Opinión
Solidaridad con Palestina: salgamos de la zona de confort

Ponerse del lado de Palestina, pero de lado frente a la colaboración vasca con el sionismo, no es una solución.
Arantxa Tapia CAF
La consejera Arantxa Tapia firmando un documento con Andres Arizkorreta, presidente de CAF, para acometer las obras comprendidas en el proyecto de defensa ante inundaciones del Oria a su paso por Beasain.
militante de Askapena
31 oct 2023 06:00

Medir la efectividad de un procedimiento, acción, técnica… no es tarea sencilla en muchos casos. Menos aún en el de la solidaridad. No es aventurado afirmar que si, ante lo que ocurre en Gaza y Cisjordania, nos quedamos en manifestaciones de solidaridad al pueblo palestino, de repudio a la masacre sionista y en peticiones de que la detengan, no lograremos una solidaridad mínimamente efectiva. Todo ello es necesario, pero no suficiente. Desde Euskal Herria no detendremos la masacre de Gaza, ni resolveremos ese conflicto histórico, previo incluso a la creación del Estado sionista. No es nuestra función. Mucho menos cuando no hemos logrado aún ejercer como pueblo el derecho de autodeterminación. Pero sí que podemos (es nuestra obligación) aportar en la lucha de liberación de los demás pueblos. Y en esa lucha se incluye la creación del Estado palestino, el retorno de las y los refugiados y la demolición de ese engendro supremacista que es el Estado sionista, como proyecto y estructura colonialista y racista que niega y, a la vez, aniquila y expulsa a la población nativa.

No es posible una solución de dos estados cuando el objetivo declarado de uno de ellos es realizar una limpieza étnica de la población árabe desde el Mediterráneo hasta el río Jordán

No es posible una solución de dos estados cuando el objetivo declarado de uno de ellos es realizar una limpieza étnica de la población árabe desde el Mediterráneo hasta el río Jordán (y bastante más allá…). Décadas de expansionismo y de progresiva reducción a sangre y fuego del limitado territorio reconocido al pueblo palestino tras la partición oficializada por la ONU en 1947 lo dejan meridianamente claro. Tres décadas después de los Acuerdos de Oslo, Cisjordania es una amalgama de bantustanes inconexos y amurallados, mientras Gaza sigue siendo la mayor cárcel a cielo abierto del mundo. En esas tres décadas, la cifra de palestinos/as asesinados/as supera los 20.000. Y subiendo…

El proyecto sionista (no confundir con el judaísmo; interesada confusión torticera y victimista para repartir diplomas de “antisemita”) lleva en su germen la destrucción del otro, el odio al árabe, la “bestialización” del árabe (nada nuevo, por cierto). Lo han demostrado. ¡Vaya si lo han demostrado y lo siguen haciendo! Destrucción del otro y de quien que se pongan por delante, incluido personal de la ONU y de organizaciones humanitarias. La supuesta solución de los dos estados es algo irreal, algo que, en el mejor de los casos, seguirá prolongando el conflicto durante décadas. Por ello, el pretendido diálogo es algo también ilusorio. “¿Puede dialogarse con el fascismo?” es una frase que oportunamente circula estos días por las redes. El Estado sionista está desatado, y tiene la vía libre, el aplauso y el abrazo efusivo de los gobiernos de EEUU y gran parte de Europa, y el posicionamiento pusilánime de otros muchos gobiernos del mundo. Los poderosos tentáculos del sionismo llegan mucho más allá del Mediterráneo y el Jordán…

Podremos juntarnos 1.000 personas, 10.000 o 100.000, pero tras la movilización (y el habitual poteo post-manifa), las consecuencias prácticas serán escasas

Desde Euskal Herria no vamos a salvar al pueblo palestino ni a lograr una solución para ese conflicto, pero quedarnos en demostraciones de solidaridad, en pedir que se detenga esta indecente matanza en streaming, en que se deje entrar ayuda humanitaria, en poner calificativos al gobierno/Estado sionista, y en que se dé cauce al diálogo, podrá servir para canalizar nuestra rabia frente a dicha atrocidad y frente al manipulador relato mediático sobre agredido-agresor, pero se quedará en eso. Podremos juntarnos 1.000 personas, 10.000 o 100.000, pero tras la movilización (y el habitual poteo post-manifa), las consecuencias prácticas serán escasas.

