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Comunidad de Madrid
Contra la basura y el olvido: tras la pista de los cuerpos y de la memoria de los brigadistas internacionales
Es 11 de abril de 2025. Una treintena de personas deambula por el cementerio de Fuencarral- El Pardo (Madrid) con una bolsa de tela colgada con la frase “No pasarán”. Van tras la pista de lo que queda en recuerdo a los brigadistas internacionales, 32.256 combatientes que llegaron a España tras el golpe de Estado de las tropas franquistas desde muchas partes del mundo para defender la república. Los que hoy leen las placas de homenaje en el cementerio también han venido de lejos. Algunos proceden de pueblos en resistencia, como el kurdo o el saharaui. Otros llegan desde países de América Latina y traen en su mochila historias de represión y desaparecidos, como Argentina, Chile, Colombia o Perú. La mayoría vienen de Europa, algunos son europarlamentarios. A todos les une una conciencia internacionalista y, de una manera u otra, han tomado el testigo de la lucha de los brigadistas a los que hoy vienen a honrar. Han sido congregados por Podemos y la coalición The Left, en una Ruta Antifascista en Memoria de las Brigadas Internacionales. A 20 kilómetros de allí, el partido morado acaba de comenzar su asamblea, la Quinta.
En junio de 1937 el Ayuntamiento de Fuencarral aprobó la ampliación del cementerio para dar sepultura a los luchadores internacionales. 451 fueron enterrados en el lugar donde los visitantes se toman fotografías y repasan la Historia. Hubo lápidas para brigadistas de 22 nacionalidades distintas. En total llegaron luchadores de 53 nacionalidades: franceses, polacos, italianos, estadounidenses... “Y también 12 palestinos”, recuerda Majed Dibsi de la Izquierda Palestina (FPLP), uno de los integrantes de este convoy internacionalista que visita el cementerio. Sin embargo, ninguno de sus cuerpos permanece en este cementerio. En junio de 1941 el alcalde falangista Vicente del Castillo propuso destruirlo, profanó sus tumbas y trasladó sus huesos a una fosa común.

Andrés Chamorro, de la Asociación de Amigos de las Brigadas Internacionales, y Javier Iglesias, director del equipo de ArqueoAntro, son dos de los guías de la excursión. Explican que llevan desde el año pasado buscando sus restos, con sucesivas excavaciones, luchando contra viento y marea por las pocas facilidades que está poniendo el Ayuntamiento de Madrid. Un ejemplo de estas dificultades lo recuerdan los carteles que penden de los edificios residenciales colindantes. En ellos se lee: “No al cantón”. Y es que el Consistorio de Almeida quiere poner un cantón de limpieza en los terrenos colindantes al cementerio, justo donde se está buscando. Al paso del tiempo, se le unirá el tránsito de camiones de basura para acabar de borrar cualquier pista de estos luchadores por la república, si es que la fosa estuviera ahí situada.
El brigadista en el olvido
Chamorro explica a los allí presentes que los brigadistas comenzaron a llegar a España pocos meses después del golpe de Estado, ocurrido en julio de 1936, y que se fueron acuartelando en Albacete. La Brigada XI y la Brigada XII combatieron en la batalla de Madrid, que comienza en noviembre de 1936, así como en las batallas de las zonas colindantes, como la del Jarama. Gracias a su ayuda, Madrid resistió un tiempo a la embestida fascista. Mientras se sucedían las batallas, uno de los mandos al cargo, el general húngaro Lukács, decidió comprar la finca adyacente al cementerio para enterrar a estos brigadistas.

