Huelga
¿Cuánto tiempo es necesario para ganar un conflicto sindical indefinido?

Ante un conflicto duro e indefinido se debe ser consciente de que las señales de debilitamiento serán ocultadas y todo parecerá imposible hasta el día de la ruptura.
Huelga Inditex 7 enero - 1
Concentración en Madrid ante una tienda de Zara, por la huelga convocada por CGT el pasado 7 de enero. Kike Castro
Afiliado de CGT Catalunya
14 sep 2023 06:00

A veces las luchas sindicales, aunque no solo éstas, entran en una fase de enfrentamiento contundente y mantenido de forma indefinida, contra la empresa o patronal con la que se está enfrentada. En este tipo de conflictos no se toman prisioneros, se busca vencer la capacidad de resistencia del oponente mediante la fuerza bruta sostenida, poniendo toda la carne en el asador, toda la madera en la hoguera y cualquier otro símil que suponga una variación de lo máximo, el máximo de tiempo.

Típicamente estaríamos hablando de las huelgas indefinidas, pero también de la mezcla de huelgas puntuales con otras acciones de presión sin un límite en el tiempo, como por ejemplo una campaña potente. Las huelgas intentarán cortocircuitar el funcionamiento de la empresa, normalmente causando un fuerte daño económico o de otro tipo, que la ponga de rodillas hasta que acepte las reivindicaciones de la plantilla. No suele haber punto medio en este tipo de conflictos, siendo una de las principales razones que cuando una empresa escenifica que planta los pies en el suelo no solo pone en juego las reivindicaciones concretas, sino su autoridad y credibilidad futura ante la plantilla. “¿Qué será lo siguiente que pedirán si pierdo?”. Por la parte sindical estamos ante la misma disyuntiva: no alcanzar un objetivo por el que la mayoría de una plantilla está en una movilización enconada y larga se podrá llamar de muchas formas pero la mejor suele ser: Fracaso.

Visualicemos la imagen. Dos personas en una mesa se miran a los ojos, plantan sus brazos y empiezan el pulso con determinación. Aquél que acabe cediendo saldrá debilitado en el futuro. A medida que pasa el tiempo, en la cabeza de cada parte surgen las dudas, “¿Cuánto más aguantará? ¿Le está afectando la presión?”. La parte sindicalista intenta escudriñar en la cara del oponente alguna señal de debilitamiento, ya que la plantilla está empezando a inquietarse. Llevan ya unos días, unas semanas, y se plantean si está sirviendo de algo el sacrificio, necesitan recibir buenas noticias para mantener la moral y la fuerza. Pero la sindicalista no sabe qué decirles, no ve nada. No llegan inputs, la expresión no solo es neutra sino que parece que sonríe. ¿Qué está pasando?

La presión por la necesidad de observar avances a menudo nos hace perder la perspectiva, interiorizando que la dinámica de los conflictos indefinidos es parecida a esta gráfica:


Es decir, que se pudiera ver en tiempo real cómo la empresa va perdiendo resistencia paulatinamente, cómo se muestra nerviosa, suda, produciéndose avances significativos en la negociación hasta que, finalmente, llega al punto que queríamos.

Así como nosotros usamos el tiempo esperando que el desgaste haga el resto, la empresa usa el tiempo con exactamente el mismo objetivo, que el desgaste que nos supone mantener la intensidad del conflicto, los días sin salario, la caída de moral, nos haga desistir tarde o temprano

Por desgracia esto no pasa casi nunca. Lo cuál es un problema, porque impide a la parte sindical explicar progresos tangibles que alimenten la moral de la plantilla y le permitan mantener el pulso tranquilamente hasta la derrota de las posiciones empresariales.

Lo que sucede de forma mayoritaria en estos contextos es parecido a esto:

Así como nosotros usamos el tiempo esperando que el desgaste haga el resto, la empresa usa el tiempo con exactamente el mismo objetivo, que el desgaste que nos supone mantener la intensidad del conflicto, los días sin salario, la caída de moral, nos haga desistir tarde o temprano. Para ello no tiene que dar absolutamente ninguna muestra de debilidad, se debe reafirmar en sus posiciones, asumir los problemas públicamente con la proyección de que son una simple molestia. Las negociaciones avanzan, pero por el carril de las migajas. ¿Recordamos el famoso “Las huelgas no sirven” de los años duros de la Crisis? No podreis mover a una montaña de granito, no hay alternativa. Desistid.

