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Alemania
Friedrich Merz se declara ganador de las elecciones en Alemania
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La coalición sempiterna entre la Unión Demócrata Cristiana (CDU) y la bávara Unión Social Cristiana (CSU) será la papeleta que más suene en el recuento que tiene lugar a estas horas en Alemania. Friedrich Merz, procedente de Westfalia, diputado en la pasada legislatura, con experiencia como eurodiputado y que no ha tenido paso previo por el Gobierno federal alemán ha declarado su victoria pasadas las 18:30h. Los sondeos le dejan un punto por debajo del 30% de los votos a mucha distancia del segundo partido. En el Bundestag, la CDU/CSU tendrá alrededor de 211, cien por debajo de la mayoría absoluta.
El canciller saliente, Olaf Scholz, ve cómo su partido SPD cae a la tercera posición en unas elecciones que no tuvo ninguna posibilidad de ganar. Antes de las 19h Scholz ha reconocido su derrota. Su partido obtiene el peor resultado desde la reunificación en 1990 y, aún más allá —con distintos sistemas electorales—, el de hoy sería el peor resultado del partido en unas elecciones nacionales desde las de 1949. Los socialistas pueden perder diez puntos con respecto a las elecciones de 2021 y serán uno de los principales objetos de deseo de Merz para conformar una coalición gubernamental o una mayoría solvente para la gobernabilidad de un país sumido en una profunda crisis desde el covid-19 y tras la invasión rusa de Ucrania, que debilitó el tejido industrial por el corte de suministro de gas ruso.
FDP y BSW, los dos partidos que se sitúan a esta hora de la tarde en el límite del bien y del mal entrarían directamente con 33 asientos si logran superar el 5% de los votos
Si los socialistas se sitúan por encima del 16%, la suma de asientos negros (CDU/CSU) y SPD sería suficiente para que Merz sea proclamado canciller y eche a rodar una nueva ronda de Große Koalition, una experiencia que comenzó en la República Federal Alemana en 1966 y que fue una de las fórmulas que permitieron gobernar a la última canciller de la CDU, Angela Merkel. Merz ha pedido una solución rápida y su partido estará muy atento a las posibilidades de un hemiciclo con solo cinco partidos, lo que se traduce en menos socios necesarios. Su partido ha obtenido, según los análisis iniciales con información a pie de urna, 1,8 millones de exvotantes del SPD, 1,3 millones del partido liberal FDP y, como contrapunto, 800.000 de sus antiguos votantes han ido a parar a la extrema derecha.
Dos partidos en el límite: FDP y BSW
La situación puede dar un vuelco si dos partidos consiguen superar el umbral del 5% que da acceso al próximo Bundestag, en tal caso, CDU y SPD necesitarán un tercer partido, muy probablemente Los Verdes (Grüne), que solo pierden un punto con respecto a 2021 y serán la cuarta fuerza parlamentaria.
Los dos partidos que se sitúan a esta hora de la tarde (19:30) en el límite del bien y del mal entrarían directamente con 33 asientos si logran superar el 5% de los votos. Si no, se quedan fuera. El primero es el Partido Democrático Libre (FDP), que se lleva uno de los más fuertes varapalos de la noche electoral, con una caída desde el 11% hasta el límite de lo extraparlamentario. La crisis de Gobierno que precipitó estas elecciones fue provocada por la ruptura de Scholz con el ministro de Finanzas de su coalición, Christian Lindner, presidente del Partido Democrático Liberal (FDP) y candidato hoy por los liberales. Lindner atizó al Gobierno del que formaba parte para salvar el match ball que se le presentaba y puede no lograrlo. Las encuestas le sitúan en el borde.
El segundo partido es la Alianza Sahra Wagenknecht (BSW), un objeto político cada vez más identificable que ha visto frenadas, está por ver si en seco, sus expectativas de crecimiento. Salida de Die Linke, durante meses, Sahra Wagenknecht presentaba mejor cartilla en intención de voto que la izquierda tradicional con un discurso más claro con respecto al conflicto de Ucrania —aunque igual de ambiguo sobre Israel— y una reivindicación del proteccionismo combinado con discursos y soluciones antimigración. Ese catálogo con efluvios de rojipardismo no ha servido para quitar votos a la AfD, gran triunfadora de la noche y, por lo que dicen los sondeos, puede que no sirva ni para entrar en el Bundestag. Hace unas semanas la propia Wagenknecht reconocía que el personalismo de la alianza y la nula estructura organizativa, que en los comienzos propulsó su candidatura, estaba lastrando al proyecto en campaña.
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Todo lo contrario que Die Linke. La marca clásica de la izquierda se ha recuperado en los últimos meses de la crisis profunda que supusieron sus resultados de 2021, en los que mantuvo la representación gracias a ser el partido más votado en dos distritos electorales —pese a que no superó la barrera del 5%. Todas las encuestas coincide en que será la quinta fuerza, superará holgadamente el 5% y en que se acerca incluso al 9% del electorado, rozando las seis decenas de diputados.
Con una campaña basada en el voto juvenil —las estimaciones a pie de urna indican que puede ser la fuerza más votada entre la cohorte por debajo de 25 años— y un equipo dirigente renovado, compuesto por Ines Schwerdtner y Jan van Aken, Die Linke se recupera de su via crucis y puede aspirar a hegemonizar el discurso de la izquierda en una Alemania que gira a la derecha. Su candidata en las elecciones del 23 de febrero, Heidi Reichinnek, ha declarado que el enfoque del partido en temas sociales y económicos como los alquileres asequibles y la bajada del IVA sobre los alimentos ha sido “particularmente exitoso” en la jornada de hoy.
Porque la noticia de la noche, como estaba previsto, son los resultados de Alternativa por Alemania (AfD), el primer partido de extrema derecha que supera los dobles dígitos en voto desde la muerte de Adolf Hitler y el Partido Nazi, esto es, desde la restauración de la democracia en Alemania. Los sondeos sitúan al partido de Alice Weidel cerca del 20% y, muy probablemente, como primer partido de la oposición, si se cumple el compromiso de Merz de mantener un cordón sanitario contra AfD. El hecho es que este partido, de corte trumpista, que mantiene su corazón nazi pese a tácticas de confusión, obtuvo en 2021 un 10% con lo que prácticamente duplica su resultado y se quedará con más de 130 diputados.
Las elecciones de 2025 han estado marcadas por la mayor participación electoral en décadas, concretamente desde la reunificación de la RFA y la República Democrática Alemana en el año 1990. También por la apuesta decidida por AfD de Elon Musk y la plana mayor del trumpismo.
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Como no va a girar hacia la extrema derecha si desde el 1990 SD ha desarrollado una operación de desmantelamiento de toda estructura social, abogando por la liberalización, gasto militar y dependencia, ahora más si cabe, por los EE.UU?? El propio gobierno del SPD, tanta veces traidor de la clase trabajadora, ha hecho políticas racistas muy dañinas para la democracia y tolerancia.
La única esperanza radica en Die Linke, el histórico heredero de la revolución espartaquista.