Ahora, en esa zona que se integró en el cementerio, solo queda la placa de un combatiente. A ella se han ido sumando otras que homenajean a los diferentes contingentes internacionales escritas en polaco, en hebreo, en italiano o en inglés junto a una gran placa gigante, colocada en 1981, que es una réplica de la original. “Voluntarios de las Brigadas Internacionales: caídos como héroes por la libertad del pueblo español, el bienestar y el progreso de la humanidad”, se lee. El año pasado, por primera vez en la Historia, el Gobierno de España destinó una cantidad para buscar sus restos, realizándose dos prospecciones.
“Yo sé un poco de lo sucedido porque anteriormente tuvimos una compañera danesa en el Parlamento Europeo, cuyo abuelo luchó aquí durante la Guerra Civil y su historia impactó mucho a toda su familia”, explica a El Salto Maj Aslett-Rydbjergl, eurodiputada y secretaria general de The Left, que permanece atenta a la charla.
“Me resulta difícil entender cómo la sociedad española puede evolucionar sin cerrar de alguna manera ese capítulo”, expresa Maj Aslett-Rydbjergl, eurodiputada de The Left
“Cuando su abuelo regresó a Dinamarca fue encarcelado por el Gobierno danés. Fueron encarcelados todos los comunistas y toda la gente que había luchado en el extranjero. Él nunca se recuperó realmente de eso, así que su padre se vio afectado y de alguna manera toda la familia heredó la tragedia”, cuenta esta eurodiputada, quien no tiene palabras para definir el olvido al que han sometido a estos luchadores, y a todas las víctimas del franquismo. “Me resulta difícil entender cómo la sociedad española puede evolucionar sin cerrar de alguna manera ese capítulo”, expresa contundente. Y pone un ejemplo: los niños daneses de los 70-80 crecieron con unos dibujos animados en los que Franco era el villano de la Historia. Se llamaban Cirkeline y aportaban datos sobre la Historia de España. Mientras un muro de silencio caía sobre la infancia y la juventud española, en el resto de Europa la dictadura se incluía en el currículum escolar.

Las mujeres en las brigadas internacionales
“Hola, soy David Nordström, de la Asociación de Amigos de los Voluntarios suecos en España y estamos investigando la vida de una mujer sueca, Kajsa Rothman, que trabajó como enfermera para los brigadistas combatientes aquí en Fuencarral y también en una columna catalana de CNT”. Todavía junto a las placas conmemorativas, David Nordström, el tercer guía, aparece en la excursión para hablarnos sobre la actuación de las mujeres en estas brigadas. Porque también había mujeres, aunque las relegaron a puestos de cuidados, o bien a labores de comunicación, interlocución y traducción. De hecho, Rothman trabajó como locutora en Radio Madrid, como corresponsal de guerra para un diario sueco y como intérprete para la prensa. Escribió el libro Los niños españoles dibujan la guerra.
También en el lugar que ahora pisan, estuvo una mujer noruega, Lise Lindbæk, quien llegó como corresponsal para un diario pero acabó empotrada en una brigada, el batallón Thälmann, compuesto por alemanes, austriacos y escandinavos. Escribió un libro sobre este batallón, que solo está editado en alemán. “Las mujeres tuvieron un papel muy importante. Pocas estuvieron con las armas en la mano, puesto que el ejército popular de la república retiró a las milicianas a la retaguardia y a hacer labores, sobre todo, en el mundo sanitario y como traductoras”, explica Andrés Chamorro. “Probablemente más de 1.000 mujeres estuvieron en España”, añade.

“Las brigadas internacionales son uno de los ejemplos más grandes de solidaridad en la historia de la humanidad, fueron miles de personas que vinieron aquí a entregar su vida en el peor momento de nuestro país”, expresa Irene Montero, eurodiputada y recientemente asignada como nueva candidata de Podemos a las próximas elecciones generales. Ha acudido a la excursión minutos antes de desplazarse a la asamblea del partido para recibir al contingente internacional. Montero enfatiza que, incluso con la vuelta a la democracia, ningún gobierno del bipartidismo en España ha puesto el empeño que debería haber puesto para honrar la memoria de aquellos que lucharon por la democracia, por la libertad y contra el fascismo.
“En otros países de Europa y también de América Latina tienen muy claro que la memoria es necesaria para sostener la democracia y los derechos humanos, pero eso en el Estado español es todavía una gran deuda pendiente”, expresa Irene Montero
“En otros países de Europa y también de América Latina tienen muy claro que la memoria es necesaria para sostener la democracia y los derechos humanos, y que la memoria es parte de la libertad de los pueblos, pero eso en el Estado español es todavía una gran deuda pendiente que tenemos tanto con nuestros propios compatriotas, muchos de ellos enterrados todavía en fosas comunes, como con estos compañeros de otros países del mundo que luego nos acogieron en ese largo exilio”, proclama.