Podremos pintarnos en la cara la bandera de Palestina, exhibir oportunos carteles equiparando a Netanyahu con Hitler, y gritar más y más fuerte, intentando que nuestro mensaje se escuche en Palestina. Pero poco valor tendrá si, mientras tanto, seguimos manteniendo relaciones políticas, diplomáticas, económicas y culturales con la entidad sionista. Resulta, cuando menos, llamativa la comparación entre la enorme batería de medidas adoptadas en un tiempo record contra Rusia por la guerra de Ucrania y la inexistencia de medidas contra el Estado sionista por parte de los denominados gobiernos occidentales. Si se ha adoptado alguna medida, ha sido de colaboración para seguir reduciendo Gaza y sus habitantes a cenizas.

La colaboración Made in Euskadi con el sionismo en numerosos ámbitos no es nada nuevo. En estos mismos momentos en que el sionismo descarga toda su crueldad sobre millones de palestinas/os, CAF sigue fabricando tranvías para apuntalar la colonización de Jerusalén, productos Made in Israel se venden (y compran) en establecimientos locales, y diversas empresas vascas hacen negocios con empresas y entidades israelíes (el Plan de Desarrollo Industrial e Internacionalización 2021-2024 del Gobierno vasco incluye a Israel como país prioritario).

En febrero, el Baskonia recibirá diligentemente al Maccabi de Tel Aviv y el pabellón se llenará (¡no mezclemos la política con el deporte…!), y probablemente algún artista blanqueador del régimen de apartheid sionista participe próximamente en algún evento en tierras vascas. ¿No resulta llamativo que se obvie todo esto en parte de las movilizaciones que tienen lugar en nuestras calles y en el discurso de partidos, sindicatos y diversas organizaciones? ¿Cuántos mensajes hemos escuchado solicitando cortar todas las relaciones con el Estado sionista y sancionar a los responsables de la actual operación de exterminio? Han sido bastante escasos.

El aislamiento internacional y posterior caída del régimen de apartheid sudafricano es su principal referente

La campaña BDS (Boicot, Desinversiones y Sanciones) se puso en marcha en 2005. Impulsada por 173 organizaciones palestinas, constituye la principal herramienta que el propio pueblo palestino pone en manos de los movimientos solidarios con su causa. Multitud de organizaciones solidarias, asociaciones culturales, de estudiantes, deportivas, sindicatos, universidades y personas a nivel individual impulsan dicha campaña en todo el mundo, conscientes de la necesidad de cortar todas las relaciones con el Estado sionista y de acabar con su pretendida imagen de estado moderno y democrático.

El aislamiento internacional y posterior caída del régimen de apartheid sudafricano es su principal referente. La campaña BDS, impulsada en Euskal Herria por la Plataforma BDZ, nos ofrece la oportunidad de que nuestra solidaridad sea un poco más efectiva. Eso sí, nos pone frente a diversas contradicciones que es necesario afrontar. Ponerse del lado de Palestina pero de lado frente a la colaboración vasca con el sionismo no es una solución. Parte de la solidaridad vasca con Palestina tal vez necesite salir de su zona de confort... Palestina nos lo demanda. 

Ocupación israelí
Decenas de miles de personas se manifiestan en todo el Estado contra el genocidio palestino
Euskadi, Galiza y Catalunya llenan sus plazas de manifestantes contra la ocupación israelí pocas horas después de que Netanyahu haya ordenado la mayor incursión por tierra de las últimas semanas.
Cargando valoraciones...
Comentar
Informar de un error
Es necesario tener cuenta y acceder a ella para poder hacer envíos. Regístrate. Entra na túa conta.

Relacionadas

Cargando relacionadas...

