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Francia
El Gobierno francés mantiene en la agenda la reforma laboral tras la huelga general
El ejecutivo de Macron sigue adelante con la desregulación del mercado de trabajo tras una jornada de huelga marcada por la desunión sindical.
El primer ministro francés, Edouard Philippe, subrayó su voluntad de seguir adelante con la reforma laboral, que deberá estar en vigor "a finales de septiembre", tras la huelga general en su contra organizada ayer por varios sindicatos.
"El mandato que nos ha dado el pueblo francés lo vamos a poner en práctica", afirmó Philippe en una entrevista al canal France 2 en el que recordó que la reforma laboral estaba en el programa del presidente, Emmanuel Macron, cuando fue elegido en mayo.
En Francia, decenas de sindicatos liderados por la CGT se declararon en huelga ayer y sacaron adelante alrededor de 200 manifestaciones en todo el país para protestar contra los planes del presidente de Francia, Emmanuel Macron, de eliminar mediante un decreto presidencial distintas medidas de protección de los trabajadores. Las huelgas entorpecieron industrias clave, como la del transporte, y más de 100 vuelos y trenes fueron cancelados o suspendidos.
La convocante CGT estimó en 400.000 los manifestantes en toda Francia. En la huelga del 31 de marzo contra la reforma laboral de 2016 contaron 1.200.000. Se trataba entonces de la oposición al proyecto el Khomry, otro proyecto de desregulación del mercado de trabajo impulsado con el actual primer ministro al cargo de la cartera de Economía.
Pese a que Philipe Martínez, secretario general de la CGT, se ha referido drásticamente a la nueva reforma del Código de Trabajo cómo "el fin del contrato laboral", el paquete el Khomry suscitó una mayor indignación social, reflejada también en el movimiento Nuit Debout desarrollado en las principales plazas del país en la primavera de 2016.
La protesta estuvo marcada desde un principio por la desunión sindical. Aun así, en los últimos días nuevas organizaciones políticas y sindicales confirmaron su asistencia a la protesta del martes 12 de septiembre, incluida la Federación Sindical Unitaria (FSU, de empleados públicos) y el movimiento 1 de julio (M1717), del ex candidato presidencial Benoit Hamon. Pero dos de los principales sindicatos, CFDT (el primero por afiliación desde este mismo año) y FO no apoyaron la convocatoria de paro.
Políticamente, la huelga llegaba también mellada por la disparidad de agendas. Francia Insumisa, el movimiento político del candidato izquierdista en las últimas elecciones presidenciales, Jean Luc Mélenchon, tiene convocada su propia protesta para el 23 de septiembre, apenas dos días después de la segunda jornada de movilizaciones convocada por la propia CGT.
En un comunicado, la FSU llamó a sus afiliados a participar masivamente en la huelga con el fin de oponerse al ‘cuestionamiento de los derechos sociales de los asalariados’. De acuerdo con el texto, la FSU ‘comparte las inquietudes y preocupaciones de las organizaciones que condenan esta reforma, que atenta contra los derechos bajo el pretexto de la flexibilidad y la adaptación del mercado de trabajo’.
La organización criticó a un Gobierno que ‘lleva a cabo una política liberal dura, con consecuencias tanto para los empleados del sector privado como del sector público, y que pone en crisis nuestro modelo social’. La intención del Ejecutivo de aprobar por decreto un nuevo Código del Trabajo despierta una tensa controversia en esta nación europea, donde una parte del empresariado se declara a favor de la iniciativa. Por otro lado, los sindicatos y varios grupos políticos se oponen rotundamente, pues consideran que la reforma solo servirá para fragilizar los derechos de los trabajadores y dejarlos más vulnerables frente a los patrones.