Tras la intervención de Montero, Majed Dibsi recuerda a los 21 palestinos que acudieron al rescate en estas brigadas. “Uno de ellos se llama Alí y está enterrado en Albacete”, explica a El Salto. “La guerra civil española coincidió con la revolución en Palestina, del 36 al 39, contra los británicos. Y sin embargo vinieron 21 personas del partido comunista palestino a luchar aquí. Muchos murieron, solo hay dos tumbas reconocidas“, describe Dibsi.
Cuerpos por desenterrar
Javier Iglesias ha participado junto a su equipo de ArqueoAntro en las exhumaciones más importantes del país. También en las dos prospecciones realizadas en el cementerio de Fuencarral para buscar los cuerpos de los brigadistas. “El Partido Popular ha dilatado todos los tiempos para conseguir los permisos para excavar en este suelo que pertenece al Ayuntamiento de Madrid. Incluso nos llegó a obligar a intervenir en una zona donde nosotros no pensábamos que pudieran estar y con ello perder toda la financiación que habíamos conseguido de la Secretaría de Estado de Memoria Democrática“, relata cuando la excursión se encuentra ya fuera del cementerio, en las inmediaciones donde se proyecta el cantón y donde se busca a los brigadistas.

“Aquí hay un vertedero ilegal de entre 11 y 14 metros de escombro y basura. Si están aquí, encima les han echado la basura encima”, se queja mientras indica que solo han obtenido 14.000 euros para realizar las prospecciones y, tras dos intentos, tuvieron que dar carpetazo. Aunque, asegura, siguen tras la pista.
Hasta los años 2000 España no comenzó a reabrir fosas. Javier Iglesias explica que en 20 años se han recuperado 15.000 víctimas, pero se habla de entre 150.000 y 200.000 personas asesinadas
Hasta los años 2000 España no comenzó a reabrir fosas. Iglesias explica que en 20 años se han recuperado 15.000 víctimas, pero todavía quedan entre 20.000 y 30.000 por recuperar. “Es una cifra muy escasa en relación al número total. Se habla de entre 150.000 y 200.000 personas asesinadas durante el franquismo, abandonadas en cunetas, en fosas que ya se han perdido por la construcción de edificios, carreteras...”, detalla Iglesias.

“Yo vengo de un país donde hay muchas personas desaparecidas. Vengo de Chipre. Quería saber si hay alguna iniciativa similar de búsqueda de cuerpos a escala internacional”, pregunta Marios Lagou, asesor político de The Left en el Parlamento Europeo. Iglesias explica que la Cruz Roja Internacional tiene un programa para ello, así como Naciones Unidas y algunas universidades de manera puntual. A su lado, Jadiyetu El Mojtar, activista saharaui de la Delegación del Frente Polisario en España, pone como ejemplo la búsqueda de desaparecidos llevada a cabo en el Sáhara tras la invasión de Marruecos. Algunos fueron asesinadas mientras España aún era administradora del territorio. “Asesinaron a familias y fueron encontradas en fosas comunes. Recurrimos a la Universidad del País Vasco, quienes en colaboración con el instituto de cooperación Hegoa, tienen un departamento que trabaja el tema de exhumaciones a escala internacional", relata El Mojtar.
“Las saharauis somos esas víctimas olvidadas, como los brigadistas internacionales y los republicanos. Actualmente tenemos 556 desaparecidos desde que entró Marruecos y ocupó el territorio”, explica Jadiyetu El Mojtar
“Las saharauis somos esas víctimas olvidadas, como los brigadistas internacionales y los republicanos. También hay saharauis en fosas comunes que han sido descubiertos a través de la cooperación internacional y del esfuerzo de las familias. Actualmente tenemos 556 desaparecidos desde que entró Marruecos y ocupó el territorio”, cuenta la activista saharaui a El Salto. Algunos están enterrados con sus DNI españoles. “Los saharauis seguimos reclamando nuestro espacio en la memoria democrática de este país, porque formamos parte de esa memoria”, enfatiza.
Exhumación de fosas comunes
Los 108 de Colmenar Comienza la primera exhumación de víctimas civiles de la Guerra Civil en Madrid
La lluvia del fascismo que amenaza
La visita avanza al ritmo que unas nubes negras van cubriendo el cielo. Una vez abandonado el cementerio de Fuencarral, nos dirigimos en autobús a Rivas Vaciamadrid, escenario de la batalla del Jarama, en la que participaron mucho de estos brigadistas. El grupo se detiene junto a un monolito en honor a Charlie Donnelly, erigido en honor a un brigadista irlandés que fue un poeta antifascista nacido en 1914. Tenía 22 años cuando estalló la guerra, y a tan temprana edad no dudó en acudir a la contienda para defender la legalidad republicana. Murió el 27 de febrero del 37 en la Batalla del Jarama. En la actualidad es una figura venerada en Irlanda y a instancias de sus compatriotas se construyó el monumento que hoy visita el contingente internacionalista, construido con piedras del condado irlandés donde nació.

