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Educación
Las escuelas infantiles empiezan el nuevo curso con mucha incertidumbre y muy pocos medios
Hoy, 4 de septiembre, arranca el curso en las escuelas infantiles de la red de la Comunidad de Madrid. Una etapa que se siente castigada por la ausencia de protocolos adaptados a sus realidades y de medios para aplicarlos.
“No tenemos prácticamente protocolos, estamos como dejados de la mano de dios, sentimos que van a experimentar con nosotros y a ver cómo sale”, decía ayer por la tarde N., educadora infantil e integrante del colectivo Con Infantil No Se Juega. El experimento ha empezado esta mañana en las aulas de 0 a 3 años de la Comunidad de Madrid. Donde todo ha comenzado casi como si fuese, de nuevo, septiembre de 2019: mismas ratios, mismos espacios, y en muchos casos, menos personal. Junto a esto una batería de medidas a tomar y una una pandemia mundial de fondo.
“Los protocolos parecen hechos por gente que no ha olido una escuela infantil en su vida”, ironiza S., otra educadora infantil que también contesta al teléfono en la víspera de la vuelta al cole de los más pequeños. Ella y una compañera han salido tres horas más tarde de lo que les corresponde: “Estos días suelen ser la caña en cualquier curso, además nos dejan siempre muy poco tiempo de preparación, tres días como mucho, hay que preparar los listados, llamar a las familias”. Dice esta educadora infantil que si han hecho más horas es porque “este trabajo es así, no estás con papeles que puedes dejar para mañana. Es que están por volver niñas y niños al aula y todavía teníamos material sin organizar y a las familias todavía no nos había dado tiempo a llamarlas”. Muchas madres y padres han expresado su malestar por lo tardío de su llamada. S. les entiende, las familias son víctimas también de la falta de tiempo que han tenido para organizarse.
Son varias las profesionales que han dado positivo por lo que les han derivado a hacerse una PCR en sus centros de salud. Más educadores en cuarentena y menos profesionales para ocuparse de la seguridad en las aulas
En medio de la vorágine preparatoria de este nuevo curso tan extraño, las educadoras infantiles tuvieron que correr a hacerse las pruebas que intempestivamente anunciara la Comunidad de Madrid el pasado martes. A N. y sus compañeras, el miércoles les hicieron una serología, cuyos resultados podrían ver online, y aunque esa misma tarde entró en el sistema y constató que daba negativo, hay compañeras suyas que no han conseguido acceder a ver sus resultados. Con todo, hay cuatro positivos, algo que, afirma, se va reproduciendo en muchas escuelas, según comentan en el colectivo. Por su parte, S. también ha dado negativo. Sin embargo, son varias las compañeras que han dado positivo por lo que les han derivado a hacerse PCR en sus centros de salud. Mientras tanto, más educadores en cuarentena y menos profesionales para ocuparse de la seguridad en las aulas. Para colmo, cuenta S. que hay casos de personas obligadas a hacer cuarentena que están teniendo dificultades para obtener la baja médica.
CASI IGUAL QUE HACE UN AÑO
Se podría deducir que trabajadoras y niñas y niños de los centros de educación infantil habrían necesitado una consideración especial por las características de esta etapa educativa. Pues los pequeños son un colectivo que lo “chuperretea” todo, y que no entiende de esperas ni de organización, resume S.: “En niños tan pequeños es imposible que mantengan la distancia, recomendarles que no compartan juguetes. No acercarnos a ellos es inviable, nuestro trabajo consiste en la cercanía, en consolarlos, en darles de comer, en cambiarles el pañal. Es imposible, humana y pedagógicamente no acercarnos, no nos lo podemos permitir”.Sin embargo, van a tener un cúmulo de tareas de higienización, de limpieza, de toma de temperaturas, todo ello sin apoyo extra, y una vez más se sienten ninguneadas por una administración que no ha invertido presupuesto en que vuelvan con seguridad a las aulas. “Con la misma ratio y los mismos profesionales cualquier medida es imposible. Si no hay menos niños es tontería. Porque cubres algo pero se te escapa por otro lado. Por ejemplo: nosotros no podemos evitar que las familias entren. No vamos a arrancar a los niños de los brazos de sus familias, no es humano, ni ético, ni pedagógico, ni nada”, insiste S.
