE (Comunidad Negra Africana y Afrodescendiente en España), un nuevo actor antirracista que, en boca de una de sus integrantes, Elena García, “aspira a construir un sujeto político negro en el Estado español, con todas las complejidades, dificultades y contradicciones que esto conlleva”. Muchos de los y las integrantes de CNAAE, extendidos por todo el territorio, vienen de otras luchas y colectivos, espacios que García estima complementarios, al tiempo que, piensa, hay un espacio político esperando para la CNAAE. “Nosotras aspiramos a tener un espacio propio que legítimamente nos corresponde. Somos la única organización a nivel estatal que agrupa a personas negros-africanas y afrodescendientes y eso tiene su importancia. Queremos tener una voz propia y estoy segura, estamos seguras, de que la vamos a lograr”, defiende.“Estamos asistiendo a un proceso de empoderamiento muy potente dentro de la comunidad negra, a un momento de efervescencia, energía y transformación que esperemos que sea duradero y transforme muchas cosas”
Si bien García se muestra escéptica ante los efectos que todo este movimiento antirracista pueda estar teniendo en lo imaginarios mayoritarios, celebra que “estamos asistiendo a un proceso de empoderamiento muy potente dentro de la comunidad negra, a un momento de efervescencia, energía y transformación que esperemos que sea duradero y transforme muchas cosas”. Y, aunque este podría ser el camino hacia un cambio, la activista considera que aún es necesario caminar un largo trecho.
En este camino, la CNAAE celebraba hace unos días, a finales de octubre, su primera reunión. “Hubo conversatorios sobre educación e infancia, adopciones, migraciones, feminismos negros, panafricanismo, salud mental o resistencias internacionales e hicimos un cierre muy especial con los mayores de la comunidad”, cuenta García, que apunta a que este encuentro sea “el primero de muchos”.
luchas con historia
Si hay alguien que puede hablar con voz propia de las comunidades afro en España, y la relación del país con ellas, ese es Antumi Toasijé. En la convocatoria del pasado viernes el nuevo Presidente del Consejo para la Eliminación de la Discriminación Racial o Étnica de España se distinguía enter los asistentes por su altura mientras grababa con su móvil el momento. Tomó el micrófono unos minutos para recordar el contexto del asesinato de Lucrecia: un 1992 en el que, a través de las Olimpiadas de Barcelona se festejaba un ideario de europeidad, mientras que, celebrando el quinto centenario, se abundaba en las lógicas coloniales. “¡El 12 de octubre no puede ser la fiesta nacional!”, afirmó contundente.Toasijé compartía con El Salto poco antes, vía mail, su no conformidad con el uso de la palabra racializado o racializada para denominar a las personas no blancas. “En la escala de valores de la ideología racista euroleucocéntrica, el grupo humano falazmente agrupado como ‘raza blanca’ está racializado en positivo y el resto de grupos sociales estamos racializados en negativo, pero todo el mundo está racializado”, recordaba.
El historiador panafricanista tiene presente el impulso que las movilizaciones por el asesinato de George Floyd ha supuesto para el antirracismo afro a nivel global y en el Estado. “No debe haber menos contundencia a la hora de enfrentar los racismos estructurales dentro de España, como la política de barrera con África, las prácticas racistas de amplios sectores de la policía y la necesidad de abolir los Centros de Internamiento de personas Extranjeras”.
“Algunas personas integrantes de los sectores dominantes de la sociedad están empezando a entender la importancia de la presencia política y social de las comunidades hasta ahora infrarrepresentadas”
Si bien la pandemia ha restringuido las acciones colectivas, Toasijé defiende que ha facilitado también “el crecimiento de eventos y reuniones virtuales donde se discuten paradigmas y se abolen premisas supremacistas falsas”.Celebra en este sentido, no solo el debate entre las personas no blancas, sino que, gracias a estas luchas, “algunas personas integrantes de los sectores dominantes de la sociedad están empezando a entender la importancia de la presencia política y social de las comunidades hasta ahora infrarrepresentadas”. Cree que esta sensibilidad en alza tiene que ver también, con el feminismo “y por supuesto el feminismo afro, facilitando que determinadas personas que no sufren el racismo directamente pero que sí están cerca de determinados postulados del feminismo, entiendan la necesidad de abrir vías para el empoderamiento de todos los grupos sociales”.
Pero pese este auge en las calles, que ahora traspasa las instituciones, Toasijé recuerda que hay procesos previos que vienen contribuyendo a esta visibilidad del movimiento. “En España ha existido antirracismo desde que apareció la ideología racista hace quinientos años. Desde la expulsión de la población hispano-amazigh, ya hubo protestas antirracistas. También en tiempos de esclavización hubo movimientos antiesclavistas y antirracistas”, contextualiza. Y recuerda también la contestación anticolonial o la eclosión del activismo migrante y Afro en los noventa. “Es todo lo que nos precede y no solo lo ocurrido en los últimos años lo que nos trae a la situación presente. Es necesario tenerlo en cuenta para valorar los esfuerzos previos y no creer que se está empezando de cero”, afirma.
