Catalunya
Si nos tocáis a los jóvenes, nos encontraréis en las calles

Miles de personas se manifestaron ayer por el centro de Barcelona denunciando la violencia policial contra los jóvenes en en las últimas protestas. Entre ellas estaba Marga, una malagueña que llegó en 1948 a Barcelona

Cataluña foto artículo
Jóvenes se manifiestan de manera pacífica en plaza Urquinaona el 19 de octubre, el día después del enfrentamiento con la policia Núria Segura Insa

Marga es malagueña y llegó a Barcelona cuando era pequeña, en 1948. Como muchos andaluces vino a esta ciudad para forjarse un presente y un futuro. Aquí ha construido su hogar y ha criado a su familia: sus hijos, que ya tienen nietos en edad laboral.


Ella, como muchos otros ciudadanos, ayer salió se unió a una manifestación que acabó en plaza Sant Jaume donde está la Generalitat de Cataluña y el ayuntamiento. Ante la pregunta por qué ha venido a esta manifestación no titubea en la respuesta: “A defender los procesos políticos. Me parece injusto que una gente esté en la cárcel por querer hacer lo que el pueblo le pedía: votar. Esto, en democracia, no debería de estar prohibido.

La pancarta que lideraba la manifestación hoy también tenía otro lema: “Si ens toqueu el jovent, ens trobareu al carrer” (Si nos tocáis los jóvenes, nos encontraréis en la calle). Y es los acontecimientos de los últimos días han hecho que los reclamos de los manifestantes también vayan cambiando.

La primera gran marcha proindependentista en julio del 2010, cuando el Tribunal Constitucional recortó dejando en nada el Estatut que había aprobado el Parlament de Cataluña en 2006 con más del 90% de los votos a favor y que había sido refrendado por el pueblo de esta comunidad autónoma con un apoyo cercano al 74%.

Hasta la publicación de la sentencia del Tribunal Supremo contra de los líderes políticos y sociales del “procés” el pasado 14 de octubre,  manifestaciones como ayer las lideraban, principalmente, el movimiento era inminentemente independentista,  pero ahora se le ha dado la vuelta a la tortilla. Muchas personas salen a la calle para condenar lo que creen que es una sentencia injusta. Desde el lunes de la semana pasada, en Cataluña las manifestaciones son diarias y, ahora, también denuncian que sus jóvenes son víctimas de la violencia policial.

Este es el caso de Marga: “Han ido a por ellos. Tenemos gente que le ha saltado un ojo, gente que pacífica, como la que hay en esta manifestación. Son jóvenes y los mayores venimos a apoyarlos. Han hecho una carnicería con ellos”, remarca.

En la primera semana de protestas, se registraron un total de 600 heridos en Cataluña, cuatro de ellos jóvenes que perdieron uno de sus ojos por el uso de pelotas de goma, que utiliza la Policía Nacional, pero que Cataluña prohibió que usaran los Mossos d'Esquadra.

Además, en este mismo período, la policía arrestó 104 personas, de las cuales 76 quedaron en libertad y 28 se les impuso cárcel sin fianza. Se trata de jóvenes entre 18 y 25 años. Sus familiares han denunciado que en las comisarías han sido víctimas de palizas y tratos vejatorios. “Van a por ellos, tenemos muchos jóvenes presos, que los han tirado al suelo, los han pisoteado”, asegura Marga

Estos episodios de violencia policial también desencadenaron unas imágenes a las que Barcelona no estaba acostumbrada. El centro de esta ciudad cosmopolita, anclada en el mar y que vive del turismo, de repente, vio como cogían fuerza las llamas de los contenedores ardiendo y jóvenes encapuchados arrancaban adoquines del suelo para tirárselo a los policías.

El día más virulento fue el viernes 18 de octubre. Ese día, según cifras de la Guardia Urbana, medio millón de personas procedentes de toda Cataluña desfilaron por las calles de Barcelona para reclamar la libertad de los presos políticos. Alrededor de unas mil personas acudieron hasta la comisaria de la Policía Nacional en Via Laietana, cerca de plaza Urquinaona, donde se produjeron los violentos enfrentamientos entre las fuerzas de seguridad y los manifestantes. Unas escenas que también se repitieron en otras ciudades catalanas como Lleida, Girona y Tarragona. Esa noche hubo 182 personas heridas en toda Cataluña.

¿Quién está detrás de las capuchas negras?

Debajo de estas capuchas hay muchos nombres y rostros que representar una generación marcada por la rabia, la frustración y la ira. Son jóvenes que ven que una década de movilizaciones pacíficas lo único que ha llevado es a sus líderes a la cárcel. Muchos de ellos no quieren hablar a la prensa, tampoco decir sus nombres. Tienen miedo de las repercusiones policiales y judiciales que pueda tener. Esto no solo se debe a los arrestos de estos días, sino también al encarcelamiento este setiembre de siete personas vinculadas a los Comités de Defensa per la República (CDR) y la sentencia de los líderes independentistas.

Te explican, por eso, que tras la violencia del 1 de octubre no van a poner la mejilla y que hacen las barricadas para protegerse de la policía. No solo hay jóvenes independentistas, también antisistema. Sienten que les han robado el presente y el futuro en una ciudad donde los salarios son bajos y los alquileres altísimos. Además, piensan, que ahora les han robado otros derechos que consideran fundamentales: el de votar en un referéndum de autodeterminación, el de manifestarse pacíficamente y el de la libertad de expresión.  Y es que ven a España como un Estado represor que no solo encarcela políticos, sino también raperos, tuiteros o titiriteros.

