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Crisis climática
La Junta proyecta la construcción de plantas desaladoras por todo el litoral andaluz
Frente a la tercera desaladora más grande del mundo, ubicada en Dubai, y en el marco de la COP28, el presidente de Andalucía, Juanma Moreno Bonilla, ha pedido al Gobierno Central que le ayude a crear un “calendario y un acuerdo de financiación para poner en marcha un mapa de desaladoras en Andalucía”.
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El objetivo de Bonilla es “hacer todos los esfuerzos y utilizar todos los recursos” para “enfrentar” la sequía “y uno de ellos que no debemos de desechar, sin lugar a dudas, especialmente en la zona de litoral, los 800 kilómetros de litoral, es la desalación”, argumenta el presidente de la Junta de Andalucía. Unas nuevas infraestructuras que desde el gobierno andaluz proyectan se encuentren en activo a partir de 2027, y aunque no ha especificado una cantidad, el presidente ha proyectado la creación de plantas desaladoras “desde Huelva hasta Almería”.
Durante la visita a la macroplanta desaladora dubaití Naqaa, construida por las grandes multinacionales Acwapower, Sidem y Veolia Moreno Bonilla ha comentado que “Andalucía perfectamente se podría hacer una planta de este tipo” y que su objetivo es “”hacer grandes infraestructuras y pensar en grande“.
En el Estado Español hay 765 plantas desaladoras, según datos de la Fundación Aquae, siendo el cuarto país con más infraestructuras de este tipo. La mayoría, 281 se encuentran en las Islas Canarias. En el mapa andaluz actualmente encontramos decenas de ellas en funcionamiento, diversos proyectos para nuevas construcciones y la voluntad política de ampliar este tipo de infraestructuras. Entre las plantas en activo en suelo andaluz se encuentra la de Carboneras (Almería) una de las mayores de Europa.
A pesar de que Moreno Bonilla está poniendo el ojo en esta industria para la solución de la sequía cada vez más endémica en Andalucía, las plantas que se encuentran en activo no están solventando el problema en sus zonas de actividad. Durante el año 2022 y en pleno repunte de la sequía, solo tres de las seis plantas desaladoras de la provincia de Almería, una de las más áridas del territorio andaluz, estaban en funcionamiento debido al gran coste que supone la desalinización del agua.
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España es el quinto país del mundo en cuanto a número de plantas desalinizadoras. El 5% del agua potable suministrada procede de estas. Su construcción, sin embargo, ha estado ligada al desarrollismo precrisis y a la corrupción. Hoy en día la capacidad de producción de agua desalinizada, demasiado cara aún para los agricultores, es muy superior a las necesidades de abastecimiento.
Además, las plantas de este tipo tienen un gran impacto ambiental, especialmente en los ecosistemas marinos. Un informe publicado en 2019 por el Instituto para el Agua, el Medioambiente y la Salud (UNU-INWEH) señalaba que “por cada litro de agua potable producido por las plantas desalinizadoras, se generan una media de 1,5 litros de salmuera” y que esta salmuera excedente “Aumenta la temperatura del agua del mar y reduce la cantidad de oxígeno en el agua lo que causa graves daños a la vida acuática”. Además del alto coste de energía eléctrica que supone el funcionamiento de este tipo de industria.
Desde Ecologistas en Acción han denunciado en diversas ocasiones que estos proyectos deben ser “el último recurso” y que “debería de servir para solucionar situaciones en las que no es posible otra solución”.