CRTVG - Corporación Radio y Televisión de Galicia
A Xunta do PP remata o seu plan de control sobre a CRTVG tras escoller á súa nova directora en solitario
A xornalista Concepción Pombo substituirá, co único aval do Partido Popular, a Alfonso Sánchez Izquierdo. O Goberno de Alfonso Rueda modificou a lei de medios para que os votos do seu partido fosen suficientes para elixila.
Altri
A Plataforma Ulloa Viva cambia a súa directiva para os vindeiros anos de loita contra Altri
A veciñanza da comarca máis afectada escolleu entre dúas listas logo de non chegar a un consenso. A gañadora tratará de ampliar a súa base de socias e socios por toda Galiza e abrirá máis as portas ás grandes organizacións do país, como a CIG.
El Salto n.79
A celulosa ou a vida: xornalismo situado e loita social para frear un ecocidio
O xoves 17 de xullo esperámosvos no CS 'A Nubeira' de Vigo para presentar o último número da revista El Salto xunto a algunhas das súas principais protagonistas: as que loitan contra o macroproxecto de celulosa liderado por Altri e avalado pola Xunta.
AGANTRO
O desprazamento forzoso en Chiapas: metáfora da vida núa
Conversamos coa investigadora América Navarro sobre o desprazamento forzoso en Chiapas.
Altri
Galiza elixe o rumbo da loita contra Altri nas eleccións á directiva da plataforma Ulloa Viva
A veciñanza da comarca máis afectada presenta dúas listas separadas logo de non chegar a unha proposta de consenso. Por unha banda, concorre unha candidatura continuísta e, pola outra, unha alternativa que se achega máis o nacionalismo institucional.

Últimas

O Salto medra contigo
O Salto Galiza abre un crowdfunding para empapelar Altri
Queremos investigar os responsables políticos e empresarias do que podería ser o maior atentado ambiental da historia recente de Galiza.
Orgullo
O Orgullo Crítico enche de diversidade e de humanismo Galiza: “Transfeministas con Palestina”
Crónica visual de como unha enorme multitude encheu de diversidade o centro da cidade de Vigo.
O Teleclube
'O Teleclube' alucina no deserto con Óliver Laxe e 'Sirat'
Laxe leva o seu cuarto premio de Cannes, esta vez en competitición, polo seu novo filme que explosiona na gran pantalla.
A Catapulta
O tempo, o espazo e a poesía de Estíbaliz Espinosa
A poeta visita A Catapulta para conversar sobre o seu traballo e a súa traxectoria literaria
O Teleclube
'O Teleclube' pecha a temporada cos supervivintes de '28 anos despois'
Danny Boyle e Alex Garland volven ao mundo dos infectados que inspirou o renacemento dos 'zombis'.

Recomendadas

Medio rural
A esperanza da xestión colectiva fronte ao espolio: os comuneiros de Tameiga contra o Celta
Mentres varios proxectos industriais tentan privatizar e destruír os ecosistemas galegos, algúns grupos de veciños e veciñas organizadas fan oposición social construíndo alternativas comunitarias. Ás veces, tamén gañan ao xigante.
Feminismos
Dous anos sen reparación tras sufrir lesbofobia nun Rexistro Civil de Pontevedra cando ían inscribir a seu fillo
Un funcionario negouse a inscribir ao fillo de Antía e a súa parella. Un erro de redacción na lei trans está detrás dos argumentos que o funcionario esgrime para defender a súa actuación.
Migración
A veciñanza mobilízase para acoller migrantes tras o peche de centros de Rescate Internacional en Galiza
Tras o progresivo desmantelamento de varios dispositivos de acollida, moitos refuxiados foron trasladados a outros puntos do Estado sen aviso previo. Outros son simplemente desaloxados trala denegación da súa solicitude de asilo.
Ourense
Ourense organízase para loitar contra patrullas de extrema dereita nos barrios máis empobrecidos da cidade
A veciñanza e os movementos sociais responden ao discurso do medo promovido por Frente Obrero e sinalan a súa estratexia de criminalizar a pobreza e sementar odio en contextos de exclusión e abandono institucional.
Comentarios

Para comentar en este artículo tienes que estar registrado. Si ya tienes una cuenta, inicia sesión. Si todavía no la tienes, puedes crear una aquí en dos minutos sin coste ni números de cuenta.

Si eres socio/a puedes comentar sin moderación previa y valorar comentarios. El resto de comentarios son moderados y aprobados por la Redacción de El Salto. Para comentar sin moderación, ¡suscríbete!

Cargando comentarios...