De momento, tras el enfrentamiento del 18 de octubre la calma ha vuelto a las calles catalanas. Ninguna de las manifestaciones posteriores han terminado con enfrentamientos entre protestantes y agentes, pero sí con cargas policiales.

Una buena muestra de ello, es la manifestación que tuvo lugar ayer que desfiló pacíficamente por Barcelona con una multitud de personas jóvenes que cantaban consignas anticapitalistas, antifascistas, pedían la amnistía por los presos políticos y se acordaban del pasado: "1 d'octubre ni oblit ni perdó" (1 de octubre ni olvido ni perdón) y advertían: “Uquinaona, ho tornarem a fer (Urquinaona, lo volveremos hacer).

Esta tarde, hay dos manifestaciones convocadas en Barcelona. Una es las cinco de la tarde en la calle Marina organizada por la Asamblea Nacional Catalana (ANC), Òmnium Cultural y se han adherido unas 500 entidades, así como Tsunami Democràtic. Además, los CDR han convocado una concentración en plaza Urquinaona a las 19:30 donde pide que todo el mundo lleve pelotas de plástico para lanzarlas a la policía. El lema de la protesta es devolver todas las pelotas de goma que los agentes han lanzado contra los manifestantes.

Marga no está de acuerdo que se destroce mobiliario urbano. “Nosotros, si vemos que lo hacen, los paramos y les decimos no”, narra. Ahora bien, también, matiza, que, a su juicio, los medios de comunicación han exagerado y magnificado los episodios de violencia.

Por otro lado, Marga asegura entiende la frustración de este colectivo. “La juventud se está dando cuenta de todo lo que nos están haciendo, que no tienen futuro. La mayoría de jóvenes se tienen que ir fuera a trabajar”. Agrega que este sector de la población “ha dicho basta, se ha acabado”. Un sentimiento que también poseen otros ciudadanos. “La frustración de estos jóvenes es la que tenemos también los grandes. Esto ya viene de lejos, viene desde que nos prohibieron el Estatuto”, recuerda.

Por eso, sale a la calle a protestar como también hacen sus hijos y nietos. Bajo su punto de vista, el problema principal es que existe mucho odio hace Cataluña desde otras regiones de España. “¿Por qué este odio hacia Cataluña cuando Cataluña ha recogido a mucha gente que ha venido de fuera porque no tenían medios en sus pueblos para vivir?”, se pregunta.

Argumenta que es fruto de “la falsedad y de lo que se dice sobre Cataluña” en otros puntos del estado español, ya que las personas que han venido a esta comunidad autónoma y conocen sus habitantes “no tiene este odio”. Por eso, manifiesta que las personas que tiene aversión a esta comunidad autónoma “es gente que no conoce Cataluña, que no ha venido aquí y no conoce sus problemas reales”.

Ante esta situación, Marga también ha dicho basta. “Se pide un cambio. Se pide diálogo. No nos hacen caso y se ríen de nosotros. Esto es cómo un maltratador, tú vives con una persona y cada día te está maltratando, llega un momento que dices se acabó. Salga el sol por donde salga, nos están humillando, nos han llamado nazis, de todo. No hay derecho de eso, Cataluña es un pueblo solidario y acogedor”, concluye.

Al final de esta entrevista, se nos acercó Luis. “Soy de Valladolid y aquí me llaman de Fachadolid. Pero yo estoy aquí para apoyar al pueblo catalán. Los falangistas mataron el 10% de los habitantes de Valladolid. Visca Cataluña y los Comuneros castellanos”, grita exaltado.

Este hombre, de 88 años de edad, llegó hace 20 a esta comunidad autónoma. Dice que aquí vive mejor. Apunta que entre “castellanos y catalanes no hay diferencicias" y los que crean divisiones son algunos sectores de la derecha de Madrid. Y el motivo de estar en esta manifestación lo tiene claro: “Defiendo a Cataluña porqué con ello defiendo a mi tierra, que tiene el 20% del territorio del Estado español y solo el 2% de su población”.

Y es que esa es la realidad es que a este hombre no le falta razón. La despoblación que se sufre algunos lugares de España implica que comunidades como Madrid o Cataluña acojan estas personas que persiguen tener una vida mejor. Así pues, Cataluña la configura un crisol de culturas conformado por catalanes, pero también por personas que han venido de otras partes de España (y ahora también del mundo) como Marga y Luís y, eso, no les impide ir a una manifestación para pedir la libertad de los líderes sociales y políticos catalanes encarcelados o condenar la violencia policial contra los jóvenes. 



Sobre o blog
Se dice que en Barcelona conviven tres Barcelonas: la burguesa, la canalla y la obrera. Aquí hablan la canalla y la obrera, que cada día construyen anónimamente la ciudad, pero que no aparecen en la prensa. Los medios de comunicación nacieron para ser el cuarto poder y estar el servicio de las personas, pero muchos han dado la espalda a la sociedad. Este blog da voz a la ciudadanía. Todos los humanos son un libro abierto y su historia merece ser contada.
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