Opinión
A veces las mujeres necesitan una mijita, una mijita, una mijita de Orfidal

Para las que no podemos permitirnos ‘un año de descanso y relajación’ nos consuela saber que podemos tener al alcance de la mano por lo menos una noche de descanso absoluto.

Está feo que lo diga, y para nada es mi objetivo romantizar los ansiolíticos, pero he de confesar que mis amigas y yo traficamos con Orfidales. No hemos formado una trama de contrabando de medicamentos ni sacamos rédito económico alguno. Más bien ha sido una red orgánica compuesta de: “¿Amiga, no te quedará algún Diazepam? Que me quedan 10 euros en la cuenta y todavía medio mes”. “Killa, necesito dormir una noche del tirón que hace días que no duermo pensando que tengo que ir al pueblo a ver a mi familia”. “Comare, estoy atacá que han venido a boicotearme una charla que iba a dar y estoy que me salgo del pellejo”.

Así van semana a semana paseando los pequeños blísteres salvavidas de mesilla de noche a mesilla de noche. La última vez que fui a la doctora a que me renovaran los antidepresivos me preguntó si me metía también una cajita de Orfidales, y yo que como todas me he tragado el discurso de la autosuperación dije que no. Nadie se quiere ver reflejada en el espejo social de la mujer “histérica, loca y enferma”, y  me hace pensar continuamente que jamás volveré a necesitarlas como huida de esa visión. Ahora sé que lo que hice fue una falta de respeto y amor hacia el colectivo, hacia todas mis compañeras que por un estigma mayor, por falta de conciliación o por incapacidad ni siquiera pueden entrar en los círculos farmacológicos. 

No estoy haciendo una defensa de los medicamentos, solo estoy constando una realidad que lleva años siendo estudiada por diversas universidades, la feminización del uso de benzodiacepinas. El último informe realizado por la Junta Internacional de Fiscalización de Estupefacientes (JIFE) constató que el estado español era el país que más pastillas tranquilizantes se consumen y entre ellas las mujeres son las que más las utilizan. Pero eso son estudios que se ven mucho antes en la carne y en el barrio. Miro a mi alrededor y lo veo claro: Amigas de apenas 25 años, o comadres algo mayores que son limpiadoras, profesoras, dependientas, artistas, madres, cuidadoras, arquitectas. Todas recurrimos de modo esporádico o cotidiano a ese descanso químico. Si me apuras puedo arrancar el recuerdo del sonido del blíster abriéndose de noche en el cuarto de mi madre.

Para las que no podemos permitirnos ‘un año de descanso y relajación’, como Ottessa Moshfegh, para renacer más fuerte, curadas y poderosas que nunca, nos consuela saber que podemos tener al alcance de la mano por lo menos una noche o si hay mucha suerte un día entero de descanso absoluto. Porque es muy cansado llevar a la espalda tantas promesas por cumplir. Porque nos prometieron mucho y seguimos pensando que si no tenemos esas recompensas es porque algo hay mal en nosotras.

A mi madre le dijeron que sus hijas iban a tener un futuro mejor. ¿Con qué cara, si no es la de culpa, aparezco yo con mi cuenta famélica, mi piso compartido a las afueras y mi nevera vacía? La familia nos prometió fidelidad y nos expulsó cuando mostramos nuestras patitas torcidas. La educación nos prometió un futuro y solo conocemos inestabilidad. Las relaciones no monógamas nos prometen un camino nuevo y por ahora solo hay incertidumbre y el miedo atado a la carne de una soledad inexpugnable. Los feminismos nos prometieron una hermandad que a veces se ha traducido en navajazos por la espalda. Los movimientos sociales nos prometen una dignidad que aún no llega.

Por eso a veces solo hay forma de recibir la caída de la promesa de ese “pedazo de cielo rojo (o morado, o arcoíris, o negro) para que podamos volar” y es envuelta en lo que para nosotras es nuestra abundancia: un pijama de franela con la versión B de un personaje de Disney, una barrita de incienso (porque ante todo nos merecemos belleza), una botella de Coca-Cola de dos litros llena de agua y una mijita de Orfidal. Solo así, al día siguiente podemos volver a levantar el sueño de un mañana lleno de la ternura y la dignidad que nos merecemos.

Gracias María Isabel por decirles a la cara que necesitamos una mijita de libertad, hoy queremos homenajearte pidiendo una mijita de descanso y despreocupación.

Cargando valoraciones...
Ver comentarios 1
Informar de un error
Es necesario tener cuenta y acceder a ella para poder hacer envíos. Regístrate. Entra na túa conta.

