Colombia
Marylén Serna: “Estamos en un proceso de paz, pero el conflicto sigue”

Marylén Serna es una dirigente campesina que trabaja para fomentar la participación de la sociedad civil en el proceso de construcción de paz en Colombia.

Marylén Serna es portavoz nacional del Congreso de los Pueblos, miembro del Movimiento de Mujeres por la Vida e integrante del comité de impulso de la Mesa Social para la Paz en Colombia
Marylén Serna es portavoz nacional del Congreso de los Pueblos, miembro del Movimiento de Mujeres por la Vida e integrante del comité de impulso de la Mesa Social para la Paz en Colombia. Álvaro Minguito

Hace unos días estaba en Quito, formando parte de una delegación de líderes sociales que se reunió con representantes del Ejército de Liberación Nacional (ELN) para tratar de reactivar los diálogos de paz con el Gobierno colombiano. Allí se instaló hace un año la mesa de negociación con la segunda guerrilla más importante de Colombia, pero desde principios de enero se encuentra suspendida y corre el riesgo de quedar en vía muerta. De ahí su propuesta para desbloquear el proceso: “Hemos pedido a la mesa que los dos actores generen medidas tendientes a disminuir la intensidad del conflicto en los territorios, que se proteja la vida de las comunidades y se implementen acuerdos de carácter humanitario”.

Marylén Serna es portavoz nacional del Congreso de los Pueblos, miembro del Movimiento de Mujeres por la Vida e integrante del comité de impulso de la Mesa Social para la Paz. Desde todos estos espacios, esta dirigente campesina trabaja para fomentar la participación de la sociedad civil en el proceso de construcción de paz en Colombia. De paso por Madrid en estos días, camino del I Foro Internacional por la Paz en Colombia que se ha celebrado en Mérida del 22 al 23 de febrero, aprovechamos su presencia para conversar sobre la situación actual de su país.

¿En qué momento se encuentra el proceso de paz en Colombia?
En este encuentro hemos tenido la oportunidad de tener una mirada actual y una prospectiva del proceso de construcción de paz. El análisis desde el plano internacional puede facilitar una lectura crítica de varias perspectivas y abordar el tema de la paz más allá de las dos mesas del Gobierno con las FARC y el ELN. Si estamos hablando de acuerdos de paz, nosotros, como parte de la sociedad civil organizada, también tenemos mesas de negociación con el gobierno, acuerdos firmados e incumplimientos. Las agendas de La Habana, de Quito y del movimiento social están atravesadas por la misma situación: la falta de voluntad del Gobierno para cumplir.

¿Cómo se ha llegado a esta situación?
El origen del conflicto armado en Colombia es social y político. Y también está muy ligado a lo económico. Hay una gran ruptura, un abismo entre la mayoría del pueblo colombiano, que vive en condiciones muy precarias, y un proceso de acumulación económica y de poder político de una pequeña clase dominante.

Esa situación de desequilibrio social, económico y cultural generó, hace ya décadas, el levantamiento en armas de algunos grupos insurgentes, que pensaban que la lucha armada era una posibilidad de cambiar esta situación de desequilibrio en el país.

Después de que otras organizaciones insurgentes negociaran en los años ochenta y noventa, hace unos años quedaban tres guerrillas en el país: FARC, ELN y EPL. Ahí las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) decidieron ir a un proceso de negociación con el Gobierno, que duró varios años y finalizó en 2016 con los Acuerdos de Paz de La Habana.

En ese acuerdo se contemplaban cuestiones sobre la adjudicación y legalización de tierras, el acceso a proyectos económicos y a espacios de participación política, la posibilidad de reparación a las víctimas, que se conociera la verdad y hubiera un mínimo de justicia.

¿Qué ha pasado desde entonces?
Tras la firma y la victoria del No en el plebiscito, el acuerdo de paz fue ratificado por el Congreso de la República. Pero en su paso por el Senado, sufrió grandes cambios que lo deterioraron. Porque muchas cosas positivas que se habían firmado luego fueron tumbadas por el Senado. Y encima hay un incumplimiento por parte del Gobierno. Estamos en un proceso de paz, pero el conflicto sigue. Hay una gran incertidumbre sobre lo que puede pasar si no se cumplen los acuerdos.

Otro factor que interviene es el copamiento territorial: cuando las FARC salen de los territorios en los que estaban, empieza la entrada de otros grupos. Y la situación de las comunidades, que se quedan en medio del fuego, se agudiza. No es real que estemos en una situación de post-conflicto, hay un post-acuerdo que está generando una expectativa en el país pero a la vez vemos que no va a ser fácil construir la paz. El Gobierno no ha querido negociar sobre las causas de fondo que generaron el levantamiento armado.