¿Entonces solo hay que aguantar y ya está?. Pues no necesariamente. Una gota puede desgastar una roca, pero tardar demasiado tiempo. O puede no afectarla en absoluto

Es importante, entonces, que en la gestión de estos conflictos absolutamente todo el mundo sea consciente que la montaña es de granito pero hasta el día antes en que se desmorone por completo. No habrá signos externos, todo lo contrario, y todo ello debe tenerse en cuenta tanto en la gestión de la moral colectiva como en tener una evaluación real de los efectos de la presión.

¿Entonces solo hay que aguantar y ya está?. Pues no necesariamente. Una gota puede desgastar una roca, pero tardar demasiado tiempo. O puede no afectarla en absoluto. Recordemos el caso de Panrico en 2014, donde la plantilla de la planta de Santa Perpètua sostuvo una huelga de 8 meses contra la compañía de forma unánime, causando desaprovisionamiento de sus productos en supermercados catalanes hasta que la sobreproducción de otras plantas del estado solventó el problema. Y se perdió. Ahora bien, hay otros casos como Cacaolat, que en 2019 con una huelga indefinida y bloqueo de camiones obligó a la empresa a retirar una pérdida de condiciones laborales. En esa huelga, horas antes de su inicio, la empresa se reía de los negociadores sindicales: “¡Que os vaya bien!”, siguiendo el rol de no ofrecer ninguna pista de sus preocupaciones internas. Casos similares hubo en la huelga indefinida del 112, Iberboard etc. 

En un conflicto indefinido no siempre alargar el eje del tiempo nos dará garantías de victoria, pero a veces por uno o dos días se pierde lo que estabas a punto de conseguir.

No se percibe ningún avance hasta que, un día, de forma rápida, cae todo sin signos previos.

Recientemente tenemos el caso del conflicto en el grupo Inditex. La CGT inició un calendario de huelgas que canalizó un estado de ánimo de profunda injusticia de la plantilla. Era obvio que a cada nueva convocatoria el conflicto y daño en la imagen del grupo se extendía y era preocupante. Ahora bien ¿era suficiente? ¿qué podían responder los y las compañeras a quienes les preguntaban si estaban en el buen camino, si las huelgas serían útiles, si veían avances, si se reunían con la empresa? Pues poca cosa, Inditex no negoció nunca con la CGT a pesar de que era su presión la que la estaba agobiando. En su lugar llamó a sus sindicatos de cabecera que iban asintiendo a cada migaja cedida. Un día, en víspera de la siguiente huelga, la empresa aceptó incrementar el salario de la plantilla en órdenes de un 25%, lo que le causó una caída en Bolsa del 5% de sus acciones. Súbitamente y sin interlocutar ni una sola vez con el sindicato en lucha, sin señales.

En un conflicto indefinido no siempre alargar el eje del tiempo nos dará garantías de victoria, pero a veces por uno o dos días se pierde lo que estabas a punto de conseguir. Se debe realizar muchos esfuerzos de infiltración, obtención de información desde dentro, evaluación del daño para tener una idea aproximada del punto de ruptura de la empresa. Si estamos alejados, mantener una misma cantidad de presión es literalmente perder el tiempo y desangrarnos sin sentido.

En el caso de Panrico, por ejemplo, es probable que se hubiera necesitado vías alternativas para subir la apuesta a la empresa. Desde una socialización de la lucha para abrir vías de daño nuevas a campañas más agresivas contra sus productos y responsables. Si no puedes ganar porque tu fuerza es insuficiente, se debe incorporar más fuerza.

Así como el sindicato estudia y analiza a la empresa, ella hace lo mismo con nosotros. Si mantenemos un conflicto estático pasamos a ser previsibles y, por lo tanto, neutralizables. Si golpeamos reiteradamente en la cara, quizás poner las las manos es suficiente para que no importe el tiempo que estemos haciéndolo o para que el punto de ruptura sea más lejano. Debemos hacer cambios mediante una valoración realista y pasar a esquemas de conflictos móviles: abrir nuevas líneas de presión que golpeen el hígado, el brazo, el costado para introducir incertidumbre en nuestra capacidad de presión y hacerla más compleja y agobiante. Aquí la socialización de conflictos y los grupos de apoyo del sindicato son claves para iniciar esos fuegos secundarios. No hay nada que moleste más a una empresa que la incertidumbre de lo que pueden hacer o no quienes tiene enfrente.

Hay muchos ejemplos de adaptación sindical en un conflicto indefinido, pero hay uno bastante gráfico: la huelga por el convenio colectivo de Metro en Barcelona de 2017, decenas de jornadas de huelga casi unánime que finalmente consiguieron su objetivo, pero ¿cómo?.

