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La República Bolivariana de Venezuela se ha convertido en la última década, y no es ninguna novedad, en el tema de moda en tertulias políticas, noticiarios informativos, programas de cotilleo, e incluso shows humorísticos y series1. En presa, radio, televisión y redes sociales todos –desde autoproclamados expertos, pasando por políticos y artistas, hasta opinólogos varios– tienen una opinión muy definida de que es lo que está pasando allí, cuáles son las causas, y cuáles son las soluciones. El análisis profundo, sesudo y objetivo escasea en estos espacios, lugares en donde la crítica fácil, el insulto, las medias verdades y la manipulación están al orden del día.
Por ello, reflexionar, analizar, pensar críticamente hoy Venezuela se ha vuelto una tarea de primer orden no solo para las clases subalternas venezolanas y sus dirigentes, sino también para todos aquellos que aun no siendo venezolanos entendemos que la profundización del proceso revolucionario bolivariano significa un pasito más en la emancipación de la clase obrera, una clase mundial por definición.
Así pues, a continuación, nos disponemos a caracterizar a la economía venezolana, y más adelante analizaremos dos de los problemas económicos más graves que enfrenta estos últimos años: el desabastecimiento y los elevados niveles de inflación.
Contextualización de la sociedad venezolana
Afirmar que Venezuela es un país basado en una economía capitalista, periférica-dependiente, y rentista no debería sorprender a nadie con un mínimo conocimientos en economía, sin embargo, la enorme contaminación y manipulación mediática que sobre este país se ha vertido en los últimos años, hace absolutamente necesario explicar y contextualizar la afirmación inicial.La economía venezolana es capitalista.
Atribuir a un país y/o economía el adjetivo de capitalista o socialista no puede estar basado en: las preferencias personales, y, por tanto, subjetivas de una persona o colectivo (incluido el gobierno); el mayor o menor intervención del Estado en la economía; o el peso del sector público en la economía nacional.
Pero incluso aceptando este último argumento como acertado para caracterizar a la economía venezolana como socialista –premisa básica de liberales, neoliberales y derechistas varios–, esto tampoco se cumple.
Tal y como se puede apreciar en el presente gráfico2, si se toma la evolución del peso del gasto público venezolano como porcentaje del PIB se ve como claramente su crecimiento ha sido mínimo, apenas un 4,4% en casi dos décadas (probablemente este dato causará pavor a un ferviente admirador de Milton Friedman, sin embargo, en una perspectiva histórica esta variación resulta anodina en términos estructurales). Más aún, si analizamos el texto constitucional de 1999, en el artículo 115 se asegura específicamente que:
Se garantiza el derecho de propiedad. Toda persona tiene derecho al uso, goce, disfrute y disposición de sus bienes. La propiedad estará sometida a las contribuciones, restricciones y obligaciones que establezca la ley con fines de utilidad pública o de interés general. Sólo por causa de utilidad pública o interés social, mediante sentencia firme y pago oportuno de justa indemnización, podrá ser declarada la expropiación de cualquier clase de bienes3.
En base a estas aclaraciones necesarias, estamos en condiciones de afirmar que la economía venezolana es capitalista. Y lo es porque en ella están presentes las condiciones siguientes que definen a una economía como tal: a) la propiedad privada de la mayoría de los medios de producción; b) el carácter mercantil de la producción, de modo que se produce para vender en el mercado y con ello lograr un beneficio; y c) la apropiación privada de la producción y el beneficio4.
La economía venezolana es periférica-dependiente.
Podemos afirmar que la economía venezolana lo es porque presenta las características clásicas que definen a una economía como tal: a) presenta una estructura productiva primario exportadora5 y capital importadora; b) su burguesía, en general, ha sido una lumpemburguesía –estrechamente vinculada al negocio petrolero–; c) no ha habido apenas desarrollos endógenos de tecnología, sino que esta ha venido del exterior… En fin, una serie de rasgos que se pueden resumir en hecho de que Venezuela es un país con un escaso desarrollo de sus fuerzas productivas. En el cual, como veremos más adelante, las rentas energéticas, particularmente petroleras explican una parte significativa de esta particular situación.
