Opinión
Jesús Fernandez Naves, una vida que es parte de nuestra historia

Este 3 de marzo (en el que por primera vez Jesús no estará) llevaremos a cabo un pequeño homenaje en su memoria, un acto al que nos gustaría invitaros.
Jesús Fernández Naves
Jesús Fernández Naves

@juan_ibarrondo

2 mar 2021 06:00

Hay Historias e historias. La Historia de los vencedores, enmarcada con las mayúsculas de la ciencia y la hegemonía del saber, y la historia de las vencidas: de lo que no fue pero pudo ser y aún puede ser en el futuro. 

Se puede contar la historia cosificándola, es decir despojándola de su potencial liberador, o construir memorias vivas. Memorias hegemónicas o memorias de resistencia. 

La historia de Jesús Fernández Naves es sin duda de las segundas. Su papel protagónico en las huelgas del 3 de marzo de 1976 en Vitoria, es el clímax de toda una vida dedicada a la lucha por la justicia social. 

Más allá de lo personal, del amigo, del maestro, de la persona que te desarmaba con su sonrisa tierna y la lucidez de las palabras, Jesús Fernández Naves es un claro exponente de lo mejor de una generación, la que protagonizó el tercer gran asalto proletario que sacudió el mundo en la segunda parte del siglo pasado —el primer gran asalto proletario se dio en el siglo XIX hasta la insurrección de la comuna de Paris en 1871, el segundo culminaría con la revolución de los soviets en Rusia en 1917 y la creación de la URSS—.

Obituario
Gasteiz Fallece Jesús Fernández Naves, referente del 3 de Marzo
En la mañana del domingo, falleció a los 86 años de edad Jesús Fernández Naves, uno de los rostros más conocidos y eterno militante de las huelgas de Gasteiz de 1976.

Siendo un joven sacerdote, Jesús (Chuso, como lo llamaban sus más allegados) apoyó a los obreros y mineros huelguistas asturianos en el último franquismo, por lo que tuvo que exiliarse a Argentina. 

En la periferia bonaerense, formó parte destacada del movimiento de curas obreros, enfrentándose a la jerarquía católica y a la patronal en distintos movimientos de insurgencia, al calor del movimiento revolucionario latinoamericano de las décadas de los 60 y 70 del siglo XX. 

De allí, Jesús de nuevo tuvo que partir al exilio, amenazado de muerte por los escuadrones de la muerte argentinos.

La vemos entonces en París, compartiendo barricada y debate con estudiantes y obreros, que —en 1968— aseguraban que bajo los adoquines que lanzaban a la policía se encuentra la playa de un mundo nuevo. 

Para entonces ya está secularizado y llega a Vitoria junto con Carmen, su compañera de vida y activismo, convencido de que en Euskalherria se daban las condiciones objetivas (como se decía entonces) para un proceso revolucionario.

Pero no era un proceso revolucionario cualquiera el que defendía Jesús Fernández Naves; se trataba de un cambio radical en el reparto de la riqueza y el trabajo, sí; pero también en el “reparto” del poder, sin vanguardias que decidieran los pasos y objetivos del proceso revolucionario al margen del conjunto del movimiento.

Un proceso, que gracias al entonces renaciente movimiento feminista, pronto constató que ese poder beneficiaba a los hombres sobre las mujeres, también en el seno de los movimientos revolucionarios.

En consecuencia con estas convicciones, el movimiento del 3 de marzo de 1976 en Gasteiz tuvo la asamblea como santo y seña.  

Hemeroteca Diagonal
El 3 de marzo y la modélica transición

La represión de la huelga de Vitoria como una muestra del bloqueo a toda costa de una salida rupturista con el régimen franquista.

Las comisiones representativas de fábrica, elegidas en asamblea, lideraron la lucha y enseguida establecieron alianzas con la coordinadora de estudiantes, elegida también de forma asamblearia en los centros de estudio; junto con asambleas barriales, y pronto, también la asamblea de mujeres, que nació de aquellas luchas. 

Todo ello forma parte de nuestra memoria colectiva y sin duda ha influido en las formas de lucha y los horizontes emancipadores, que desde entonces hasta ahora han tenido lugar en nuestra tierra. 

Pero quizá lo más importante es ser conscientes de que también puede serlo en el futuro, en un futuro oscuro en que la unidad de acción, la solidaridad de clase y las formas organizativas horizontales vuelvan a surgir de nuevo, como en un estallido de luz que ilumine el camino, pues, como decía Naves, la revolución la hará el pueblo o no será tal. 

Este 3 de marzo (en el que por primera vez Jesús no estará), tras la manifestación que todos los años recorre las calles de Gasteiz, en la Plaza de los Fueros, un grupo de amigas y amigos de Jesús Fernández Naves, llevaremos a cabo un pequeño homenaje en su memoria, un acto al que nos gustaría invitaros. Nos vemos en las calles.

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