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Almería
Almería es una ciudad sucia
Vivo en una ciudad sucia. Quizá esté cometiendo una injusticia especificando tanto, lo voy a arreglar, vivo en un país sucio. Quizá siga ahondando en el error, vivo en un mundo sucio. De ahí no creo que pasemos. Bueno tenemos una orbita terrestre bastante sucia, por suerte el universo es demasiado grande y nosotros infinitamente pequeños al contrario que nuestro ego.
Voy a volver al principio, al lugar que mejor conozco. Vivo en Almería y mi impresión razonada es que aunque en las encuestas a la gente le preocupa el cambio climático, la preocupación no se torna ocupación, y menos aún desde los poderes políticos que son los que podrían aportar más peso en su solución. Todavía menos desde los verdadero poderes, los económicos, que al parecer no saben que ellos también ganarían, sobre todo a medio y largo plazo.
En Almería, y supongo que por todas partes se ha instalado el postureo climático, el Ayuntamiento pone un contenedor para recoger vidrio de Mickey y se hace la foto con niños
Yo soy una persona concienciada desde siempre, desde los ochenta del siglo pasado ya sabía del problema y de lo que deberíamos hacer, y dentro de mis posibilidades personales hago lo que está en mi mano, seguramente con muchos fallos. Me preocupa realmente y no por cuestión de postureo. ¿Y por qué nombro el postureo? En Almería, y supongo que por todas partes se ha instalado el postureo climático, el Ayuntamiento pone un contenedor para recoger vidrio de Mickey y se hace la foto con niños a los que después se le da una botella de cocacola o de agua, de plástico, que ni siquiera van a ese contenedor que tras bebérsela lanzan dentro del contenedor amarillo que lo mismo es un Picachu que habían inaugurado otro día, y seguidamente, por ejemplo, se hace una carrera popular en la que se reparten ingentes cantidades de plástico rodeando un poco de agua que acaban abandonadas en el suelo, unas se recogen, otras se las lleva el viento y adornan jardines o acaban flotando cual veleros horrendos el mediterráneo.
Lo mismo ocurre con los mercadillos que dejan los lugares destruidos medioambientalmente. Las tiendas de helados o cafeterías a las que se le permite vender exclusivamente plásticos con zumos y helados dentro, es un despropósito, porque las cosas siempre se pueden hacer de otro modo, y también se vende. El ayuntamiento en respuesta a su propia dejadez y la de los vecinos solamente sabe pasar unas maquinas barredoras que ensucian más que limpian, pues el humo que emite es más basura que la que recogen, lo que pasa es que no se ve, y el ruido es también contaminación. Es una risa helada ver una maquina de esas en acción mientras alcorques, copas de los árboles, esquinas, están plagadas de plásticos que nadie recoge pues no hay plantillas que anden y las recojan. Esto siempre se adereza como siempre hablando en las redes sociales de lo que hacen, aunque sea tirarse un pedo. Todo es postureo.
En mi ciudad, Almería, no se hace nada contra el cambio climático, y demás problemas que se están produciendo y de los que no se hablan, como la pérdida de biodiversidad, la destrucción de la capa de organismos del suelo que ponen en riesgo la pervivencia incluso de raza humana. Dan licencias por doquier de piscinas, en un sitio que tenemos mar, se riega césped, una planta que solo sirve para gastar agua, pudiendo tener planta autóctonas y más arboles que nos protegen del sol, se ponen palmeras que no dan sombra, ni se mejora de verdad el transporte público, no se promociona el uso de la bicicleta para desplazarse a los trabajos, ni el que la gente beba el agua del grifo, es tan absurdo y cursi beber exclusivamente de agua envuelta en plástico como creyendo por algún motivo religioso que es mejor. Los ejemplos puede llegar a ser infinitos de la dejadez medioambiental de esta ciudad, de este país, y de este mundo, pero podríamos empezar por lo mas cercano en círculos concéntricos.
Almería está muy sucia, y no sucia de suciedad orgánica, que al menos poco a poco desaparece, si no está envuelta en hidrocarburos sólido
Almería está muy sucia, y no sucia de suciedad orgánica, que al menos poco a poco desaparece, si no está envuelta en hidrocarburos sólido, y no se soluciona exclusivamente recogiendo, reciclando(qué sabemos todos que es imposible reciclar todo lo que se produce), si no apostando por la disminución y la prohibición de todo lo que sea de usar y tirar, ya sé que un ayuntamiento no tiene esas competencias, pero podría poner de su parte como yo y otras personas hacen como individuos, y si no quiere hacer nada como hasta ahora, al menos que no postureé por favor, que no diga que están comprometidos, qué todos sabemos que se la refanfifla el medio ambiente en general. Su única preocupación son la apariencias.
Almería está muy sucia, una bonita ciudad, en un enclave privilegiado, lejos de todos sitios, pero cerca, hermanada con la suciedad del mundo, hija de su tiempo, con políticos cobardes para afrontar los verdaderos problemas y demasiado fotografiados.