Lógicamente, esta no es una visión compartida por todos. Algunos afirmarán que definir a la economía venezolana como periférica-dependiente es una locura propia de marxistas irreformables. El correlato de esta visión es que Venezuela es un país en vías de desarrollo, o al menos lo era hasta que llegó el pata al suelo de Chávez y torció esa luminosa ruta hacia el tan ansiado desarrollo. Desde esta perspectiva se afirma que el desarrollo es como una carrera: hay países que han llegado a la meta, otros que están todavía avanzando, pero da igual en que parte de la carrera te encuentres porque la teleología neoliberal afirma que tarde o temprano todas las economías se desarrollarán; siempre y cuando se cumplan estrictamente los mandamientos dictados por el FMI y el BM –libertad de comercio, flexibilidad del mercado laboral, un Estado (del bienestar) mínimo, etc– y, por supuesto, avancen hacia unas instituciones análogas a las del Primer Mundo. Ni que decir tiene que aventuras emancipatorias, nacional-populares, antimperialistas o socialistas –estas últimas especialmente– significan una expulsión inmediata de la carrera hacia el tan anhelado desarrollo.
La economía venezolana es rentista.
Probablemente esta sea una de las afirmaciones sobre Venezuela en la que casi todo el mundo coincide. Venezuela se apropia de una renta6 internacional en la medida en que es propietaria de los yacimientos minerales, sin embargo, esta situación genera dinámicas perjudiciales para el resto de la economía, como la enfermedad holandesa7.
De esta forma, como cabría esperar el sector petrolero es el más dinámico, el más internacionalizado, y presenta un desarrollo productivo totalmente asimétrico respecto con el resto de sectores económicos del país.
Naturalmente, los problemas asociados a la excesiva dependencia de un recurso natural son susceptibles de contrarrestarse, no solo eso, sino que existe abundante literatura que sostiene que una estrategia socio-política adecuada puede generar dinámicas positivas por las cuales estas rentas energéticas pueden constituir el germen de un proceso de diversificación económica y cambio estructural. Que esto se haya conseguido en las últimas décadas en Venezuela es muy discutible.
Algunos problemas socioeconómicos: críticas y contracríticas
Venezuela se encuentra en una situación de crisis innegable, factores internos y externos nos permiten explicar esta situación. Este contexto depresivo se ha traducido en una agudización de los problemas económicos que históricamente ha arrastrado la economía de este país sudamericano.El desabastecimiento: ¿eliminar el control de precios es la solución?
Sin lugar a dudas, el problema del desabastecimiento –de productos básicos especialmente– es uno de los principales problemas del país. El Estado establece una política de control de precios que afecta ciertamente a productos como la harina P.A.N8 o la leche, y de esta forma pretende garantizar unos niveles de consumo aceptables.
¿Este control de los precios el causante del proceso de desabastecimiento en Venezuela? Para poder responder a esta pregunta hay que hacer algunas aclaraciones previas.
Las políticas económicas de fijación de precios de ciertos productos no es ninguna novedad en las economías capitalistas, de hecho, ha existido durante la mayor parte de su desarrollo. No obstante, también es cierto que este tipo de políticas de control de precios han facilitado históricamente la formación de mercados negros.
Por otra parte, no es ninguna novedad que actualmente el grado de concentración y centralización de los mercados es extremadamente elevado en prácticamente todas las economías capitalistas a nivel mundial, sin embargo, el grado de monopolio que hay en Venezuela en el sector de la distribución es especialmente llamativo. El sector agroindustrial tampoco se escapa de este proceso, cabe señalar que el 50% de la producción total de alimentos procesados de la agroindustria está concentrado en el 10% del total de empresas privadas9. No solo eso, si no que aprovechando esta situación los grandes capitales, agroindustriales especialmente, han hecho mayor presión al Estado para conseguir una mayor cantidad de divisas a una tasa preferencial con el argumento de que si ellos no importan mercancías y pueblo se encontrará más famélico.
Así pues, en el terreno político es imprescindible señalar que el problema del desabastecimiento se debe encuadrar en un marco mucho más amplio de una auténtica guerra de clases. En este sentido, últimamente se ha puesto de moda comparar esta situación de desabastecimiento con el proceso que sufrió el Chile de Allende en los setenta; no obstante, una información menos conocida es que la política empresarial de desabastecimiento ha sido un arma patronal recurrente en este país, así pues, este problema ya lo sufrió Venezuela10 en el pasado –antes de Chávez–. Sin embargo, es preciso añadir también que ciertos grupos empresariales –pequeña y mediana burguesía– han rechazado taxativamente estas políticas de desabastecimiento alentadas por sectores opositores11.
Y finalmente, ante esta terrible coyuntura, uno se pregunta: ¿por qué en los estantes de los supermercados venezolanos es común poder ver productos como yogures, mantequillas, o quesos, pero, sin embargo, no conseguir leche? ¿Por qué en Venezuela es común encontrar soterradas bodegas de productos de primera necesidad caducados?12 ¿Por qué los llamados “supermercados para ricos” siempre están repletos de alimentos y productos de todo tipo?13
Así pues, solo respondiendo a estas preguntas podemos vislumbrar en su amplitud el problema, decir que el desabastecimiento es culpa exclusiva de la política de precios del gobierno es querer tapar el sol con un dedo.
