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Colombia
La historia después de los Acuerdos de La Habana
Vivimos la guerra, construimos la paz es un trabajo periodístico que busca narrar la historia de mujeres colombianas que transita por la realidad de un país que decidió firmar unos acuerdos de paz, tras más de 50 años de conflicto interno, entre el Gobierno y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia-Ejército del Pueblo (FARC-EP).
Este documento audiovisual es una ventana para conocer cómo las mujeres colombianas construyen su propio camino en medio de un proceso de transición a la paz repleto de obstáculos. En las dos primeras entregas se mostraron las voces de estas mujeres que desde distintos rincones de Colombia contaron cómo la falta de cumplimiento de gran parte de los acuerdos firmados han frenado la reincorporación de las y los ex combatientes al motor económico y social del país. También, este trabajo multimedia visibilizó a las familias que aún transitan un largo camino para encontrar respuestas por la desaparición de sus seres queridos durante el conflicto armado.
Esta tercera entrega coloca el foco en las mujeres colombianas que han tenido que exiliarse en Europa para salvaguardar sus vidas y continuar el trabajo como constructoras de paz a kilómetros de distancia. Carmen Miguel, abogada y autora del libro Refugiadas, una mirada feminista al derecho internacional nos habla sobre el perfil de las mujeres que han solicitado la protección internacional en Europa tras ser perseguidas durante el conflicto en Colombia. Además, Miguel enumera las dificultades a las que se enfrentan estas mujeres a la hora de recibir esta protección, entre ellas, que la legislación no especifica esas condiciones especiales de persecución que viven las mujeres porque se diseñó pensando en los hombres que sufrían acoso.
“Y sabemos que muchas mujeres son perseguidas en el ámbito público al igual que los hombres pero también hay otras situaciones como la violencia sexual por parte de agentes de seguridad o de agentes no estatales, por trata de personas con fines sexuales, por mutilación genital. Es necesario aplicar una mirada feminista a la legislación de asilo, ampliando la interpretación de la norma”. Este planteamiento se refleja en el testimonio de Betty Puerto, de La Colectiva de Mujeres Refugiadas y Exiliadas de Colombia en España, quien cuenta el gran peso emocional y social que significa dejar atrás a ese país que te expulsa a causa de una guerra y un sistema económico.
Este trabajo también recoge la historia de Adriana Quintero, quien vive como exiliada desde hace 14 años en Suecia, país al que llegó tras ser desplazada en seis ocasiones distintas en Colombia y sufrir la desaparición forzada de siete de los miembros de su familia
Puerto no ha dejado ese camino de líder social que trabajó en las zonas más afectadas por el conflicto en Colombia. Ahora desde el exilio continúa exponiendo desde las organizaciones de mujeres la situación de su país, así como también para construir la paz desde la mirada y la vivencia de miles de colombianos que se vieron obligados a abandonar sus tierras para resguardar su integridad. Ella es categórica a la hora de definir el proceso de paz en Colombia. “Ellos (el Estado) nos ofrecen una paz neoliberal que se contradice a una paz democrática, a una paz con justicia social. Y los procesos de una paz democrática con justicia social mejorarían la reconciliación, porque justo en esta reconciliación más igualitaria encontraríamos mejores soluciones a esos problemas que ocasionaron el conflicto armado”.
Este trabajo también recoge la historia de Adriana Quintero, quien vive como exiliada desde hace 14 años en Suecia, país al que llegó tras ser desplazada en seis ocasiones distintas en Colombia y sufrir la desaparición forzada de siete de los miembros de su familia. A través de su testimonio, se puede conocer la manera en que los colombianos exiliados se han organizado para demandar justicia por los crímenes de lesa humanidad que se cometieron durante el conflicto y cómo exigieron que esta realidad fuera incluida en los acuerdos de paz que se firmaron en La Habana. “Desde el exilio he podido hacer algo que no podía hacer en mi país que es hablar. Siempre tuvimos que denunciar a través de organizaciones, como familia no podíamos hablar porque no había las garantías”.
Melissa Silva Franco, Marta Saíz, Lucía Venero son las responsables de contenidos de este proyecto, que cuenta con Raquel Barrera en el trabajo de montaje y de Carolina Rodríguez en el arte de la serie. FRAME, VOICE, REPORT! Este reportaje forma parte del proyecto Vivimos la guerra, construimos la paz, de la Asociación Acción Internacional por la Paz / IAP Catalunya, que ha recibido el apoyo de la Beca DevReporter 2019, impulsada con la financiación del proyecto Frame, Voice, Report!, de la Unión Europea, la Agencia Catalana de Cooperación al Desarrollo (ACCD) y el Ayuntamiento de Barcelona. El contenido de este artículo es responsabilidad de sus autoras y no refleja necesariamente la posición de la Unión Europea.