Las huelgas introducen presión, pero a veces puede ser neutralizada. En una primera fase de huelgas, el gobierno de Ada Colau dedicó muchos esfuerzos en criminalizar a la plantilla, presentándolos como unos privilegiados que cobraban mucho y habían tomado de rehén a la ciudadanía. No es lo mismo que este mensaje lo difunda alguien de derechas como un ayuntamiento autodenominado de izquierdas con credibilidad entre la población. El resultado fue muy difícil: Buena parte de la población compró el argumentario de Barcelona en Comú, insultos, agresiones, escupinadas a trabajadoras cada vez que había una huelga.

Ante un conflicto duro e indefinido se debe ser consciente de que las señales de debilitamiento serán ocultadas y todo parecerá imposible hasta el día de la ruptura

A pesar de los esfuerzos de los sindicatos por explicar las manipulaciones y sus honestos objetivos, la solidaridad no fue precisamente un valor al alza en esa primera fase. ¿Qué presión había hacia el ayuntamiento en ese contexto? Casi nula, la población compraba que la “culpa” de estar aplastado los días de huelga era de esos privilegiados que querían más. Añadamos que las pérdidas económicas para un político son prácticamente irrelevantes, lo apuntan en el libro del año y ya está. Nadie les miraba y la mayoría culpaba a la plantilla. En ese escenario podrían estar 400 días de huelga que la situación era peor cada día, sí, pero para la plantilla.

Era necesario evaluar la situación, comprobar que el punto de ruptura estaba muy lejos y hacer los cambios necesarios para que el conflicto se adaptara. El tiempo en lucha es necesario, pero no es lo único necesario.

En la segunda fase de huelgas el discurso cambió: No centrarse en ignorar a la población o pedirles solidaridad sino apuntar una y otra vez al ayuntamiento de los sufrimientos en hora punta por su incompetencia en llegar a un acuerdo. Se empapelaron todas las estaciones de metro con la cara de los responsables, señalándolos. Se pintaron una y otra vez accesos con nombres y apellidos. Boicots a cada acto público y mensajes reiterativos. En este momento hubo unos aliados inesperados en conglomerados mediáticos de derecha y partidos políticos que vieron el cambio y se apuntaron a hacer sangre sobre los negociadores municipales. La situación cambió y ahora cada huelga era presión directa sobre el ayuntamiento que, en la fase final en dos o tres días cruzó la línea que no querían cruzar y se alcanzó el acuerdo.

Huelga indefinida Nissan
El cierre de las plantas de Nissan en Barcelona puede afectar a 3.000 empleos directos y 20.000 indirectos. La plantilla lleva en huelga indefinida desde el 4 de mayo.

En definitiva, ante un conflicto duro e indefinido se debe ser consciente de que las señales de debilitamiento serán ocultadas y todo parecerá imposible hasta el día de la ruptura. Por lo tanto, se debe tener siempre en cuenta esta situación ante la necesidad de dar buenas noticias para mantener la moral. Es vital estimar correctamente dónde está la ruptura, capacidad de resistencia y para ello cuanta más información interna, mejor. Debemos apostar por ir sumando más presión colateral al núcleo del conflicto, con la intensidad que se decida y valorando la entrada en la partida de grupos de apoyo y vías de extensión social y territorial: el ‘conflicto creciente’. Para ello es positivo que la mirada sea diversa y tendiendo más hacia una dinámica de lucha móvil que no a una de simple repetición.

Aquí no hay nadie invulnerable, todo el mundo tiene una capacidad de resistencia. Creérselo es siempre el primer paso para lograr rebasar ese punto. Aunque la prudencia y preparación son importantes, casi nunca se dan las condiciones perfectas para iniciar un conflicto potente, hay que lanzarse y a por ellos.

Sobre o blog
En las luchas sociales en la que vivimos, la desorganización es sinónimo de fracaso. Y, el fracaso, es sinónimo de pérdida de derechos. De calidad de vida. De dignidad. Este blog explora, a través de las experiencias y reflexiones de distintos colectivos y sindicatos, alternativas a la mera canalización del descontento social y distintas metodologías para organizar realmente a las personas y construir poder popular.
Ver todas as entradas
Informar de un error
Es necesario tener cuenta y acceder a ella para poder hacer envíos. Regístrate. Entra na túa conta.

