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Europa
¡Alto a la autoridad! Laboral y europea
La Autoridad Laboral Europea, institución creada por organismos de Bruselas, será una realidad en Bratislava, capital de Eslovaquia, con plenas facultades en 2024. Se trata de una oficina que, según la web del Consejo Europeo, "facilitará el acceso a la información a las personas y los empresarios en situaciones de movilidad laboral transfonteriza". Tras realizar varios referéndums donde los resultados no han sido los esperados por la parte convocante, se crean nuevas imposiciones desde una óptica capitalista y de libre mercado.
Las instituciones de la UE, plenamente conscientes del déficit democrático del que adolecen han decidido recientemente la creación de una nueva “Autoridad Laboral Europea”. Tras someter a referéndums cuestiones relevantes tales como la “Constitución Europea” o el Brexit y obtener resultados indeseados, optan ahora por negociar y decidir desde arriba. Stop democracia y adelante las élites europeístas. Que la voz de los ciudadanos europeos no les impida un buen titular. Si antes fue “Mister PESC”, ahora le toca el turno al ámbito social.
El anuncio que realizó en septiembre de 2017 el Presidente Juncker se materializa así, tras el acuerdo alcanzado por el Parlamento y el Consejo el pasado mes de Febrero.
Bratislava será la sede de esta novedosa institución, que con 140 personas empleadas a su servicio, comenzará a funcionar en 2019 y no alcanzará todas sus competencias hasta 2024. El presupuesto anual estimado alcanza los 50 millones de euros. Un plan quinquenal a la europea.
Entre sus funciones se reiteran la cooperación y el papel superador de las fronteras internas de los países de la UE. Se trata de una institución cuasi-reguladora de los mercados de trabajo con el foco puesto en corregir las disfunciones del mismo. Sinergias, rutinas, comitología y demás despliegue conceptual acompaña, cómo no, la creación de la Autoridad.
Se mantiene la concepción del espacio europeo como un mero mercado de capitales y mercancías, donde los trabajadores y trabajadoras parecen constituir una más de estas últimas. Analizando el papel de las instituciones de la UE, carece de sentido el cambio de denominación operada. "Mercado común" define mucho mejor la vocación del actual proyecto europeísta. Se trata de una operación capitalista, de ensalzamiento del mercado y sus valores y supeditación de todo lo demás a los fines que interesan a la libre economía de mercado.
Ahora queda por ver cuál es el papel que jugará esta nueva Autoridad, si se trata de otra duplicidad competencial y si tiene algún sentido que se destinen recursos a estos fines. En todo caso, no parece atenderse a ninguna reivindicación ni prioridad social y difícilmente podrá constatarse logro alguno pues los presupuestos de partida no cambian. Y por tanto, los de llegada tampoco. El Mercado Común Europeo sigue construyendo de espaldas a los pueblos y en los últimos tiempos parece dar peor respuesta que nunca a las expectativas de cada vez más amplios sectores sociales.
La nueva autoridad jalona una trayectoria marcada por episodios tales como el famoso Libro Verde que apostaba por la "flexi-seguridad" o el euro como moneda emblemática del proceso europeo. Una vez más, nos encontramos con instituciones a la medida de quienes las proponen y que en modo alguno atenderás las prioridades en materia laboral de las poblaciones que habitan los estados de la actual UE.