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Pensamiento
Abecedario de Cornelius Castoriadis
De la a de Autonomía a la z de Zapping. Una introducción al pensamiento de Cornelius Castoriadis a través de sus artículos, entrevistas en prensa y textos fundamentales.
François Dosse, autor de una reciente biografía de Cornelius Castoriadis (François Dosse, Castoriadis, une vie, La Découverte, 2014, 2018), evoca una «paradoja»: ¿Cómo puede ser que un intelectual de tal «envergadura» sea hasta tal punto marginal e «ignorado» por la universidad? Celebremos más bien este «déficit de reconocimiento» institucional y mediático: es bajo estas condiciones que se desarrolla el pensamiento crítico.
Nacido en 1922, fallecido en 1997, pilar de la organización Socialisme ou Barbarie, primero trotskista y luego marxista crítico, al mismo tiempo economista y psicoanalista, revolucionario autoproclamado hasta su último aliento, este griego nacionalizado francés defendió toda su vida la autonomía.
La del cuerpo político y los individuos que lo componen. La que hay que aprender a arrancar «a las oligarquías burocráticas, empresariales y financieras» para instaurar —con la participación de la gran masa ciudadana y no únicamente del proletariado obrero— una sociedad auto-organizada, frugal, ecológica y democrática.
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Autonomía: «Es el proyecto de una sociedad donde todos los ciudadanos tienen la misma posibilidad de participar en la legislación, gobierno, jurisdicción y finalmente en la institución de la sociedad. […] Es en esto que se la puede considerar un proyecto revolucionario, ya que revolución no significa masacres, ríos de sangre, el exterminio de los chuanes [insurgentes partidarios de la monarquía que combatieron contra la I República Francesa en las regiones del oeste de Francia] o la toma del palacio de invierno».Entrevista publicada en el n° 10 de la revista Propos, en marzo de 1993
Hay una frase maravillosa de Tucídides: hay que elegir, descansar o ser libre. Y Pericles dijo a los atenienses: Si queréis ser libres, hay que trabajar. No te puedes relajar
Deliberar: «Estos tres siglos [en referencia a la Grecia clásica] están caracterizados por la participación constante, permanente, de ciudadanos en el cuerpo político. Esto no quiere decir que fuese al 100%, pero los estudios más recientes, el de Finley, por ejemplo, muestran que cuando un asunto importante era discutido en la asamblea del pueblo de Atenas, había entre 15.000 y 20.000 personas, de un total de 30.000 ciudadanos. Hay que comprender lo que esto supone. Quiere decir que había gente que salía a las dos de la mañana de Sounión, Laurión o Maratón para llegar al amanecer al Pnyx [colina donde se situaba el areópago]. Los pritanos anunciaban que el debate era abierto. Y esto lo hacían a cambio de nada. El salario eclesiástico fue introducido mucho más tarde. Perdían una jornada de trabajo y horas de descanso para participar».
(Entrevista con Chris Marker, L’Héritage de la chouette, 1989)
Disputa: «Veamos la disputa entre la derecha y la izquierda. Ya no tiene sentido. Unos y otros dicen lo mismo. Desde 1983, los socialistas franceses hicieron una política que luego el conservador Édouard Balladur continuó. Cuando los socialistas volvieron al poder, hicieron con Pierre Bérégovoy la misma política, que fue continuada tras el regreso de Balladur. Chirac ganó las elecciones de 1995 diciendo: voy a hacer otra cosa, e hizo lo mismo de siempre. Los responsables políticos carecen de poder. Lo único que pueden hacer es seguir la corriente, es decir, aplicar la política ultraliberal de moda».
Post-scriptum sur l’insignifiance, L’Aube, 1998
Elegir: «La libertad es muy difícil. Porque es muy fácil dejarse llevar. El ser humano es un animal perezoso. Hay una frase maravillosa de Tucídides: hay que elegir, descansar o ser libre. Y Pericles dijo a los atenienses: Si queréis ser libres, hay que trabajar. No te puedes relajar».
Post-scriptum sur l’insignifiance, L’Aube, 1998
El capitalismo parece haber finalmente logrado crear el tipo de individuo que le corresponde: perpetuamente distraído
Enseñar: «Si los maestros no son capaces de inspirar a los niños el amor tanto por lo que aprenden como por el hecho de aprender, entonces no son maestros. Sin esto, se puede eventualmente salir de un instituto como un animal de concurso, no como alguien abierto al mundo y apasionado por esta enorme dimensión de la existencia humana que es el saber. Si yo he podido hacer algo en mi vida, ha sido gracias a mis padres, pero también gracias a la gran suerte de haber tenido, a lo largo de la miserable educación griega de mi infancia y adolescencia, de la decena de profesores que tuve, al menos uno del que estuve en cierto sentido enamorado».