Entonces, ¿cómo se está implementando el acuerdo con las FARC?
Cuando los excombatientes entregan las armas el Estado debe darles condiciones de vida, un salario, aplicación de proyectos económicos y espacios donde se puedan mantener… Pero ese acuerdo ha sido incumplido en un 85%. Igualmente grave es la cuestión de las condiciones para la participación política de las FARC, ya constituida como partido político.

Hoy no existen las garantías de protección y de seguridad que ellos deben tener para hacer esa vida política. Mientras los excombatientes están haciendo mil malabares para poder subsistir después de hacer entregado las armas, el partido político que han conformado prácticamente tiene que retirarse de la contienda electoral porque está siendo agredido, no solo sus dirigentes sino también su propia base social.

Y a eso se le suma la situación de la mesa de negociación en Quito entre el Gobierno colombiano y el ELN.
Sí, en este contexto, el Ejército de Liberación Nacional (ELN) también decide sentarse a una mesa de negociación con el Gobierno. Y lo que ellos plantean es que van a generar las condiciones para que la sociedad civil participe, porque dicen que la agenda de negociación económica, social y política es la sociedad quien tiene que plantearla. El ELN va a negociar estas condiciones, además de la parte que compete al conflicto armado. Lo que ha sucedido es que el Gobierno le está dando mucho más peso al punto de negociar el conflicto armado que a la parte económica y social.

Hicieron un acuerdo de cese al fuego bilateral a finales del año pasado, pero durante ese periodo se agudizó el asesinato de líderes sociales. Con esa situación es muy difícil pensar que se vaya a avanzar. Esta mesa hoy está congelada porque, por un lado, no hubo el compromiso de evaluar los resultados de ese alto el fuego y, por otro, la agenda no se ha retomado. Está en una crisis profunda que es difícil que se retome en medio de un contexto electoral.

Acabas de regresar de Quito, ¿cómo está el proceso ahora mismo?
Desde la Mesa Social para la Paz, hicimos hace unos días una gestión con el presidente Santos y con la delegación del ELN para insistir en que se reanude la mesa y se retomen los acuerdos que se hicieron en la fase pública de la negociación. La mesa de negociación no se ha roto, sigue existiendo. Lo que se ha roto es el ejercicio de la negociación, porque ha habido una agudización de la confrontación armada. De parte del ELN ha habido una serie de acciones militares después de que terminara el cese al fuego, mientras a la vez se ha agudizado el asesinato de líderes, los bombardeos a las comunidades y la militarización del territorio. La confrontación militar se ha vuelto muy aguda, afectando a las comunidades.

Los dos actores están parados cada uno en una esquina. El gobierno pidiendo un cese al fuego unilateral por parte del ELN; el ELN pidiendo que el gobierno muestre su voluntad de parar el asesinato de líderes. Y ahí entramos nosotros, como parte de la sociedad civil, para decir: hagan un esfuerzo por sentarse de nuevo en la mesa a discutir otra vez todos esos puntos.

¿En qué se parecen y en qué se diferencian las negociaciones de paz de La Habana y de Quito?
Los dos modelos de negociación son diferentes, y el Gobierno no ha querido entender eso. En los dos procesos ha habido participación, pero el gobierno no le dio tanto protagonismo a eso en la mesa de La Habana. Negoció con las FARC un modelo donde la participación de la sociedad civil fue restringida y consultiva. En la mesa con el ELN se plantea que esa participación tiene que ser de entrada y además vinculante. En Quito ese ha sido el tema conflictivo: el carácter vinculante de la mesa.

El otro punto es la discusión alrededor del conflicto armado. En La Habana se acordaron varios ceses unilaterales al fuego. En Quito el ELN ha dicho que solo se acogerá a un cese al fuego bilateral. En el marco de esta negociación se ha agravado el asesinato de líderes sociales y el ELN ha sido muy claro en que haya una manifestación clara y precisa del gobierno en que se paren las agresiones al movimiento social si es que se quiere que la mesa continúe.

Además de las agendas de La Habana y de Quito, también está la agenda de los movimientos sociales, ¿cuáles son sus demandas?
Tenemos una mesa de negociación de la Cumbre Agraria, Étnica y Popular, en la que estamos trece grandes plataformas del país, y tenemos un único pliego de peticiones a nivel nacional. Al abrirse un espacio de negociación en el que podemos participar, vamos a trasladar todas esas propuestas de desarrollo alternativo que la gente históricamente ha luchado.

