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Movimiento estudiantil
¿Dónde estarán los títulos académicos cuando todos acabemos en el mismo sitio?
Durante el mes de enero de 2021, en los periódicos se podían leer titulares tales como “los universitarios en pie de guerra por los exámenes presenciales en pleno repunte del covid”, “estudiantes de la universidad de Sevilla piden la dimisión del rector por los exámenes presenciales” o incluso “indignación por las aglomeraciones en los exámenes presenciales de la universidad”. Pero, ¿Qué hay de cierto en esta realidad?
La verdad es que durante el mes de enero en el que en España se alcanzaba la cifra de 50 000 fallecidos por Covid-19, a los estudiantes se nos obligó a trasladarnos a la universidad y meternos en un aula cerrada con más de 50 personas provenientes de distintas partes, no solo de la comunidad autónoma, sino del país, para poder tener la oportunidad de realizar nuestros exámenes universitarios.
Quizás parezca que es solo un examen, que es algo prescindible y que en la ponderación debería ganar siempre la salud, pero lo cierto es que la persona que quiera cursar estudios universitarios en una universidad “pública” de España tiene que hacer frente a matrículas de hasta 1000 euros anuales bajo la amenaza constante de que si hay que repetir asignaturas al siguiente año el precio a pagar se multiplica por dos o incluso por tres. De esta manera, se nos pone bajo la siguiente tesitura; o se va a hacer el examen, exponiéndonos a nosotros mismos y a nuestras familias a un virus que ha matado a millones de personas en el mundo, o no nos presentamos al examen arriesgándonos a tener que pagar dobles matriculas el año que viene. Pero el precio a pagar no es solo ese, pues también nos arriesgamos a perder la posibilidad de solicitar una beca el año que viene que para muchos es la única posibilidad de acceder a unos estudios e incluso a tener que devolver la beca que ya nos hemos gastado en financiar nuestros estudios este año por no aprobar el mínimo de asignaturas exigidas.
Para que un estudiante de derecho pueda solicitar una beca y tenga alguna posibilidad de que se la concedan es necesario que apruebe el 90% de los créditos matriculados, equiparándose en la mayoría de los casos al 90% de las asignaturas matriculadas aprobadas. A esto hay que sumarle la exigencia de una media de 6,5. ¿Cuál ha sido la ayuda que se nos ha brindado con respecto a esto ante la situación tan extraordinaria en la que se encuentra sometido el mundo? Simplemente se ha eliminado el requisito de tener una media de 6,5. Ni se han bajado el número de créditos para poder solicitarla ni se han reducido el número de créditos que hay que tener aprobados en septiembre para no tener que devolverla en su totalidad.
Ante esta situación muchas personas han decidido escoger los estudios, llegando a tacharse esta decisión como incorrecta, egoísta o desproporcionada. Sin embargo, hoy en día se juzga a las personas por sus méritos académicos. Teniendo en cuanta, además, que en el mundo laboral actual aquellos currículums que no cuentas con estudios superiores son desechados casi al instante.
Cabe mencionar, que finalmente se demostró que lo que pedía el estudiantado (la suspensión de los exámenes o la realización de los mismos a través de medios telemáticos) era la decisión más coherente y más acertada, pues posteriormente fueron las propias universidades las que tras haber iniciado los exámenes presenciales, los cambiaron a modalidad online.
Quizás sea necesario hacer una reflexión acerca de aquello a lo que le damos valor hoy en día y aquello a lo que se lo quitamos. Es un buen momento para traer a colación el tópico Ubi Sunt.
¿Dónde estarán los títulos académicos cuando todos acabemos en el mismo sitio?