Carrefours du labyrinthe, volume VI, Seuil, 1999.
Falso: «Ya no se trata de decir que el “proletariado” está históricamente encargado de la transformación de la sociedad, cuando este proletariado se ha vuelto una pequeña minoría, ni que las “clases asalariadas” lo están, ya que hoy en día casi todo el mundo es asalariado. La transformación de la sociedad exige hoy en día la participación de toda la población, y toda la población puede ser sensibilizada frente a esta exigencia —aparte, quizás, de entre un 3 y un 5% de individuos irreformables. Hay que insistir en otra falsa idea, profundamente arraigada en los movimientos de izquierda: la idea de que los pobres gozan de un privilegio político-histórico. Es una herencia cristiana. La lógica y la experiencia histórica muestran que la idea de tal privilegio es absurda, que los verdaderos pobres estarían más bien inclinados a doblegarse frente a los poderosos».
Une exigencepolitique et humaine, 1988
Felicidad: «[Las personas] trabajan como animales en la fábrica o en la oficina durante la mayor parte de sus horas de vigilia, todo para lograr un aumento de 3% de su sueldo o un día más de vacaciones al año. Al final —y esto es cada vez menos una previsión—, la felicidad humana será finalmente consumada por un monstruoso atasco, donde cada familia verá la televisión desde su coche mientras come helados producidos por el congelador del coche. El consumo en cuanto tal no tiene significado para las personas. […] En todo el mundo, los obreros esperan impacientemente durante toda la semana que llegue el domingo. Sienten la necesidad imperiosa de escapar al esclavismo físico y mental de la semana de trabajo. Esperan con impaciencia el momento en que serán dueños de su tiempo. Y descubren que la sociedad capitalista también se impone a ellos durante este tiempo».
Quelle démocratie? Écrits politiques, tome II, éditions du Sandre, 2013
Generalizado: «Es asombroso pensar que ha habido ideólogos y escritores que se han referido a la época contemporánea como una época de individualismo, cuando precisamente de lo que hay que lamentarse actualmente es de la desaparición de verdaderos individuos frente a esta suerte de conformismo generalizado».
Post-scriptum sur l’insignifiance, L’Aube, 1998
Goce: «Un nuevo tipo antropológico de individuo emerge, definido por la avaricia, la frustración, el conformismo generalizado (lo que en el ámbito de la cultura llamamos pomposamente posmodernidad). Todo esto se ha materializado en estructuras pesadas: la carrera desquiciada y potencialmente letal de una tecnociencia autonomizada; el onanismo consumista, televisivo y publicitario; la atomización de la sociedad, la rápida obsolescencia técnica y moral de todos los productos; las riquezas que, sin cesar de crecer, se escurren entre los dedos. El capitalismo parece haber finalmente logrado crear el tipo de individuo que le corresponde: perpetuamente distraído, pasando de un goce a otro, sin memoria y sin proyecto, dispuesto a responder a todas las solicitudes de una máquina económica que, cada vez más, destruye la biosfera para producir ilusiones llamadas mercancías».
Quelledémocratie? Écritspolitiques, tome II, éditions du Sandre, 2013
La sociedad contemporánea posee una capacidad terrible para sofocar toda verdadera divergencia, ya sea haciéndola callar o haciendo de ella un fenómeno más
Historia: «No hay progreso en la historia, salvo en un sentido instrumental. Con una bomba atómica podemos matar a mucha más gente que con un hacha de piedra, así como las matemáticas contemporáneas son infinitamente más ricas, poderosas y complejas que la aritmética de los pueblos primitivos. Pero una pintura de Picasso no vale ni más ni menos que los frescos de Lascaux y de Altamira, la música balinesa es sublime y las mitologías de todos los pueblos son de una belleza y una profundidad extraordinaria. Y si hablamos desde un punto de vista moral, no hay más que mirar lo que sucede en torno nuestro para dejar de hablar de progreso. El progreso es una significación imaginaria esencialmente capitalista por la que el mismo Marx se dejó seducir».
Entrevista en La République des Lettres, junio de 1994
Intelectual: «Pienso que la verdadera función de un intelectual no es, desde luego, estar a la vanguardia de la sociedad, sino de cuestionar lo instituido, de interrogar y criticar lo que hay. No por el placer de criticar, sino porque, sin este distanciamiento de lo instituido, simplemente no hay pensamiento. »
Conferencia impartida el 31 de mayo de 1991 en el Collège international de philosophie
Kratos: «Primero está la palabra misma: democracia, Demos, Kratos. Kratos quiere decir poder, Demos es el pueblo, así que la democracia es el poder del pueblo. En la concepción griega, esto significa que, obviamente, no es el poder de una oligarquía. También significa que es el mismo pueblo el que ejerce el poder. Es decir, se trata de democracia directa. […] En el pensamiento moderno, la idea de la democracia representativa viene acompañada de lo que habría que llamar una alienación del poder, una auto-expropiación del poder».