Coronavirus
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El gobierno de Isabel Díaz Ayuso ha comunicado a la Federación de Municipios de Madrid el cese de su contribución económica en los convenios con los ayuntamientos relativos a las escuelas infantiles y casas de niños. Ya el pasado 11 de marzo se suspendieron los contratos de gestión de los centros de educación infantil adscritos a la Comunidad.
Luego está el tema de los grupos burbuja, la gran y única apuesta contra la expansión de los contagios. N. recuerda que, con la ampliación horaria, va a ser imposible evitar que se junten los grupos: “Mi horario va a ser de 8 a 16, los horarios ampliados son de 7:30 a 9 y de 16 a 17:30, y no voy a estar con ellos por lo que el grupo burbuja se rompe, van a estar con niños de su mismo nivel” . Estas cosas del día a día, comenta N., no están contempladas en ningún protocolo. “La realidad es que es imposible llevar a cabo un grupo burbuja habiendo horarios ampliados, por la falta de personal, básicamente”, se reafirma. Ni personal ni materiales.
“No pueden pedir a niños de 0 a 3 años que hagan lo que se nos pide, que esperen, que hagan turnos. Y menos con las condiciones de la escuela, con baños compartidos en casi todas las aulas, por ejemplo, es imposible un grupo burbuja”
La escuela de S. es de gestión directa: ellas han recibido un equipo de protección. Pero poco más. Acusa los mismos problemas que denuncia N.: “No pueden pedir a niños de 0 a 3 años que hagan lo que se nos pide, que esperen, que hagan turnos. Y menos con las condiciones de la escuela, con baños compartidos en casi todas las aulas, por ejemplo, es imposible un grupo burbuja”.
“A mi empresa no le ha llegado nada nuevo aparte del contrato que tiene con la Comunidad de Madrid. La empresa debe ser la que suministre todo: el gel, las mascarillas y el uniforme. Deberíamos llevar una mascarilla FFP2 para que no podamos contagiar a los peques ni ellos a nosotras”, apunta la integrante de Con Infantil no se Juega.
Educación
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Ni inversión extraordinaria, ni bajada de ratios, recuerda Isabel Galvín, Secretaria General de la Federación de Enseñanza de Comisiones Obreras en Madrid. “Han anunciado que contratarán a 350 educadoras, ya hay 97 para los centros de gestión directa, pero esto no va a bajar las ratios que se conservan como están, para bajar las ratios hay que ampliar grupos y eso no se está haciendo”, explica esta sindicalista que atiende a El Salto entre un aluvión de incidencias: desde la convocatoria masiva a hacerse test, hay un goteo constante de llamadas y audios de profesionales indignados por múltiples irregularidades.
“Ya el miércoles llamaron a gente que había dado positivo para que repitiese la prueba la mañana del jueves. Mientras tanto, los que estaban en la cola esa mañana han ido a trabajar porque no hay protocolo ni orientaciones para otra cosa. A ver si al final por estas pruebas vamos a acabar montando brotes en los colegios”, ironiza Galvín. Por otro lado, les han llegado denuncias de trabajadoras de escuelas infantiles que no entienden por qué a muchas de ellas se les ha hecho la prueba de detección rápida, y no la serología que se ha practicado en el resto de las etapas educativas. Consideran un agravio esta diferencia, pues atribuyen a las pruebas rápidas menor capacidad diagnóstica.
EN CRISIS
N. trabaja en una escuela infantil de gestión indirecta. Las mismas cuyos contratos fueron suspendidos por la administración apenas cerraron los centros, mandando al paro o al ERTE a miles de trabajadores de las escuelas infantiles, de educación especial y de los servicios de comedores. Esta educadora fue una de las pocas que su empresa recuperó cuando las escuelas abrieron en julio. El momento era muy distinto: “Vinieron pocos niños y aunque los protocolos eran imposibles nos fuimos apañando, pero ahora se reincorporan todos”. De trasfondo, una segunda ola que a principios de julio era aún una hipótesis.Muchas de las escuelas de gestión indirecta que cerraron en marzo, después de que la Consejería de Educación decidiera suspender sorpresivamente los contratos, no han vuelto a abrir. “CC OO ha calculado que la epidemia ya se ha llevado por delante un 10% de todos los centros infantiles privados —hay 5.300 de 0 a 3 años en toda España— y que entre un 20 y un 30% están en riesgo de no reabrir. Ya en junio algunos centros decidieron que no podían más, y a ellos se están uniendo otros durante el verano”, reporta Galvín, quien señala que en Madrid las cifras pueden ser mayores “por la política anti educación infantil llevada a cabo por el Consejero”.