Esas agendas están en los acuerdos que ya se han firmado con el gobierno, en los pliegos de peticiones regionales, en muchos documentos. La Mesa Social para la Paz lo que ha hecho es avanzar en la construcción de una agenda de paz, yendo a los territorios a recabar información y desarrollando unos puntos completos de cara a la negociación.

Pero eso tendría que ir precedido de un acuerdo político sobre el mecanismo de participación, que todavía no está decidido y va a llevar un tiempo que se decida. Partimos de un principio: el modelo político y económico que rige en Colombia debe ser discutido. Y ese es el primer punto inamovible para el Gobierno, que ha dicho que el modelo no se discute.

¿Qué piensa la mayoría de la opinión pública sobre el proceso de paz?
La mayor parte de la población no cree que el proceso de paz sea para cambiar las condiciones de vida. Mucha gente cree que se debe hacer un proceso de paz para desmovilizar, hacer una entrega de armas y parar la confrontación armada. Y que eso no suponga ninguna concesión a quienes han entregado las armas. Lo que está pasando con las FARC, ahora ya como partido político en campaña, es exactamente eso.

Nuestro trabajo como movimientos sociales, de cara a que la mayoría de la sociedad entienda que la paz es mucho más que la entrega de las armas, es difícil. La ultraderecha está haciendo campaña política aprovechándose de eso, ya vimos lo que pasó con el plebiscito sobre los Acuerdos de La Habana.

En un año con elecciones legislativas en marzo y presidenciales en mayo, ¿qué lugar ocupan en la agenda electoral las cuestiones económicas?
Para los movimientos sociales todos esos puntos siguen siendo centrales en la agenda de interlocución con el Gobierno y de cara a la movilización. Y también en lo electoral, el extractivismo, la política minero-energética, la lucha contra las multinacionales, la defensa del agua... siguen estando en la agenda, porque son temas que mueven mucho a la gente en los territorios.

En las movilizaciones de finales del año pasado todo eso estuvo muy presente. Y no solo se trata de defender el territorio y resistir, sino de construir nuevas formas territoriales donde la defensa de los bienes naturales sea un eje central. Pero el Gobierno no quiere meter todo eso en la discusión, ni siquiera la política agraria.

En ese contexto, ¿pueden ir avanzando en la construcción de alternativas?
Uno de nuestros ejes fundamentales de trabajo es la construcción de economía propia. Se trata de ir desarrollando esos modelos alternativos a nivel pequeño, con una distribución alternativa, sin intermediarios, con redistribución de los beneficios… Uno de los desafíos es que estas propuestas, que ya se están dando, estén articuladas políticamente y vayan haciéndose más grandes.

La gran lucha con el Gobierno nacional ha sido por el reconocimiento de esa pequeña economía, porque para ellos solo existe la gran economía, la agroindustria, que se supone que es la que sostiene al país.Nosotros decimos: en clave de exportación sí, pero en clave de subsistencia, de garantizar mejores condiciones de vida, eso lo hace la pequeña economía. Y esa es la que tiene que ser reconocida. La idea es que esas pequeñas experiencias se vayan articulando políticamente para poder hacer un salto de escala.

Arquivado en: FARC Colombia
Informar de un error
Es necesario tener cuenta y acceder a ella para poder hacer envíos. Regístrate. Entra na túa conta.