Relacionadas

Cargando relacionadas...

CRTVG - Corporación Radio y Televisión de Galicia
A Xunta do PP remata o seu plan de control sobre a CRTVG tras escoller á súa nova directora en solitario
A xornalista Concepción Pombo substituirá, co único aval do Partido Popular, a Alfonso Sánchez Izquierdo. O Goberno de Alfonso Rueda modificou a lei de medios para que os votos do seu partido fosen suficientes para elixila.
Altri
A Plataforma Ulloa Viva cambia a súa directiva para os vindeiros anos de loita contra Altri
A veciñanza da comarca máis afectada escolleu entre dúas listas logo de non chegar a un consenso. A gañadora tratará de ampliar a súa base de socias e socios por toda Galiza e abrirá máis as portas ás grandes organizacións do país, como a CIG.
El Salto n.79
A celulosa ou a vida: xornalismo situado e loita social para frear un ecocidio
O xoves 17 de xullo esperámosvos no CS 'A Nubeira' de Vigo para presentar o último número da revista El Salto xunto a algunhas das súas principais protagonistas: as que loitan contra o macroproxecto de celulosa liderado por Altri e avalado pola Xunta.
AGANTRO
O desprazamento forzoso en Chiapas: metáfora da vida núa
Conversamos coa investigadora América Navarro sobre o desprazamento forzoso en Chiapas.
Altri
Galiza elixe o rumbo da loita contra Altri nas eleccións á directiva da plataforma Ulloa Viva
A veciñanza da comarca máis afectada presenta dúas listas separadas logo de non chegar a unha proposta de consenso. Por unha banda, concorre unha candidatura continuísta e, pola outra, unha alternativa que se achega máis o nacionalismo institucional.

Últimas

O Salto medra contigo
O Salto Galiza abre un crowdfunding para empapelar Altri
Queremos investigar os responsables políticos e empresarias do que podería ser o maior atentado ambiental da historia recente de Galiza.
Orgullo
O Orgullo Crítico enche de diversidade e de humanismo Galiza: “Transfeministas con Palestina”
Crónica visual de como unha enorme multitude encheu de diversidade o centro da cidade de Vigo.
O Teleclube
'O Teleclube' alucina no deserto con Óliver Laxe e 'Sirat'
Laxe leva o seu cuarto premio de Cannes, esta vez en competitición, polo seu novo filme que explosiona na gran pantalla.
A Catapulta
O tempo, o espazo e a poesía de Estíbaliz Espinosa
A poeta visita A Catapulta para conversar sobre o seu traballo e a súa traxectoria literaria
O Teleclube
'O Teleclube' pecha a temporada cos supervivintes de '28 anos despois'
Danny Boyle e Alex Garland volven ao mundo dos infectados que inspirou o renacemento dos 'zombis'.

Recomendadas

Medio rural
A esperanza da xestión colectiva fronte ao espolio: os comuneiros de Tameiga contra o Celta
Mentres varios proxectos industriais tentan privatizar e destruír os ecosistemas galegos, algúns grupos de veciños e veciñas organizadas fan oposición social construíndo alternativas comunitarias. Ás veces, tamén gañan ao xigante.
Feminismos
Dous anos sen reparación tras sufrir lesbofobia nun Rexistro Civil de Pontevedra cando ían inscribir a seu fillo
Un funcionario negouse a inscribir ao fillo de Antía e a súa parella. Un erro de redacción na lei trans está detrás dos argumentos que o funcionario esgrime para defender a súa actuación.
Migración
A veciñanza mobilízase para acoller migrantes tras o peche de centros de Rescate Internacional en Galiza
Tras o progresivo desmantelamento de varios dispositivos de acollida, moitos refuxiados foron trasladados a outros puntos do Estado sen aviso previo. Outros son simplemente desaloxados trala denegación da súa solicitude de asilo.
Ourense
Ourense organízase para loitar contra patrullas de extrema dereita nos barrios máis empobrecidos da cidade
A veciñanza e os movementos sociais responden ao discurso do medo promovido por Frente Obrero e sinalan a súa estratexia de criminalizar a pobreza e sementar odio en contextos de exclusión e abandono institucional.
Comentarios 1

Para comentar en este artículo tienes que estar registrado. Si ya tienes una cuenta, inicia sesión. Si todavía no la tienes, puedes crear una aquí en dos minutos sin coste ni números de cuenta.

Si eres socio/a puedes comentar sin moderación previa y valorar comentarios. El resto de comentarios son moderados y aprobados por la Redacción de El Salto. Para comentar sin moderación, ¡suscríbete!

Cargando comentarios...