Y de las escuelas que han sobrevivido, muchas harán ERTE de ajuste de plantilla, pues dada la incertidumbre, la demanda de plazas se habría retraido por parte de las familias, afirma Galvín. Esta “crisis de la Educación infantil en la Comunidad de Madrid” pone de relieve lo necesario que es que la oferta de esta etapa sea pública y no esté sujeta a beneficios ni coyunturas económicas. Respecto a las escuelas de gestión privada, “una empresa es un negocio, si estamos en un contexto donde los beneficios no permiten mantener la empresa abierta, la empresa se cierra, y se cierra en una etapa que es clave para nosotras porque es la etapa más compensadora, donde se compensan las desigualdades”, denuncia la sindicalista.
UN ESCENARIO PREOCUPANTE
En este panorama, las educadoras son conscientes de que muchas madres y padres optarán por no llevar a sus hijos a clase en los primeros quince días, plazo máximo para no perder la plaza. Les entienden, ven comenzar un curso muy difícil. “Una cosa es arrancar sabiendo que hay dos personas menos en la escuela y otra es que no haya ningún trabajador de la escuela porque están todos confinados. Ahí, sí o sí, van a tener que contratar a más gente. O a lo mejor será el ayuntamiento el que decida el cierre temporal. No sé cómo lo gestionarán”, plantea N.La activista de Con Infantil No Se Juega resume el protocolo: “Si un niño tiene más de 37,2º hay que llamar a la familia, si tiene 37.2º y algún tipo de síntoma, todos los que tienen estos niños en estas edades, tenemos que llamar a la familia y en menos de treinta minutos tiene que estar esta familia en la escuela. Hay una coordinadora de covid por escuela, se la avisa, y ella se lleva al niño a un aula covid y se tiene que aislar poniéndose la mascarilla”. Si al día siguiente el niño no tiene fiebre, los padres lo pueden traer sin haberle hecho PCR, algo que sí les genera inseguridad. Además, se inquieta N.. Además, les preocupa que no les cojan el teléfono que les han facilitado para comunicar los casos.
“Teníamos que haber empezado más tarde, con una ratio mejor y más profesionales. Retrasarlo para poder haber pensado en lo sanitario y también en lo pedagógico, tenemos que tener el tiempo para conjugar ambas cosas”
Para S. hubiese sido necesario más tiempo, atrasar la vuelta, pero no solo: “Teníamos que haber empezado más tarde, con una ratio mejor y más profesionales. Retrasarlo para poder haber pensado en lo sanitario y también en lo pedagógico, tenemos que tener el tiempo para conjugar ambas cosas”. La educadora pone el bienestar emocional de los niños en el centro, como algo difícil de preservar en estas circunstancias, pero advierte que “si nos hubiesen dado tiempo, nos podíamos haber organizado mejor, pero al mismo tiempo, si nos hubieran dado un mes más, con la misma ratio, no es posible, es inviable. El modelo de escuela infantil con la misma ratio es inviable”.
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Para N., lo que hay detrás es que se considera esta etapa como algo meramente asistencial. “De hecho, el consejero Enrique Ossorio ya nos ha dicho que para leer unos cuentitos... pues tal. O Ayuso dijo que todos nos tenemos que contagiar. Pero claro, el estar todos contagiados quiere decir que va a morir mucha gente. Quizás a ella le da igual pero a nosotras no”.
Galvín señala también otro problema de concepto: pensar en la educación de 0 a 3 como parte de una política de conciliación, lo que borra su carácter educativo. Y sobre el Consejero también tiene algo que decir: “Ya le he bautizado anti educación infantil. Ha hecho unas declaraciones desafortunadas que demuestran que no tiene la formación ni la sensibilidad para llevar Educación. Pues la educación infantil es una etapa clave y hay que reconocerlo”. La sindicalista contextualiza este desconocimiento en una tendencia más amplia y preocupante: “Estamos viviendo en un país, y en particular en una comunidad autónoma, que parece antiinfancia, los niños y niñas son siempre los últimos. Y cuanto más pequeños son, más olvidados”.