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Movimiento estudiantil
La vuelta a las aulas
La comunidad universitaria que compone la Universidad de Cádiz, recibió en el día de ayer una carta del rector de la que ya se han hecho eco los periódicos. En ella se nos traslada que, a falta de un pronunciamiento favorable de la Junta de Andalucía sobre la petición de revisar las restricciones en los aulas, las clases van a empezar en una modalidad semipresencial. ¿Qué significa esto? Que la mitad de la clase estará en el aula dando docencia con el profesor o profesora y que el resto lo hará en su casa a través de medios telemáticos.
Parece que lo hacen todo al revés y que nadie está velando realmente por los intereses del estudiantado. En mi escrito anterior denuncié como se nos obligó a ir a los exámenes presenciales cuando en España existía una gran tasa de mortalidad y de infectados por Covid-19. En ese momento el estudiantado se levantó para pedir el fin de esa iniciativa tan perjudicial, llegando incluso a hacerse viral el hashtag #UcaAlarma. Ahora, con la comunidad universitaria vacunada casi en su totalidad lo que reclamamos es normalidad.
Es cierto que durante los peores meses de la pandemia tuvimos clases online y de hecho al estudiantado en su totalidad le pareció la mejor opción. Pero esto no implica que la modalidad online estuviera exenta de problemas. Debemos partir de la base de que hay muchos profesores y profesoras en la universidad que nunca han utilizado plataformas tales como Google meet y a pesar de que tenían a su disposición cursos para aprender a manejarlas, la mayoría apenas hizo uso de ellos. Toda la perdida de tiempo intentando configurar una sala y arreglando los problemas de conexión lo pagó el estudiantado.
Por otro lado, las clases de derecho se caracterizan por ser muy numerosas. Contando con más de 200 alumnos, la plataforma no permitía que todos se conectaran a la vez. Así, mientras se arreglaba este problema y se pedía una licencia para poder crear salas que tengan una ocupación mayor, muchos alumnos no tuvieron ni la oportunidad de asistir a las clases online.
Finalmente, cuando se apostó por la semipresencialidad, se vivieron situaciones en las que el profesor o profesora daba clases para los alumnos que se encontraban en las aulas pero se olvidaba de quienes estaban en casa, no llegando incluso a conectar el micrófono. Por no hablar de los días en los que al haber solo dos o tres personas presenciales en clase el profesorado optaba por dar la clase en su despacho y que estos alumnos que habían asistido al campus se conectaran online.
Así, ahora que hay cierta normalidad, ahora que es el propio estudiantado quien pide volver a las aulas, se nos está impidiendo tener la oportunidad de recibir una docencia de calidad, la docencia que nos merecemos tras los pagos de matrículas de hasta 1000 euros. La realidad es que parece que nadie se ha preocupado en escuchar que es lo que queremos nosotros.