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Energía nuclear
Los hibakushas de Nagasaki comparten experiencias con métodos tradicionales
La bomba atómica de Hiroshima suele llevarse los titulares. Fue la primera. Mató a más gente. Pero el 9 de agosto de 1945 EEUU lanzó una segunda bomba, con un núcleo de plutonio, sobre Nagasaki. No se trataba del objetivo original, el destino de Nagasaki vino marcado por el cielo nublado de Kokura. La bomba liberó la energía equivalente a 22.000 toneladas de TNT. Hoy, varios supervivientes de aquel horror, conocidos como los Hibakusha, comparten sus historias de manera tradicional.
Artículo publicado originalmente en Beyond Nuclear International.
Toda la gente olía a pólvora, recuerda un superviviente
Un par de supervivientes de Nagasaki han comparido sus experiencias con técnicas narrativas tradicionales, como parte de su lucha por un mundo sin armas nucleares.Hiroshi Suenaga, 82, sobrevivió el ataque de EEUU contra su ciudad en 1945. Ha documentado las historias de otros supervivientes utilizando kamishibai (teatro de papel), una forma de representación que hace uso de dibujos. Ha llevado esos espectáculos a varios colegios e institutos de Japón.
El primer kamishibai, titulado No más hibakushas, aborda la vida de Senji Yamaguchi, activista, que falleció en julio de 2013 a la edad de 82 años.
Una figura icónica del movimiento japonés contra las armas nucleares, Yamaguchi presidió la confederación japonesa de asociaciones de supervivientes de las bombas durante décadas, hasa 2010.
El kamishibai ilustra el momento en que Suenaga se convirtió en la primera persona superviviente que habló en las Naciones Unidas acerca del desarmamento, en 1982.
En una escena, Yamaguchi grita: “¡No más hibakusha!” durante su discurso, mientras muestra una fotografía suya, su cuerpo cubierto por heridas de arriba abajo debido a las quemaduras que sufrió, con solo 14 años de edad, tras la caída de la bomba.
Yukio Inoue, 85, hibakusha de Nagasaki, aportó sus propios dibujos a la obra. Comenzó a dibujar acerca de la bomba atómica tras descubrir que estudiantes a los que daba clase en un instituto hace 35 años en el este de la ciudad apenas sabían nada de lo que había sucedido.
Inoue estaba en su hogar cuando cayó la bomba. Junto con varias personas, evacuó en dirección a un parque en el área Urakami, buscando refugio. Vio a una mujer con el cabello y la ropa carbonizados, a un anciano con severas quemaduras en el rostro. “Toda la gente olía a pólvora”, dice Inoue.
Después de transferirse a un instituto de Nagasaki, Inoue conoció a Suenaga, que enseñaba ciencias sociales allí. Este encuentro llevó a su primera producción de kamishibai, en colaboración.
Inoue estaba en su hogar cuando cayó la bomba. Junto con varias personas, evacuó en dirección a un parque en el área Urakami, buscando refugio. Vio a una mujer con el cabello y la ropa carbonizados, a un anciano con severas quemaduras en el rostro. “Toda la gente olía a pólvora”, dice Inoue.
En septiembre de 2017 Suenaga visitó la zona de Chernóbil junto con la fotoperiodista Yoshino Oishi, de 74 años, reconocida por su labor en varios conflictos bélicos. Chernóbil sigue siendo el peor desastre nuclear comercial desde el estallido de la unidad 4 en abril de 1986. Partículas tóxicas se extendieron a lo largo de la actual Bielorrusia, del oeste ruso, forzando a 330.000 personas a evacuar permanentemente.
Suenaga se mantuvo estoico durante la visita, aunque Oishi capturó su tristeza en una fotografía mientras contemplaba el desgraciado reactor.
Suenaga, partidario de la abolición de todas las actividades nucleares, se opone a la energía nuclear porque la entiende como muy cercana a las armas nucleares y con problemas muy similares.
Desde una plataforma de observación con vistas al nuevo sarcófago de Chernóbil, una portavoz explicaba a los visitantes cómo sucedió el accidente, que condujo a la muerte de muchos trabajadores.
Cuando Suenaga le preguntó lo que pensaba de las centrales nucleares aún en operación, sin embargo, la mujer respondió: “Estoy muy a favor”.
“Me sorprendió que dijera algo así cuando estaba hablando del desastre”, declara Suenaga.
Oishi dijo: “No podía contener la rabia mientras la escuchaba aprobar, imperturbable, la energía nuclear”.
Oishi expresó admiración por los esfuerzos de estos dos supervivienes por contar sus experiencias por medio de kamishibais, una forma de teatro callejero populares durante la crisis de los años 30 y tras la guerra. “Creo que los recuerdos del Sr. Inoue provee a sus dibujos de un tremendo impacto”, dijo.
Traducción de Raúl Sánchez Saura.