De fondo, el Jarama, la carretera de Valencia y la cordillera de la Marañosa, objetivos de la batalla. Franco intentó tomar Madrid por el oeste pero no lo consiguió. En una maniobra envolvente decidió intentarlo por el este. Fue una operación planificada para tres días hasta converger con las tropas de Mussolini en Alcalá de Henares. El 6 de febrero 1937 comenzó esa ofensiva y esos tres días se convirtieron en un mes, gracias a la llegada de los brigadistas internacionales, que engordaron las tropas republicanas.
Una lluvia intensa precipita el final de la visita. El grupo se encuentra sobre el Puente de Arganda, una construcción de hierro por la que se evacuaron los cuadros del Museo del Prado hacia Valencia. El 11 de febrero de 1937 ese puente fue ocupado por los garibaldinos, brigadistas internacionales procedentes de Italia, uno de los mayores contingentes. Tenían la misión de evitar a toda costa que el fascismo tomase este paso. Y lo lograron. El grupo internacional que hoy visita estas localizaciones decide hacerse una foto final en ese lugar, símbolo de la resistencia.

“Ha sido un día muy intenso. A veces se habla livianamente del antifascismo y tenemos un gran archivo histórico de luchas y de internacionalismo. Para mí, el internacionalismo es algo fundamental, que en los últimos diez años se había abandonado en los movimientos. Construir antifascismo también es reivindicar la memoria de luchas históricas”. Lucía Cavallero, activista argentina, responde a El Salto mientras el grupo corre hacia el bus para refugiarse de la lluvia. En su país, la lluvia negacionista de Milei amenaza con borrar la memoria del genocidio cometido por Videla, pero Cavallero tiene claro que no lo va a lograr.
“Haber juzgado a los responsables de la dictadura puso a las madres de la Plaza de Mayo en un lugar desde el que hoy son quienes señalan, encabezan y actualizan la lucha antifascista”, expresa la activista Lucía Cavallero
“Las madres de la Plaza de Mayo, no son solo memoria, son el corazón de nuestra democracia“, avisa. ”Haber juzgado a los responsables de la dictadura puso a las madres en un lugar desde el que hoy son quienes señalan, encabezan y actualizan la lucha antifascista“, explica. “Tenemos que pararnos y recoger las luchas históricas para construir futuros, pero sin olvidarnos de los mejores legados del pasado”, concluye, cuando el agua ya ha calado nuestras botas pero el frío no se siente, en este día que ha significado para todas las asistentes un baño de esperanza, además de un ejemplo inspirador en un contexto de ascenso del fascismo a escala internacional. Y cuando el “No pasarán” vuelve a ser una proclama necesaria.
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Sólo entrando en el artículo se sabe que Podemos está detrás de la organización de este periplo en Madrid que intenta preservar la memoria internacionalista en la lucha contra el fascismo. Es triste ver cómo El Salto, no sólo en este caso, se une a la política de invisibilización de Podemos. No creo que esto derive en beneficio de este digital ni en el de las fuerzas de progreso en general.