Relacionadas

Laboral
Laboral La vigencia de ‘No hay atajos: organizar el poder sindical’
La relevancia de la obra ‘No hay atajos’, de Jane McAlevey, se ha consolidado aún más dado que ha sido una pieza clave para el resurgir del sindicalismo en los Estados Unidos.
Opinión
Opinión Poder popular y confederación de luchas: hipótesis para un nuevo ciclo político
VV.AA.
Las manifestaciones de vivienda pone de relieve el inicio de un nuevo ciclo político. Ni estamos ante un nuevo 15M, ni queremos otro 15M, pero debemos aprovechar los aprendizajes para iniciar un nuevo ciclo político que nos lleve más lejos.
Sobre o blog
En las luchas sociales en la que vivimos, la desorganización es sinónimo de fracaso. Y, el fracaso, es sinónimo de pérdida de derechos. De calidad de vida. De dignidad. Este blog explora, a través de las experiencias y reflexiones de distintos colectivos y sindicatos, alternativas a la mera canalización del descontento social y distintas metodologías para organizar realmente a las personas y construir poder popular.
Ver todas as entradas
Opinión
Opinión Non sempre ter moitas luces é sinónimo de intelixencia
Que impacto ecolóxico e social produce a iluminación do Nadal de Vigo? A cidade sofre máis aló da masificación, o caos de tráfico, as molestias á veciñanza, o malgasto ou os recortes en orzamentos de emerxencia social.

Últimas

Palabras contra el Abismo
Palabras contra el Abismo Lee un capítulo de ‘Café Abismo’, la primera novela de Sarah Babiker
El barrio es el espacio físico y social en los que transcurre ‘Café Abismo’, la primera novela de la responsable de Migraciones y Antirracismo de El Salto, Sarah Babiker.
Crisis climática
Informe de Unicef El cambio climático multiplicará por tres la exposición de los niños y niñas a las inundaciones para 2050
Es la proyección que hace Unicef en su informe 'El Estado Mundial de la Infancia 2024'. La exposición a olas de calor extremas será ocho veces mayor para 2050 respecto a la década del 2000. “El futuro de todos los niños y las niñas está en peligro”, advierte la agencia de la ONU.
Memoria histórica
Memoria histórica Museo del franquismo, ¿eso dónde está?
España sigue ajena a la proliferación mundial de espacios museísticos dedicados a dictaduras y resistencias democráticas.
Unión Europea
Unión Europea La ultraderecha europea, ante la victoria de Trump
El triunfo de Donald Trump da alas a todas las formaciones ultraderechistas de Europa y del resto del mundo, que han visto cómo el millonario republicano ha conseguido volver a ganar las elecciones sin moderar un ápice su discurso.
Tribuna
Tribuna Vivienda: es hora de organizarnos
La situación de crisis inmobiliaria nos exige leer el momento para acertar en las batallas que debemos dar ahora, reflexionar sobre los modos de acción colectiva y lograr articular una respuesta política amplia.
Pontevedra
Ecoloxismo Unha investigación revela alta contaminación por nitratos en augas superficiais da comarca do Deza
Os resultados da análise de Ecoloxistas en Acción, con máis de 80 puntos de mostraxe, reflicten concentracións xeneralizadas e moi altas de NO3. Só o 19% das augas superficiais analizadas están “fóra de toda sospeita”.
Racismo
Racismo institucional Diallo Sissoko, una víctima más del sistema de acogida a migrantes
La muerte de este ciudadano maliense durante su encierro en el CAED de Alcalá de Henares ha puesto de manifiesto algunas de las deficiencias del sistema de acogida a migrantes en el Estado español.
Comunidad de Madrid
Violencias machistas Huelga en la red de atención a la violencia de género de la Comunidad y Ayuntamiento de Madrid el próximo 25N
Las trabajadoras de ambas redes se unen para reivindicar mejoras laborales y de atención a las mujeres víctimas en un paro de 24 horas. “Te sientes impotentes porque no puedes ayudar como deberías”, explican.
Turismo
Opinión Abolir el turismo
VV.AA.
Lleguemos a donde lleguemos, no puede ser que sea más fácil imaginar el fin del capitalismo que el fin del turismo.

Recomendadas

Galego
Dereitos lingüísticos Miles de persoas desbordan a praza da Quintana para mudar o rumbo da lingua galega
A Plataforma Queremos Galego, que convocou esta mobilización, sinala unha nova data para outro acto protesta: o vindeiro 23 de febreiro na praza do Obradoiro, en Santiago de Compostela.
València
Exclusiva El Gobierno de València contrata 12,9 millones en obras de la dana a una constructora investigada por pagos al cuñado de Barberá
La Generalitat Valenciana ha hecho el encargo a Ocide, una empresa cuya matriz está siendo investigada en el caso Azud por pagos “de naturaleza ilícita” al abogado José María Corbín a cambio de contratos adjudicados por el Ayuntamiento de València.