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Cárceles
Familiares de presos denuncian el descontrol sobre la medicación en la prisión de Sevilla II
13 de enero. Un joven de 29 años con patologías muere en la cárcel de Sevilla II, en Morón de la Frontera. Aunque aún no hay conclusiones sobre la causa de la muerte por parte de Instituciones Penitenciarias, todo apunta a que fue por sobredosis. En menos de un mes, en el mismo centro penitenciario perdieron la vida al menos otras dos personas, según afirman desde la Asamblea de Familiares de Personas Presas de la Asociación Pro Derechos Humanos de Andalucía (APDHA).
Desde esta asamblea, han presentado una queja ante Instituciones Penitenciarias por el descontrol en el consumo de medicamentos en esta cárcel y una atención sanitaria que consideran “alarmante y absolutamente precaria”.
Las muertes relacionadas con el consumo de drogas de diferente tipo son una constante en las prisiones. En 2020, según datos del Ministerio de Interior, 26 internos murieron por reacción adversa a sustancias psicoactivas, y entre 2015 y 2016, la quinta parte de los 862 fallecidos que se contaron en las cárceles españolas —sin contar las de Catalunya, donde las competencias en prisiones son autonómicas— murieron también por esta causa, según publica Voz Populi.
Pero todas estas muertes no son a causa de drogas ilegales que son introducidas de manera clandestina en los centros penitenciarios. Según alertaba el Mecanismo Nacional para la Prevención de la Tortura (MNPT) en su informe anual de 2020, en varios centros penitenciarios españoles se ha detectado un “alto consumo de medicamentos identificables como adicciones invisibilizadas por tratarse de medicamentos prescritos”. Como muestra de ello, otro informe de Instituciones Penitenciarias señala que, de las 28 muertes que hubo en las cárceles relacionadas por sobredosis en 2017, 20 fue de internos que no estaban incluidos en el Programa de mantenimiento con metadona y en tres de los casos, en los resultados toxicológicos, se encontró metadona y benzodiacepinas, que es uno de los tipos de medicamentos más recetados dentro de las prisiones, según muestran varios estudios realizados sobre distintos centros penitenciarios.
Desde el MNPT recomendaron al Estado español que se abordara desde el programa de tratamiento de adicciones el alto consumo de medicamentos, aplicando alternativas terapéuticas, como pueden ser actividades físicas o laborales, o técnicas de manejo de la ansiedad, para reducir el consumo de medicamentos en las prisiones, pero, aunque esta recomendación fue aceptada, desde la APDHA denuncian que nunca se llegó a ejecutar.
En una visita realizada por el MNPT en enero de 2021 al centro penitenciario de Sevilla II constató que la atención psiquiátrica en esta prisión se limitaba a un psiquiatra externo que acudía al centro una vez a la semana
Y es que el alto consumo de medicamentos, según señalan desde la APDHA, está relacionado con “una deficiente o inexistente atención psiquiátrica que en la mayoría de los casos se reduce a un control farmacológico”. La organización recuerda que, en una visita realizada por el MNPT en enero de 2021 al centro penitenciario de Sevilla II constató que la atención psiquiátrica en esta prisión se limitaba a un psiquiatra externo que acudía al centro una vez a la semana, “aunque con frecuencia acumulaba dos visitas en una y permanece mañana y tarde, atendiendo a un total de 20 personas”, concretaba entonces el MNPT. “Se trata de citas breves, centradas exclusivamente en la prescripción farmacológica”, añadía.
Desde el MNPT se recomendó aumentar la atención psiquiátrica y sugirió para ello establecer conciertos con el Servicio Andaluz de Salud y, mientras que se lleva a cabo, aumentar las horas del psiquiatra contratado para que las visitas puedan ser de al menos 30 minutos, pero, según apuntan desde la APDHA, hasta la fecha esta sugerencia no ha tenido respuesta.
“A este factor, se debe añadir el escaso o inexistente control que existe sobre la dispensación y suministración de medicamentos”, añaden desde la Asamblea de Familiares de Personas Presas de la APDHA. “La combinación de una atención psiquiátrica reducida al tratamiento farmacológico, la invisibilización de adicciones generadas por la propia medicación y un mal control del suministro de los medicamentos conducen a la creación de un sobreconsumo de psicofármacos que, en no pocas ocasiones, termina costando la vida a las personas privadas de libertad”, concluyen.