Los elevados niveles de inflación: una característica estructural venezolana
Ciertamente el problema de los elevados niveles de inflación14 en el país es un hándicap importante, y lógicamente la consecuente pérdida de poder adquisitivo que genera sobre la población, especialmente la más pobre, la cual difícilmente tendrá la capacidad de tener acceso a una moneda fuerte como el dólar.
Sin embargo, el marcado proceso inflacionario venezolano no es una novedad reciente, muy por el contrario, es una característica estructural de esta economía sudamericana.
Aplicar políticas encaminadas a reducir los niveles de inflación no es un proceso nada sencillo, su coste social es extremadamente alto, y generalmente va acompañado de shocks negativos sobre la economía. No podemos olvidar tampoco que el problema de los elevados niveles de inflación está estrechamente vinculados al problema del desabastecimiento. Como previamente se ha mencionado, el grado de monopolización de los mercados venezolanos favorece por una parte la capacidad de estos de fijar precios y cantidades, y más importante aún, la absoluta dependencia de unas pocas empresas que se encargan de todo el proceso económico –en el sector alimentario principalmente– aumenta ostensiblemente su poder negociador frente al Estado, tanto en defensa estricta de sus intereses económicos como en virtud de marcar una línea política muy determinada.
En este sentido, la política gubernamental ha facilitado que significativos segmentos de la población venezolana tengan acceso a productos básicos subvencionados a través de lo que se conoce como los CLAPS15. Aunque, lógicamente, aunque a corto y medio plazo pueden contrarrestar los efectos adversos de la crisis a largo plazo no es ninguna solución fiable y sostenible.
Reflexiones finales
Naturalmente, la República Bolivariana de Venezuela enfrenta muchos otros problemas económicos de difícil solución: el manejo del tipo de cambio, el contrabando de combustibles y bolívares hacia Colombia16, la fragilidad de su sistema fiscal fruto de su dependencia del precio del crudo, las sanciones económicas impuestas por la administración Trump, etc. Sin embargo, solamente un análisis economicista podría abstraerse de las relaciones de poder. Y por ello se puede afirmar que es justamente en el terreno de la política donde Venezuela se juega su futuro.El resultado en las votaciones de la Asamblea Constituyente da una señal inequívoca de volver a cimentar los pilares de una nueva nación. ¿Será el punto de partida de una renovación de un proyecto de país en vías al socialismo? ¿Qué papel adoptará la oposición –y EE. UU– ante este nuevo escenario? ¿Los nuevos cimientos constitucionales que se establezcan formalmente por escrito se podrán llevar a la práctica material? ¿Qué papel asumirá la clase obrera organizada venezolana?... Infinitos interrogantes con difícil respuesta. Solo el resultado de esta batalla de clases y el futuro nos arrojarán un poco de luz al respecto.
1 “El Comandante” es una serie de televisión colombiana creada por Sony Pictures Television para RCN Televisión en 2017. Está basada en la vida del expresidente de Venezuela, Hugo Rafael Chávez Frías.
2 Fuente: Elaboración propia a partir de datos de La Cepal.
3 http://www.oas.org/dil/esp/constitucion_venezuela.pdf
4 Palazuelos, E. (2015). Economía política mundial. Akal.
5 Según la información que nos ofrece el BCV, en 2015 las exportaciones petroleras venezolanas representaron un 94,3 % del monto de las exportaciones totales.
6 Fuente: Elaboración propia a partir de datos del Banco Mundial.
7 Un fenómeno denominado así por la experiencia holandesa con las exportaciones de gas después del descubrimiento de grandes yacimientos gasistas en el Mar del Norte en la década de 1970. El aumento de las exportaciones del gas holandés generó un flujo de divisas que apreció el florín. Perjudicando a otros sectores de exportación y la competitividad del país.
8 Harina P.A.N. es una marca creada por la corporación venezolana Empresas Polar, para identificar harina de maíz precocida con la cual se preparan arepas, hallacas, cachapas y otros platos típicos de Venezuela.
9 http://www.15yultimo.com/2017/06/17/mitos-sobre-la-economia-venezolana-i-version-ilustrada/
10 https://www.aporrea.org/contraloria/a166227.html
14 Fuente: Elaboración propia a partir de datos del Banco Mundial.
15 CLAP: Comité local de abastecimiento y producción. Más información en: http://www.clapsoficial.com.ve/
16 https://forocontralaguerra.files.wordpress.com/2016/06/intervencic3b3n-laura-vitriago.pdf