Y en esa retrospectiva el asesinato de Lucrecia, considera, supuso un antes y un después. Un crimen, el primero reconocido como racista por parte de un tribunal, que marcó los años 90. De fondo, el auge “del Panafricanismo, motivado por la popularización del Hip Hop, de las ideas de Omowale Malcolm X, de la lucha contra el Apartheid”, y junto a estos grandes temas globales sucedían cosas en el estado español: “la lucha de Alphonse Arcelín por la repatriación del hombre kung exhibido en Banyoles, las movilizaciones contra el ignominioso Quinto Centenario que celebraba la invasión de Abya Yala, el genocidio de sus habitantes y la esclavización de decenas de millones de africanas y africanos, el auge del neonazismo vinculado a una exaltación ultra europeísta”, constituían el contexto de aquella década. Para Toasijé, la muerte de Lucrecia supone la incorporación a la causa para muchas personas que no se habían visto hasta entonces interpeladas por la violencia racista. Algo que “ha sido central para que se empezase, lentamente, a entender que el racismo es un problema de toda la sociedad”.
Desde el lugar que ocupa en la institución Toasijé se propone incidir en la educación, introduciendo la memoria histórica de los distintos pueblos y aportando a su des-exotización. Un camino no tan fácil de recorrer debido a los imaginarios arraigados que vienen justificando históricamente la dominación: “La antiafricanidad de España es un hecho político y cultural antiguo basado en el miedo azuzado por los poderes hacia las personas norteafricanas, a ello se superponen todos los estereotipos racistas creados contra las personas denominadas negras. La política de barrera con África, fomentada por la Unión Europea, incide aún más en esa línea de desafricanizar España y Europa, algo no sólo imposible sino indeseable y que lleva a graves violaciones de los Derechos Humanos”, sentencia. Para el panafricanista, la institución maneja otros ritmos, por lo que considera fundamental “seguir reconociendo al activismo de base como la principal referencia en la lucha contra el racismo porque sus propuestas siempre serán las que obliguen a las instituciones a realizar los cambios que se necesitan”.
Racismo
Un estallido antirracista en medio de la pandemia
Junto a los nombres de Lucrecia, Samba o Mame, el viernes, día en el que la sociedad civil senegalesa había llamado al duelo nacional por los cientos de jóvenes muertos intentando llegar a Europa, un número se repetía entre los carteles. 480. La cifra de quienes ya no están, una estadística que no para de crecer ante la inacción del gobierno senegalés. Mientras,España sigue cumpliendo con su rol de primera línea de la Europa fortaleza y los CIE se reactivan en plena segunda ola, el movimiento antirracista continúa dando visibilidad al racismo institucional, y para ello, interpela a la sociedad en su conjunto.
La convicción de que la lucha antirracista no es un problema de las personas no blancas aparece en el discurso de Mabel, quien recuerda, por teléfono, cómo enfrentaron el odio en el barrio de San Blas, hace apenas un mes, tras los ataques a jóvenes migrantes protagonizado por neonazis, con una movilización a la que acudieron cientos de personas contra el odio y el racismo. En el acto del viernes, jóvenes antifascistas recordaban su compromiso antirracista. “Hacemos un llamado no solamente a las personas migrantes, necesitamos que la sociedad acompañe en esta lucha, porque al final simplemente lo que buscamos, igual que el feminismo, es una sociedad justa y en igualdad de derechos. Nada más”, concluía Mabel.
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Me pregunto cuándo eliminarán o eliminaremos el ignominioso nombre de "12 de octubre" para uno de los hospitales más importantes de la Comunidad de Madrid. Resulta para muchxs cuanto menos inquietante acudir a este lugar para consultas o tratamientos bajo la rúbrica del genocidio, expolio, eclavización, dependencia, desarraigo... Pero qué vas a decir por aquí. El racismo/clasismo/machismo están tan arraigados que nos toman por locxs cuando lo planteamos, además de venirnos, como con otros temas, con el famoso "es historia" y "no conviene reabrir viejas heridas", cuando no con la reivindicación lisa y llana de las glorias nacionales. "¿Te avergüenzas de tu país?" Lo primero, no es "mi" país, porque nos ha sido y nos sigue siendo impuesto, sobre la base del expolio de raza, clase, sexo y comunidad. Y, segundo, más que que yo sienta vergüenza, que la siento, es que es una vergüenza que se siga ensalzando la conquista en lo nominal y en lo práctico, ayer y hoy