Relacionadas

Colombia
Gobierno Petro La Colombia del cambio, frente a frente con Trump
El reciente rifirrafe diplomático pone sobre la mesa dilemas cada vez más insoslayables en materia de política emancipadora.
Colombia
Colombia Guerra a muerte en el Catatumbo entre el ELN y las disidencias de las FARC
Los enfrentamientos entre las guerrillas en el estado de Catatumbo, fronterizo con Venezuela, ha provocado el desplazamiento de 50.000 campesinos y la declaración del Estado de Conmoción Interno por parte del presidente Gustavo Petro.
Colombia
Colombia Las conversaciones de paz con las guerrillas del ELN
Aunque ha habido avances, la posibilidad de firmar acuerdos de paz con el ELN es aún muy remota, probablemente inabordable antes de que concluya el mandato presidencial de Petro en 2026.
Memoria histórica
Memoria histórica Cultura, exilio e loita das bibliotecarias galegas na Segunda República: a vida de María de los Ángeles Tobío
Durante os primeiros anos trinta, as bibliotecas tornaron en espazos de traballo ideais para un modelo de muller que aspiraba ser independente e que manifestara un claro compromiso político. A Guerra Civil remataría con todas as súas aspiracións.
Xunta de Galicia
Sanidade A Xunta de Feijóo, condenada por negar as visitas a unha muller falecida de cancro por ter covid-19
A xuíza di que a situación requiriu medidas de prevención “flexibilizadoras”. Faleceu a principios de 2022 no Hospital Álvaro Cunqueiro durante os últimos meses de administración do xefe do PP con Julio García Comesaña como conselleiro.
Madrid
La burbuja del alquiler Sumar, Podemos y sindicatos de inquilinos presionan para convertir en indefinidos los contratos de alquiler
Sumar lanza una propuesta legislativa para transformar en indefinidos los contratos de alquiler, una de las principales demandas de la manifestación por la vivienda del 5 de abril. Una moción de Podemos, rechazada en el Congreso, pedía lo mismo.
Cine
Kamal Aljafari “Palestina está en la raíz de la situación actual del mundo”
Kamal Aljafari lleva toda su carrera trabajando con materiales de archivo, indagando en las imágenes e interviniendo en ellas para preservar memorias en desaparición y para oponerse al proyecto colonial sionista y su falseamiento del pasado.
Opinión
Opinión ¡Que vivan los aranceles!
Que Trump propugne aranceles no debe hacernos caer en la trampa de defender los intereses de los grandes oligopolios.

Últimas

Historia
Descifrando a historia Así foi a rebelión antifiscal galega de 1790 contra a burocracia española
A monarquía española quixo implantar a Contribución Única, algo que provocou fortes protestas. A máis coñecida foi o motín da Ulloa, chamado así porque se produciu nas zonas desta comarca. Foi a maior revolta antifiscal do Antigo Réxime en Galiza.
Opinión
Derecho a la vivienda Flex Living: el caballo de Troya de la precarización del alquiler
No es una respuesta moderna a las nuevas formas de habitar la ciudad. El ‘flex living’ no es más que la última jugada del sector inmobiliario y los grandes fondos de inversión para maximizar beneficios a costa del derecho a la vivienda.
Opinión
Opinión La unidad del anarcosindicalismo es la acción conjunta
Al hilo de supuestos movimientos desde la CGT hacia la unificación con CNT es necesario diferenciar entre lo que es una relación en clara mejora y lo que sería un proyecto real en marcha.
Más noticias
Galicia
Memoria histórica Cultura, exilio y lucha de las bibliotecarias gallegas durante la Segunda República
Durante los primeros años treinta, las bibliotecas se convirtieron en espacios de trabajo ideales para un modelo de mujer que aspiraba ser independiente y que había manifestado un claro compromiso político. La Guerra acabó con todas sus aspiraciones.
Comunidad de Madrid
Sanidad Pública Sindicatos piden el cese de la dirección del Hospital 12 de Octubre tras las obras de remodelación
Los problemas con las nuevas instalaciones han cristalizado en una unión sindical que ha reclamado formalmente el fin de la cúpula de dirección tras ser “ignorados” de manera “sistemática”.
Madrid
Acusaciones de violencia sexual Monedero, bajo investigación de la Universidad Complutense por la denuncia de acoso sexual de una alumna
La confidencialidad del expediente no permite saber cuándo se presentó la denuncia ante la Unidad de Igualdad o cuánto se demorará la resolución. La Complutense afirma que la Inspección de Servicios está tramitando la acusación.

Recomendadas

Líbano
Ocupación israelí Israel incumple el acuerdo de paz y mantiene tropas en el sur de Líbano para “vigilar” a Hezbollah
El Ejército sostiene la ocupación de cinco colinas a lo largo de la frontera tras evacuar sus soldados de decenas de municipios. Miles de civiles regresan a sus casas para descubrir que lo han perdido todo.
Feminismos
Ana Bueriberi “El activismo tiene que ser colectivo: para contribuir al cambio es imprescindible despersonalizar la causa”
La periodista madrileña Ana Bueriberi reconoce que no sintió la discriminación hasta que llegó a la Universidad. Hoy, desde el proyecto Afrocolectiva reivindica una comunicación antirracista, afrofeminista y panafricanista.
Inteligencia artificial
Militarismo La máquina de los asesinatos en masa: Silicon Valley abraza la guerra
Las fantasías distópicas sobre los futuros usos de las máquinas en la guerra están más extendidas que el relato de lo que ya está pasando en los campos de batalla.