Entrevista con Chris Marker, L’Héritage de la chouette, 1989
Limitación: «Hemos entrado en una época de ausencia de límites en todos los aspectos, y es por esto que sentimos el deseo de infinitud. Esta liberación es, en un sentido, una gran conquista. No se trata de volver a las sociedades de repetición. Pero también hay que —esto es importante— aprender a autolimitarse, individual y colectivamente. La sociedad capitalista es una sociedad que corre hacia el abismo, desde todos los puntos de vista, porque no es capaz de autolimitarse».
Post-scriptum sur l’insignifiance, L’Aube, 1998
Márgenes: «La marginalidad se convierte en algo reivindicado y central, la subversión es una curiosidad interesante que completa la armonía del sistema. La sociedad contemporánea posee una capacidad terrible para sofocar toda verdadera divergencia, ya sea haciéndola callar o haciendo de ella un fenómeno más, comercializado como el resto de cosas».
Entrevista en La République des Lettres, junio 1994
Novedad: «Abandonamos los territorios colectivos, nos replegamos a una existencia individual o micro-familiar, no nos preocupamos de nada que vaya más allá del círculo reducido de intereses personales. Este movimiento es animado por las capas dominantes; no es que haya, claro está, una conspiración, pero hay toda una dinámica del sistema. Esto es la sociedad de consumo: compre una nueva televisión y cállese; compre un nuevo modelo de coche y cállese. […] Todo esto fomenta la apatía de los individuos, todo esto destruye el espacio público como espacio de actividad colectiva desde el que la gente pueda tomar las riendas de su propio destino. »
Entrevista emitida por France Culture el 30 de enero de 1982
Oprimidos: «Contrariamente al lugar común marxista, la historia de las sociedades no es la de la lucha de clases. La mayor parte del tiempo, los esclavos, los oprimidos, se quedaron en su sitio aceptando la explotación y la opresión mientras bendecían a los zares».
La Culture de l’égoïsme, con Christopher Lasch, Climats, 2012
Poder: «La política es lo que concierne al poder en una sociedad. Siempre ha habido, hay y habrá poder en una sociedad —poder en el sentido de decisiones colectivas que adquieren un carácter obligatorio, cuya transgresión es sancionada de un modo u otro, aunque sólo sea que no matarás. […] Siempre habrá, pues, decisiones colectivas. Esas decisiones se impondrán a todo el mundo. No quiere decir que tenga que haber un Estado, pero sí un poder. Un poder que siempre ha existido —ya sea en las tribus primitivas, en las tribus descritas por el antropólogo Pierre Clastres, en las mesetas de Birmania, en China, etc. »
«La relativité du relativisme. Débat avec le MAUSS», La Revue du MAUSS, n° 13, premier semestre 1999
Regímenes occidentales: «Estos regímenes son liberales: no recurren esencialmente a la coerción, sino a una suerte de débil semi-adhesión de la población. Ésta ha sido finalmente penetrada por el imaginario capitalista: el sentido de la vida humana sería la expansión ilimitada de la producción y el consumo, el pretendido bienestar material, etc.»
Entrevista publicada en el n° 10 de la revista Propos, en marzo 1993
Más insidiosa, la impostura publicitaria no es, a la larga, menos peligrosa que la impostura totalitaria. Con medios diferentes, tanto la una como la otra destruyen la existencia de un espacio público de pensamiento
Siglo XVIII: «Y en la medida en que una teoría liberal de la constitución política se elabora y prevalece a partir de finales del siglo XVIII, ella se basa en la afirmación explícita de la imposibilidad de esta participación en las sociedades contemporáneas y en la aceptación del Estado como diferente de la comunidad política, como algo extraño a ella. […] Esta filosofía política se encuentra frente a una cuadratura del círculo: se mantiene un Estado separado del que se intenta limitar el poder, se da por sentado que los ciudadanos no pueden o no quieren, salvo excepcionalmente, ocuparse de los asuntos públicos, y al mismo tiempo se pretende fundar sobre esto un régimen que profesa la soberanía del pueblo y que se da el nombre de democracia.
A la autoorganización de la sociedad llamada civil se acaba llegando a través del mercado —siendo la dimensión esencial de la sociedad la dimensión económica—, proceso con el que la comunidad política debería evitar interferir».
La Cité et les Lois —Ce qui fait la Grèce— La création humaine, Seuil, 2008
Socialismo: «No existe el socialismo como etapa necesaria de la Historia, así como tampoco una ciencia de la sociedad que garantice su llegada y que, en manos de especialistas, pudiese guiar su construcción. El proyecto socialista es el proyecto de la creación de una nueva forma de sociedad. […] Este objetivo se puede formular en una sola palabra: la obtención de la autonomía. La autonomía implica la supresión de los grupos dominantes y las instituciones que encarnan e instrumentalizan esta dominación —en primer lugar, el Estado—, el verdadero autogobierno de colectividades, la autoorganización de la sociedad.»
Entrevista publicada en Le Monde, el 13 y 14 diciembre de 1977
Tercer mundo: «Siempre he pensado que debería haber, no tanto una síntesis posible —no me gusta demasiado ese término, que encuentro demasiado radical-socialista—, sino una superación común que combinase la cultura democrática de occidente con las etapas por venir, o que deberían venir. Es decir, una verdadera autonomía individual y colectiva de la sociedad, que conservase, recuperase y desarrollase otros valores sociales y comunitarios que subsisten —en la medida en que han subsistido— en los países del tercer mundo. Todavía existen valores tribales en África. […] Creo que es necesario que haya algo que vaya más allá, que todavía encontramos en el tercer mundo, o al menos en ciertas partes: comportamientos, tipos antropológicos, valores sociales, significaciones imaginarias, como las llamo, que podrían ser, también ellas, retomadas por este movimiento, para transformarlo, enriquecerlo y fecundarlo».
Démocratie et relativisme, Débat avec le MAUSS, Mille et une nuits, 2010
Totalitarismo: «Después del derrumbe de los regímenes totalitarios y la pulverización del marxismo-leninismo, los intelectuales occidentales en su mayoría dedican su tiempo a glorificar los regímenes occidentales como regímenes democráticos, quizás no ideales (ignoro lo que esta expresión quiere decir), pero los mejores humanamente realizables, y a afirmar que toda crítica de esta pseudo-democracia nos lleva directos al Gulag. Así tenemos una repetición interminable de la crítica del totalitarismo, que llega con 70, 60, 50, 40, 30, 20 años de retraso (muchos antitotalitarios de hoy defendían el maoísmo a principios de los años 70). Esta crítica permite silenciar los problemas candentes de nuestro tiempo: la descomposición de las sociedades occidentales, la apatía, el cinismo y la corrupción política, la destrucción del medio ambiente, la situación de los países miserables, etc.».
Entrevista en La République des Lettres, junio 1994
Victoria: «No levantarse contra la impostura, no denunciarla, es ser corresponsable de su eventual victoria. Más insidiosa, la impostura publicitaria no es, a la larga, menos peligrosa que la impostura totalitaria. Con medios diferentes, tanto la una como la otra destruyen la existencia de un espacio público de pensamiento, de confrontación, de crítica recíproca. La distancia entre las dos, por lo demás, no es tan grande, y los procedimientos de los que se valen a menudo son los mismos».
L’industrie du vide, Le Nouvel observateur, julio de 1979
George W. Bush: «Antes de la guerra [del Golfo], George Bush era considerado como un blandengue por sus conciudadanos. Ahora mismo es un héroe. Pero Estados Unidos va a encontrarse inmediatamente con verdaderos problemas internos frente a los que Bush será impotente. La crisis de la sociedad estadounidense va a continuar, con la decrepitud de las ciudades, los desgarros sociales, y el resto de cosas que se saben. También esto es lo que comienza a producirse en Europa».
Entrevista publicada en Le Monde el 19 de marzo de 1991
Y (y griega): «Cuando la gente vota, vota cínicamente. No cree en el programa que se le presenta, pero considera que X o Y es un mal menor con respecto a lo que Z fue en el periodo precedente”».
Publicado en la revista Parcours, les cahiers du GREP Midi-Pyrénées, n° 15-16, septiembre de 1997
Zapping: «La ecología es subversiva porque pone en cuestión el imaginario capitalista que domina el planeta. Ella recusa el motivo central según el cual nuestro destino consiste en aumentar sin descanso la producción y el consumo. Muestra el impacto catastrófico de la lógica capitalista en el medioambiente y en la vida de los seres humanos. Esta lógica es absurda en sí misma y conduce a una imposibilidad física a escala planetaria, ya que acaba por destruir sus propias presuposiciones. No se trata solamente de la dilapidación irreversible del entorno y de recursos no remplazables. Es también la destrucción antropológica de los seres humanos, transformados en animales productores y consumidores, en zapeadores atontados».
Texto publicado en Le Nouvel Observateur del 7-15 mayo de 1992
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Castoriadis es un iluminado e iluminador. Es un gustazo leer ideas tan claras y auténticas. "Busquemos nuestro mejoramiento dentro de nosotros mismos, elegiendo antes una dura libertad que una cómoda esclavitud" - John Milton, El Paraíso Perdido
Dan ganas de apuntarse en un blog de notas las principales ideas de cada argumento para tenerlas siempre presentes. Grandísimo artículo y grande Castoriadis.